Nuvanna || El Señor De Los An...

By Sailor-Moon_1

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La Tierra Media, de esplendor inconmensurable, árboles con hojas color verde oscuro, otros con hojas verde ti... More

✦.:🍄🌱↝Antes de Leer↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱↝ Playlist ↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱
✦.:🍄🌱↝Introducción↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱↝Arco Primero↜🌱🍄:.✦
¹✦.:🌱→ Un lugar desconocido
²✦.:🌱→ Entre plantas y sol
³✦.:🌱→ Advertencias y últimas despedidas
⁴✦.:🌱→ La Compañía del Anillo
⁵✦.:🌱→ Presentaciones
⁶✦.:🌱→ El Anillo va hacia el Sur
⁸✦.:🌱→ Rumbo a Caradhras
⁹✦.:🌱→ Nieve y más nieve
¹⁰✦.:🌱→ La llegada a las Minas de Moria
¹¹✦.:🌱→ Tentáculos Viscosos
¹²✦.:🌱→ La Tumba de Balin
¹³✦.:🌱→ El Puente de Khazad-dûm
¹⁴✦.:🌱→ Llegada a Lothlórien
¹⁵✦.:🌱→ La Belleza de Lothlórien
¹⁶✦.:🌱→ Descanso en los árboles
¹⁷✦.:🌱→ El Espejo de Galadriel
¹⁸✦.:🌱→ Adiós Lórien
¹⁹✦.:🌱→ La disolución de la Compañía
✦.:🍄🌱↝Arco Segundo↜🌱🍄:.✦
²⁰✦.:🌱→ El Comienzo de un nuevo viaje
²¹✦.:🌱→ Fangorn
²²✦.:🌱→ Rumbo a Meduseld
²³✦.:🌱→ El Rey del Castillo de Oro
²⁴✦.:🌱→ El abismo de Helm
²⁵✦.:🌱→ El Camino a Isengard
²⁶✦.:🌱→ Saruman, Pippin y el Palantir
✦.:🍄🌱↝Arco Tercero↜🌱🍄:.✦
²⁷✦.:🌱→ Minas Tirith
²⁸✦.:🌱→ Los Campos de Pelennor
²⁹✦.:🌱→ La última batalla
³⁰✦.:🌱→ La calma después de la tormenta
✦.:🍄🌱↝Epílogo↜🌱🍄:.✦
✦.:🍄🌱↝Agradecimientos↜🌱🍄:.✦

⁷✦.:🌱→ Un largo viaje inicia

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By Sailor-Moon_1

Era un día frío y gris de fines de diciembre. El viento del este soplaba entre las ramas desnudas de los árboles y golpeaba los pinos oscuros de las lomas. Jirones de nubes se apresuraban allá arriba, oscuras y bajas. Cuando las sombras tristes de la noche comenzaron a extenderse, la Compañía se apresuró a partir. Saldrían al anochecer, pues Elrond les había aconsejado que viajaran todo lo posible al amparo de la noche, hasta que estuvieran lejos de Rivendel.

La Compañía cargó poco material de guerra, pues confiaban más en pasar inadvertidos que en la suerte de una batalla. Aragorn llevaba a Andúril y ninguna otra arma, e iba vestido con ropas de color verde y pardo mohosos, como un jinete del desierto. Boromir tenía una larga espada, parecida a Andúril, pero de menor linaje, y cargaba además un escudo y el cuerno de guerra. El cual hizo sonar ganándose una mirada de desaprobación por parte de Stella, y unas palabras de advertencia de Elrond.

Sólo Gimli el enano exhibía una malla corta de anillos de acero y un hacha de regular tamaño le colgaba de la cintura. Stella vestía unas botas altas de cuero, un pantalón negro y flexible que se adhería a la piel pero resistente, sobre este un vestido que cubría los hombros con largas mangas verdes y sobre su cabeza un curioso sombrero que recordaba mucho a los hongos de los cuentos de hadas. En su cintura colgaban una espada y una daga, en su hombro un bolso con pociones y viales de distintos colores y tamaños.



Legolas tenía un arco y un carcaj, y en la cintura un largo cuchillo blanco. Los hobbits más jóvenes cargaban las espadas que habían sacado del túmulo, pero Frodo no disponía de otra arma que Dardo y llevaba oculta la cota de malla, como Bilbo se lo había pedido. Gandalf tenía su bastón, pero se había ceñido a un costado la espada élfica que llamaban Glamdring, hermana de Orcrist, que descansa ahora sobre el pecho de Thorin bajo la Montaña Solitaria.

