Nuvanna || El Señor De Los An...

By Sailor-Moon_1

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La Tierra Media, de esplendor inconmensurable, árboles con hojas color verde oscuro, otros con hojas verde ti... More

✦.:🍄🌱↝Antes de Leer↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱↝ Playlist ↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱
✦.:🍄🌱↝Introducción↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱↝Arco Primero↜🌱🍄:.✦
¹✦.:🌱→ Un lugar desconocido
²✦.:🌱→ Entre plantas y sol
³✦.:🌱→ Advertencias y últimas despedidas
⁴✦.:🌱→ La Compañía del Anillo
⁵✦.:🌱→ Presentaciones
⁶✦.:🌱→ El Anillo va hacia el Sur
⁷✦.:🌱→ Un largo viaje inicia
⁸✦.:🌱→ Rumbo a Caradhras
⁹✦.:🌱→ Nieve y más nieve
¹⁰✦.:🌱→ La llegada a las Minas de Moria
¹²✦.:🌱→ La Tumba de Balin
¹³✦.:🌱→ El Puente de Khazad-dûm
¹⁴✦.:🌱→ Llegada a Lothlórien
¹⁵✦.:🌱→ La Belleza de Lothlórien
¹⁶✦.:🌱→ Descanso en los árboles
¹⁷✦.:🌱→ El Espejo de Galadriel
¹⁸✦.:🌱→ Adiós Lórien
¹⁹✦.:🌱→ La disolución de la Compañía
✦.:🍄🌱↝Arco Segundo↜🌱🍄:.✦
²⁰✦.:🌱→ El Comienzo de un nuevo viaje
²¹✦.:🌱→ Fangorn
²²✦.:🌱→ Rumbo a Meduseld
²³✦.:🌱→ El Rey del Castillo de Oro
²⁴✦.:🌱→ El abismo de Helm
²⁵✦.:🌱→ El Camino a Isengard
²⁶✦.:🌱→ Saruman, Pippin y el Palantir
✦.:🍄🌱↝Arco Tercero↜🌱🍄:.✦
²⁷✦.:🌱→ Minas Tirith
²⁸✦.:🌱→ Los Campos de Pelennor
²⁹✦.:🌱→ La última batalla
³⁰✦.:🌱→ La calma después de la tormenta
✦.:🍄🌱↝Epílogo↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱↝Agradecimientos↜🌱🍄:.✦

¹¹✦.:🌱→ Tentáculos Viscosos

990 80 1
By Sailor-Moon_1


Gandalf se adelantó y puso el pie en el primer escalón. Pero en ese momento ocurrieron varias cosas. Stella vió con horror, como a pesar de haber resuelto el acertijo mas rápido que antes algo tomaba por el tobillo a Frodo, provocando que este diera un grito. Se oyó un relincho terrible y Bill el poney corrió espantado a lo largo de la orilla perdiéndose en la oscuridad. Sam saltó detrás y oyendo en seguida el grito de Frodo regresó de prisa, llorando y maldiciendo. Los otros se volvieron y observaron que las aguas huían, como si un ejército de serpientes viniera nadando desde el extremo sur.

Un largo y viscoso tentáculo se había arrastrado fuera del agua; era de color verde pálido, fosforescente y húmedo. La extremidad provista de dedos se había aferrado a Frodo y estaba llevándolo hacia el agua. Stella quién en un subidón de adrenalina había saltado al frente junto a Frodo justo a la par que Sam, empuñó su espada y se lanzó contra el tentáculo. En pocos segundos ya había cortado la viscosa extremidad de la bestia.

El brazo soltó a Frodo y Sam arrastró a su amo, acompañado de Stella, alejándolo de la orilla y pidiendo auxilio. Aparecieron otros veinte tentáculos extendiéndose como ondas. El agua oscura hirvió y el hedor era espantoso.

—¡Por la puerta! ¡Subid las escaleras! ¡Rápido! —gritó Gandalf saltando hacia atrás.

Arrancándolos al horror que parecía haberlos encadenado a todos al suelo, excepto a Sam, Gandalf consiguió que corrieran hacia la puerta. Habían reaccionado justo a tiempo. Sam y Frodo estaban unos pocos escalones arriba y Gandalf comenzaba a subir cuando los tentáculos se retorcieron tanteando la playa angosta y palpando la pared del risco y las puertas.

