DINASTÍA

Af Elyn_Blais

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«SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA TORMENTA Y OSCURIDAD» Máximo Kuznetsov el rey de la mafia Rusa y Rafaella Riccardi... Mere

SINOPSIS
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
EXTRA: Memorias
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
EXTRA: Una ragazza e un ragazzo
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
EXTRA: El día llegó.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 - Rey de Reyes
EXTRA: Golpe de realidad
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo Final
EXTRA: Cadenas invisibles

Capítulo 27

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Af Elyn_Blais

Rafaella.

Confieso que me asuste un poco cuando lo vi llorar, nunca ha llorado por mí, también me recibió con brownies, estaban deliciosos.

-Rafaella.-golpea mi puerta.-Abre, preciosa...No me siento bien.

Me pongo de pie de inmediato y camino un poco desconfiada.

-¿Qué pasa?-interrogo detrás de la puerta.

-No sé qué me pasa. Ayúdame.

-¿Estas bromeando verdad?

-No puedo respirar.-se le entrecorta la voz.

Abro la puerta de inmediato y avanzo precipitada a sujetarlo antes de que caiga al suelo.

Sostengo su cabeza para que no se golpee contra el piso.

-¡Máximo!-me desespero palmeándole el rostro.-¡Abre los ojos, joder!

¡¿Qué le está pasando?!

-¡Gregori!-grito muy asustada.-¡Gregori!

Después de lo que parece una eternidad sube corriendo.

-¡Ayúdame!

-¿Qué le pasó?-se preocupa tirándose al suelo.

-Se desmayó.

-Ah.-la preocupación que tenía se desvanece.-Eso es porque no quiere comer. Es tan animal que cierra su cabeza a un punto sin retorno.

-Hay que llevarlo a la cama.

-Déjalo ahí.-suelta con desprecio.-Que aprenda a comer, ya no es un niño chiquito. No estamos en medio oriente donde hay que hacer ayuno obligatorio. Estoy seguro que hasta ellos se sorprenderán con la resistencia que tiene este hijo de puta.

-¿Pero qué dices? No lo podemos dejar aquí.-saca el intercomunicador que lleva en el cinto del pantalón.

-Adam, sube al segundo piso de la casa que hay que mover un estorbo.

-¡Oye! No le llames así.-rueda los ojos y con su pie lo patea despacio. De un manotazo le apartó la pierna.

-No sé quién es más imbécil, si tú o el.-le digo.

-Ahí vamos, es una competencia constante.-me río por las cosas que dice.

Adam sube las escaleras y se apresura a nosotros.

-¿Qué le pasó al señor?

-Resulta que ahora hay que darle de comer en la boca porque si por el fuese no traga nunca.

-Tenemos que llevarlo a la cama.-le ordeno.

-Encárgate.-retrocede para irse.

-¡Gregori!

-¡Ya voy joder! ¡Ya voy!

Es difícil cargar a un hombre de casi dos metros con un cuerpo musculoso, sufren mucho al momento de hacerlo pero lo consiguen, a duras penas lo colocan en la cama, acomodándolo como pueden.

-¡Elena!-la llamo mientras le coloco una almohada debajo de su cabeza.

Qué bueno que a los niños le pusimos paredes donde no atraviesa el sonido.

-¿Señora?

Desliza su mirada por el ser inerte que yace sobre la cama.

-Súbele algo de desayuno, en cantidades grandes.

-Ahorita mismo le traigo.-se retira apresurada.

Camino en busca del botiquín y regreso colocándole un poco de algodón con alcohol en la nariz. Logro percibir que en los últimos días se ha bajado de peso.

Me preocupa que no se alimente, suele hacer eso cuando tiene un problema o cuando algo le preocupa. Yo no soy así, si me ponen una torta de chocolate en frente no me resisto.

Se remueve y abre los párpados lentamente, finjo odiarlo y le tiró el algodón en la cara, se lo quita mostrando confusión y con ayuda de sus brazos se sienta sobre el colchón.

Elena ingresa con la bandeja de comida.

-Colócasela en la cama.-le pido y él niega.

