Capítulo 15: Esto ha sido un error.
Jane
-Eso no es justo, ellos son novios -refunfuñó Juliette, a la que le había tocado beber agua del váter. En la fiesta ya no quedaba nadie normal.
La amiga se acercó a ella y le susurró algo en el oído. "Ya verás" pude leer en sus labios. ¿Sería que sospechaba de la falsa relación?
No pensaba que Elliot me fuera a besar, es decir, no llevaría la farsa tan al extremo. Seguramente se quitaría alguna prenda, los zapatos por ejemplo.
Me giré hacia el lado izquierdo, encontrándome con los grises ojos de Elliot. Di un respingo cuando sentí su mano situada bajo mi mentón, notando cómo se acercaba lentamente a mí. ¿En serio lo iba a hacer?
Cuando apenas un centímetro nos separaba, me aparté.
-Esto... tengo que ir al baño -interrumpí después de aclararme la garganta. A toda prisa me marché al baño. No necesitaba hacer mis necesidades ni nada, pero necesitaba huir de aquella situación.
Ya que estaba allí, aproveché para lavarme la cara. No quería salir, pero iban a sospechar más si no volvía a aparecer.
Sólo quería irme, pero la persona que me iba a llevar era la misma que había intentado besarme.
Joder.
Elliot
Tras poner la excusa de que Jane estaba resfriada, por eso que no había querido besarme, fui al baño para hablar con ella. Sin olvidarme de ponerme la camisa que todavía seguía húmedo. Me quedé esperándola apoyado en la pared. Necesita arreglarlo.
Nada más verla salir, la agarré del brazo y la llevé a algún lugar alejado, donde nadie pudiera interrumpirnos.
-Si no me hubiera apartado, ¿me hubieras besado? -preguntó directa al grano. No pude emplear el guión que había pensado mientras la esperaba fuera.
-Jane, era un simple juego -respondí intentando aparentar indiferencia. La verdad es que me moría por probar sus labios.
-Pero Elliot somos amigos y...
-Jane, en serio -la interrumpí-, los amigos no se comportan como tú y yo lo hacemos.
-¿Cómo nos comportamos nosotros? -preguntó. Intentaba aparentar seguridad cruzando los brazos, pero sabía que estaba nerviosa. Hacía una graciosa muesca con la nariz que la delataba. Me molestó bastante que dijera eso, ella lo sabía perfectamente.
-¿Quieres saber la verdadera razón por la que te pedí que fingieras ser mi novia? Porque nosotros no necesitamos fingir -dije sin darle tiempo a responder. Cuando estaba con ella era yo mismo. El Elliot normal, fan de una banda para nada normal.
-No has respondido a mi pregunta -farfulló cruzándose de brazos.
-Responderé a tu jodida pregunta. Sí, maldita sea, sí te hubiera besado. Llevó deseando besarte desde prácticamente que nos conocimos -exclamé sin poder contenerme. Instantes después de decirlo me arrepentí. No quería habérselo dicho así, ni en este lugar.
La había cagado.
Observé como Jane se había quedado callada. Solté una risa sin gracia y me giré dispuesto a irme, cuando Jane me detuvo. Exactamente tres segundos después me di cuenta de que unos labios se movían con fiereza sobre los míos. Sin esperar ni un instante, le devolví el beso demostrándole lo mucho que quería esto. Sus labios eran tan suaves y tan adictivos a la vez. La cogí de la cintura atrayéndola hacia mí profundizando el beso. Noté como sus dedos se entrelazaban entre las greñas de mi pelo, provocando que me estremeciera.
Si esto era besar a Jane podría vivir de sus besos toda mi vida.
No sabía cuanto tiempo llevábamos besándonos, había perdido la noción del tiempo. Jane fue la primera en romper el beso. Intentando recuperar el ritmo de mi respiración, apoyé mi frente en la suya. No pude evitar acariciar su mejilla.
Jane me volvía loco.
-No -balbuceó Jane separándose de mí. Me la quedé mirando con intensidad.
-¿Qué? -pregunté incrédulo. ¿Que quería decir con ese no?
-Esto... ha sido un error -comentó negando con la cabeza como si intentara olvidarlo.
Ese era el efecto que tenía Jane sobre mí, me podía volver loco y a la vez destrozarme por dentro. Por desgracia, el corazón quiere lo que el quiere.
-No sé ni por qué te he besado, estaré borracha yo no sé -siguió diciendo nerviosa. No se daba cuenta, pero cada palabra que decía me dañaba aún más.
