Anxiety | Max Verstappen

By montxee

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El mundo da un vuelco cuando la primer mujer en la Fórmula 1 se hace presente en el Paddock. Camille Watson... More

Personajes
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
FOTOS
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 12.5
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51

Capítulo 48

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By montxee

"Hay más premios que un simple trofeo"

Recomendación: Reproduzcan The Walls de Chase Atlantic cuando se los indique, mejorará su experiencia de lectura.

🔥🔥🔥

CAM'S POV:

—Deberíamos irnos de aquí...

Su respiración caliente impactó contra mi cuello.

—¿Dónde sugieres, linda?— un rastro de besos húmedos que descendían por mi cuello, revolviéndome el estómago en el camino.

Tragué saliva tratando de lubrificar mi garganta que estaba quedándose seca.

—No... no lo sé, solo no aquí.

—Tu eres la que tiene el volante, llévanos a donde gustes— había algo en su tono de voz que hacía que sonara triplemente atractivo a lo usual, tal vez era el tono ronco con el cual lo dijo, o tal vez solo estaba comenzando a sentirme acalorada.

No tardé en encender el motor del auto.
Un sentimiento de desenfreno me invadió por completo.

—No sé si pueda aguantar al hotel para poder besarte de nuevo.

—¿Quién dijo algo de un hotel?— en el momento que salimos del Paddock, aceleré el auto, comenzando a conducir lo más lejos posible de ese lugar.

Comiencen a reproducir la canción

Su mano estaba aferrada a uno de mis muslos, subiendo peligrosamente hasta llegar al dobladillo de mi falda.
Sentí sus dedos jugar con el elástico de mis bragas.

—Max...— tuve que ahogar un gemido al sentir como simplemente las jalaba por abajo de mis piernas.

—¿Sabes una cosa? Cuando te vi quitarte ese casco, por mi cabeza cruzaron un montón de maneras de hacerte sentir que hay mejores premios que un simple trofeo.

Presioné el freno tan repentinamente que casi chocamos con el tablero del Mercedes.

—Sabes bien que no son simples trofeos.

—Estoy al tanto, pero estamos hablando de algo palpable y físico. En cambio, la sensación de la victoria es algo distinto, eso lo sabes.

—Yo...

Sentí sus dedos comenzando a deslizarse entre mis pliegues, haciéndome perder la poca cordura que quedaba en mí.
Esto no sería una pelea.

Al menos no una donde alguien salga herido.

Estacioné el auto donde parecía que había nulo movimiento vehicular y peatonal.
Subí los vidrios para después apagar el auto.

Con un movimiento rápido me posicioné encima suyo, arrancándole un ronco gemido.
Me detuve a analizar sus facciones, sus ojos se veían de un azul más oscuro a lo usual, su mandíbula estaba totalmente tensada, sus labios estaban entre abiertos, expectantes a mi siguiente movimiento.

Estampé mis labios contra los suyos, acción que le provocó un ronco gemido a Max.
Su pecho presionaba el mío, podía escuchar nuestros latidos unirse en un solo.

Recliné el siento dándonos más espacio.

—Tenerte bajo mío era todo lo que necesitaba— comienzo a descender por su cuello, desabotonando la camisa blanca.

Schatje...

Mis manos recorren cada centímetro de su cuerpo, dejando ocasionales besos húmedos en su cuello, pecho, abdomen y clavícula.

—¿Qué? ¿Necesitas algo, Max?

Usualmente no me gusta tomar la actitud dominante, pero después de la carrera de hoy y todas las emociones que traigo amontonadas, me gustaría probar algo nuevo.

Empezando por el hecho que jamás lo había hecho en un auto.

—Camille...

Tenía la sensación que iba a decir algo, pero su oración fue callada por el toque de mis manos en su entrepierna.

Además, desde la mañana que lo había visto con la toalla alrededor de su cadera, me había hecho un sin fin de ideas que estaban comenzando a tomar forma.

Dejé un último beso en su pelvis, comenzando a bajar el cierre de su pantalón.

—Déjame ayudarte con eso— sus manos bajan hasta el dobladillo del pantalón, pero inmediatamente las aparto.

—No.

Max parece confundido, pero cuando masajeo su miembro por encima de la tela, lo único que emite su boca son jadeos entrecortados.

—Tengo la impresión que necesitas algo, ¿No es así?

—Cam, no voy a pedírtelo.

—¿Ah no?— me posicioné entre su regazo, con las rodillas a cada lado de sus piernas.

Ahogó un gemido, sus manos bajaron hasta mis caderas, sosteniéndolas con fuerza como si en cualquier segundo fuera a desvanecerme.

—Me dijiste que tenías ganas de besarme desde que me viste quitarme el casco. Pero yo tengo ganas de besarte desde que desperté. Desde que te vi recién salido de la ducha— comencé a restregarme contra su entrepierna, su cabeza se hizo hacia atrás, sus manos apretaron mi trasero.

—Esto no se trata de una competencia— su respiración era entrecortada, su pecho subía y bajaba, tanto que les costaba hablar.

—Todo es una competencia, nos dedicamos a eso, por eso vivimos, amore— me encargué de retirar sus pantalones—Así que te diré esto una última vez, Emilian. ¿Qué necesitas?

—Yo... Solo no me tortures más.

