Lo que en ti veo

By agc130411

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Amelia es una chica que por circunstancias de la vida y por haber crecido sin un padre, se crió en la calle r... More

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By agc130411

Llegaron al barrio y cada una se fue a descansar después de haber dejado la mercancía en el Scorpio, Amelia llegó a casa y sin hacer ruido para que su madre no la escuchara y le pidiera explicaciones, se metió a su cuarto y se tiró en la cama boca arriba. No paraba de darle vueltas a todo lo que había sucedido en su vida, las batallas que había librado y cómo después de tantos robos y malas decisiones, fue a parar a la cárcel pero en el momento en que cerró los ojos y pensó que desde hace algunos meses una rubia hermosa había puesto luz a su oscura vida, sólo quiso parar el tiempo para que nadie lo dañara e intentar de una vez por todas trazar el camino para explicarle toda su verdad y no perder la esperanza de ser feliz junto a ella. Recordó su llamada anteriormente y cómo si la tuviera delante quiso llamarla pero se dió cuenta de que era demasiado tarde y vio que tenía un mensaje en su teléfono.

- Buenas noches Amelia, sé que estarás dormida porque son casi las dos de la mañana pero necesitaba escuchar tu voz, te parecerá una tontería pero echaba de menos tenerte aquí a mi lado, que duermas bien amor mío.

Cuando terminó de escuchar el mensaje, dos lágrimas cubrieron su rostro el cual cada vez se notaba más mojado por no poder parar de llorar, dejó caer su teléfono en el pecho y cómo si fuera una niña pequeña que necesita refugio, se abrazó a su cuerpo hasta quedarse dormida.

A la mañana siguiente Luisita despertó y cuando miró su teléfono no tenía ningún mensaje de la morena y se puso triste porque desde el día anterior no sabía nada de ella pero para que el día comenzara bien llamó a su alma gemela Mateo para irse juntos al bufete y contarle cómo estuvo la conversación el día anterior con Sebastián.

- Buenos días amor de mis amores, ¿Estás ya despierto o tengo que ir con un café para que te espabiles? - Saludó Luisita a su amigo empezando la mañana.

- Buenos días mi tormento de amor, ¿Cómo amaneciste? ¿Está todo bien en el reino de la abogada o tenemos que tener de nuevo una conversación de terapia? - Le contestó el abogado de buen humor para intentar siempre hacerla reír.

- ¡Que idiota eres! Te llamaba para irnos juntos al bufete y así charlamos un poquito.

- Uy, eso suena interesante, ya me veo que hay un buen chisme.

- Ja ja no, sólo necesito un amigo. - Contestó la rubia con la risa un poco más vacía.

- Está bien, ya en serio, me visto ligero y voy a recogerte.

- Aquí te espero. - Le respondió para después cortar la llamada.

Como había dicho por teléfono, Mateo fue a recoger a Luisita a su apartamento y después de darse dos besos y un gran abrazo, que no se daban desde el viernes, salieron hacia el bufete. Cuando llegaron a la puerta se subieron en el ascensor y Luisita le empezó a explicar cómo había sido la conversación que tuvo con Sebastián.

- Me sentía mal Mateo, desde lejos se le veía lo que estaba sufriendo y me duele, no puedo evitarlo.

- Luisita si algo ha sufrido es el orgullo de Sebastián, un hombre como él no está acostumbrado a que una mujer lo deje.

- Ay no, yo pienso que es otra cosa, en un momento se le quebró la voz y hasta se puso a llorar. - Le explicó Luisita un poco afectada.

- ¿En serio? ¿Y no le tomaste una foto? - Le preguntó el abogado sorprendido y de broma mientras que la rubia le miraba entrecerrando los ojos aguantándose la risa.

- Me hubiera hecho millonario chantajeandolo con hacerla pública en las revistas. Imagínate el titular " Sebastián Fernández llorando por una mujer".

- Aaayyy, me vas a decir que tú nunca has llorado por amor. - Contestó riéndose.

- Sí, sólo dos veces pero además es diferente porque yo soy gay y tengo el derecho a tener actitudes débiles de enamorarme como quiera pero Sebastián que es una piedra...

- Bueno el caso es que me siento mal y aunque quiera evitarlo me siento culpable.

