DINASTÍA

Od Elyn_Blais

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«SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA TORMENTA Y OSCURIDAD» Máximo Kuznetsov el rey de la mafia Rusa y Rafaella Riccardi... Více

SINOPSIS
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
EXTRA: Memorias
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
EXTRA: Una ragazza e un ragazzo
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
EXTRA: El día llegó.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 - Rey de Reyes
EXTRA: Golpe de realidad
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo Final
EXTRA: Cadenas invisibles

Capítulo 29

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Od Elyn_Blais

Rafaella.

-Entonces... ¿Si iremos?-le pregunto sin importarme que tenga la vista en el teléfono.

Acaba de colgar el teléfono, estaba hablando con alguien mientras iba de un lado a otro. Según lo que escuche ira a Rusia.

-¿Adónde quieres ir?-pregunta confuso.

-¡Joder! ¿Cómo eres tan cabezón? Hablo de las vacaciones.

-Cabezón tengo este.-se toca la polla dándose un apretón fuerte.

Miro la acción con especial atención. «Está duro».

-¡Ya!-grito cuando me desconcentro.- ¿Cuándo iremos?

-Después de que realice la compra y venta de acciones que tengo prevista en la empresa.

-¿Eso cuándo será?

-¡No lo sé, preciosa! ¡Cuando sepa te lo diré!-se ofusca.

-¡No puedo planificar así!

-Tomaremos el avión el mismo día si es necesario. No tenemos que planificar nada.

-¡Las cosas no funcionan así! Todo debe estar programado. Yo también tengo un trabajo.

-Entonces decídelo tú.

Algo de tristeza se siembra en mi pecho.

Quería ir a la Polinesia Francesa a celebrar mi cumpleaños, pero al final, con los chicos hemos optado por celebrarlo en Montecarlo. Thiago tiene muchos casinos repartidos por el mundo pero los más especiales están en Mónaco, además de que son los que le generan millones a diario, pondrá un salón a mi disposición para celebrar mi fiesta todos juntos.

Supongo que después de eso iremos a la isla.

-Ya no quiero ir.-hago un puchero con los labios.

-¡Joder, Rafaella, haremos lo que quieras! Pon una puta fecha y en esa iremos.

Mi vista de desvía a otro lado que ocupa toda mi atención y estropea mi concentración. Lo que quiero ahora son cosas muy sucias, «¡Concéntrate mujer!», me reprendo mentalmente.

-Iremos después de mi cumpleaños, partiremos desde Mónaco.

-No podre estar en tu cumpleaños.-mi pecho da un vuelco consumido por la tristeza que cala en todo mi cuerpo.

-¿Cómo que no podrás? ¿Tienes cosas más importantes que mi cumpleaños'?

Con lo que me cuesta dejar pasar los cumpleaños, esas para mí son fechas únicas que se tiene que celebrar, no todos los días se cumplen años, además, es súper importante apagar una velita el día en el que naciste.

Que él no este me duele como no tiene una idea.

-Tengo que ir a Rusia, preciosa.-me jala del brazo hasta que me tiene pegada a su pecho rodeándome.

-Pero...es mi cumpleaños.-cuestiono dudosa, provocando que mis ojos se cristalicen. Sus dedos levantan mi mentón dejando un beso suave sobre mis labios.

-Son asuntos importantes, amor. Apenas termine iré contigo.

-Pero cuando llegues ya no será mi cumpleaños...

-Tienes que entender.

-Entiendo pero eso no quita que me duela.-lo miro con tristeza.

-Te lo compensare.

-Los cumpleaños no se compensan, mi amor.

-Lo siento, preciosa.-acoge mi cabeza en su pecho, lo rodeo por la espalda apretándolo con fuerza. Necesito sentir su calor y que me dure el los días que estaré sin él.

Cuando estamos bien no soporto tenerlo lejos. Lo necesito tanto como necesito respirar.

-Ven a buscarme luego de solucionar todo en Rusia.-trato de no hacer que se vaya apenado.-Ya tendremos otro año para celebrar juntos.