Sonreí, haciendo mi cabello hacia atrás.
Montándome sobre su miembro, arrancándonos un gemido sonoro a los dos.

Tuve que quedarme un segundo quieta para analizar si lo que estábamos a punto de hacer era correcto o no.

Pero me di cuenta que no hay nadie pasando alrededor, el sol está comenzando a ponerse y lo mejor de todo es que los vidrios son polarizados.

Así que al diablo, al diablo todo.
Al diablo los escondites, al diablo el silencio, al diablo mis estupidos celos.

Max recargó su cabeza sobre mi hombro cuando comencé a moverme, dando suaves brincos, que después fueron reemplazados por el rudo vaivén de nuestras intimidades chocando una contra la otra.

—Escúchame bien Max. Sé que estamos tomándonos un tiempo, pero eso no quiere decir que deje de desearte todo los días. Sigo pensando que soy tuya— hice una pausa para poder acomodarme sobre sus piernas— Y tú eres mío.

Sus manos apretaron con fuerza mi trasero, apegándome mas a su cuerpo si es que eso era posible.

Sus manos viajaron hasta mis mejillas, devorando mis labios con furor, con necesidad, con una lujuria indescriptible.

Sus labios recorrieron todo mi cuerpo, acariciando cada centímetro, besando cada esquina.

—Dios mío Camille...

Es excitante escuchar la forma en que grita mi nombre, como si fuera el único existente.
La manera en que me siento poseedora de este momento y que nada podría arruinármelo.

Arqueo mi espalda al sentir que el repentino cambio de movimiento golpea un punto especial dentro mío.

Su lengua traza un camino desde mi cuello hasta el valle de mis pechos.
Puedo sentir mi clímax cerca y algo me dice que él también.

Mis manos se aferran a su cabello, sin dejar de besarnos.

Cuando ambos terminamos, tuve que respirar una última vez y arquear mi espalda para poder descongelarme del penetrante momento.

Los vidrios están empañados y el ambiente se siente notoriamente caliente.

—Está faceta tuya, Dios...— deja besos suaves repartidos por todo mi rostro.

—¿Te gusta?

—Te estaría mintiendo si te digo que no.

—Bien, no planeo olvidarme de ella.

Vuelvo a sentarme en el asiento de piloto, tratando de acomodar mi cabello.

Busco mi celular en mi bolso, necesitaba ver si el equipo no estaría buscándome.

Siete llamadas perdidas de Mick, cuatro de Lewis y dos de Toto, seguidas de un montón de mensajes.

Mierda.

—¿Todo en orden?— pregunta mientras acomoda su pantalón.

Otra llamada de Toto vuelve a entrar al celular, haciendo que sienta todo el cuerpo petrificado.
Hago una seña a Max para que no haga ruido, contestando la llamada lo más rápido posible.

—Toto...

—¿Acaso ya sabías de esto y decidiste no contármelo?— su voz suena exasperada, su tono era alto, casi gritando, claramente está molesto.

—¿De qué hablas?

—Es una noticia sumamente decepcionante, Camille, ¿Dónde estás? ¿Por qué no me dijiste antes? Tuve que enterarme por un ingeniero y no por ti.

Sentía que en mi cabeza se hacía un revoltijo de pensamientos.

—No sé a qué te refieres Toto, por favor ilumíname.

—Lewis.

—¿Qué pasó con él?

—Va a retirarse al final de esta temporada.

Sentí que dejé de respirar.

****
Nuevamente, apuesto que no se esperaban ese final.
Este capítulo es corto porque entré un pequeño bloqueo escritor, pero esta idea la tenía guardada hace rato.

Cumplí sus deseos e hice la continuación hot del capítulo anterior, aunque no tan subida de tono porque le temo a Wattpad y sus nuevas normas.

Además seguí su consejo que alguien dejó en los comentarios de Tiktok para que Cam le dijera a Max que es suyo
Pero va a quedar así🤡

Que cardiaco final, ¿Qué creen que pase en el siguiente capítulo? Lxs leo👀

Cami toda tiesa sintiendo los dedos de Max mientras conducía:

Camille la menos competitiva cuando Max le dijo que hay mejores premios que un trofeo:

Max y todxs cuando vimos la faceta dominante de Cam:

Alexa al siguiente día cuando vea que Max viene todo marcado:

Max tratando de mantener la calma después que Cam le dijera que es suyo:

Cam viendo que el coitito de celebración se volvió coitito de celos:

Ustedes leyendo el final del capítulo:

Cam cuando Toto le dijo que se quedaba sin su consejero y hermano mayor:

Pareciera que a mi nada más me gusta darle desarrollo de personaje a Camilita.

En este capítulo hubo lágrimas cayendo por las rodillas de Camille, el siguiente capítulo serán lágrimas cayendo por sus mejillas😃

Me di cuenta que cada que Max y Cam hacen lo suyo pasa una desgracia:
La primera vez, Kelly se interpuso en su relación.
La segunda fue después que Mick besara a Cam y Max se fuera del club.
La tercera fue cuando Christian llegó a decirle a Max que su relación con Cami valió madres.
La cuarta, esto que acaba de pasar.
Les juro no es a propósito😭

120 cometarios y 260 votos para desbloquear el siguiente capítulo🤓

Nos vemos😽😽

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