Lo que en ti veo

Da agc130411

34K 3.7K 7.9K

Amelia es una chica que por circunstancias de la vida y por haber crecido sin un padre, se crió en la calle r... Altro

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59

39

494 45 189
Da agc130411

Estaba en sus manos y no había escapatoria si quería recuperar a su madre y para ello tenía que acatar sus órdenes.

  - Este es el plan que tengo para usted... - Hablaba dando vueltas por la bodega en la que se encontraban.

  - Hable ya, quiero sacar a mi mamá de aquí.

  - Necesito unos documentos que son muy importantes y están metidos en una caja fuerte. - Empezó a explicar Zafiro.

  - ¿Y por qué yo?

  - El Hierro dice que usted es experta para ese trabajo.

  - Es en la casa de Zahara de la Sierra, ¿La conoce? - Preguntaba Sebastián con sarcasmo.

  - Yo no voy a entrar ahí. - Le respondió Amelia.

  - Creo señorita Ledesma que usted no está en condiciones de poner las normas.

  - Es la casa de Luisita.

  - Es perfecta, a Luisita la tiene suspirando...,está enamorada..., jamás dudaría de usted, es más, le robaría en sus propias narices y no sospecharía nunca.

  - A mí lo que pase con esa abogaducha me importa un reverendo pepino, es más se la regalo.

  - ¿Y todo el amor que decía tenerle?

  - Si yo he estado con Luisa Gómez es por todo lo que había detrás de ella.

  - ¿Por su dinero? - Preguntaba La Diabla.

  - ¿Por qué los pobres sois tan simples? - ¡No! Dinero no, ¡Poder! Lo que necesito es el poder que tienen las empresas Gómez, la familia a mí me da igual, ese viejo de Marcelino, la idiota de Manuela y sus estúpidas hijas, puede quedarse con todos.

  - Usted me trae esos documentos, suelto a su mamita y todos felices - Decía Zafiro con los brazos cruzados.

  -¿Y Luisita, qué va a pasar con ella?

  - No sé, a Luisita se la puede llevar a Punta Cana si quiere, desde aquí les deseo toda la felicidad del mundo. - Respondió Zafiro abrochándose los gemelos de su camisa.

  - ¿Entonces qué? - Preguntó el mafioso.

  - Necesito saber que mi mamá está bien antes de tomar una decisión.

  - Amelia... qué dolor, ¿no cree en mi palabra?

  - Es un miserable, no tiene escrúpulos.

  - Usted tampoco es una santa, por eso le dicen Diabla ¿No?

  - Para que vea que no soy tan malo, la voy a dejar que vea a su mamita. - Contestó haciéndole una señal a sus matones para que la llevaran al lugar que tenían encerrada a Devoción.

En ese momento y de malas maneras casi a rastras la llevaron para que viera a su madre y la obligaran a tomar una decisión.

  - ¡Mamá! ¡Mamá! - Gritaba Amelia al tener de frente a su madre.

  - ¡Hija! ¿Amelia, estás bien?

  - Mamá no te preocupes por mí, te juro que te voy a sacar de aquí.

  - Amelia no hagas nada, hazles caso por favor en lo que te digan, por favor te lo pido hija.

  - Mamá te prometo que voy a solucionar todo, te lo juro mamá. - Respondía la morena queriéndose escapar de las manos de los matones para ir a abrazar a su madre.

  - ¡Ameliaaa! - Gritaba Devoción llorando.

  - ¡Mamá mírame! Te juro que te voy a sacar de aquí. - ¡Suéltenme! Te lo juro mamá. - Le dijo Amelia por ultima vez antes de que se la llevarán de nuevo.

Al estar de nuevo frente a Zafiro seguía pensando una respuesta para darle pero antes tenía que asegurarse de que su madre estuviera fuera de peligro.

  - No voy hacer ningún movimiento hasta que no suelten a mi mamá.

  -¿Y quién me garantiza a mí que después de que suelte a su madre usted va a cumplir su parte del trato?

  - Mi palabra. - Contestó Amelia mirándolo fijamente.

  - Ja, ja, ja qué buen sentido del humor, cada vez me cae mejor, es más, si sigue así le voy a entregar a su madre sin un solo rasguño.- Dijo irónicamente riendo frente a sus matones.

  - Voy a estar en la casa mañana, cuando llegue al sitio que uno de sus hombres lleve a mi madre a un lugar público y que todo el mundo la pueda ver.