- ¿Culpable de qué? A mí me consta que con lo único que le fuiste infiel a Sebastián mientras fuiste su prometida fue con el pensamiento y eso es en el 100% de las parejas.

- Sí, Sebastián piensa que me perdió, que permití que otro me enamorara delante de sus narices y no se dió cuenta.

- Y tiene razón.

- Ay Mateo, yo también soy culpable de eso, yo permití que Amelia me enamorara y no hice nada para impedirlo.

- Pero eso es porque tu relación con él no estaba sólida y yo creo que en cierta manera Amelia te salvó, yo estoy seguro que no hubieras sido feliz con Sebastián.

- O sea que piensas que con Amelia ¿Puedo llegar a serlo? - Preguntó Luisita sorprendida y con una sonrisa.

- No pero por lo menos te liberó de ese nudo que tenías y sólo por eso tiene mi admiración y mi aprecio.

En ese momento en la empresa "Gómez Corporation" se encontraba, en una de sus oficinas, Sebastián hablando con su hermano Federico todo lo que Luisita le dijo la noche anterior.

- Ella misma me lo dijo con su propia boquita, me dijo que era otro hombre pero no me dijo quien ni su nombre. - Explicaba Sebastián a su hermano dando vueltas por toda la oficina y las manos cruzadas en la parte baja de su espalda.

- Lo que no entiendo es como tu noviecita Nieves que está ocho horas pegada a su jefa, no se dio cuenta de que está con otro hombre.

- Luisita ha estado cuidando su relación de modo que nadie se entere.

- ¿Esa es otra idea brillante tuya?

- ¿Entonces por qué Marcelino y Manolita tampoco se han enterado de la relación?

- Porque Marcelino me quiere y Luisita quiere ahorrarse el discurso largo y tendido que le daría al viejo.

- Y más si no cumple las espectativas de marido que el padre tiene para su hija.

- Luisita no elegiría a cualquier pretendiente, no, tiene que ser un cliente de la firma, un abogado... Y está esperando que pase la tormenta para presentarlo en sociedad.

- Pues a mí me parece demasiado extraño que si Luisita está bastante enamorada, no hayamos tenido todavía ninguna pista o una cara.

- Yo lo que necesito es ponerle una cara para tirarle una bala entre ceja y ceja, lo demás me importa un pepino. - Contestó Sebastián con rabia porque todavía no sabía quién le había robado el puesto de prometido de Luisita para que pudiera llegar a ser presidente de la compañía de su familia.

- ¿Y tú crees que después de tu conversación con Luisita y haciendo desaparecer al tipo, ella volvería contigo?

- Por amor no pero sí por el remordimiento de verme mal y afectado por todo lo que estoy pasando y si se siente mal, voy aprovechar ese sentimiento no por ahora pero más adelante algo se me ocurrirá. - Contestó Sebastián triunfante.

En ese mismo instante sonó el teléfono de Sebastián y cuando vio de quién era la llamada entrante supo que era hora de buenas noticias.

- Buenas tardes Hierro, ¿A qué debo el gusto de su llamada?

- Buenas tardes Zafiro, déjeme decirle que el operativo fue todo un éxito. - Contestó al otro lado del teléfono.

- Uy qué buena noticia esa, entonces esto se merece que descorchemos una botella de champagne y celebremos. - Respondió con superioridad.

- ¿Tiene los microchips?

- Completitos y en orden.

- Así me gusta, ¿Entonces nos vemos en la bodega de siempre? - Preguntó Sebastián para saldar cuentas con el Hierro y entregarle la mercancía en una bodega abandonada en la que siempre se reunían para sus trabajos sucios.

- Cuente con ello, allí estaré a las 6 en punto. - Respondió firme para luego colgar la llamada.

Después del robo de la mercancía y de la furgoneta robada, en la comisaría se encontraban los policías oficiales que en esa noche fueron asaltados por la banda y en ese momento fueron para hacer la declaración de los hechos.

- Nosotros estábamos haciendo la guardia como todas las noches y de pronto hubo un corte en la carretera, nos deslumbraron con las luces y cuando nos dimos cuenta nos estaban asaltando la furgoneta. - Respondió uno de ellos.

