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A medida que los días y las noches pasaban, Charlie estaba cada vez más desesperada por su alma gemela.
Incluso al cambiarle las vendas, darle tónico celestial y comida, casi no mejoraba. En todo caso, su salud parecía declinar.
Desesperada, en contra de los deseos de su padre, se coló en su oficina personal, donde se guardaba una antigua colección de tomos médicos. Habiendo sido recopilado desde su caída, era grande y abundante, desde lo antiguo hasta cada nuevo lanzamiento de médicos pecadores, nacidos del infierno y los escasos panfletos cortos de los ángeles.
Agarrando el primero, los pocos bajo la categoría detallada de ángeles, los guardó debajo de su camisón. Si la descubrieran, su padre no estaría contento y podría quitárselos, diciendo que ya los había revisado.
Al regresar a su antigua habitación y tomar asiento en el suelo, los folletos se desplegaron y extendieron ante ella, leídos por la linterna de su teléfono infernal. Guiada por su ardiente determinación, impulsada aún más por los gemidos bajos y la respiración entrecortada de Cor, sus ojos rubí recorrieron el texto.
De vez en cuando, examinaba un pergamino robado. Había muchas cosas que ella no sabía y que podrían estar ayudando a Cor. ‘En lugar de usar un tónico celestial, cambiarlo por una planta de cúrcuma, que se puede usar con agua o aceite de coco. Una vez formada una pasta, se puede aplicar directamente a las heridas’
Otro pasaje sobre la menta le llamó la atención. Conociendo el amor de su padre por el té, sabía que tenía que haber algunas bolsitas de té a su alrededor. Una vez elaborado y bebido, podría ayudar a reducir la temperatura corporal del bebedor, lo que puede ayudar a aliviar algunos síntomas de la fiebre.
Charlie encontró varias notas sobre lo que podría funcionar, juntó los panfletos y salió del dormitorio, solo para encontrarse con el rostro familiar de su padre.
ーDuckie... ー Su mirada se posó con tristeza en los folletos que tenía en las manos. ーYa los miré. No tenemos idea si podrían funcionar. O, si algo podría empeorar las cosas para Cor.
ーNecesitamos intentar algoー, dijo, frustrándose. ーTengo una lista de cosas para probar, papá. ¿Puedes tú o mamá estar con ella? Voy a hacer un viaje al mercado.
ーQuédate con Cor en caso de que se despierte, Charlieー, continuó Lucifer, apareciendo frente a ella. ーConseguiré todo- ー Su mirada recorrió la larga lista. ーPlumas, no todas estaban en los folletos.
ーTambién hojeé una guía para pecadores recién nacidosー, suspiró la princesa. ーDecía que el mejor intento de introducir al pecador en la comida del infierno es a través de una comida familiar, algo que su cuerpo reconocería de forma segura. Y Cor, mientras dormía, soñaba con cocinar con una señora. No reconocí mucho de ello, pero hice lo mejor que pude. Se parecía un poco a la sopa de pollo de mamá.
ーVamos a intentarloー. Lucifer casi podía ver el cansancio y la ardiente desesperación en la mirada de su hija. ーY sigue intentando alimentarla con comida celestial también, solo como precaución. Volveré lo antes posible. Si ayudas a Lilith a preparar la comida, puedo hacerle el vendaje.
Con un movimiento de cabeza, Charlie asintió, aferrándose al último rayo de esperanza que le quedaba.
Su padre sólo tardó una hora en regresar del mercado cargado con varias bolsas pesadas.
Lucifer dejó a Charlie trabajando con su madre y se dedicó a cuidar a la joven que se desvanecía. Habiendo ido a buscar el mismo folleto que había leído su hija, el rey hizo algo que nunca antes había hecho: orar. La mayoría de estos folletos no fueron escritos por él. En su lugar, por pecadores humildes que plantearon la hipótesis de lo que podría funcionar.
Limpiando suavemente sus heridas inflamadas con un recipiente con agua salada y secándolo con palmaditas, se mezclaron la cúrcuma y el aceite de coco y se aplicaron suavemente contra los parientes febriles. De vez en cuando, Cor temblaba y gemía, lo que le hacía susurrar suavemente, intentando calmarla, como lo haría si fuera su hija.
Después de terminar de envolverla con las vendas y darle el mismo tratamiento a la cicatriz sobre su ojo, Lucifer dejó a la joven dormir. Dejaría que Charlie intentara convencerla de que bebiera el té de menta. Cor parecía mucho más receptiva con su hija que con Lilith o él.
…
Cinco días después, mientras los cielos del infierno brillaban con tonos púrpura, naranja y rojo, Vaggie se despertó parpadeando. Ya sin fiebre, encontró que la habitación se enfocaba a su alrededor, con la mente semicoherente.
