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By skumfvck_raccoon

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By skumfvck_raccoon

- 𝐊𝐢𝐛𝐮𝐭𝐬𝐮𝐣𝐢 𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 -
ᴇʀᴀ ᴛᴀɪsʜᴏ̄.
ʀᴇɪᴋᴏ ɢᴇɴsᴇɪ, ᴇsᴘᴏsᴏ ᴅᴇ ᴋɪʙᴜᴛsᴜᴊɪ .

•- Advertencia: Abuso sexual, abuso emocional, abuso físico. Contenido bastante descriptivo, mención de orina.

•- Plot: El rey de los demonios y su jóven esposo son sometidos por los subordinados de este después de que uno de los integrantes más fuertes reclama el liderazgo como suyo.

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Los ojos de Reiko estaban empapados en lágrimas, su respiración se encontraba agitada a causa del inmutable obi que ataba su cuerpo de extremo a extremo a penas dejándole respirar.
Sus sollozos iban dirigidos a quién en su momento fué proclamado "Rey de los demonios". Pero ese título valía nada en el momento en que todo subordinado se volvió contra él sin hesitar. No logró dejar de temblar cuando escuchó la aguda y punzante voz femenina entrar a la habitación con un tono lleno de escarnio.
- ¡Que gran honor es tener al pequeño Reiko temblando de miedo! -. Desafiante se inclinó frente al jóven quién yacía abierto de piernas, obligado, expuesto con humillación para cualquiera.

Un par de venas se enmarcaron en el rostro de Kibutsuji y sus ojos se abrieron en furia cuando le fué meramente imposible impedir aquello que íban a hacerle a su esposo en su presencia. Los mismos obis de la femina lo mantenían atado de muñecas y tobillos desde lo alto de la fortaleza.
- ¡ Oe, oe! El amo está enfadado porque tienen a su pequeña avecilla a punto de ser desplumada ha,ha -. El rubio tomó con fuerza la mandíbula del azabache, apretándo sus mejillas divertido - ¡Queremos que mire todo el espectáculo, Muzan sama. Y de paso, que forme parte de el! No envidie al jóven Reiko. . . Incluso usted podrá destrozarlo. . . -. Su ímpetu fué interrumpida por la presencia nerviosa de un ser temeroso - ¡No creo que estemos haciéndo lo correcto! El señor Muzan fué nuestro gran líder, fué quién nos dió otra oportunidad. . . ¡No puedo dejar de pensar en lo que será capaz de hacernos sí se libera! -. Llevó sus manos a su cabeza mientras su cuerpo en un par de segundos comenzó a dividirse. Sekido, Karaku, Urogi y Aizetsu se hicieron presentes, dándole menos importancia a las preocupaciones que su cuerpo principal había sentido - Ignoren a Urami, su cobardía cega nuestro placer! -. Karaku mencionó con una sonrisa, externando su lengua hasta relamer sus labios tan cerca del rostro de Reiko - Algo huele tan bien. . . -. Se puso de rodillas cerca de las piernas pálidas del menor y deslizó su dedo por sobre la suave tela que cubría la integridad masculina - Y viene de aquí -. Kibutsuji al ver esto, forcejeó dejando escapar ahogadas palabras insultantes contra aquellos seres que sin embargo, no fueron escuchadas por la seda que se aferraba a su boca - No debe molestarse, Muzan sama. Karaku sabe lo que hace en estas situaciones -. Entusiasmado Gyokko se asomó fuera de su vasija de porcelana y rodó en ella hasta llegar a los pies de su "rey". Ahí, creció en su forma elegante y encantadora, sus largas uñas rasgaron con fuerza la espalda del azabache, provocando que sus rodillas se doblegaran un momento por el intenso ardor y dolor. - Ser endeble no estaba en su naturaleza, maestro -.
Las lágrimas de Reiko continuaban cayendo, tratando de retraer sus caderas para evitar que siguieran tocándolo, pero Karaku terminó por romper la única tela que mantenía su decencia. Fué en ese momento que el ambiente se volvió pesado, la presencia de aquél hombre quién algún tiempo, fué considerado el rango número uno de las aclamadas "Lunas superiores", estaba presente.