-Llegare lo más pronto que pueda. Ya sabes que no puedo vivir sin ti.-sonríe mostrándome sus dientes blancos.

Esas sonrisas son las que me hacen pensar que toda mi vida ha valido la pena, estar con él no se compara a nada.

-Yo tampoco, mi amor.-recuesto mi cabeza en su pecho, coloca su mentón sobre mi cabeza y lo escucho suspirar.

El rey de la mafia rusa, suspira cada vez que reconozco que no puedo vivir sin él.

-Llévate a toda la seguridad.-vuelve a insistir en lo mismo.

-No, ya te dije que eso no pasara.-no me voy a llevar a más de cien hombres como lo ha propuesto desde que abrimos los ojos esta mañana.-El país es tan pequeño que sabré quien ingresa o no, igual sabes que casi soy la dueña del Mónaco. Solo me falta destronar a mis herederos.

Esos pequeños mocosos tienen más dinero que él y yo juntos, porque sumado a nuestro imperio, que sobrepasa cualquier limite imaginable, tienen heredada media fortuna de Dafne y Adriano Kuznetsov, además de la de Max Riccardi y mis padres que decidieron repartir su fortuna entre mis hijos y los de mi hermano.

-Puedo desheredarlos para que seas la única reina de la monarquía monegasca.-propone.

-Si así lo quisiera yo misma lo haría, pero me gusta saber que nuestros hijos son poderosos, así como yo lo fui desde que nací.

-Presumida.-entorna los ojos.

-Trabajo mucho para presumir de ello, cariño.-sonrió orgullosa.

-Deberías ser mi prisionera para siempre y nunca regresar a trabajar.

-¿Acaso quieres que enloquezca? Yo no puedo vivir sin trabajar. Es como si yo te pidiera que vivieras sin el ajedrez.

-Podría hacerlo.

-No podrías, Máximo.

-No podría.-reconoce mirando el tablero de madera que reposa sobre la mesa con las fichas en su lugar de partida.

Su teléfono vuelve a sonar y elijo salir de la oficina porque no me gusta que su atención no este por completo sobre mí. Tomo el pomo de la puerta pero regreso, poniéndome de puntitas para dejar un beso suave sobre sus carnosos labios.

Me acuesto en el mueble de la sala tratando de aclarar mis pensamientos, ahora ya no quiero una fiesta.

Cierro los ojos cuando percibo pequeños pasos correr por la casa, se coloca a un lado de mi mueble y se acerca a mi rostro, puedo sentir su respiración en mi cara, al ver que estoy dormida empieza a acariciar mi cabello con delicadeza, para luego subirse encima de mí y colocar su cabeza en mi pecho.

-Despierta, mami.-la voz de mi hijo me hace sonreír y toda la actuación se me derrumba en tan solo segundos.-Estabas despierta.

Sonríe de oreja a oreja.

-Estaba actuando, ¿Qué tal lo hice?

-Bien, muy bien, mami. Me lo creí. Eres buena.-mis carcajadas se escuchan por todo el espacio.

-Lo soy, cariño.-su mentón está apoyado en el centro de mi pecho, manteniendo la mirada sobre mí.

Sus ojos son hermoso, el cabello negro le da un aspecto de dureza y el que no sonría con cualquiera lo refuerza.

-Quiero jugar al ajedrez con papá.-menciona con un gesto sereno.

-Mi amor, la última vez que jugaste con tu padre, terminaste enojado.-ese día se enojó más de lo normal y no quería comer.

-Eso es porque papá siempre me gana.

-Con papá hay que saber perder, cariño.

-Yo sé que a papá nadie le ganara, pero quiero hacerlo.

-Es un adversario de honor.

-Eso no me agrada, no me gusta perder.

-A tu padre tampoco le gusta perder.

-Dile que me dé una oportunidad. Ya no me enojare. Lo prometo.-acaricia mi mejilla.

-Para evitar esos roses mejor juega con tu cubo rubik.