  - Sí eso puede pasar, podemos llevarla pero ¿Quién me garantiza a mí que cuando haya soltado a su madre usted tenga esos documentos en su poder? - Preguntaba Sebastián.

  - Una fotografía del teléfono, cuando me disponga a sacar los documentos de la caja fuerte yo me tomo una foto y se la mando y en ese momento ustedes sueltan a mi madre.

  - ¿Y yo le mando una foto soltando a su mamita? - Contestó riendo para burlarse de ella.

  - No, no se moleste, alguien de confianza va a estar ahí para comprobarlo. En el momento que suelten a mi mamá y sepa que está completamente a salvo procedo con el robo y cuando tenga los documentos se los mando a donde usted pida, eso sí, que sea un lugar más agradable y mejor que este donde me puedan matar sin que nadie lo vea. ¿Si me entiende?

  - Ajá.

  - Si esas no son las condiciones no hay negocio y si es ese caso máteme ahora mismo porque desde ya le advierto que no voy a ceder.

  - Perfecto. - Contestó Zafiro.

  - ¿Acepta mis condiciones?

  - Aceptadas.

  - En otras condiciones de la vida usted y yo nos habríamos llevado tan bien...

  - En otras condiciones de la vida señor Fernández, lo habría matado.

  - ¿Sabe lo más irónico de la vida? Que usted es lo que es gracias a mi.

La diabla se levantó de la silla para  mirarlo con desprecio y en ese momento sabía que lo tenía todo perdido pero debía hacer esa última vuelta en la que confiaba que todo saliera a su favor y pudiera acabar con toda esa pesadilla en la que estaba metida.

  - Espero que después de esto nos deje en paz y no sepa nada más de usted. - Le dijo Amelia con la mirada llena de rabia.

  - No se preocupe que será la ultima vez que sepa algo de mi. - Respondió Zafiro.

  - Como siempre es un placer hacer negocios con usted Diabla. - Dijo sus últimas palabras antes de marcharse ajustándose el nudo de su corbata mientras que le vendaban los ojos de nuevo.

Cuando ya no la tenía de frente Zafiro llamó al Hierro para informarle de los últimos acontecimientos.

  - Hierro, ya está todo listo para el robo, dígale a la Tuerta que haga su trabajo desde la cárcel y vístase de negro porque a La Diabla la matan mañana.

  - No creí que la fueran a encontrar tan pronto Zafiro. - Respondió el Hierro al otro lado del teléfono.

  - Su madre ayudó mucho al trabajito para encontrarla.

  - Supongo que ya la tiene en sus manos.

  - La Diabla está entrando derechito a su muerte.

Y así lo hicieron, la soltaron en el mismo lugar en que tuvieron la cita y a partir de ese momento todo lo que hiciera era a contrarreloj porque su madre estaba en peligro, quería contarle la verdad a Luisita y tenía que terminar con todo antes de que Zafiro les hiciera daño a ambas.

  - Ni se te ocurra llamar a la policía o hacer algo parecido a escaparte porque ya sabes lo que le pasa a tu madre. - Le dijo el Rata al estar frente a ella cuando la bajaron de la furgoneta.

  - Ella no tiene nada que ver con todo esto.

  - Tú misma sabes que de tí depende que la soltemos.

La Diabla con mosqueo se soltó de sus manos y se fue del lugar para empezar a preparar la vuelta que iba a definir su vida.

Llegó al lugar en donde empezaba todo y con rabia fue a buscar al miserable que siempre le arruinaba la vida.

  - Hombre Diablita qué gusto verte, pensé que ya estabas muerta. - Respondió Cachorra cuando se la encontró dentro del Scorpio.

  - Para tu desgracia todavía sigo viva. ¿Dónde está el Hierro?

  - Uuuhh tranquila, baja esos humos. - Contestó levantando las manos.

  - ¿Dónde está el Hierro? - Dijo de nuevo gritando con los ojos llenos de rabia y agarrando el cuello de su chaqueta.

  - Está en su oficina.

Fue dentro a buscarlo y a darle su merecido por haberla engañado, pegó un puñetazo a la puerta y se puso frente a sus narices.

  - Te dije que nos volveríamos a ver. - Contestó el Hierro desafiante.

  - Eres un miserable, desgraciado, poco hombre. ¿No te cansas de arruinarme la vida? - La Diabla le agarró por su camisa y tumbándole sobre la mesa de su escritorio le apretaba el cuello para ahogarlo.