-Jane, no has probado el alcohol -contesté acercándome a ella, pero puso su mano en mi pecho deteniéndome.
-Elliot, yo, no sé que me ha pasado, pero solo olvídalo -contestó colocándose el pelo detrás de las orejas torpemente. Se alejó con rapidez, pero no hice nada para detenerla.
Me había dejado claro que el beso había sido un error.
Todas las esperanzas que tenía habían quedado por los suelos. Desde el primer día que había conocido a Jane sabía que no íbamos a ser sólo amigos. En el concierto, cuando chocó conmigo, supe que ella era la chica que andaba buscando. A pesar de su dulce rostro, sabía que me iba a traer problemas y así había sucedido, ella es mi problema. Ella controla mi estado de ánimo. Su sonrisa siempre me provocaba y me sigue provocando una sonrisa, pero, al mismo tiempo, puede hundirme.
Al ver que Sawyer estaba en la barra me acerqué a él. Necesitaba a mi mejor amigo más que nunca.
-¿Qué tal estás Romeo? -me preguntó al notar mi presencia.
-¿Te has enterado de lo que ha ocurrido? -pregunté curioso.
-Si, he visto cómo os devorábais el uno al otro. Era asqueroso, iba a gritar que os fuerais a un motel, pero he decidido no arruinarte el momento. Después he dejado de mirar, echo de menos a mi novia. La quiero besar ya.
-¿Novia? -interrogué incrédulo. Sabía que se estaba viendo con una chica, pero no sabía que había llegado a tanto. Generalmente, Sawyer no quería nada serio, él iba de flor en flor. Me alegraba por esa chica que le había conseguido atrapar.
-No te voy a decir quién es. ¿Qué tal con Jane? Con ese beso que os habéis dado intuyo que van a pasar cosas -dijo poniendo una sonrisa burlona. La verdad es que habían sucedido cosas, pero no las que yo esperaba.
-Después de besarme me dijo que era un error y se marchó -respondí sin entrar en detalles. Lo prefería olvidar.
-Lo siento tío. Emborráchate o comete una locura. Por desgracia, el alcohol siempre ayuda en estos casos -dijo dándome una palmada. Todos tenemos un pasado y el de Sawyer había sido bastante malo, se la pasaba de borrachera en borrachera.
-No puedo, tengo que llevar a Jane a casa -yo era el conductor asignado y no pensaba tener una accidente. No con Jane.
-Ella te rechaza pero, aun así, la sigues protegiendo. Esa chica ha hecho que pierdas la cabeza -respondió dándome otra palmada. ¿Qué le pasaba con las palmadas? ¿Y por qué cada vez eran más fuertes?
-Dios, Jane me gusta mucho. Muchísimo. Y se que ella siente algo por mí, lo noto, pero no sé por qué no lo quiere admitir -dije resignado. Me había dado cuenta de que, cuando me acercaba a ella, se ponía nerviosa y la había pillado varias veces mirando mis labios. No veía el problema.
-Jane tiene miedo. Tiene miedo de que no quieras nada serio o de que le rompas en corazón. También de que vuestra amistad no vuelva a ser como antes. Cada mujer es un mundo -explicó. Me quede asombrado con su respuesta. Sawyer no era tan idiota como parecía.
-¿Desde cuándo sabes tanto sobre mujeres? Espera, no sera por...
-No es por Doña Barbara. Mi madre me obliga a verlo, no lo soporto -me interrumpió con rapidez.
-No iba a decir eso, pero ya lo has revelado tú solo. Cada uno tiene sus gustos. Aunque, por lo que veo, yo tengo mejores que tú -me burlé. Ni siquiera mi abuela lo veía.
-Auch -protesté al recibir otra palmada-. Me voy a ir ya a casa, intenta pasártelo bien sin mí, Sawy.
Pero estaba con su móvil, por lo que me ignoró, como siempre. Me acerqué para ver con quién hablaba. "Novia" seguido de muchos corazones era la persona con la que me ignoraba.
Con un movimiento rápido le arrebaté el teléfono de las manos. Iba a descubrir quién era su novia. Lo bueno es que Sawyer era más bajo que yo, por lo que era más sencillo. Aunque he de admitir que pegaba fuerte.
-¡Dámelo! -exclamó lanzándose a por él, pero justo lo aparté. Al ver la foto de perfil me quedé impresionado. ¿Esa no era...? Sí, estaba seguro.
-¿Y sabes si ella se ha enterado? -pregunté curioso.
-No, pero, por favor, no se lo digas. No quiero que lo sepa todavía -pidió comprendiendo a quién me refería.