-Eso es muy fácil para mí, lo armo rápido.-protesta frunciendo el ceño.

-Entonces juega con Bianca, ella es muy buena en el ajedrez.

-Pero no iguala a mi padre. Él es muy bueno en todo.

-Entonces pídeselo tú.-ladea el rostro algo pensativo.-El aceptara.

Lo apachurro contra mi cuerpo haciéndolo reír, sus carcajadas me contagian. Le remuevo el cabello despeinándolo.

-¡Eres muy hermosa, mami!-grita por encima de nuestras risas.-¡Te amo mucho, con todo mi corazón!

-Yo te amo más, pequeño escorpioncito.-beso su mejilla repetidas veces hasta que me canso.

-¿Esos son besos de amor?-pregunta con un brillo especial en su mirada.

-Esos son besos de mucho amor.

Su rostro se ilumina con viva esperanza. Le encantan los besos de amor, son sus favoritos.

Después de cenar nos subimos al avión, acompañados de diez hombres de seguridad y de todos mis amigos que no paran de hablar de una cosa u otra y de los leones que están acostados a un lado.

Le pido a la azafata una copa de vino blanco y el jugo de manzana que solicite se prepare antes de subir al jet. A Damiano le encanta y a mí me agrada que lo tome, así no enloquece con la hermana que se carga.

Todos se han percatado que Máximo no viene pero nadie ha dicho nada, solo mi hermano y Thiago que me miran a cada nada.

Aterrizamos en el aeródromo y me meto en la camioneta que me espera con mis hijos y los leones abordo, conduzco hasta la mansión que tenemos, seguida por los demás vehículos de mis queridos guardaespaldas y de mis amigos, que al final de la calle se van desviando a sus casas.

Me adentro en el estacionamiento de la propiedad que goza de opulencia y lujo. Los carros más valiosos que tenemos están ubicados por marcas en sus respectivos espacios, los seis primeros espacios se los llevan los Bugatti, le continúan tres Rolls-Royce, dos camionetas y cuatro convertibles Lamborghini, y dos Ferrari.

Me las apaño para sacar a mi abejita del carro ya que se ha quedado dormida, mientras que Damiano lleva la carterita que mi pequeña hija traía.

-Manda a que revisen la propiedad.-le indico a Gregori.

-Esta todo en orden, Rafaella. Que tengan buena noche.

-Ten buena noche también, abuelo.-le responde mi hijo cargado de emoción.

-Buenas noches, Gregori.-le muestro una sonrisa sincera, el me retribuye de la misma manera.

Dejo a la abejita en la cama y me voy con Damiano a cepillarnos los dientes para poder seguirle los pasos a la dormilona. Esa niña puede dormir en cualquier lugar, así sea de pie ella se duerme.

-¿Los abuelos si vendrán a tu cumple, madre?-pregunta mi chiquito de ojos grises, con la espuma en la boca.

-Mis padres, mi abuelo y mis tíos vendrán mañana temprano.

Asiente lentamente y después procede a enjugarse la boca.

Me meto debajo de las sabanas y me quedo dormida acariciándole el cabello a mi hijo que va cerrando los ojos poco a poco.

Al día siguiente me levanto por los gritos que dan los sujetos que estaban durmiendo conmigo.

-¡Feliz cumpleaños a mami!-cantan y aplauden casi en mi oreja.-¡Que los cumplas feliz, te deseamos a ti! ¡Feliz cumpleaños, preciosa madrecita! ¡Feliz cumpleaños a ti!

Abro los ojos con una sonrisa tirando de la comisura de mis labios.

Es inexplicable lo que siento por las dos personitas que me hacen latir el corazón con fuerza. Se me lanzan encima abrazándome.

-¡Feliz cumpleaños, mamita!-me dice la abejita besando mi nariz.

-Muchas gracias, mi amor.-su hermano la aparta.

-Es mi turno.

-¡Damiano, eres un tonto!-grita enfadada recomponiéndose del empujón.

-¡Feliz cumpleaños, madre! Que tengas muchos años más de vida.-deposita un beso en mi frente.