Antes de marchar el señor de Rivendel les dedicó unas palabras de aliento a la Compañía, sabiendo que el viaje que ante ellos yacía era largo y tedioso y lleno de peligros innumerables:

-He aquí mis últimas palabras -dijo en voz baja- El Portador del Anillo parte ahora en busca de la Montaña del Destino. Toda responsabilidad recae sobre él: no librarse del Anillo, no entregárselo a ningún siervo de Sauron y en verdad no dejar que nadie lo toque, excepto los miembros del Concilio o la Compañía y esto en caso de extrema necesidad. Los otros van con él como acompañantes voluntarios, para ayudarlo en esa tarea. Podéis deteneros, o volver, o tomar algún otro camino, según las circunstancias. Cuanto más lejos lleguéis, menos fácil será retroceder, pero ningún lazo ni juramento os obliga a ir más allá de vuestros propios corazones, y no podéis prever lo que cada uno encontrará en el camino.

-Desleal es aquel que se despide cuando el camino se oscurece -dijo Gimli.

- Estoy de acuerdo - dijo Stella asintiendo ante las palabras de Gimli.

-Quizá -dijo Elrond- pero no jure que caminará en las tinieblas quien no ha visto la caída de la noche.

-Sin embargo, un juramento puede dar fuerzas a un corazón desfalleciente. - continuó Gimli.

-O destruirlo -dijo Elrond - ¡No miréis demasiado adelante! ¡Pero partid con buen ánimo! Adiós y que las bendiciones de los elfos y los hombres y toda la gente libre vayan con vosotros. ¡Que las estrellas os iluminen!

-Buena... ¡buena suerte! -gritó Bilbo tartamudeando de frío-. No creo que puedas llevar un diario, Frodo, compañero, pero esperaré a que me lo cuentes todo cuando vuelvas. ¡Y no tardes demasiado! ¡Adiós!

Así dispusieron a partir, bajo el manto de la oscuridad marcharon, cruzaron el puente y remontaron lentamente los largos senderos escarpados que los llevaban fuera del profundo valle de Rivendel, y al fin llegaron a los páramos altos donde el viento siseaba entre los brezos. Luego, echando una mirada a las luces centelleantes del último hogar visible, se alejaron a grandes pasos perdiéndose en la noche.

La caminata era lenta, pues de este modo buscabamos escapar de las miradas hostiles. Gandalf marchaba adelante y a su lado Aragorn, el resto les seguíamos en fila, y cerrando la marcha estaba Legolas, justo detrás de mí.

La primera guardia la realicé yo, no era muy arduo pues la guardia era en el día, en la noche retomábamos el viaje. Me alegraba el poder valerme por mi misma sin necesidad de magia, las clases de Aragorn me habían ayudado a mejorar mucho utilizando un arma, para los últimos días de practica era capaz de combatir y asestar algunos golpes, aún no era muy diestra en el arte de leer un combate y las movidas del oponente pero al menos podría defenderme y a alguien más en caso de no poder utilizar mi magia.

Caminé alrededor del campamento, sentándome por fin en un grueso tronco caído. Los días eran fríos y sin sol, algo característico de diciembre. Observé alrededor, los miembros de la Compañía dormían, y no había muchos sonidos de animales cerca. El silencio se apoderaba del lugar.

Me deje resbalar del tronco hasta estar sentada en el piso con mi espalda ahora apoyada contra este. Puse mi mano sobre el pasto y jugueteando con las hebras de hierba, tomé un diente de león que nacía junto al tronco, lo alcé a la altura de mis ojos, pero el viento se me adelantó y se llevó las blancas semillas del diente de león volando a otra parte. Respiré profundo, este sería un largo viaje.




Legolas, quien había estado observando a Stella todo este tiempo, incapaz de conciliar el sueño, no pudo evitar sonreír ante la imagen frente a él. La hermosa mujer sonrío por un momento con calma y dulzura, las facciones de su rostro resaltando a la vista al ser enmarcadas por su cabello.

Legolas se sorprendió pensando que era la sonrisa más encantadora que había visto. La comisura de sus labios se curvó hacia arriba sin que lo notase.

"Más encantadora que la sonrisa de los elfos más bellos"- pensó y de inmediato se ruborizo apartando la vista.

Cerró sus ojos en un intento por simular dormir y no ser descubierto espiando a la jóven. En su mente, la imagen de la bella chica se reproducía en su cabeza quizá un par de veces más.


.°•🌿•°.


En la noche el viaje continuó a buen paso. Los hobbits caminaban junto a Aragorn a excepción de Frodo y Sam quienes se hallaba junto a Gandalf al frente, Boromir caminaba a unos pasos más atrás. Cerrando la marcha estaba Legolas y delante de él Stella, quien estaba entretenida tratando de encontrar un lugar para guardar su sombrero, esa noche hacia bastante brisa y continuaba volándose de su cabeza.