-No quiero nada. Llévate la comida.

La rabia me quema el cuerpo.

Me le acercó tomándolo del rostro con firmeza, haciendo que me mire a los ojos.

-Vas a tragar porque vas a tragar porque a mis hijos no los vas a estar asustando con estos episodios de mierda donde caes desplomado al piso en cualquier momento.-traga saliva y me mira con ojos de cachorro reprendido.

-Comeré todo.-le coloco la bandeja de comida sobre sus piernas.

-Quiero verte.

Tomo asiento en el sillón que uso para maquillarme y lo miro comer con un poco de disgusto.

Es un imbécil.

Poco a poco el apetito se le va abriendo porque se termina hasta la fruta picada que le han traído. Elena si tomo muy en serio lo de comida pesada.

Aparta el servicio y se mete al baño.

Yo me acomodo en el sillón donde pase las noches al principio.

-¿No descansaras conmigo?-pregunta cuando sale.-Todavía no me siento bien.

-No me importa. Solo te acompañare un momento porque tengo que ir a ver a mis hijos.

-Nuestros hijos.

-Como digas.-lo miro mal.

Dice algo entre dientes pero no logro descifrar muy bien.

Intento descansar pero no puedo, estoy atenta a cualquier movimiento que haga y temo vuelva a quedar inconsciente.

Ahora sí duerme, como no come, no tiene energía y debido a eso se queda sumido en el sueño. Escucho como su respiración se acompasa y aprovecho para acercarme de puntillas hasta la cama, levanto las sabanas metiéndome debajo

Soy una idiota, a pesar de todo estoy aquí con él porque simplemente no puedo mantenerme apartada.

Lo necesito con la misma intensidad que él lo hace.

Plantó un beso rápido en sus labios y mi mano se mueve involuntariamente a acariciar su cabello. No sé porque las ganas de llorar me toman de un momento a otro con tanto ahínco. Cierro los ojos y uno su frente a la mía.

Lo amo mucho. Tanto que me da miedo.

Después de un rato salgo de la habitación, yéndome a realizar unas llamadas y a cancelar las reuniones que tenía programadas para hoy.

Desde el ventanal veo a dos sujetos corriendo en el jardín, termino con todo y bajo a verlos.

-¿En qué momento se levantaron?-los interrogo.

-Hace ratito, pero no te molestamos. Estabas hablando por teléfono, madre.

-Sabes que puedes interrumpirme cuando quieras, cariño.-beso la coronilla de Damiano y luego voy por mi abejita cargándola sobre mis muslos.

No me mira.

-¿Pasa algo, abejita?-pregunto consternada.

-¿Estas molesta con papá?-me mira esperando una respuesta.

Tan directa mi hija. No sé qué decirle.

-No, cariño. Estamos bien.

-¿Y porque ya no se abrazan ni se besan?

-Si nos abrazamos y también nos besamos.

-¡Mentirosa!

-¡Bianca!-la reprende su hermano.

-Tú crees que nos engañas, mamita, pero nosotros tenemos dos buenos ojos.

-Y son muy hermoso.-muerdo su mejilla.

-¿Papá se ira de la casa como hacen los padres cuando se pelean?-Damiano me mira imperturbable.

-Papá no se ira de la casa nunca, hijo. El siempre estará aquí.

-Yo no quiero que este triste o que este enojado.-sus ojos se ponen vidriosos.

-Tu padre nunca esta triste, cariño. Todo está bien.

Mi hijo se acerca para que también lo abrace.

-Yo no quiero que ustedes estén tristes.-hace un puchero con los labios.

-No te preocupes por esas cosas, mi amor.-le hago cosquillas.-Vamos a jugar.

Nos metemos a la piscina con leones y todo. Jugamos con las pelotas y hacemos competencias para elegir al campeón de natación.

Nos ubicamos en la línea de partida.

-¡No hagas trampa, madre!-me advierte Damiano.

-¿Pero qué dices? Yo no soy una tramposa.-se ríe como si yo fuese su mayor diversión.

-Sí que eres tramposa porque eres más grande.