- Eran cuatro y estaban muy bien equipados que ni siquiera sospechamos que eran ladrones. Lo que sí escuchamos es como uno de ellos hablaba por el auricular diciendo que el camión estaba cerca y que se encontraba en ese momento parado.

- ¿Entonces lo tenían todo planeado para estar en ese lugar en ese mismo momento? - Preguntó el detective Solano que se encontraba con su compañero Juan Capote tomando la declaración de los asaltados.

- No parecía un robo casual, lo tenían todo planeado porque sólo tardaron dos minutos en sacarnos de la furgoneta y marcharse de allí.

- Guau, pues sí que son brillantes porque lo hicieron en un tiempo récord. Respondió el detective Capote sorprendido.

En ese mismo momento entraba en la oficina el capitán Soto para informales de las nuevas noticias que estaban llegando a la comisaría.

- Ignacio, Juan, tenemos nuevos datos del robo. - Dijo el capitán acercándose a ellos bajo la atenta mirada de los oficiales afectados.

- Díganos capitán, ¿Qué fue lo que encontró?

- Llamaron de la empresa diciendo que la furgoneta que llevaba la mercancía tenía puesta una cámara de seguridad en la parte trasera.

- ¿Ustedes sabían que tenía instalada una cámara de seguridad? - Preguntó Ignacio a los oficiales que esa noche llevaban la mercancía de reparto.

- No, nosotros no sabíamos nada. - Respondió unos de los oficiales.

- Entonces si ellos no sabían nada de la cámara, la banda tampoco. - Nacho informó a su compañero Juan Capote que poco a poco iba atando cabos para estar más cerca de atrapar a la banda.

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Al mismo tiempo en la bodega abandonada, estaban reunidos Zafiro y el Hierro para entregarle la mercancía y recibir el dinero de la banda por el trabajo.

- Llega puntual Hierro, así me gusta.

- Siempre cumplo lo que digo y ahí fuera tiene los microchips.

- ¿Quiere que vaya yo?

- No sea tan altanero Zafiro sino ya no habrá más vueltas.

- Si no hay más vueltas, se queda sin trabajo idiota.

- Y usted sin sus negocios. - Le desafió el Hierro.

- Vamos a llevarnos bien Hierro por el beneficio de los dos, traiga la mercancía, tome su dinero y márchese. - Le contestó Zafiro con enfado mientras que el jefe de la banda lo miró con rabia para luego ir a buscar la mercancía.

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Saliendo del ascensor y acercándose a su oficina se encontraba Luisita todavía charlando con Mateo de la situación que tenía con Amelia y que después del fin de semana que había tenido cada vez estaba más segura de presentarla a su familia y poder pasear con ella libremente y sin esconderse de nadie.

- Luisita, ¿Cómo se te ocurre? - Mateo le preguntó preocupado porque sabía el problema que se iba a encontrar con su familia.

- ¿Cómo se te ocurre hacerle eso a tu padre, presentarle en tu casa y de repente a Amelia? A menos que quieras que le dé un infarto.

- Mateo quiero hacer una cena inocente, invitar a todos ellos y que de esa manera se conozcan. - Contestó Luisita despreocupada.

- Es la única manera de que mis padres conozcan a Amelia, de otra forma se negaría y jamás querría conocerla.

- ¿Y tú crees que es buena idea encerrarlos a todos en tu casa como un asalto a mano armada?

- Yo tengo la esperanza de que una vez se conozcan y con la alegría que tiene Amelia y su espontaneidad, seguro se lo va a ganar. - Decía Luisita ilusionada de que todo saliera sin ningún problema.

- Está bien, mira la situación. Tú dirías, mira papá te presento a Amelia, estoy enamorada de ella, es más joven que yo y es la mensajera de mi oficina. A tu papá ahí mismo le da un infarto.

- ¿Y cómo hago Mateo? Yo ya no quiero esconder esto que siento por Amelia, me hace feliz, estoy enamorada de ella y me da igual si tengo que enfrentar a mi familia por defenderla. Mateo, estar con ella todos los días es lo mejor que me ha pasado en toda mi vida y sé que todo esto es una locura y que jamás entenderían que me he enamorado de una mujer pero desde que ella llegó, no hay ni un solo segundo en el que yo no esté sonriendo cada vez que está cerca de mí, me tiembla todo el cuerpo y si te digo como me cuida siempre que me tiene en sus brazos, no tengo palabras para describirlo porque cada vez que me pierdo en sus ojos sé que es mi lugar seguro. - Respondía Luisita con lágrimas en los ojos recordando lo feliz que le hacía sentir la morena.