El rostro del rey demonio se volvió impío, debió haber supuesto desde un inicio que su ambición lo llevaría al deseo de arrebatarle el poder a cualquiera, después de todo, lo había hecho con su propia sangre. De inmediato, todos ahí se arrodillaron con respeto; mientras el peli-burdeo apartaba la vestimenta Montsuki con una mirada desafiante hacía el progenitor.
- Tu albedrío te orilló a tu fin, Kibutsuji. Y de paso te llevaste a ese muchacho contigo -. Se posicionó tras de él, sus dedos se enterraron entre las hebras de cabello azabache, tiró con brusquedad, forzando al hombre a observar a su esposo ser ultrajado por quiénes en algún momento, fueron humillados en sus puestos de subordinados - Quiero que observes -. Habló cercano a su oído, su lengua se deslizó por el lóbulo de la oreja del mayor - No apartes tu vista de él, porque sí lo haces. . . Voy a sacarle las entrañas y te las haré tragar -. Tiró una segunda vez de la cabellera ondulada a propósito - Y sí no es suficiente, lo follaré frente a ti mientras agoniza -. Las ropas de Kibutsuji se encontraban empapadas en sudor y sangre a causa de la herida que Gyokko había propiciado sobre su espalda. Gotas escarlata estaban cubriéndo el suelo y Kokushibo soltó un bufido burlesco.

Asintió en señal a las kazuki. Esto fué suficiente para que Douma tomara asiento sobre el suelo y Daki por consecuencia, aflojara el obi de alrededor del cuerpo del más débil. El rubio tomó la oportunidad de sostener las caderas de Reiko. Y provocó que cayera de espalda sobre su regazo - ¡Gensei san! ¡Luces tan desesperado por tratar de escapar de mis brazos! -. Exclamó con un tono sentimental y entonces Daki se apoyó sobre los muslos del jóven pelinegro - ¡Mira que flácido está! -. Tentó el borde de la intimidad con su dedo índice y el cuerpo del muchacho se tensó. Sus ojos cristalinos miraron a Kibutsuji y en ellos se apreciaba tristeza y remordimiento del placer y el dolor que le iban a obligar a sentir - ¿Es que acaso no somos suficientes para complacer al amado amante de nuestro señor Muzan? -. La mujer externó su larga lengua y esta se enrolló alrededor de la polla del menor, empapandolo con su caliente saliva mientras los dedos de Douma comenzaron a jugar con los rosáceos pezones de su presa - ¡M-mmgh! -. Pegó un ahogado jadeo desesperado bajo el obi que cubría sus labios, tratando de evitar que continuaran ultrajando. Inútilmente intentó cerrar las piernas pero Douma con las suyas propias las envolvió para mantenerlo expuesto de nuevo y de paso, evitar que aquella acción volviera a suceder. Sekido y Karaku se arrastraron hasta llegar cada uno a los costados de Reiko; Sekido por su parte, con desprecio, se mantuvo mirando a la albina chupar aquella flacidez que poco a poco iba tornándose dura. En cambio Karaku se encargó de sostener el brazo izquierdo del jóven y deslizar su lengua por el medio de su torso, hasta llegar a uno de los pezones que Douma continuaba magreando. Una risilla salió de los labios de la superior dos y sin escrúpulos emitió - Todo tuyo, Karaku donō -. Apretó el pezón con fuerza y el demonio comenzó a chupar y lamer de la misma forma en la que Daki estaba haciéndolo con su erección.

Kokushibo al lado del progenitor, observaba la escena sin remordimiento alguno - ¿Te gusta, Kibutsuji? ¿Es lo qué le hacías después de terminar esas reuniones dónde te gustaba humillarnos durante siglos bajo tu mandato? -. Desenfundó la katana y sin cuidado, rasgó el elegante yukata que el azabache llevaba usando. Su desnudes quedó a la vista del resto de demonios que ansiaban probar un poco de ambos. Gyokko se acercó por detrás con permiso del peli-burdeo; sus manos escamosas frotaron el firme pecho de su amo, el rastro de viscosidad que iba dejando le permitió lubricar a Kibutsuji para lo que estaba a punto de ocurrir - ¡El amo Muzan huele exactamente como siempre imaginé! -. Una de sus manos bajó a la semi-firme integridad del mayor, el hombre trató de protestar e impedirlo pero no fué suficiente, Gyokko ya tenía aquél trozo entre sus dedos, acarició con lentitud el tronco de arriba a abajo, tirando gentilmente del prepucio para que terminara de endurecerse.