-No se lo diré. ¿Y de qué habláis? ¿Quién es Margarita? ¿Y quién es Eduardo? -pregunté al cotillear su conversación.
-Del último capítulo de Doña Bárbara, Eduardo ha engañado a Margarita con Ángela -relató Sawyer emocionado y a la vez furioso. Madre mía.
-¿Y ella también es fan? Veo que sois tal para cual -me carcajeé.
-Como dos que yo me sé -respondió atrapando, por fin, su móvil.
-Por un momento me había olvidado de lo que había ocurrido. Al menos tu telenovela ha hecho que me riera un rato- comenté levantándome de la silla.
-Elliot, puedes pensarlo por el lado negativo o por el positivo. La chica que te gusta te ha besado y no estaba borracha ni drogada -dijo mientras se reía el sólo.
No pude evitar reírme. No sé si era a propósito o no, pero Sawyer siempre conseguía hacerme sentir mejor. Aunque fuera con sus tonterías.
¿Dónde estaba Jane?
La había buscado por todas partes, pero no conseguía encontrarla. Y ya me estaba asustando.
En un sofá divisé una cabellera rubia característica. Riéndose con un chico. Que estaba muy cerca de ella.
Eso solo consiguió dolerme más. Definitivamente, el amor es una mierda.
-Jane, nos tenemos que ir ya -anuncié sin mirar al otro chico.
-Si recién no estamos diviertiendo -dijo el chico. No le conocía, pero le estaba empezando a odiar-. ¿Quieres otra copa? -le preguntó a Jane. ¿Otra copa? Ay, Dios. Aunque no entendía a Jane, era ella quien me había rechazo y no al revés, yo debería estar bebiendo ahora.
-No, me tengo que ir con él. Llámame -pidió poniéndose la mano en la oreja a modo de teléfono. Al leventarse, se tropezó y estuvo a punto de caerse; pero la agarré impidiéndolo. No cómo el otro chico, que le estaba mirando el culo. No entendía por qué estaba hablando con él.
-¿Cuántas copas te has tomado? -pregunté caminando sin soltarla. Bastantes, diría yo.
-Sólo dos, pero no sabía que era, estaba muy amargo -respondió pensativa. Asentí con la cabeza. Jane no estaría acostumbrada a beber o se le subía en seguida, el caso es que tenía las mejillas sonrojadas.
Salí deprisa de la casa de Juliette, no quería encontrarme con nadie. El coche estaba aparcado en un espacio al aire libre, cerca de la residencia, por lo que no debíamos andar mucho. Cuando quedaban apenas unos metros para llegar, Jane se detuvo.
-¿Te encuentras bien? -inquirí al ver que tenía mala cara.
-Creo que voy a... -no pudo terminar la frase porque tuvo que apartarse para vomitar. Me acerqué a ella y le retiré el pelo de la cara con suavidad, para que no se lo manchase, y le acaricié la espalda.
-Efectivamente, no te encuentras bien -dije intentando aligerar el ambiente.
-Debo de estar horrible -comentó soltando una carcajada fallida mientras se incorporaba. El vómito se quedó en el jardín de Juliette pero, vamos, que seguro que debía haber muchos más.
-Sigues estando preciosa. Especialmente después de vomitar y con los ojos llorosos -comenté dándole un beso en la cabeza.
Cuando Jane se encontraba mejor nos montamos en el coche. El camino fue bastante incomodo, que la cuidara no significaba que hubiera olvidado todo lo demás. Jane iba apoyada en la ventanilla y no estaba seguro de si seguía despierta.
Después de doblar en dirección a casa de Jane no pude seguir avanzando. Iba a avisarla pero, efectivamente, estaba dormida, por lo que la zarandeé con suavidad intentando no asustarla. Después de emitir un sonido parecido a un bostezo, se giró en mi dirección.
-La calle está cortada -comenté señalándole la valla que lo impedía.
-Se me olvidó decírtelo. Están haciendo obras, llevan ya unos días -suspiró una adormilada Jane. Genial.
-Dejo el coche en mi casa y te acompaño andando, ¿te parece bien? -pregunté sin saber que hacer. Jane sólo asintió.
No tuve más remedio que ir marcha atrás y luego girar aunque estuviera prohibido. Al final, sí que íbamos a tener un accidente. Lo bueno es que era una zona residencial y no creía que la policía fuese a pasar.
Después de guardar el coche en el garaje, me dirigí a abrir la puerta de Jane. Al salir, se medio mareó y se tuvo que sujetar a mí. Estaba preocupado por Jane y ahora había que andar bastante, a decir verdad. Se tardaban como diez minutos en coche, pues andando sería como el doble.