  - Nadie puede contradecir a Zafiro y había que hacer esta vuelta.

  - ¿Tanto te cuesta perderme Hierro?
Te dije que quería cambiar de vida y mandar al demonio todo esto.

  - No te puedes ir tan fácil, todavía te queda el último golpe que dar.

  - Desgraciadamente para mí pero quien ríe el último ríe mejor y en algún momento nos veremos las caras para que me pidas perdón. - Dijo la Diabla tirándolo al suelo.

  - Eso ya lo veremos. - Le contestó el Hierro tosiendo aliviado por estar fuera de las manos de la morena.

  - Dame los planos del lugar. - Habló de nuevo La Diabla.

El Hierro se levantó del suelo y abrió el armario donde tenía siempre los planos de las vueltas que hacía.

  - Te deseo suerte Diabla y que salgas viva de ésta. - Dijo el Hierro con una sonrisa fingida.

Con rabia La Diabla le quitó los planos del lugar de las manos y se marchó pegando otro portazo en la puerta como siempre hacia cada vez que abandonaba el Scorpio.
 
Llegó a casa de Marina para contarle todo el plan y enseñarle los planos de la casa en la que iba a robar.

  - Diabla, eso es una locura, es la casa de tu novia. - Decía Marina en voz alta aconsejando a su amiga.

  - ¿Y qué quieres que haga Marina? Me tiene en sus manos y mi mamá está de por medio, tengo que hacerlo.

  - ¿Sabes que es una trampa verdad?

  - No puedo arriesgarme.

  - Tengo que llamar a Luisita, debe de estar esperando mi llamada. - Le dijo a Marina mientras que daba vueltas por toda la casa.

En ese momento Luisita se encontraba de nuevo en la cárcel explicándole a María la dificultad de su caso para sacarla de alli.

  - Anoche no pude traerte el cepillo de dientes ni las cosas que me pediste y hoy sólo me dejaron meter una ropa de muda y unas pequeñas gasas para que pudieras refrescarte. - Hablaba la rubia que miraba a su hermana preocupada.

  - Luisita, ¿Cuándo me podré ir de aquí? Hay unas mujeres espantosas y horribles allá afuera.

  - Yo lo sé, yo lo sé pero no va a poder ser antes de mañana.

  - ¿Qué? ¿Cómo que hasta mañana? Yo no puedo aguantar ni un segundo más aquí.

  - María, los exámenes de sangre que te hicieron mostraron que sí habías consumido drogas y que estabas conduciendo bajo sus efectos, eso no es tan sencillo.

  - María escúchame, yo necesito saber qué tan grave es tu problema.

  - Ya te lo dije anoche Luisita, eso fue un error. - Contestaba María esquivandole la mirada.

  - María créeme que estoy haciendo todo lo posible para sacarte de aquí pero no es tan fácil.

  - ¡Luisita fue un error! - Volvió a contestarle alterada.

  - ¿Cocaína un error María, un error? - Le regañaba su hermana.

  - Ay Luisita ya, ya, eso no es lo importante, lo importante es que me saques de aquí. - Decía la castaña frotándose las manos por la cara con agobio.

  - Ay hermana, te lo prometo que voy a hacer todo lo posible para que se adelante el juicio, ¿Ok? - Decía Luisita agarrándole las manos.

  - Gracias. Oye, ¿Y Gonzalo todavía está encerrado?

  - Bueno, él no iba conduciendo así que lo tendrían que haber soltado anoche pero el oficial me dijo que todavía está aquí.

  - Ay no.

  - No te preocupes que yo me voy a encargar de él.

  - Perdón, de verdad perdóname Luisi, no quiero ni pensar cuando se entere papá.

  - Ay María... De todo corazón espero que todo salga bien porque otro problema más en la familia y papá no lo resistiría. - Hablaba Luisita preocupada.

  - Ojalá Luisi.

  - Luisita, Nacho me odia y no lo puedo culpar. - Contestó la castaña llorando al acordarse del detective.

  - María, ha tenido que ser muy difícil para él enterarse de cómo fueron las cosas sobretodo de que estabas con Gonzalo.

  - Él cree que lo estaba engañando con él.

  - ¿Él te lo dijo? - Preguntó Luisita.

  - Lo supuso, es que ni siquiera me dio la oportunidad de convencerlo de lo contrario.

  - Ay hermana, ¿Por qué, por qué pasó todo esto?