- ¡Oe, oe! ¿Por qué lloras jóven Reiko? No te agrada la idea de que Gyokko esté complaciendo a nuestro amo, ¿no es así? ¡Y mira que se ve complacido, ya tiene una erección presente! -. Daki se apartó del muchacho, mirándo con orgullo la polla empapada de su propia saliva y Douma concluyó - Pero mírate tu. . . Aún no logramos hacer que tu lindo amiguito se levante por completo -. Sus pezones se encontraban hinchados y sensibles por las repetidas succiones que Karaku y Urogi estaban propiciando - Me temo que tendremos que probar otros métodos, Gensei san -. Los ojos del jóven se abrieron abruptos cuando sus caderas fueron empujadas para obligarlo a sentarse sobre el grueso falo de Douma - ¡N-nngh! -. El obi liberó su boca, dejándolo pegar un grito de dolor inmediato - ¡A-aaaah! ¡Ya basta, ya basta, sácalo! Porfavor. . . Porfavor -. Su visión se volvió borrosa, todos estaban burlándose de él, mientras escuchaba a su esposo gritar su nombre con desesperación. Kokushibo dió la orden de liberar la boca de Kibutsuji de igual forma, solo para deleitarse de aquella humillación ajena - ¡Douma, pedazo de escoria patética, voy a asesinarte! -. El rubio empezó a embestir sin piedad el apretado esfínter, Reiko perdió la consciencia por un minuto y las orbes tricolor se centraron en las escarlata de quién fué su amo - ¡No se preocupe, Muzan sama! ¡Ya se va a recuperar, lo prometo! -. El rey con la poca fuerza que le quedaba, logró reventar algún par de Obis que ataban sus muñecas al aire. Gyokko retrocedió intimidado y fué Kokushibo quién esta vez, tomó su lugar detrás. Con una fuerza omnipotente sometió al azabache contra el suelo, obligándole a estar en cuatro debajo de él. Por más veces que trató de liberarse de aquella situación, el peli-burdeo volvía a tomar el control casi dejándolo inconsciente. Tomó la katana y atravesó el cuerpo de Kibutsuji, anclandolo contra el suelo en la misma posición. El hombre jadeó de dolor mientras de sus labios se deslizaba un hilo de sangre - Quédate quieto. Te lo advertí ¿no? -. Escupió sobre la palma de su mano y la deslizó por el medio del culo del "rey", lubricando la hinchada entrada - Quiero que lo mires mientras te hago de mi pertenencia, "maestro" -. Alargó la última palabra, mofandose, tirando de las hebras oscuras para mantenerlo con el rostro enfrentando a Reiko - ¡Míralo, quiero que lo mires! Observa como llenan el ojete de tu amado esposo de esperma -. Sus colmillos se mostraron en una expresión enfadada por la imposición de aquél monstruo - ¿Ves como Douma lo folla? Eso no es ni un poco de lo que voy a hacerte a ti -. Las garras de el progenitor se enterraron en la blanda madera en el momento en que su recto fué invadido por la gruesa integridad del primer rango. No logró disfrazar el dolor en el momento en el que vió los ojos de Reiko, los cuales lo miraban tumultuosos.