La joven, que una vez se había presentado como Charlie en medio de su confuso estado de alerta, estaba sentada en una mecedora. Le habían echado una manta encima y dejado una almohada debajo de su cabeza. Su pecho subía y bajaba suavemente, el cabello rubio formaba una cortina alrededor de su rostro. Pero, como si tuviera un segundo sentido, se despertó de golpe. Con la mirada rojiza aún adormecida, le tomó un momento darse cuenta de que el ángel caído estaba despierto.
Rápidamente, arrojando la manta a un lado, se dejó caer al suelo, con una brillante sonrisa llenando sus rasgos.
ー¡Cor!ー Sus labios casi parecieron zumbar mientras lo hacía. ー¡Me alegro mucho de que estés despierta! ¿Cómo te sientes? ¿Tienes algún dolor?
Con el rostro arrugado, Vaggie quiso responder. Podía recordar haber copiado los gestos de mamá hasta que coincidieran. Y ella había hablado cuando- antes de que todo estallara. Pero sentía como si tuviera la lengua atada, siendo imposible de mover.
ーEstá bien.ー La mirada de Charlie se amplió cuando notó las posibles lágrimas y levantó una mano. Rápidamente, casi tropezando, apareció con el tablero y el pergamino y se los tendió. ーUsa estos Cor. ¿Qué necesitas decirme?
Agarrando el utensilio de escritura, un bolígrafo alargado que tenía que ser sumergido en un líquido negro, dibujó un dibujo tosco, recordando un sueño de antes. Había sido ella quien ayudó a mamá a preparar la sopa de gallina india, algo que pasó varios meses enseñándole a decir. A pesar de que le llevó casi el triple de tiempo, se había mostrado inflexible en que se le permitiera ayudar.
ーMamá y papá están a punto de servir la cena.
Charlie miró por encima del hombro por un momento, sonriendo. Detrás de ella, otra persona se agachó. Por un momento, él asintió y desapareció.
Casi vibrando, la joven eligió esta vez el tablero, sacando lentamente cada letra.
Había colocado las letras en su lugar, con la mirada siempre paciente como antes. ‘¿Cena?’
El mero pensamiento la hizo asentir. Pero también preocuparse. Apenas podía sentarse completamente sin apoyo. El ángel no sabía cómo saldría de allí.
Rápidamente, casi sorprendiendo a Vaggie, Charlie se acercó y la levantó suavemente, con pequeñas oleadas de remordimiento por sus ocasionales muecas y silbidos. Con cuidado, empujando la puerta para abrirla, por primera vez desde que ella despertó, salió del pequeño dormitorio.
Al caminar por la casa, la encontró luminosa y colorida. Los largos pasillos fluorescentes y ásperos palidecían en comparación. Sintiéndose como si fuera un hogar acogedor, parecía alejar la frialdad persistente de su tiempo en el otro lugar. No había observadores mirando, equipadas con lanzas, listas para apuñalar a la gente para que se moviera más rápido, cuando la pereza y las manos ociosas dejaban espacio para la obra del diablo.
Con ternura, como si fuera lo más importante de ese lugar, Charlie la sentó en una silla acolchada. Incluso con el esfuerzo por calmarse, Vaggie no sintió ningún castigo posible, con la cabeza apoyada en la almohada debajo de ella.
Charlie acercó una silla a ella, se sentó y tomó su mano. Rápidamente, con cada burbujeo, un único mensaje mostraba quién era quién.
Su padre, un demonio de baja estatura, estaba de pie junto al fregadero, llevando un brazo lleno de platos hasta la mesa. Sus ojos resplandecientes parecían casi brillar cuando sus miradas se encontraron. Con ternura, le tendió dos cuencos de diferentes colores.
Miró hacia la derecha, hacia el azul claro, que estaba colocado frente a ella. El otro, de color rojo rubí, fue colocado en el lugar de Charlie. Rodeándola, tomó asiento al otro lado, dejando un lugar para la mamá de la princesa.
La mamá de Charlie, un demonio más alto, se acercó y le hizo señas. Charlie, tomando el suyo y el de Vaggie, se los entregó. Unos minutos más tarde, regresó con dos tazones llenos de sopa humeante. El más pequeño fue colocado frente a Vaggie y el rojo frente a Charlie.
Gentilmente, recordando sus modales, se llevó la mano a la barbilla y la bajó. Los tres se quedaron mirando por un momento antes de que Charlie parpadeara, tratando de conectar los puntos.
ーGracias… ー Repitió las palabras lentamente, copiando su acción. ーEsto- ー Repitió con la cara iluminándose. ーSignifica gracias.
Vaggie asintió y sonrió.
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