-Jane, ¿te quieres quedar en mi casa? -inquirí. Era mejor que estar caminando a las dos de la madrugada con los tacones en la mano.
-Elliot, no quiero molestar -dijo con voz cansada.
-Tú nunca molestas. Y no pienso permitir que andes en este estado -contesté cogiendo sus tacones. Le debía de haber sentado mal el alcohol o puede que fuese su primera vez probándolo.
Me adentré por la puerta que conectaba el garaje con la casa seguido de Jane. La verdad es que me ponía nervioso estar solo en casa con ella.
Recogí todo lo que pude. Todavía quedaba la caja de pizza que trajo ayer Sawyer y que ninguno de los dos habíamos tirado. En dos días.
Genial.
-No te importa dormir en mi habitacion, ¿verdad? -interrogué abriendo la puerta. Al menos, esta estaba recogida.
-¿Y tú dónde dormirás? -preguntó desconcertada.
-En el sofá. Mi padre siempre cierra con llave su habitación. Lo hace porque, cuando era pequeño, le destrocé sin querer un cuadro que estaba colgado en la pared y tiene miedo de que lo vuelva hacer -expliqué avergonzado.
Jane se echó a reír. Yo tampoco pude evitar reírme.
Con timidez entró en mi habitación. Se dirigió a la estantería donde descansaban todos mis discos. Veía como los examinaba con admiración.
-¿Tú no estabas tan cansada? -inquirí con una sonrisa burlona. Me apoyé en el marco de la puerta.
Sólo sonrió y se acercó a mí.
-¿Me puedes desabrochar el vestido? -pidió recogiéndose el pelo.
Nervioso fui bajando la cremallera. Que por cierto, era muy larga. El vestido dejaba a la vista su sujetador. ¿Que obsesión tenía con los sujetadores negros?
No puede evitar quedarme mirando su espalda, tenía un color perfecto. Suavemente la acaricié, delineando las curvas de su cintura.
-Elliot -suspiró Jane.
Saliendo de mi ensoñación retiré mis manos de su cuerpo. Ella no quiere nada contigo, me recordé.
-Esto -me aclaré la garganta-, voy a buscarte ropa -salí deprisa avergonzado.
Rebusqué en el armario de la entrada. Todavía había ropa de ella. La alcance sin desdoblarla, olía a su olor característico. La echaba de menos. Después de dejarla en su lugar, cogí una camiseta mía sencilla y unos pantalones deportivos.
Al entrar en la habitación abrí los ojos con sorpresa. Jane estaba delante mía. En ropa interior.
Intentando no mirar, le pasé la ropa. Pero fui inútil, no podía dejar de mirarla. Se veía tan jodidamente sexy.
Se puso la ropa, el pantalón le quedaba bastante ancho. Después de vestirse se metió dentro de la cama, no se por qué me estaba mirando dubitativa. Me dispuse a abandonar la habitación cuándo Jane me detuvo.
-¡Elliot, espera! -al ver que me giraba prosiguió-. No voy a dejar que duermas en el sofá.
-Pero...
-No es pregunta.
-Eres tan cabezota -dije negando con la cabeza aunque no pude reprimir una sonrisa.
Me fui al baño a ponerme mi pijama que consistía en unos pantalones sencillos. ¿Quién iba a decir que la noche iba a acabar así?
Al salir del baño vi que Jane se había quedado dormida. Realmente estaba agotada. Me metí en la cama separándome lo máximo posible de ella, pero la cama era pequeña para dos personas.
-Elliot -susurró girándose hacia mí. No podía pensar con claridad con los labios de Jane tan cerca. Con su cuerpo tan cerca, en general.
-¿Sí?
-¿Por qué me sigues cuidando a pesar de lo del beso? -preguntó Jane sin saber cómo expresarlo.
-Porque me importas.
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Buenas, criaturitas del señor, al habla Nina.
Hasta aquí el capítulo 15, ¿qué tal estuvo? No se cuanto tiempo hemos estado sin subir, esto de no tener Wi-Fi es un asco.
PREGUNTA 1: ¿Quién quiere matar a Jane por decirle eso a Elliot? (Yo me apunto.)
PREGUNTA 2: ¿Vosotros veis telenovelas, como Sawyer?
PREGUNTA 3: ¿Creeis que Elliot olvidará a Jane o la intentará conquistar?
Y eso es todo, ¿no notáis cómo las vacaciones se van acortando más y más? :(
De momento, eso es todo
Se despiden LittleDreamersCM
Besos xx