Él seguía siéndo penetrado por Douma, a ese punto lo habían forzado a correrse dos veces, los rostros de Daki y Urogi estaban salpicados del salino fluido blanquecino que Reiko liberó cuando ambos jugaban con sus lenguas sobre el orificio uretral y los testículos del muchacho.
- N-no puedo más. . . Por-porfavor Akaza no permitas a Kokushibo hacerle. . .esto a Muzan -. El tercer rango lo miró desde las sombras con algo de lástima, sí bien él no había cedido a ser parte de esto, le ordenaron al menos ser espectador de aquellas atrocidades que estaban realizando contra el rey demonio. Aquella situación se escapaba de las manos de Akaza.
- ¡Akaza dono! ¡Woah, que alegría que hayas asistido! -. Hizo una mueca de dolor por un momento - ¡Que calambre, Gensei san! Lamento tener que hacer que cambiemos de posición, sé que lo estás disfrutando ¡ha, ha! -.
- Oh. . . Quie-ro ser yo quién también pruebe ese lindo agujero -. Del cuerpo femenino comenzó a desplegarse un segundo ser. Su fisionomía era grotesca, Kibutsuji sabía que Reiko se encontraba aterrado. No fué hasta que sus gritos inundaron el lugar, cuando Gyutaro tomó el lugar de Douma y sin darle descanso, enterró su larga y erguida virilidad en el jóven pelinegro - ¡A-aah! N-noo. . . ¡No más, no me toques! -. El rubio divertido, quién estaba sentado al lado de ambos, situó su mano sobre la boca del menor con tanta fuerza, casi asfixiandolo - ¡Silencio, Gensei san! ¿Tu amo no te adiestró cómo se debe? Además. . . ¡Mira esto!-. Palpó el pene erecto - ¡Al parecer estás disfrutándolo mucho! Me pregunto. . . ¿Cuántas veces el amo Muzan no te tomó de esta manera? ¡Ha, ha! -. La albina por su parte, vió la oportunidad de montarse encima del muchacho - ¡Nisiquiera hemos empezado, Reiko san! -. Tomó la polla para adentrarla a su palpitante coño mojado - Esto no es nada. . .de lo que va a experimentar esta noche -. Comenzó a saltar encima de él mientras que por detrás, era penetrado violentamente por la sexta superior - m-mmh. . .! -. Dejó salir un quejido placentero bajo la mano de Douma cuando los pliegues de Daki iniciaron succionando su miembro. Sus ojos giraron, mostrando la esclerotica en señal de lo mucho que aquellas acciones lo orillaban a querer correrse una tercera vez - ¡Mira Reiko san, mira cómo nuestro rey está siéndo follado hasta la próstata! -. Douma lo obligó a observar aquello.

Kibutsuji continuaba empalado en cuatro contra el suelo por la exoberante katana. Sus brazos ahora yacían suspendidos un par de centímetros en el aire por los obis mientras que su rostro estaba manchado de esperma de parte de Sekido y Karaku. Kokushibo mantenía el ondulado cabello del hombre entrelazado en sus dedos, tirando de él cada vez que su polla se abría paso en aquél apretado esfínter. El sudor y la sangre volvían el lugar lugubre y afrodisíaco - D-Deja que Reiko se vaya. . . -. Imploró por primera vez en aquella noche - Porfavor. . . Él no tiene nada de culpa en esto. . . -. Una sonrisa se formó en los labios del peli-burdeo, significado de lo mucho que estaba disfrutando verlo arrastrándose por piedad - ¿Dejarlo ir? Ustedes de ahora en adelante no servirán más que para nuestra diversión, Kibutsuji -. Tomó los testículos del mayor y los estrechó entre su mano izquierda - Ese muchacho tuyo. . . Ten por seguro que se volverá adicto a esto -. Su mano viajó por lo largo del tronco del azabache y con la yema de su pulgar propició frotes circulares alrededor del orificio uretral - Tan adicto que solo buscará llenar cada uno de sus agujeros con la polla de cualquiera -. El rey dejó salir un resuello cuando la luna creciente comenzó a embestir consistentemente su punto sensible mientras uno de sus dedos cubría su uretra para evitar su orgasmo - ¡Tsk!. . . ¡Suéltame pedazo de mierda! ¡A-aaah!. . . -. Sus ojos se abrieron al par cuando un par de dedos se unieron a su recto; sus piernas temblaron - No pueden hacerme esto, b-basta. . .-. Kokushibo enterró la katana en la espalda del hombre con más fuerza contra el suelo - ¡Ay, Muzan sama, usted es tan gracioso! -. Douma continuó sacando y metiendo los dedos al par que Kokushibo entraba y salía - ¡Mira, Koku donō! El amo está goteando a pesar de que le estas impidiendo llegar -. El rubio sin sacar sus dígitos, se inclinó lo suficiente para escabullirse por debajo de las piernas de Kibutsuji, fué él quién ahora con su lengua obstruyó el orificio en el glande - ¡M-mngh! . . . -. El azabache trató de retraer sus caderas pero cada embestida de parte de la primera kazuki lo empujaba a la caliente boca de Douma - Reiko. . . -. El cuerpo del líder se tensó ante el último golpe contra su próstata, aquél esperma salió disparado a la garganta de la segunda superior mientras su polla buscaba cada vez más ser apretada por la estrecha cavidad - ¡A-aaah! ¡Tsk. . . Mierda, detente! -. Kokushibo continuaba vulnerando el ojete del mayor sin piedad con movimientos más rápidos. Las piernas del hombre perdieron la fuerza y ahora sus rodillas estaban arañadas en su totalidad contra el firmamento del suelo y su mente nublada de placer. El peli-burdeo sostuvo el rostro de Kibutsuji en dirección a Gensei, el azabache trató de apartar la mirada por lo humillado que estaba pero continuaba siéndo forzado a ver directamente a quién era su esposo - ¿Te avergüenza que sepa lo promiscuo que eres? -.