- ¿Sabes qué te digo Luisita? - Preguntó su amigo emocionado por verla así. - Sólo quiero verte feliz y si de mí depende no dejarte caer para alcanzar tu felicidad, aquí voy a estar apoyándote para enfrentar lo que venga. - Terminó de decirle agarrándole las manos en señal de apoyo.

- ¿Vamos dentro y comenzamos el día? - Preguntó el abogado.

- Vamos a comenzar el día. - Respondió con una sonrisa y abrazando la cintura de su amigo para entrar en la oficina.

Al rato de estar trabajando en los casos que tenía pendientes, llegaba Amelia de repartir y en ese momento Luisita desvió la mirada hacia la recepción en la que la morena se encontraba entregándole a Nieves todo lo que había recibido y como si con la mirada la llamara, Amelia miró hacia su oficina y con un gesto de complicidad y escondido se dieron un beso en la distancia.
En ese momento a Luisita se le ocurrió una idea y se la dijo a Mateo que entraba por la puerta.

- Tss Tss, Mateo necesito un favor, acércate un momento. - Dijo la rubia para decirle una cosa en el oído sin que nadie se enterara.

- ¿Tú te podrías llevar a Nieves un ratito fuera de aquí como unos diez minutos?

- ¿A dónde? - Preguntó Mateo sorprendido por lo que estaba ideando su amiga.

- Pues a donde quieras, no sé, a tomar un café o algo, sólo diez minutos.

- ¿Un kuiki? - Preguntó el abogado con una ceja levantada y con picardía.

- ¿Qué kuiki? ¿Estás loco? - Preguntó Luisita con una carcajada.

- Nooo, sólo quiero hablar tranquilamente con Amelia y pues con Nieves aquí es bastante difícil.

- Pues llévatela a otra parte y ya está.

- No, no, porque Nieves va a empezar a preguntar, por favor llévatela tú.

- ¿Y dónde está eso de sacar a la luz la relación y hacerla pública?

- Sí de eso va pero como tú comprenderás no voy a empezar por la oficina, imagínate toda la preguntadera de Nieves.

- Tienes razón, Nieves no se puede enterar nunca jamás.

- ¿Entonces qué, me ayudas? - Preguntó Luisita con cara de niña buena.

- 10 minutos más no, más tiempo con Nieves puede ser terminar en el manicomio. - Contestó Mateo advirtiéndola para que no fuera más tiempo y marchándose a llamar a la secretaria.

- Nieves, ven conmigo. - Informó el abogado.

- ¿A dónde? - Contestó la secretaria sorprendida.

- A la cafetería del Office.

- ¿Y por qué?

- Porque quiero que nos tomemos un café Nieves.

- ¿Ah sí? ¿y por qué en la cafetería del Office y no aquí? Ay no me digas que me vas a despedir. - Preguntó la secretaria un poco asustada.

- Ay Nieves sólo quiero hablar contigo, ven, vamos.

- Está bien. - La secretaria aceptó preocupada y se levantó de su escritorio para marcharse con el abogado mientras éste miraba a Amelia de reojo y con la cabeza señalaba la oficina de Luisita.

En el momento que salieron y se cerró la puerta, Amelia soltó los papeles que tenía en la mano y fue de inmediato a la oficina de Luisita cuando ésta le indicó que se acercara. Amelia entró mirando hacia afuera por si entraba alguien y cuando cerró la puerta de la oficina, se acercó a Luisita y se besaron tan pasional que no querían separarse, la rubia se colgaba de su cuello y respiraba su olor que tanto echaba de menos desde el día anterior que se despidieron en la casa de la Sierra.

- ¿Esto fue para quedarnos solas? - Preguntó a la abogada mientras que no paraba de besarla.

- Sí. - Contestó la rubia acercándose a su rostro para tocar su cara con la nariz.

- ¡Oye! Me encantó dormir anoche contigo aunque sólo fuera escuchando tu voz. - Le dijo susurrándole al oído y metiendo sus manos entre los rizos.

- ¿Si? Me parece perfecto. - Contestó Amelia besándola de nuevo.