-No me cuplés por eso. A la voz de tres, saltamos.

-¡Entendido capitana!-Bianca alza la voz con entusiasmo

-1, 2 y 3.-me lanzo al agua y empiezo a nadar como si mi vida dependiera de ello.

Después de las cinco vueltas consecutivas, termino siendo la campeona invicta.

Máximo aparece en mi campo de visión y me apresuro a las gradas para salir del agua. Camino en su dirección y entrelazo mis manos detrás de su nuca.

-Te tardaste mucho, mi amor.-le planto un beso castro en los labios.

Me mira más que confundido pero sus manos viajan a mi cintura levantándome en el aire y sosteniendo mis piernas a ambos lados de sus caderas.

-¿Lo haces por ellos verdad?-sus labios chocan con los míos buscando mi lengua hasta dejarme sin aire.

-Ellos no tiene que saber que tú y yo tenemos problemas irremediables.

-Irremediables mis huevos.-aprieta mi pelvis contra la suya demostrando la verdadera necesidad que padece.

Justo esto era lo que quería evitar pero no puedo dejar de complacer a mis hijos.

Avanza hasta que brinca al agua conmigo en brazos y salimos a flote retomando el juego con los niños.

Después de una tarde de diversión extrema, nos sentamos en la mesa para cenar y cuando veo que ya se están durmiendo los llevo a descansar a su habitación.

Espero a que estén profundamente dormidos para marcharme e ir directo a la ducha tratando de tener un poco de tranquilidad.

Vivir en una constante lucha con Máximo es verdaderamente desgastante y más aún soportar sus intentos por querer remediarlo todo con simples acciones.

No entiende que me duele lo que hizo y que por mucho que me cueste, es algo que no he dejado pasar con facilidad. Los días sin mis hijos fueron un verdadero infierno para mí, una agonía constante que me desgarraba por dentro.

No concibo mi vida sin ellos y eso él lo tiene más que claro, por eso lo hizo.

Lavo en cabello con los ojos cerrados, dejando que el ruido que hace el agua al caer por mi cuerpo me absorbe por completo, me concentro en eso, en aplacar mis pensamientos, que paz siento al deslizar mis dedos por mi melena azabache, me encanta acariciarme el cabello cuando me ducho y de paso hacerme un par de masajes a la cabeza.

Abro los ojos cuando escucho la cerradura de la puerta abrirse.

El pelinegro cruza la puerta cerrando a su espalda.

Va como dios lo trajo al mundo, muy desnudo. Joder que guapo se ve.

La abstinencia me tiene mal, a tal punto que me reclamo los labios al detallar su polla, pero borro el gesto de inmediato, tensándome sobre mi lugar.

-Salte.-señalo en dirección a la puerta.

No se detiene, ni hace caso a mis palabras, sigue avanzando en mi dirección.

-¿No usaste la tina hoy?-pregunta a modo casual. Como si fuésemos los más grandes amigos.

-No estoy jugando, Kuznetsov. Lárgate.

Ingresa al amplio cubículo de la ducha y a mí se me olvida respirar.

-Arreglemos las cosas.-pide.-Ya han pasado muchos días y no soporto ni un segundo más sin ti.

-Tienes madera suficiente para aguantar sin mi.-hago referencia a los días de mierda que me dio.

Extiende sus brazos a cada lado de mi cabeza, acorralándome con su cuerpo.

-No puedo respirar si no estás cerca, preciosa.

Lo miro a los ojos, está opacos, casi apagados y no brillan.

Desvío la mirada hacia las baldosas que están a un lado.

No quiero verlo así pero tampoco quiero disculparlo.

-Vete por favor.-pido en un susurro.

-No me iré.-pega su pecho al mío.

Mis senos se endurecen debido a la cercanía.

Maldito cuerpo traicionero.

Trato de escabullirme por un costado para huir pero sus movimientos son más rápidos que los míos, manteniéndome en mi lugar.

-Máximo...-suelto en un intento de advertencia.

-Rafaella.