-Gracias, cariño.-lo tomo de las mejillas.-¿Tu padre no ha llamado?

Se miran entre ellos.

-Sí, pero le cortamos, queríamos ser los primeros en felicitarte.

Viajamos tomados de la mano hasta la cocina y los levanto en brazos colocando a ambos sobre la barra alta de la cocina. Aquí no tenemos personal de servicio por ende tengo que idear una forma de tenerlos quietos, así que esta es la mejor opción que encontré, no se podrán ni mover porque caerán al vacío.

Preparo el desayuno con tranquilidad, ya que no tengo apuro, hago huevos benedictinos, acompañados con jamón y tostadas, endulzo la leche para los mellizos y para mí un café negro simple.

-¡Mami, ya bájanos!-grita la abejita moviendo las piernas con impaciencia. Su hermano ya perdió la esperanza de que los deje andar por ahí jugando.

-Espera cariño.

Coloco los platos sobre la mesa y también las tazas, observo que no me falte nada y recién voy por ellos trayéndolos directo a sus sillas.

Antes de dejarme caer en mi silla, escucho como entran a mi casa, levanto la vista y casi que corro a los brazos del hombre que amo con todo mi corazón.

-¡Papi!-grito andando con rapidez.

-¡Feliz cumpleaños, principessa!-le levanta haciéndome girando conmigo.- Feliz 27 años, mi más grande amor, espero que sigas teniendo una vida muy feliz.

Me coloca sobre el piso para estrecharme entre sus brazos.

-Gracias, mi más grande amor.-le beso la mejilla.-¡Esperaba que llegaras más temprano!

Me separo para abrazar a mi madre.

-¡Feliz cumpleaños mi pequeña principessa!-recuesto mi mejilla sobre su hombro.-Mi pequeña niña ya está grande.

Mi pecho vibra contra ella por las risas que surgen de mi garganta.

-Ya tengo dos hijos madre y estoy casada. Crecí hace mucho.

-Aun eres mi pequeña principessa. No importa si sigues creciendo, siempre serás una bebe para mí.

Mis hijos nos separan para que a ellos también los abracen, son unos envidiosos que no pueden estar sin que les presten atención.

Segundos más tarde irrumpe toda la multitud en mi casa, haciendo laberinto y desorden, y comiéndose el desayuno de mí mis hijos.

-¿A qué hora iremos a la celebración, amore?

-No quiero celebración. Solo me compare una torta y cantaremos.

-No me jodas Rafaella. Habíamos quedado en que celebraríamos en la discoteca.-me reprocha mi hermano.

-Sé que habíamos quedado en algo pero cuando pensé que Máximo venía con nosotros. Ahora no.

Detesto tener que festejar algo sin él, se lo dejo pasar porque es mi cumpleaños pero él sabe que tiene rotundamente prohibido faltar al cumpleaños de nuestros hijos.

-No has nacido con el.-me recrimina un tanto enojado.

-Tu tampoco naciste conmigo pero mírate.-lo barro de pies a cabeza.

-Eres mi hermana.

-Él es mi esposo.

-Pero...

-¡Me da igual!-lo silencio.-Solo comprare una torta.

-Yo la comprare.-habla Thiago antes de levantarse la tasa de café que había preparado para mí.

«Desgraciado».

Respiro profundo, antes de asentir.

-¡La leche, no!-Rose da un brindo por el grito que lanzo en su dirección. Me apresuro a arrebatarle la taza.-Joder, aunque sea déjales eso, no has visto que todo su desayuno se lo han tragado estos animales.

-No te enojes, Raff.-me muestra una sonrisa triste.-Me preparare algo de tomar.

-Hazme un café, por favor.-le suplico.

-Entendido, bebita.-me molesta burlona.

Mi teléfono empieza a sonar y me alejo del ruido para poder contestar.

Máximo me felicita y lo hago prometer que de regalo de cumpleaños me dará una buena follada, de esas que me ponen a gritar como loca y gemir como puta.