Fue una de esas fuertes brisas la que voló el sombrero de la chica aún cuando ella lo sostenía con una mano, con la otra trataba de hacer espacio en su bolso para meterlo.

Stella se giró con rapidez buscando el sombrero, suspiró aliviada al ver que Legolas lo había atrapado y caminó unos pasos atrás para marchar junto a él:

- Gracias - dijo Stella estirando una mano para alcanzar la prenda pero se sorprendió cuando Legolas la retiró de su alcance.

- No tan rápido milady - dijo el elfo - Debe usted saciar mi curiosidad primero.

Stella alzó una ceja, preguntándose a que se refería Legolas.

- Vera milady, se sabía muy poco de usted y de su llegada a la Tierra Media, y desde que se presentó he tenido algunas preguntas - dijo Legolas.

- Trataré de contestar lo mejor posible - le respondió Stella - Más tenga en mente que no podré contestar todas, milord.

Legolas asintió y seguido de una corta pausa se dispuso a preguntar:

- ¿Cómo llegó usted a conocer a Gandalf y Radagast?

- Podría decirse que por casualidad, una especia de evento fortuito - contestó vagamente Stella, y aprovechando que el elfo pareció meditar sobre su respuesta, tomó su gorro.

Legolas la miró sorprendido, y ella le dedicó una sonrisa traviesa.

...

Llevaban quince días de marcha cuando el tiempo cambió. El viento amainó de pronto y viró al sur. Las nubes rápidas se elevaron y desaparecieron y asomó el sol, claro y brillante. Luego de haber caminado tropezando toda una noche, llegó el alba fría y pálida. Estaban ahora en una loma baja, coronada de acebos; los troncos de color verde grisáceo parecían estar hechos con la misma piedra de las lomas.

Las hojas oscuras relucían y las bayas eran rojas a la claridad del sol. Lejos, en el sur, Stella alcanzaba a ver los perfiles oscuros de unas montañas elevadas que ahora parecían interponerse en el camino que la Compañía estaba siguiendo. A la izquierda de estas alturas había tres picos; el más alto y cercano parecía un diente coronado de nieve; el profundo y desnudo precipicio del norte estaba todavía en sombras, pero donde lo alcanzaban los rayos oblicuos del Sol, el pico llameaba, rojizo.

Pippin y Merry caminaban a su lado conversando alegremente con la chica:

- Parece que solo los hobitts tenemos tantos horarios para comer - comentó Merry

- ¿De dónde vienes no hay ni siquiera elvenses? - preguntó Pippin

- No, pero en algunos lugares hay hora del té - respondió Stella teniendo cuidado de sus palabras, pues no quería revelar mucho de donde venía, no sabía que tanto podía alterar la historia si les revelaba por descuido que eran personajes de un libro, hasta ahora había logrado evadir respuestas como el nombre del lugar donde venía o de donde exactamente venía, Gandalf ayudando a veces a evadir tales respuestas.

- ¡No puedo creerlo! - exclamó Pippin, extrañado de que el resto de las culturas ahí presentes no tuviesen tantos horarios de comida como los hobitts.

- Aunque debo admitir que observarlos comer con tanto gusto me da hambre - admitió sonriendo, pues ver comer con tanto gusto a alguien como los hobitts lo hacían podía despertar hambre incluso en la persona más satisfecha.

- ¡Pues claro! Los hobbitts amamos la comida más que nadie - aseguró Merry con orgullo.

- Eso es debatible, sirve una buena cantidad de cerveza y carne asada con un buen pan crujiente y no verás a nadie más feliz y hambriento que nosotros - exclamó Gimli.

.°•🌿•°.

Legolas quien caminaba al final del grupo, observó las montañas frente a ellos, pensando en el camino por recorrer, el cual todavía era largo. Sus ojos recorrieron a los compañeros de viaje frente a él, y sin quererlo, al menos no conscientemente, sus ojos acabaron posados en ella, que conversaba animosamente con Gimli y los hobbitts, no pudo evitar la sonrisa que sin darse cuenta se desplegó en sus labios, al verla reír, tan radiante y misteriosa.

Legolas aún tenía curiosidad sobre su aparición en la Tierra Media, pues para ser una Istari no se comportaba como una, no era tan reservada y apenas fruncía el ceño, a diferencia de Gandalf quien era reservado y una gran ñarte del tiempo se le veía meditando.

El elfo solo se dio cuenta de que su mirada aún estaba posada en ella cuando sus ojos se encontraron, y ella le sonrió, no estaba seguro si el súbito brinco que había pegado su corazón era porque había sido descubierto mirándola o por la sonrisa que le había dado. Volviendo en sí, pronto detuvo su paso al ver que el resto también se detenían.