Sus labios chocan con los míos reclamándome en un beso consumidor. El contacto me encoge el estómago, es como si lo besara por primera vez.

Apenas logro sujetarme de sus hombros cuando levanta mis piernas a la altura de su cadera y me penetra sin previo aviso. Mis sentidos se ven nublados por la fiereza que utiliza.

Se me escapa un grito debido a la invasión que toma mi canal por completo, volver a tenerlo dentro es verdaderamente glorioso y abrumador.

Lo sujeto del cabello para que me mire a la cara.

-Esto no significa que estemos bien.

-Esto significa que volverás a nuestra cama.-sonríe y yo ruedo los ojos.

-No he dicho eso.

-La posibilidad está abierta.

Vuelve a besarme, mordiendo mi labio inferior de forma juguetona.

-No vuelvas a hacerme eso.

-Nunca más, preciosa, lo prometo.

Entrelazó mis brazos por detrás de su nuca y me apoderó de sus labios.

Mientras él se sigue moviendo fuerte, taladra impetuoso mi canal, con tanto desespero que parece que lleva una vida sin hacerlo, enreda mi espalda baja con un solo brazo y con su mano libre se encarga de llevar le dorso de mi mano a sus labios.

-Esto te pertenece.-encaja el anillo de matrimonio en mi dedo anular.-No vuelvas a sacártelo porque yo nunca me he sacado el mío. No me ofendas de esa forma.

-¡Joder, cariño!, me vas a desarmar.-mi coño se abre a su paso.

No lo juzgo, el anhelo es mutuo.

Pega mi espalda a la pared fría para darme como tanto me gusta.

Mis paredes lo reciben más que gustosa, apretándolo libidinosas y ansiosas de recuperar a su hombre.

Me saca de la ducha y terminamos tirados en el piso cogiendo como animales, me le abro de piernas haciendo que se muerda el labio.

Empiezo debajo de su cuerpo pero terminó arriba, siendo contemplada por sus profundos pozos negros, acariciada por sus grandes manos y marcada por sus dientes que han dejado pequeños hematomas en mi abdomen, tetas, clavícula y cuello.

Mi cuerpo parece un puzle de colores rojos y morados. El suyo también, si alguien lo ve creerán que lo mordió un vampiro o que le sacaron toda la sangre, cuando en realidad le he sacado toda la leche.

El tiempo se dilatan entre nosotros volviéndose nulo. Ya perdí la cuenta de cuántas veces me he deshecho en sus brazos y me parecen incontables las veces que se ha corrido en mi coño, en mi culo, en mi espalda, en las tetas o en la boca. Solo soy consciente de que mueve mi cuerpo a la cama y se recuesta a mi lado envolviéndome en sus brazos, queriendo fundirme en el centro de su pecho.

-Te extrañe, preciosa.-apenas logro escucharlo.

Levanta mi mentón para volver a besarme los labios, también reparte cortos besos por toda mi cara y regresa a mi boca.

-También te extrañe, rey oscuro.

Recuerdo que esa expresión la use el día que nos casamos, cuando se veía hermoso y también el mismo día que me enteré que estaba embarazada, justo antes de que se fuera a Rusia, ese nombre de pila le hace regalarme sonrisas verdaderas, naturales y duraderas que me hacen enamorarme aún más. Que es algo imposible porque no se puede estar más enamorada.

-Te amo, mi amor.-le doy el gusto de escuchar lo que tanto me ha pedido.

Tenerlo a mi lado me llena de felicidad y estar recostada sobre su pecho es medicina para mi alma.

-Te amo, Malen'kiy.

Los párpados me pesan haciendo que se me cierren los ojos, el sueño me toma y no hay vuelta atrás, estoy más que destrozada y llenita por todos lados, eso es gratificante en gran medida.









¡AHHHHHHHHHH! Como me gusta que vuelvan a esta juntitos.

Esto ha sido todo por el dia de hoy, nos volvemos a leer el fin de semana.

Tormentas!! Espero que les guste el cap y lo disfruten tanto como yo(Espero sus comentarios).

Besos🖤 

-Elyn.









Fortsæt med at læse

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