Uno vaciló sobre el umbral, reluciendo a la luz de las estrellas, Gandalf se volvió e hizo una pausa. Estaba considerando qué palabra podría cerrar la galería desde dentro cuando unos brazos serpenteantes se enroscaron a las puertas y con un terrible esfuerzo las hicieron girar, Las puertas batieron resonando y la luz desapareció. Un ruido de crujidos y golpes llegó sordamente a través de la piedra maciza. Sam, asiéndose del brazo de Frodo, se dejó caer sobre un escalón en la negra oscuridad.

—¡Pobre viejo Bill! —dijo con voz entrecortada —. ¡Lobos y serpientes! Pero las serpientes fueron demasiado para él. Tuve que elegir, señor Frodo. Tuve que venir con usted.

Haciendo una pausa, Sam se giró hacia Stella quien yacía parada junto a él:

— Gracias señorita Stella.— dijo

Oyeron que Gandalf bajaba los escalones y arrojaba la vara contra la puerta. Hubo un estremecimiento en la piedra y los escalones temblaron, pero las puertas no se abrieron.

—¡Bueno, bueno! —dijo el mago—. Ahora el pasadizo está bloqueado a nuestras espaldas y hay una sola salida... del otro lado de la montaña. Temo que estos ruidos últimos vengan de unos peñascos que han caído ¡arrancando árboles y apiñándolos frente a la puerta! Lo lamento, pues los árboles eran hermosos y habían resistido tantos años.

—Sentí que había algo horrible cerca desde el momento en que mi pie tocó el agua —dijo Frodo— ¿Qué era eso, o había muchos?

—No lo sé — le respondió Stella  —, pero todos los brazos tenían un solo propósito.

— Coincido contigo, querida Stella. Algo ha venido arrastrándose o ha sido sacado de las aguas oscuras bajo las montañas. — dijo Gandalf — Hay criaturas más antiguas y horribles que los orcos en las profundidades del mundo.

El mago no dijo lo que pensaba: "cualquiera que fuese la naturaleza de aquello que habitaba en la laguna, había atacado a Frodo antes que a los demás." Intercambió una mirada rápida con Stella, quien parecía coincidir y entonces Boromir susurró entre dientes, pero la piedra resonante amplificó el sonido convirtiéndolo en un murmullo ronco que todos pudieron oír:

—¡En las profundidades del mundo! Y ahí vamos, contra mi voluntad. ¿Quién nos conducirá en esta oscuridad sin remedio?

—Yo — dijo Gandalf —. Y Gimli caminará a mi lado. ¡Seguid mi vara!

Mientras el mago se adelantaba subiendo los grandes escalones, alzó la vara y de la punta brotó un débil resplandor. La ancha escalinata era segura y se conservaba bien. Doscientos escalones, contaron, anchos y bajos; y en la cima descubrieron un pasadizo abovedado que llevaba a la oscuridad.

—¿Por qué no nos sentamos a descansar y a comer aquí en el pasillo, ya que no encontramos un comedor? —preguntó Frodo. Estaba empezando a olvidar el horrible tentáculo, y de pronto sentía mucha hambre.

La propuesta tuvo buena acogida y se sentaron en los últimos escalones, unas figuras oscuras envueltas en tinieblas. Después de comer, Gandalf le dio a cada uno otro sorbo del miruvor de Rivendel.

—No durará mucho más, me temo —dijo— pero lo creo necesario luego de ese horror de la puerta. Y a no ser que tengamos mucha suerte, ¡nos tomaremos el resto antes de llegar al otro lado! ¡Tened cuidado también con el agua! Hay muchas corrientes y manantiales en las Minas, pero no se los puede tocar. Quizá no tengamos oportunidad de llenar las botas y botellas antes de descender al Valle del Arroyo Sombrío.

—¿Cuánto tiempo nos llevará? —preguntó Frodo, dándole voz a los pensamientos de Stella, para sorpresa de la chica, quien nunca había tenido problema con la oscuridad, ahora después de poco más de dos horas sumida en ella, sentía una presión en el pecho, y ansiaba la más mínima gota de luz, era como si la oscuridad tuviera mente propia en las Minas de Moria, cosa que no la sorprendería si le dijeran que este era el caso, pues sentía que esa oscuridad no solo era eso.