Cuando la noche se cierne sobre el hermoso cielo de Mónaco, me baños, cambio, peino y maquillo. Me calzo sobre unas sandalias altas que van a juego con mi vestido negro con corte en la pierna derecha, que deja a la vista la piel de mi muslo.

Salgo de mi habitación y encuentro muy tranquilos a mis hijos, ya están cambiados y listos para salir.

Conduzco hasta el casino "Royal CM" y aparco justo afuera, entre tantos vehículos de lujo de los asistentes al lado del casino, nosotros no vamos a ocupar ese espacio, solo nos adentraremos en el salón que han separado para esta ocasión.

Lauren está en la entrada caminando de un lado a otro.

-¿Pasa algo?-salta algo espantada.

-¡Rafaella, me asustaste!-lleva su mano a su pecho.-Te estaba esperando.

-¿Para qué?

-Te tenemos una sorpresa.

-¡Por dios, Lauren! No molestes.

-¡Ey!-me detiene y de la nada me coloca una venda en los ojos.

-¡Deja la pendejada!

-¡Guarda silencio!-grita más fuerte.

Camino con cautela porque no quiero arruinar mi preciosa cara al irme de trancazos contra el suelo.

Escucho como abren las puertas y en el momento en que me quita la venda de los ojos todos gritan: ¡Feliz cumpleaños!

Mi vista aun es borrosa pero cuando la recupero por completo se me cae el alma al piso.

Máximo está enfrente vestido de traje negro y con un ramo de tulipanes blancos en las manos.

-¡Mi amor!-corro y brinco sobre él, aferrándome a su cuerpo, mientras me sostiene en el aire.-Si viniste.

Con una mano me sostienen del culo, porque con la otra mantiene los tulipanes intactos.

-No podría faltar. Feliz cumpleaños al amor de mi vida. Mi Malen'kiy. Mi preciosa mujer de ojos grises.-susurra cerca de mi oído, erizándome la piel.

Un suspiro sonoro se escapa de mis labios.

Lo miro a la cara y mi estómago revolotea con algo que siempre está presente cuando lo miro. «Estoy casada con mi persona favorita», el hombre que me daría el mundo en las manos si se lo pidiese.

Me separo y soy consciente de todo a mí alrededor. Las personas que más quiero están presentes y ahora mismo nos están mirando con ternura.

Christian Riccardi, no, ese está echando humo. Lo miro murmurarle entre dientes algo a mamá.

La decoración del lugar esta hermosa, en la mesa priman los colores blancos y negros. En el centro una tota gigante que dice mi nombre y la edad que cumplo.

La música empieza invitando a bailar a todos, tomo de la mano a Máximo sacándolo a bailar, bailamos reguetón, salsa y bachata, pero todo se paraliza a mi alrededor cuando ponen una canción que siempre me hace llorar. «Joder, los sentimientos encontrados que tengo cuando escucho detenidamente esa letra». Me es imposible evitar el hormigueo que me recorre de pies a cabeza cuando mi esposo coloca sus manos en mi cintura, haciendo que como acto reflejo enrede mis manos detrás de su cuello.

Empezamos a moverlos lentamente cuando la voz de Carla Morrison empieza a sonar y los primeros acordes de "Disfruto" nos invaden:

Me complace amarte
Disfruto acariciarte y ponerte a dormir
Es escalofriante
Tenerte de frente, hacerte sonreír

Daría cualquier cosa
Por tan primorosa, por estar siempre aquí
Y entre todas esas cosas
Déjame quererte, entrégate a mí

No te fallaré
Contigo yo quiero envejecer

Quiero darte un beso
Perder contigo mi tiempo
Guardar tus secretos
Cuidar tus momentos

Abrazarte
Esperarte, adorarte
Tenerte paciencia
Tu locura es mi ciencia

Cada una de las líneas que componen esta canción se las susurro al oído porque desde la primera vez que la escuche pensé en él. En nosotros.

Es como si esta mujer hubiese escrito mi sentir en esta canción tan bonita y especial.