.°•🌿•°.

Antes de que Stella, Gimli, Pippin y Merry, pudiesen siguir conversando, o más bien debatiendo quien era el que más disfrutaba de comer y beber, Gandalf se detuvo y junto a él Frodo:

-Hemos llegado a los límites de la región que los hombres llaman Acebeda; muchos elfos vivieron aquí en días más felices, cuando tenía el nombre de Eregion. Hemos hecho cuarenta y cinco leguas a vuelo de pájaro, aunque nuestros pies caminaran otras muchas millas. El territorio y el tiempo serán ahora más apacibles, pero quizá también más peligrosos.

-Peligroso o no, un verdadero amanecer es siempre bien recibido -dijo Frodo echándose atrás la capucha y dejando que la luz de la mañana le cayera en la cara.

Stella alzó la vista observando como el sol comenzaba a iluminar con su cálida luz todo a su paso, el ver el sol finalmente después de días despertó en la Compañía un atisbo de esperanza y renovadas energías.

-¡Las montañas están frente a nosotros! -dijo Pippin-. Nos desviamos al este durante la noche.

-No - dijo Gandalf - Pero ves más lejos a la luz del día. Más allá de esos picos la cadena dobla hacia el sudoeste. Hay muchos mapas en la Casa de Elrond, aunque supongo que nunca pensaste en mirarlos.

-Sí lo hice, a veces -dijo Pippin-, pero no los recuerdo. Frodo tiene mejor cabeza que yo para estas cosas.

-Yo no necesito mapas -dijo Gimli, que se había acercado con Legolas y miraba ahora ante él con una luz extraña en los ojos profundos- Esa es la tierra donde trabajaron nuestros padres, hace tiempo, y hemos grabado la imagen de esas montañas en muchas obras de metal y de piedra y en muchas canciones e historias. Se alzan muy altas en nuestros sueños: Baraz, Zirak, Shathûr.

»Sólo las vi una vez de lejos en la vigilia, pero las conozco y sé cómo se llaman, pues debajo de ellas está Khazad-dûm, la Mina del Enano, que ahora: llaman el Pozo Oscuro, Moria en la lengua élfica. Más allá se encuentra Barazinbar, el Cuerno Rojo, el cruel Caradhras; y aún más allá el Cuerno de Plata y el Monte Nuboso: Celebdil el Blanco y Fanuidhol el Gris, que nosotros llamamos Zirak-zigil y Bundushathûr.

»Allí las Montañas Nubladas se dividen y entre los dos brazos se extiende el valle profundo y oscuro que no podemos olvidar: Azanulbizar, el Valle del yo Sombrío, que los elfos llaman Nanduhirion.

-Hacia ese valle vamos -dijo Gandalf-. Si subimos por el paso llamado la Puerta del Cuerno Rojo, en la falda opuesta del Caradhras, descenderemos por la Escalera del Arroyo Sombrío al valle profundo de los enanos; allí se encuentran el Lago Espejo y los helados manantiales del Cauce de Plata aguas abajo hasta los bosques secretos y así hasta el Río Grande y luego...

Hizo una pausa.

-Sí, ¿y luego qué? -preguntó Merry.

-Hacia nuestro destino, el fin del viaje - respondió entonces Stella mirando al frente hacia las montañas.

- No podemos mirar demasiado adelante. Alegrémonos de que la primera etapa haya quedado felizmente atrás. - dijo el Istari, mirando entonces alrededor continuó - Creo que descansaremos aquí, no sólo hoy sino también esta noche. El aire de Acebeda tiene algo de sano. Muchos males han de caer sobre un país para que olvide del todo a los elfos, si alguna vez vivieron ahí.

-Es cierto -dijo Legolas - Pero los elfos de esta tierra no eran gente de los bosques como nosotros, y los árboles y la hierba no los recuerdan.

- Se escucha un lamento de las piedras - susurró Stella, podía escucharlo, era un quejido tenue y el viento apenas podía llevarlo.

Legolas le dirigió una mirada incrédula, no esperaba que alguien pudiese dar voz sus pensamientos, la chica no alcanzó a ver como la mirada del elfo se posaba en ella con distinguible curiosidad , nadie más en la Compañía llegó a notar esto tampoco, pasados unos breves segundos dirigió su vista al frente y habló:

- Ellas todavía los lloran: Profundamente cavaron en nosotras, bellamente nos trabajaron, altas nos erigieron; pero han desaparecido. Han desaparecido. Fueron en busca de los puertos mucho tiempo atrás.







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