  - Nacho pasaba mucho tiempo fuera, no me dedicaba tiempo y yo siempre estaba sola, teníamos peleas y cada vez más distanciados, llamé a Gonzalo para tomar unas copas y ahí pasó todo.

  - Lamento tanto todo esto... - La rubia intentaba consolarla.

  - Yo sabía que todo esto iba a terminar, lo sabía  pero no así, él odiándome.
 
  - ¡Ah! Luisita necesito un favor tuyo, ¿Puedes llamar a la oficina para decir que no voy a trabajar en unos días?

  - Sí no te preocupes yo me encargo.

Luego y sin que María se enterara, Luisita fue a buscar al detective para saber cómo se encontraba después de haberse enterado del arresto de la castaña.

  - Hola Nacho. - Habló primero Luisita ante la cara de enfado del detective cuando se acercó a ella.

  - Luisita si vienes para hablar de María déjame decirte que tu hermana y yo ya no somos nada.

  - Nacho entiendo como te sientes pero María tuvo un error y se arrepiente muchísimo.

  - Nada justifica lo que tu hermana hizo Luisita, me engañó, me ocultó que tomaba drogas y encima tiene la irresponsabilidad de conducir borracha.

  - Ella quiere verte y explicarte cómo fueron las cosas.

  - No quiero saber nada de ella. - Respondía el detective marchándose.

  - Nacho, María te ama. - Dijo Luisita haciendo parar en seco al policía.

  - ¿Sabes cuál era el plan que tenía con María, Luisita? - La abogada negó con tristeza.

  - Después de estar pasando unos días horribles en la comisaría y no poder dedicarle el tiempo que se merecía, quería pedirle que se casara conmigo pero no pudo ser. - Explicó el detective con lágrimas en los ojos ante la mirada de la abogada.

  - Nacho no podéis dejar que esto os separe, os queréis. - Hablaba Luisita aconsejándole.

  - Adiós Luisita. - Respondió el detective con un nudo en la garganta.

Para mantener la cabeza distraída y olvidarse de todo lo que había pasado con María, el detective seguía con la investigación que no le dejaba pegar ojo desde que la última sospechosa atacara directamente a Amelia Ledesma y para salir de dudas y creer en la inocencia de la mensajera, de la cual se había hecho amigo, no tenía otra opción que seguir poniendo entre las cuerdas a la Tuerta.

  - Hoy no estoy de humor señorita Guillén así qué dígame que sabe de La Diabla. - Dijo Nacho a la entrada de la sala donde se encontraba la Tuerta.

  - Ya le dije que yo sigo órdenes de ella, no conocía a nadie de la banda. La Diabla siempre lo tiene todo planeado, cada robo, cada ladrón que hace la vuelta...

  - ¿Qué es una vuelta? - Preguntó Juan Capote que se encontraba con ella anteriormente.

  - La vuelta es como se le llama a cada operativo que se hace.

  - Ya está bien todo esto, Juan acércame el historial de Ledesma. - Pidió el detective cansado de la actitud chulesca de la detenida.

  - Nos dijiste que el nombre de la tal Diabla es Amelia Ledesma... ¿Ésta es ella? - Preguntaba Ignacio Solano al enseñarle una foto del historial de la morena.

  - Sí, ella es, ella es la líder de la banda. - Respondió la Tuerta sin pestañear al detective.

Nacho en ese momento empezó a recordar los días que pasó con ella en la casa de Zahara de la Sierra donde en un principio dudaba de ella y luego se hicieron amigos, cuando le preguntaba cómo fue su vida y le creyó como un tonto, cuando le salvó de la pelea en el bar y cómo se despidieron diciendo que habían pasado un buen día echándose la culpa por haberle creído.

  - Esto ya es demasiado. - Habló Nacho levantándose de la mesa y llevando las manos a la cabeza queriendo que todo fuera una mentira de la sospechosa.

  - Capote ven conmigo, tenemos que hablar con el capitán. - Informó a su compañero saliendo de la sala.

  - ¡Capitán ya la tenemos! - Gritó Nacho abriendo la puerta de la oficina del capitán sin pedir permiso.

  - Nacho ¿qué locura estás diciendo ahora? - Preguntó el capitán al ver lo alterado que estaba.

  - La culpable de todos los robos que estábamos buscando, la culpable de la muerte de mi papá y la que planeó todo para que nadie sospechara del asalto en la subasta.

  - ¿Estás seguro de eso?

