P.O.V. Angie.
Ana Ju, Lili y yo estábamos haciendo carteles para la marcha por la desaparición de las porristas. El tío Gael estaba ahí con nosotras.
—Gracias por venir, tío—le dije—ellas necesitan toda nuestra ayuda, y la verdad es que las tres preferimos pasar todo el día apoyando que ir a matar animales con nuestro Tito.
—¿Les confieso algo? A mi tampoco me gusta la cacería, pero vamos a verle el lado positivo a todo esto, vamos a tener tiempo para compartir en familia.
Le sonreímos.
—¿Saben algo? Estoy muy orgulloso de ustedes esta semana.
—No nos lo habías dicho esta semana—dijo Lili divertida—.
—Pues efectivamente si, lo estoy. Nunca dejen de ser tan valiente ¿si?
Lo que no sabían es que Kika había visto la escena y ya cansada había tomado una decisión.
—Buenos días, niña—apareció Leona—.
—Leona, qué gusto saludarte—le dijo Ana Ju—¿ya te sientes mejor?
—Ya con las emociones más acomodadas, gracias por preguntar—sonrió—escuche que van a ir a la marcha para exigir que encuentren a las porristas desaparecidas.
Asentimos.
—Me gustaría mucho acompañarlas, claro, si mi jefe lo permite.
—Por supuesto que si, Leona—habló el tío Gael—cuente con ello.
—Si, todas las voces suman—hablé—mi tío también va a ir con nosotras.
—Por cierto licenciado, su padre me pidió que los acompañe al viaje de cacería.
—Siempre es un placer compartir con usted—mis primas y yo nos miramos—.
—Ojalá también vaya David—hablé—me agrada mucho, ademas ayudaría a la tía Camila.
Nos íbamos a ir con mis primas, mis papás, el tío Gael y Leona, pero antes pasamos por la cocina en donde estaban la tía Columba y David.
—¿Todo en orden, David?—le preguntó el tío Gael—.
—No, no en realidad hay varias cosas que están mal—dijo el—.
—¿A que se refiere?—le preguntó papá—.
—A que mi mama rodó por las escaleras y ahora está en el hospital saliendo de un embolia.
—Lo lamentamos mucho—habló mamá—.
—Me enteré por Benjamín, esta muy afectado—hablé—lo siento mucho David.
—Gracias, Angie—me dio una leve sonrisa—.
—Si quiere tómese el día libre para que pueda estar con su madre, atenderla—habló el tío Gael—.
—No, no es necesario, mi hermana se quedó con ella—dijo el—aparte la señora Camila me pidió estar pendiente de ella en el viaje familiar, quiere que la ayude a flotar en un lago cercano.
Sonreí ampliamente, sentía la necesidad de que fuera.
—Un lago, que romántico—habló la tía Columba—.
—A nosotras también nos gustaría mucho nadar con nuestra mamá—habló Ana Ju—.
—Si, seguro va a estar muy feliz de poder sentirse libre—dijo Lili sonriendo—.
—Y yo estoy seguro de que lo va a lograr, van a ver—les sonrió David—.
—Bueno, las chicas, Tania, Alejandro y yo vamos a ir a una marcha, si quieren nos pueden alcanzar en la casa de campo—habló el tío Gael—.
—No sabía que tu asesora te iba acompañar—habló la tía Columba—¿por qué no te llevas de una vez a toda la servidumbre?
—Yo me ofrecí a acompañar a las chicas a la marcha, y después supe que los lincenciados también vendrían—dijo Leona hacia ella—.
—Es increíble como siempre tienes una respuesta en la boca, pero supongo que es parte de tu asesoría ¿verdad?
—Vamos chicas, Leona...
—Mi amor—lo detuvo la tía Columba—recuerda que te espero en la casa de campo esta noche.
Nuestro tío solo nos llevó hacia el auto.
Fuimos unas horas a la marcha, él tío Gael nos contó que habían encontrado en camión en un barranco e incendiado. Sin embargo no se nos quitaba la idea de que podía ser un tráfico de mujeres.