—No puedo decirlo —respondió Gandalf sacándola de sus pensamientos — Depende de muchas cosas. Pero yendo directamente, sin contratiempos ni extravíos, tardaremos tres o cuatro jornadas, espero. No hay menos de cuarenta millas entre la Puerta del Oeste y el Portal del Este en línea recta y es posible que el camino dé muchas vueltas.

Luego de un breve descanso, se pusieron otra vez en marcha.

...

Después de doblar a un lado y a otro unas pocas veces el pasadizo empezó a descender. Siguió así un largo rato, en un descenso regular y continuo hasta que corrió otra vez horizontalmente. El aire era ahora cálido y sofocante, de vez en cuando sentían en la cara una corriente de aire fresco que parecía venir de unas aberturas disimuladas en las paredes. No había muchas de estas aberturas.

Después de unas horas en este arduo ambiente, Stella sentía que no podía soportarlo más, sentía desesperación y una fuerte opresión en su pecho, intentó no preocupar a los demás y regular su respiración, que ahora sonaba un poco forzada. Debatió en su mente la posibilidad de caminar más adelante junto a Gandalf y Gimli, pero sabía que eso solo le daría más de que hablar a Boromir que últimamente buscaba cualquier minima razón para argumentar contra su unión a este viaje.

Tampoco serviría de nada si encontrara una rama o pedazo de madera para hacer más luz, pues debían pasar desapercibidos, por eso la única luz q los iluminaba era la tenue que salía del báculo de Gandalf.

Trató de concentrarse en la tenue luz que irradiaba del bastón de Gandalf, esto pareció ayudarla un poco, pero aún se sentía abrumada, de vez en cuando el ritmo de su respiración aumentaba, y las gotas de sudor frío que corrían por su espalda no parecían ayudarla.

.°•🌿•°.

Los oídos de los elfos siempre habían sido más agudos que los de los humanos, Legolas, caminaba delante de la jóven a menos de unos pasos, cosa que ella parecía haber olvidado. Pasados unos minutos de caminata Legolas no pudo soportar el seguir ignorando el estado de Stella, cosa que había hecho solo por el hecho de que había notado que ella no quería que el estado en que se encontraba fuese descubierto, de ser de otra forma ella no hubiese colocado su bufanda cubriendo su nariz y boca.

Legolas recordaba, en una muy lejana memoria de sus días de infancia, que cuando se había encontrado en un estado similar de temor ante la oscuridad a la hora de dormir, el sujetar la mano de su niñera había sido algo que le ayudaba a lidiar mejor con ese sentimiento de miedo. Si bien, el elfo sabía que esta situación no era tan similar, pues probablemente ella no solo se sentía abrumada por la oscuridad, sino también por la extraña esencia sofocante de esta, el elfo podía sentirla.

Caminando unos pasos atrás, y sin decir nada, este tomó la mano de Stella. Sintió como ella se tensaba, y el elfo escuchó su propio corazón retumbar acelerado en su pecho. Después de unos segundos, la joven le dio un suave apreton a su mano, Legolas escuchó, su respiración parecía haberse calmado un poco, pero al contrario de esta el corazón del Príncipe para haberse acelerado más, se regaño por desear sujetar la mano de la chica por más tiempo, pues sabía, la situación por la que esta le daba la mano no era la más feliz.

.°•🌿•°.

El tiempo pasó, y después de una hora caminando, Aragorn, quién ahora caminaba cerca de ellos, pareció percatarse del estado de Stella:

— ¿Estás bien? — preguntó intentando observarla mejor en la tenue luz.

— Hay que seguir — contestó Stella evadiendo la pregunta

— Voy a hablar con Gandalf — dijo Aragorn, pero Stella alzó una mano agarrando su hombro, deteniéndolo, antes de que pudiera decir algo Aragorn habló de nuevo — Debemos parar de todas formas, los hobbits están cansados, todos lo estamos, llevamos horas caminando en este calor sofocante — dijo y sin esperar respuesta caminó hacia Gandalf.

Lo que el dunedaín le dijo al Istari, Stella no pudo escucharlo, pero noto la discreta mirada que Gandalf le dirigió, preocupado.

— Nos detendremos por unos minutos — dijo el mago — Stella querida, ¿Puedes venir conmigo? — llamó.