Escuchó las risas envueltas en burlas crueles hacía Reiko de parte de Daki y Gyutaro - ¡Mira como el amo se retuerce, Gensei! ¡Mira como lo llevaron al borde con solo jugar un poco con él! -. La mujer tiró del cabello del menor para que echara un vistazo, mientras continuaba saltando sobre él - ¡La polla de Kokushibo sama quedará marcada en su interior por siempre! -. Sus caderas se movían en círculos sobre él, sus nalgas apretaban los rebosantes testículos del jóven a la vez que las estocadas que Gyutaro estaba proporcionándole se escuchaban por todo el salón de reuniones. La albina se abrazó al cuello de Gensei, sus pechos estrechados contra los hinchados pezones masculinos; ella divertida miró los labios entre-abiertos del muchacho. Y tomó la oportunidad de besarlo e infiltrar su lengua en las fauces de él. Las lágrimas de Reiko caían, cerró sus ojos y se dejó llevar por aquél lascivo beso. Los dedos de sus pies se curvearon sintiéndo otro orgasmo tomar el control de su cuerpo. Su anillo anal palpitaba alrededor del tronco de Gyutaro - Parece que no quieres que me aparte, ¿no es así, Gensei san? Ha, ha -.

Kokushibo salió de Kibutsuji y fué Douma quién tomó su lugar. El peli-burdeo volvió a colocarse la vestimenta Montsuki y desde un cómodo lugar, vió con atención la manera en la que el rubio penetraba sin control el esfínter del rey. El esperma poco a poco comenzó a gotear fuera del recto ante cada embestida.
No fué suficiente, cuando dos iris radiantes escarlata salieron de la oscuridad, aquél diminuto hombre temeroso que en un inicio había resultado un cobarde, corrió en dirección al miembro endurecido que colgaba y se agitaba entre las piernas de Kibutsuji - !!! -. Entusiasmado, comenzó a frotarse contra la polla enmarcada por ligeras venas - Huele tan bien, Muzan sama. . .-. Olfateó y la pequeña lengua comenzó a recorrer el trozo de carne frente a él - ¡De-Deten esto, pedazo de enfermo! -. Escupió el mayor con rabia al primer rango. El hombre se acercó, mordaz e impuso el respeto que merecía apartando a aquellos repugnantes seres del cuerpo vulnerable de su "igual".
- ¿Tanto es tu deseo por imponer orden, Kibutsuji? -. Un bufido irónico salió. Tomó la empuñadura de la katana y la sacó sin cuidado alguno de la espalda del azabache. El mayor exhaló un alarido de dolor; y antes de que pudiese moverse, su cuerpo fué alzado por Kokushibo. La espalda del progenitor descansó en el pecho masculino del contrario, con ambos brazos, el peli-burdeo elevó las pálidas piernas del rey, sosteniendolo de los muslos lo obligó a abrirse y su firme virilidad quedó expuesta mientras sus pies colgaban en el aire. Dió la orden a Douma de hacer la misma acción con Gensei y una vez cumplido aquél capricho, las vulgares pollas de ambas kizuki se enterraron sin aviso alguno en el ano de ambos hombres. Frente a frente estaban follandolos en la misma posición - Ahora entiendo Muzan sama. . . ¡El porque adora a este chico! -. Kibutsuji inevitablemente miró la unión que había entre Douma y su esposo - ¡Es encantador como me aprieta alrededor, haha! -. El rubio relamió sus labios y a propósito, dió un par de pasos al frente, provocando que el torso de Gensei chocara con el torso de Muzan y por consecuencia, sus miembros erguidos también - ¡Urrah! Mira que bonito Kokushibo donō. . . Los esposos están juntos de nuevo haha de una u otra forma. . .-. La cabeza de Reiko descansaba en el hombro de quién era su amado, ahí el azabache estregó levemente su mejilla contra Gensei - R-Reiko. . . Perdóname. . . -. Fué poco lo que pudo decir, cuando ambas crecientes comenzaron a embestir reiteradamente más profundo los rectos. Los pezones de ambos creaban fricción al igual que sus pollas - ¡A-aaah! ¡Mm-ngh!. . . Muzan sama. . . -. Gensei arqueó su espalda luchando contra el patente dolor del placer. Una gota de líquido pre-seminal se deslizó por lo bajo de aquél tallo hinchado mientras el propio de Kibutsuji comenzaba a empaparse por aquellos fluidos ajenos - ¡Sí Gensei san no se corre. . . Prometemos dejarlos libres! -. Las caderas del progenitor por inercia se menearon hacía al frente, estrechando sus testículos más duro contra los de Gensei - Y sí se corre. . . Me temo que tendremos que pasar al siguiente juego, haha aunque de igual manera. . . Será encantador -. El menor fué halado del cabello al igual que el mayor, sus bocas se abrieron levemente; ambos demonios vieron la oportunidad de acercar los rostros de los hombres para que se unieran en un húmedo beso. La lengua de Kibutsuji se filtró en las fauses de Gensei mientras el recto del pelinegro seguía siéndo invadido hasta la próstata. Hilos de saliva se deslizaban por debajo de su mentón, hasta que fueron separados - Porfavor. . . Porfavor. . . N-no puedo sostenerlo más -. Habló con dificultad. El líder asintió, su rostro llevaba una expresión exhausta - Córrete, Gensei -. Ordenó el progenitor, tratando de que su esposo no se sintiera culpable - ¿Desde cuándo se volvió tan considerado, Muzan sama? Haha -. Douma aumentó el ritmo y fué ahí, que la polla del jóven se tensó en señal de un espasmo; los jadeos se volvieron más audibles, la hinchada punta de su polla se restregaba contra la de Kibutsuji y en un breve movimiento, cuándo ambos testículos volvieron a estrecharse, el esperma del menor salió disparado sobre el vientre del rey.