La ultima estrofa termina y con disimulo limpio las lágrimas que se han escapado de mis ojos. El dedica una mirada profunda, de esas que me ponen a temblar, tan íntima que siento que desnuda mi alma pero a la vez la acaricia con sus delicadas manos.

Me divierto en la hora loca y después, junto a mi familia nos escapamos de la fiesta, porque mis hijos ya están dormidos sobre unas sillas.

El pelinegro se encarga de acostarlos en su cama y luego se va a la oficina a hacer una trasferencia de dinero, yo me quedo en la habitación de los niños hasta que venga por mí para ir a la nuestra.

Me impaciento cuando no regresa, por lo que voy a buscarlo. Ya he esperado desde ayer, no esperare un segundo más.

Abro la puerta y lo veo parado frente al ventanal con el teléfono en la oreja. Se gira cuando percibe que he ingresado.

Camino lentamente y lo empujó por el pecho haciendo que caiga en el sillón de la bonita oficina que tiene aquí.

Me pongo de rodillas y llevo mis manos hasta la hebilla de su pantalón, desabrocho el botón y se lo bajo.

-¿Con qué lo único que querías era prenderte?-pregunta divertido.

Me saboreo los labios y paso la saliva que se me acumula en la boca.

-Quiero mamar.-mis ojos lo buscan para mostrarle una mirada inocente.

Me pasaría todo el bendito día hincada mamando su polla. Ese es el verdadero placer para mí, saborear lo delicioso que es.

Paso mi lengua por el falo humedeciéndolo parte por parte con cada lamida.

Una gota brillosa se asienta en la cabeza de su miembro, con mi dedo la esparzo con delicadeza haciendo que su cuerpo tiemble.

Sonrío dichosa por lo que le provocó. Me ayudó con la mano para llevarlo hasta mi boca metiendo gran parte de su pene a mi boca, a medida que chupo mi garganta se va abriendo cogiendo profundidad. Yo alucino que me lo puedo meter completo a la boca pero eso es imposible, es muy grande para hacer eso. Mi coño es otra cosa, ese si puede recibirlo entero porque él lo moldeo a su tamaño donde no dejo ni un centímetro fuera.

-Eso, preciosa. Comételo todo.

Mis labios carnosos lamen toda su protuberancia con ahínco provocando que abarque gran parte de mi garganta, los ojos me arden cuando levanta la cadera dándome un empeñon. Gruñe desesperado cuando consigue lo que busca.

Lo saco dejando que un rastro de saliva resbale por la comisura de mis labios.

-Mmm.-se me escapa un sonidito de placer.-Eres delicioso, cariño.

-No tanto como tú, preciosa.-me toma del mentón para besarme. Me separo buscando lo que me hacer perder cualquier tipo de estribos y cordura.

Me decido a recorrer cada una de las marcadas venas que lo adornan. Las venas que tiene en los brazos, las manos y la polla me desahucian.

Saco la lengua y lo sujeto de la base para darme golpecitos que me ponen a doler el coño. ¡Joder, el deseo por el me volverá loca!

-Traga todo lo que da tu marido.-dice en su idioma nato provocando que cierre los ojos disfrutando el paso de su semen por mi garganta.

Nadie se le iguala a mi rey oscuro, siempre termina siendo superior a todos los demás, por el me quemaría y bajaría al mismísimo infierno si fuese necesario. Fui su presa fácil pero él es verdugo ese que me mantiene a su merced.

Se levanta llevándome hacia el escritorio, con su brazo bota todo lo que tiene encima.

-Vas a destruirlo todo.

-Lo único que quiero destruirte es el coño.-trago duro.

Me coloca sobre la madera, mientras levanta la camiseta que llevo puesta exponiéndome por completo, abre mis piernas de par en par enterrándose con una fuerza descomunal que me hace gritar desesperada mientras clavo mis uñas en sus brazos.