Stella soltó la mano de Legolas, extrañándose de sus propias emociones, pues al hacerlo sintió la necesidad de sujetarla de nuevo. Antes de marchar hacia Gandalf, se giró hacia Legolas:

— Gracias — dijo

Al llegar junto a Gandalf el mago le hizo un gesto, indicando que se sentara junto a él, lo cual Stella hizo con gusto, pues la luz que emanaba de la vara de Gandalf, como era lógico, allí junto a él brillaba con más fuerza, calmando el sentimiento extraño en su pecho.

— Tenía que haberte advertido antes — dijo el mago en voz baja — Debí sospechar que Moria tendría cierto efecto en ti, pues es una oscuridad intensa la que se oculta aquí parecida a la de Sauron, para alguien que nunca ha estado en contacto con una oscuridad como esta es abrumador. Perdona a este anciano por no haberte avisado.

— No ha pasado nada que amerite el pedir una disculpa, debo entrenarme en soportarla de todas formas. Gracias por preocuparte Gandalf — dijo ella.

— Aún no me dices porque no me pediste detenernos.

— No quería ser considerada un retraso — contestó Stella tratando de no dirigir su vista a Boromir — sé que debemos movernos rápido.

— Querida niña, el que diga que eres un retraso le quemaré hasta el último pelo en la cabeza. — dijo él mago sacando una sonrisa de la chica.

...

En las paredes de la Mina había fisuras y grietas y en el piso, de cuando en cuando aparecía un abismo justo ante ellos. El más ancho medía cerca de dos metros y Pippin tardó bastante en animarse a saltar. De muy abajo venía un rumor de aguas revueltas, como si una gigantesca rueda de molino estuviera girando en las profundidades.

—¡Una cuerda! —murmuró Sam —. Sabía que la necesitaría, si no la traía conmigo.

A medida que estos peligros eran más frecuentes, la marcha se hacía más lenta. Les parecía ya que habían estado caminando y caminando, interminablemente, hacia las raíces de la montaña.

Detrás de Gandalf la Compañía hablaba poco y nada más que en murmullos apresurados. Sólo se oía el sonido de las pisadas: el golpe sordo de las botas de enano de Gimli; los pesados pies de Boromir; el paso liviano de Legolas; el sonido de los frascos de pócimas de Stella que se removían en su bolso al caminar, el trote ligero y casi imperceptible de los hobbits y en la retaguardia las pisadas lentas y firmes de Aragorn, que caminaba a grandes trancos.

Cuando se detenían un momento, no oían nada, excepto el débil goteo ocasional de un hilo de agua que se escurría invisible. En algún momento del camino, Stella comenzó a escuchar un sonido cada que paraban. Pronto estuvo segura de que escuchaba, era el blando sonido de unos pies descalzos. Caminando junto a la luz de Gandalf a la cabeza de la Compañía, estaba segura de que el sonido no venía de adelante, sino de detrás, los seguían.

Enseguida su cabeza comenzó a trabajar, poniendo en marcha su cerebro para tratar de recordar algo de la información de un libro que no leía desde un poco más de cinco años, un libro que ahora le parecía un sueño antiguo más que una memoria real. Finalmente algo recordó, es curioso como la intuición parece guiarnos cuando menos lo esperamos, aparece para ayudarnos:

"¡Gollum!"— pensó, y las facciones de su cara palidecieron un poco más — "Debe de haber una forma de detenerlo" — pensó, pero por supuesto sabía que todo intento de cerrar el paso detrás de la Compañía sería en vano, pues Stella no tenía idea de cuan atrás estaba Gollum, y el plan que se le había ocurrido se basaba en cerrarle el paso con hiedra o plantas resistentes detrás de Aragorn, quizá atarlo, pero en Moria no quedaba nada vivo o no consumido por la magia oscura de Sauron, y no podían detenerse a perseguir a una alimaña escurridiza como Gollum en la terrible oscuridad de Moria.













⋆.ೃ࿔*:・⸙  

¡Hola a todos!

¡Feliz fin de semana!

¡¡Hemos llegado a las 400 lecturas!!
🎉🎉🎉

Espero estén disfrutando de la lectura
Gracias, gracias por leer
💚🎊

¡Los adoro!

💚

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