  - Capitán déjeme a mí atraparla, quiero tenerla de frente mirándola a los ojos diciéndome que no es ella. - Hablaba el detective con dolor al recordarla que le había fallado.

  - ¿Por qué todo esto Nacho? - Preguntaba el capitán sin entender.

  - Porque estuve con ella pasando unos días en la Sierra y dijo ser mi amiga, porque me mintió a la cara diciéndome que quería cambiar de vida y porque me engañó como un estúpido al creer que era sincera. - Respondió Nacho dolido por haberse dado cuenta de la verdad.

  - Si tú crees que eres el mejor para este caso hazlo, pero deja de lado lo personal porque siempre se sale herido.

  - Ya es tarde capitán porque en este estaban implicados dos personas a las que quería, mi padre y la familia de la mujer que amaba.

  - Pues no se hable más, todo está en tus manos para atrapar a la culpable.

  - Sé dónde y cómo encontrarla, espero que no sea demasiado tarde.

Y así lo hizo, empezó a planear todo para cuando llegara el momento meterla de nuevo en la cárcel.

-------

Después de haber visitado de nuevo a su hermana, Luisita regresó a la oficina para seguir trabajando en los casos que tenía, creía que así despejaria su mente y en ese mismo momento entró Nieves que precisamente no era la apropiada para olvidarse de todo.

  - Luisita perdón pero llamaron de la Corte diciendo que hay documentos para Mateo que hay que ir a recoger y Amelia sigue sin aparecer. - Explicaba la secretaria preocupada por saber algo de la mensajera.

  - Amelia está solucionando unas cosas por eso no llega. - Contestó la abogada esquivando la mirada a los papeles que tenía encima de su escritorio.

  - ¿Entonces se van a quedar allí hasta que aparezca?

  - Amelia no va a volver Nieves. - Contestó Mateo saliendo de su oficina  y ayudándole a Luisita a salvar la situación.

  - ¡Ah! ¿No, nunca? ¿Es que encontró otro trabajo?

  - Ella estaba analizando una propuesta de trabajo y la aceptó Nieves.

  - Ay que lástima ¿no? Bueno, si es para mejorar pues mejor para ella.

  - Sí, nosotros pensamos lo mismo. - Contestó de nuevo el abogado mirando a la rubia.

Al rato y siguiendo trabajando juntos en la oficina Luisita para pedir ayuda a su amigo pregunto:

  - Mateo, ¿Tú puedes ayudarme con el caso de María y ser su abogado? Yo soy su hermana y no quiero implicarme en su juicio.

  - Por supuesto que sí, ¿Qué crees que iba a dejarte sola en esto? - Respondió su amigo agarrando sus manos en señal de apoyo.

  - No sé qué haría sin ti... - Le dijo Luisita emocionada.

  - Yo tampoco. - Respondió de vuelta el abogado.

En ese momento sonó el teléfono de la rubia y con nerviosismo descolgó la llamada.

  - ¿Si? ¿Quién habla?

  - Luisita, es hoy. - Respondieron al otro lado del teléfono.

  - Amelia...

  - Mi amor te espero a las 7 de la tarde en la estación de tren.

  - Amelia tengo miedo.

  - Mi vida, no dudes nunca de que te quiero.

De pronto se colgó la llamada dejando a la abogada en un mar de dudas por no saber a lo que se enfrentaba pero el amor que se tenían era más fuerte y podría superar lo que viniera, juntas o separadas, de la mano o desde el recuerdo o eso creían.

--------

Ahora sí se complicó todo para las chicas. ¿Qué creen qué pasará ahora con ellas? ¿Llegará Luisita a la estación? Opinen qué les pareció el capítulo y de lo que viene y si desean marquen una estrellita si les gustó.
Como siempre GRACIAS por seguir leyendo.

Alejandra ❤️

Continua a leggere

Ti piacerà anche

2.9M 366K 55
[SEGUNDO LIBRO] «Convertirme en un monstruo no me ha liberado del dolor de ser humano». Después de los crímenes cometidos por Victoria Massey, la jo...
33.9K 1.8K 27
La tercera generación quiere conocer a la segunda es sus años de juventud, haci que usan el giratiempo y viajas cuando sus padres eran estudiantes. P...
EXPLOSIÓN Da mar

Fanfiction

15.6K 1.1K 35
Santana López es una agente del FBI de Nueva York, al igual que su ex pareja Brittany Pierce, con la diferencia que la rubia trabaja en Los Ángeles...
421 57 5
Una recopilación de poemas de mí para ti.