Después de irnos de la marcha, nos fuimos a la casa de campo. No me gustaba para nada la idea del viaje pero no podía negarme.
—Me encanta este lugar, es muy bonito—dijo Leona—.
—Si, está casa de campo pertenece a mi padre y todos los terrenos—dijo el tío Gael—.
—Ay, yo estoy muy feliz de poder respirar aire puro—dijo Ana Ju—aunque no me gusta mucho la razón por la que estamos aquí.
—Pero quizás podamos convencer a nuestro Tito de no cazar en este viaje–hablé abrazando a mis primas por los hombros, ellas me sonrieron—.
—Me parece bien, no sé cómo puede tener la sangre tan fría para poder matar—habló Lili—.
—Bueno, vamos a buscar a nuestro Tito—habló Ana ju—y por cierto, queríamos darle las gracias a los cuatro por acompañarnos en la marcha.
—Sabes que siempre estamos con ustedes—le sonrió mamá—.
—Si, yo lo haré todas las veces que quieran—sonrió Leona—para mi es un honor alzar la voz a su lado.
—Tíos—dijo Lili hacia el tío Gael y papá—avísennos si reciben cualquier noticia sobre las chavas desaparecidas.
—Niñas, estamos muy muy orgullos de ustedes—nos dijo papá abrazándonos—.
—Su valentía es impresionante—habló el tío Gael dándonos un beso en la cabeza a cada una—.
Las tres sonreímos y nos fuimos a buscar a nuestro Tito.
Nuestra tita nos había reunido a todos en el comedor para hablar con nosotros. Romeo también había venido, así que aquí estábamos todos.
—Vayan preparando todo, ya vamos a comer—dijo la abuela hacia las muchachas de servicio—.
—¿Ya está completa nuestra hermosa familia?—habló el abuelo—.
—Si pero bueno, falta Calixto—dijo la abuela—pero quiero decirles que a pesar del contexto, me da muchísimo gusto que estemos reunidos, y con muchos planes a futuro.
—Claro, porque lo mejor está por venir—dijo el abuelo viendo un arma—.
—¡Ay Ramsés por favor, suelta eso, me pone muy nerviosa ya te lo había dicho!
—Ay ya, tiene razón—dijo el abuelo dejando eso y acercándose—quiero compartirles que le propuse a mi bella esposa que hagamos una ceremonia de renovación de votos.
—Ay bravo—dijo la tía Columba—.
—Ay mi amor, todavía no es algo confirmado—dijo la abuela—te dije que yo te iba a dar la respuesta después.
—Ay, di que si tita—dijo Ana Ju—me parece una gran idea.
—Te vas a ver muy bonita vestida de novia, Tita—le dije, ella me sonrió—.
—Perdón familia, está revisando las cosas de la comida y la carne que vamos asar—habló el tío Calixto llegando—.
—Bien, después de la comida vamos a iniciar la cacería—habló el abuelo—y quiero que quien inaugure este evento familiar sean mis nietas, Ana Julia, Liliana y María de los Ángeles.
—Mejor déjame a mi lanzar el primer disparo ¿no tito?—habló Kika poniéndose de pie—.
—Si, porque las tres quedamos en que no vamos a disparar—habló Lili—.
—Si, todos saben en qué no estamos de acuerdo en que se usen armas—hablé—.
—Pues yo no necesito de ningún arma para disparar la verdad—habló Kika—Tito, Tita, aprovechemos esta linda reunión para confesarle la verdad a mis primas.
—¿De que verdad hablas, Kika?—preguntó Josh confundido—.
—La verdad de sus orígenes...
—¡Kika!—la regañó el tío Gael—.
—No entiendo nada, explícanos—dije confundida—.
—Ana Julia y Liliana no llevan nuestra sangre, nos han engañado nuestra vida porque ustedes dos son adoptas—soltó—y tú—me miró—no eres hija del tío Alexander.
Se viene drama!