El rubio dejó escapar una risa burlona, separándolos para observar lo viscosos que habían quedado por aquellos fluidos y minutos después, los dejaron caer sobre el suelo, extenuados. Del esfínter de ambos comenzó a externarse el espeso semen de los demonios.
- ¡Karaku y yo tuvimos una gran idea para nuestro próximo jueguito! -. La albina trotó fogosa hasta llegar al pelinegro y tiró de sus cabellos para levantarle el rostro - ¡Hágamos que Muzan sama folle a su pequeña perra frente a nosotros! -. Estampó la cara del muchacho contra el suelo y un hilo de sangre empezó a deslizarse debajo de su nariz - ¡Suéltalo, maldita mocosa de mierda! -. Kibutsuji se arrastró hasta dónde yacía Gensei, pero de inmediato fué separado por Douma y Gyutaro mientras Kokushibo tomaba al menor por el cuello - ¿No has aprendido a respetarnos, pedazo de basura? -. Reiko llevó sus manos al agarre de aquél hombre y observó como Sekido empezó a atravesar con la punta del baculo a su aclamado esposo mientras lo hacían observar - Sería conveniente que sea Gensei quién folle a nuestro maestro. . . Después de todo, es el último de las Kazuki que falta -. Con lágrimas Reiko imploró. Kokushibo presionó su cuello cada vez más y el mayor no deseaba presenciar aquella cruel tortura que iniciarían sí seguían resistiéndose - Gensei. . . Házlo. . . ¡Sólo házlo! -. El primer rango lanzó al muchacho a los pies de Kibutsuji con indiferencia - Quiero que lo hagas duro y atroz -. Soltaron al hombre - Y sí te niegas, las cosas se pondrán peores -. El azabache se puso de rodillas y sus manos temblorosas por primera vez palparon el rostro ensangrentado de Gensei - Está bien. . . Está bien. . . -. Con dificultad expresó el progenitor, calmando la tristeza y el miedo de quién era su amado - Voy a estar bien, Gensei -. Su voz continuaba siéndo serena para él a pesar de la pesadilla que estaban viviendo. Fué ahí dónde el menor se situó entre sus piernas abiertas, escupió entre las nalgas contrarias y alineó sobre el irritado ano la rosácea y húmeda punta. Frotó de arriba a abajo lentamente, su saliva poco a poco iba recubriendo la entrada. La sensibilidad de Kibutsuji estaba orillandolo a actuar tan dócil, sobretodo porque era Gensei quién ahora tenía el control de él; y sabía lo difícil que estaba siéndo para su esposo tener que hacer aquello - Vamos. . . Mételo -. Ordenó, pegándo su culo más cerca del pelinegro - ¿O es que acaso tienes miedo de tomarme, Gensei?. . . Siempre has sido tan de. . ¡¡Mhhg!! -. Mordió su lengua cuando el grueso falo del muchacho lo tomó desprevenido y ahora estaba enterrado dentro de él hasta la base - ¡Oe, oe, Reiko san! Demuéstrale quién manda -. El rubio celebró al ver a su líder ser dominado. Los testículos de Gensei empezaron a golpear las asentaderas contrarias, a la vez que los sonidos llenaban el lugar, causantes por el sudor y fluidos - A-aaah. . .~ Gen-Gensei. . .