-Mira quién es el único que te puede follar.-me toma del mentón con braveza.-Este es el coño en el que me entrego por completo.-dirige mi vista a dónde nos unimos y solo atino a apretar mis paredes vaginales exprimiéndolo.

Todo en el me prende, su porte, postura, fuerza y belleza.

Me gira sobre la mesa dejándome de tetas contra la madera fría que me hace quejarme. Vuelve a invadirme tomando un ritmo acelerado, mis piernas tiemblan y mi abdomen se encoge cuando lo siento correrse a la misma vez que yo.

Aruño la mesa tratando de apaciguar el profundo placer que me paraliza debido a los gruñidos que escapan de la garganta de mi jodido marido.

Nuestras respiraciones son fuerte y gotas de sudor resbalan por mi frete y espalda. Palmea mis glúteos haciendo que su semen resbale, gota a gota por mis muslos. Con su polla recoge sus restos y vuelve a ingresar abriéndome y haciéndome sentir muy llena, en todos los sentidos.

Cuando alcanzamos nuestro tercer orgasmo me lleva hasta nuestra habitación, abre la puerta dejándome pasar primero.

Abro la boca con sorpresa cuando un cuadro enorme adorna una de las paredes de nuestra habitación, la pintura nos muestra a nosotros dos flotando sobre nuestras tablas en el mar, la imagen ha sido tomada desde atrás, seguramente la ha copiado de la cámara de seguridad y la ha mandado a pintar, sin obviar ningún detalle del panorama, fue aquel día que me dijo que él me pregunto si yo alguna vez había besado a un rey y yo respondí que no, que solo había besado a un príncipe.

Aquel día en que con una sonrisa de superioridad acepto que él era el niño al que yo había besado porque me dijo que siempre seria mi príncipe.

Lagrima de felicidad me impiden seguir deleitándome con tan precioso cuadro.

-¿Eso es para mí?-pregunto titubeante.

-Solo para ti.-pega su pecho a mi espalda y mueve mi cabello hacia un lado, para dejar besos suaves sobre mí hombro y cuello.-Cada detalle lo hice yo, con mis propias manos.

-¿Tu pintaste el cuadro?-la mandíbula se me descuelga con la sorpresa.

-Claro.-reconoce.-Algo tenía que aprender con las clases de pintura de la abejita.

Lo miro impactada.

-¿Lo hiciste con tus manos?-no me lo creo.

-Y con otra cosa.-responde juguetón y yo ruedo los ojos.-¿Te gusto?

-¡Me encanta!-regreso mi atención al cuadro.-Me lo llevare a Italia y lo pondré en la sala de nuestra casa.

-Esa idea me gusta.-reconoce con un brillo especial en esos profundos ojos negros.

Nos metemos a la cama, cubriendo nuestra desnudez con las sabanas, empieza a acaricia mi cabello con delicadeza y lo escucho absorber el olor a vainilla que emana de mi melena oscura.

-Que desperdicio, pude tenerla antes.-termino con el silencio que nos acogía.

El entiende la referencia a su polla que me hace perder cualquier estribo.

Aquella noche en Londres para mí siempre será un acto fallido, debí acercarme en esa discoteca.

Me arrepiento de no haberlo hecho.

-No hubiese sido igual, estaba muy ebrio.

-Aun así me miraste.-digo con especial emoción.

-Yo siempre te miro, Malen'kiy. Siempre.

Me refugio contra su pecho, cuando sus dedos empiezan a juguetear con mi espalda. Cada parte en la que toca deja huella. Una huella inolvidable.

Máximo Kuznetsov siempre fue y será mi perdición.

Cada maldito día lo seguirá siendo.









¡Hola, Tormentas! No saben cuánto ansiaba publicar este capítulo, desde que inicie con Imperio supe que desee con toda mi alma llegar a este momento del cumpleaños de Rafaella y que junto con Máximo bailen esta canción.

¡Lo he cumplido! Mis bebes bailaron la canción que siempre he querido dedicarle a los dos y eso  me hace emocionarme hasta las lágrimas.

Espero que les guste.

Besos 🖤 

-Elyn.









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