- ¿Y esa cara? - Preguntó Amelia cuando vio que Luisita había borrado la sonrisa.

- Bueno, también quería que nos quedaramos a solas para contarte algo. -Le respondió esquivando la mirada.

- ¿Qué cosa? - Preguntó la morena un poco asustada por lo que fuera a decirle.

- Sebastián vino a verme, fue a verme y hablamos. - Respondió Luisita ante la mirada seria de Amelia.

- Te lo dije porque no quiero que haya secretos entre nosotras.

- ¿Y de qué hablaron? - Preguntó Amelia luego de un rato callada asimilando la situación.

- Pues de lo duro que ha sido todo esto para él. Créeme que fue para bien ¿sabes?
- Le dije que entre él y yo no hay una remota posibilidad de reconciliación porque estoy enamorada como nunca lo estuve de él, de alguien que es el amor de mi vida, con quién me siento plenamente realizada, con quién verdaderamente y por primera vez me siento feliz. - Le dijo mirándola fijamente a los ojos.

- Te conté todo esto porque no quería que luego te enteraras y pensaras que te estaba ocultando algo.

- Yo sé, yo sé Luisi, te lo agradezco pero tienes que enterderme también a mi, ibas a casarte con él, se llevaron bastante tiempo de novios.

- Pero eso fue antes de conocerte Amelia, lo que importa ahora es esto que tenemos en el presente.

- ¿Se puede saber cuánto tiempo hablaron? - Preguntó Amelia un poco incómoda.

- Una o dos horas, no sé, estuvimos en mi casa charlando tranquilamente, lo hice por compasión hacia él y yo quería dejar las cosas terminadas y claras, por eso sé que no me va a volver a buscar. - Contestó sincera Luisita para que Amelia no dudara de que ya no quedaba nada entre los dos.

- ¿Sabes que? Estoy pensando en organizar una cena en mi apartamento con mis papás porque te quiero presentar con ellos. - Le dijo la rubia ilusionada esperando a ver la reacción de Amelia.

- ¿Y estás segura de que eso es una buena idea?

- Claro que estoy segura, estoy decidida a que lo nuestro deje de ser algo oscuro y oculto. Nosotras no tenemos nada de qué avergonzarnos. ¿Y tú estás segura? - Preguntó Luisita mirándola a los ojos de los que esperaba que contestara con su verdad.

Ladeando la sonrisa y con la tranquilidad y sinceridad que Luisita esperaba, Amelia contestó:

- Mira, yo estoy dispuesta a lo que sea necesario por tí, eso está claro, así eso implique hacer cosas que... - Amelia contestó esquivando la mirada mientras que era interrumpida por Luisita.

- ¿Hacer cosas que...?

- Hacer cosas como sentarme a comer con tus padres. - Contestó la morena agarrándole la cintura y sacando una sonrisa en la abogada para besarla.

En ese momento entraba en la oficina Mateo con Nieves echando humo porque la secretaria no paraba de hablar de tal manera que ni una pastilla le quitaba el dolor de cabeza que tenía. Las chicas, como si les hubiera dado un calambre, se separaron para que no las vieran y Amelia abandonó la oficina de Luisita dejándola con ganas de besarla todavía más para llegar a recepción junto a Nieves mientras que Mateo se marchaba a la oficina de la rubia.

- Es una valoración del rendimiento Amelia, dice que lo hace todos los años. Cuando te toque a ti estate tranquila porque lo vas a superar. - Dijo mientras Amelia escondía la sonrisa pensando en lo ingenua que era Nieves.

A partir de ese momento en el que Luisita iba a hacer pública su relación con la morena, Amelia cada vez estaba más convencida de contarle la verdad, sólo esperaba que al conocer a su familia no fuera un problema y que su amor fuera fuerte para así entender sus razones y que empezara una nueva vida con ella o así lo creía antes de que fuera demasiado tarde y explotara todo.

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Un nuevo capítulo un poquito más largo, espero que os haya gustado ☺️ en el próximo se viene un poco de calentura 🔥🔥🥵🥵 no sé si habrá que pedirles agua fría a las bomberas, mientras tanto den su estrellita si les gustó y por supuesto su opinión de lo que viene. 🤭

Alejandra ❤️

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