-. El rey comenzó a jadear, extasiado por cada embestida que provocaba que su ano se estrechara más - Mierda. . . Reiko detente. . . -. Pidió pero sus demandas fueron ignoradas, en su pelvis comenzó a tener una sensación extraña - Re-Reiko. . . M-mngh. . -. El muchacho besó la boca del mayor mientras su mano libre se dirigía a la polla erguida que saltaba en cada estocada. La empuñó con firmeza y empezó a masturbarlo rítmico de arriba a abajo, la yema de sus dedos acariciaban la uretra en distintas ocasiones mientras sus lenguas luchaban por dominación. Y en un breve momento, Gensei pudo sentir algo caliente empapar su mano. El rostro de Kibutsuji estaba perdido en placer y el menor al bajar la mirada, aparte del blanquecino esperma, pudo notar que se había orinado por accidente - A-aangh. . .~ Reiko. . . N-No pares -. Gensei pegó más su cuerpo con el contrario, no deseaba que las crecientes notaran el incidente que le había sucedido a su amo; o las burlas y humillaciones se volverían más insólitas. Dos de sus dedos se adentraron en el recto del contrario en dirección a la próstata, ésta fué presionada tenaz mientras el orgasmo del mayor seguía haciendo estragos su cuerpo. El progenitor por su cuenta con sus dedos pellizco y frotó sus propios pezones rígidos; cuándo estuvo al borde de su segundo orgasmo, Reiko fué apartado por los clones de Hantengu. Tuvo un profundo espasmo, su esfínter abierto podía darle la bienvenida a cualquiera mientras se retorcía de placer contra el suelo - Mira lo que le has hecho a tu rey, Gensei -. Kokushibo incredulo se acercó al progenitor y observó el líquido traslúcido en el que estaba empapado su cuerpo, de inmediato supo que aquellos fluidos eran orina - Asqueroso ser repugnante -. Habló con desprecio, moviendo el pene del hombre con la punta de su katana. Acercaron a Reiko hasta él, doblaron sus piernas y forzado, acercaron su rostro a la entrepierna de Kibutsuji - Limpialo, muchacho. No quieres que tu esposo luzca tan patético, ¿o si? -. Gensei tomó la polla del mayor mientras sus ojos se cerraban y su húmeda y tersa lengua empezaba a recorrer la longitud. Este acto fué suficiente para que el azabache terminara de correrse en su rostro. Finalmente, un par de lágrimas se deslizaron por primera vez bajo las mejillas de Kibutsuji, sintiendose vulnerable - Dis-Disculpame, Gensei. . .-. El jóven con su pulgar apartó los hilos de semen y los llevó a su boca, degustando el rico sabor de su amado. Continuó limpiando la virilidad pacientemente, su lengua fué subiendo por la humeda pelvis hasta llegar a su ombligo, el cuál se hallaba empapado de orina. Lamió los residuos en su cuerpo hasta llegar cercano a su rostro.
- Fué suficiente -. El primer rango dió la orden al resto de las crecientes de abandonar el salón; y a Nakime a mantenerlos confinados en ese lugar.
Gensei finalmente pudo quedarse a solas con Kibutsuji, con cuidado acarició el rostro del mayor e impregnó besos humedos sobre sus mejillas, con la esperanza de que pronto encontrarían la manera de salir de aquél lugar.

Psdt: Se avisó en un principio. Gracias por leer. (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)⁠❤ El próximo prometo es uno bonito y soft. Lo de la orina lo escribí como un plus de lo que les puede pasar a ciertas personas sí tanto es el placer que sienten (muy raros los casos, pero sucede).

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