DINASTÍA

Por Elyn_Blais

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«SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA TORMENTA Y OSCURIDAD» Máximo Kuznetsov el rey de la mafia Rusa y Rafaella Riccardi... Mais

SINOPSIS
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
EXTRA: Memorias
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
EXTRA: Una ragazza e un ragazzo
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
EXTRA: El día llegó.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 - Rey de Reyes
EXTRA: Golpe de realidad
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo Final
EXTRA: Cadenas invisibles

Capítulo 23

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Por Elyn_Blais

Máximo.

Me disgusto cuando veo que llama Gregori y no Rafaella.

-¿Qué quieres?-respondo.

-Tienes que regresar a tu casa, tu mujer no está bien.

-Habla claro.

-Desde que hemos regresado de viaje no ha salido de casa.

Frunzo el ceño cuando lo escucho.

-¿A dónde han ido? ¿No está yendo a trabajar?

-No, solo está encerrada en su habitación.

-¿Está enferma o que mierda tiene?

-Esta que te cagas...Además, se ha tomado tus whiskys más añejos y ha reventado contra la pared los que tanto guardabas.

Que hija de puta.

-¿Físicamente como esta?

-Vuelvo y repito: "Que te cagas".

Mierda.

-En media hora estoy aterrizando en Roma.

He tenido que levantar a los mocosos apenas ha amanecido y aunque al inicio han puesto resistencia por la práctica de mañana, han terminado por empacar sus cosas cuando les he dicho que su madre me necesita. Quería volar desde ayer, después de escucharla llorar, porque no me perdonaría que los haga abordar el jet a mitad de la madrugada.

Aterrizamos en Italia y lo primero que hago es dirigirme a la casa del hermano de Rafaella para que me los tenga por unas horas, hasta que regrese por ellos.

-¿Puedes tenérmelos por un rato?

-¿Sucede algo?-se alarma la Hoffman.

-Tengo un asunto que resolver con mi mujer.

-¿Ella está bien?-asiento tranquilizándola.-Avísame cuando vengas porque ya que están aquí me los llevaré a comer a los cuatro.

-Te enviaré a mi seguridad.

-También tenemos seguridad, Máximo.

-No está demás.-resopla dándose por vencida.

Conduzco hasta mi casa y la busco por cada rincón de la primera planta pero no está.

-Señor.-me saluda la empleada.

-¿Dónde está mi mujer?

-La señora está en su habitación. Ha estado tomando pastillas para dormir.

Antes de subir reparo en el bar, donde no hay ni una puta botella.

¿Acaso está loca?

Camino escalera arriba y todo se paraliza a mí alrededor cuando la veo tumbada en el piso.

-Preciosa...-me apresuro a tocarla.

Su tacto caliente me eriza la piel.

Doy golpes en su rostro tratando de que despierte.

-Rafaella.-no habla.-Busco algún indicio de que le haya pasado algo y doy con las dos botellas de whisky vacías.

Mierda.

La tomo en brazos y lanzó el teléfono a un lado antes de meterme en la tina con ella.

Le mojo el rostro tratando de que vuelva a la conciencia.

-Abre los ojos.-susurro casi inaudible.

Mis intentos por despertarla no cesan hasta que lo logro.

-Tu...-es lo primero que dice.

-¿Qué hiciste?

Sus ojos se encienden como llamas de fuego.

-¿Dónde están mis hijos?-susurra con un ápice de dolor en su voz.-Te rogué que no te fueras pero te importe una mierda, igual decidiste joderme.-reprocha golpeando mi pecho con poca fuerza.

-Preciosa...

Sus labios tiemblan.

-No me llames así.

-No digas eso.-casi suplico atrayéndola hacia mi pecho.

-No quiero que me abrases.-sus palabras atraviesan mi pecho descendiendo hacia mi estómago y perpetuándose amargamente en él.

Lo hago, la abrazo con fuerza.

-No digas eso, amor...-acaricio su melena negra.

-Te odio, te odio como a nadie, grandísimo hijo de puta.

-Estaba enojado.

La sacó de la tina, antes de que le dé una hipotermia, camino colocándola sobre el váter y aprovecho a quitarle la ropa que chorrea agua en cantidad. Cuando terminó la meto a la cama.

Le grito a la sirvienta para que me traiga un suero del subterráneo y una jarra de agua. La siento para dárselo en la boca y la acomodo para que pueda dormir.

Me acuesto a su lado y la miro mientras yace acostada en nuestra cama, la preocupación está reunida en mi pecho y la culpa me tiene hecho mierda.

Después de unas horas abre los ojos y cuando ve que soy yo el que está a su lado se aleja, sus ojos bañados en sangre me miran con odio y dolor. Ha vuelto a levantar las paredes que no existían antes de largarme a Mónaco. Las que levantaba al inicio, cuando nos conocimos y no éramos nada.

Se levanta de la cama y corre al baño para vomitar, alargo el paso detrás de ella para recogerle el cabello impidiendo que se le ensucie pero se me viene encima botándome y cerrándome la puerta del baño en la cara.

Escucho cuando el agua de la ducha empieza a caer y me quedo en silencio esperando a que salga para tratar de arreglar esto.

Apenas sale trato de tomarla del brazo pero me lo impide.

-¡No me toques!-me empuja haciéndome retroceder.-¡No te atrevas a tocarme desgraciado!

-Tranquilízate.-le pido.

-¡No me tranquilizó un carajo! ¡Te llevaste a mis hijos a pesar de que te pedí que no lo hicieras! Todo porque quieres joderme por algo que ni siquiera tengo idea.

Trago la saliva que se me acumula en la boca, está furiosa, fuera de control.

-Creí que irías, en el fondo te estuve esperando...

-¡Que considerado!-suelta una risa hueca, de esas que nunca me da a mi.-¿Y cuándo pensabas decirme, el día que regresaras? ¿Ya estás contento? ¿Esto es lo que querías o quieres verme peor?.-señala su aspecto físico.

Su rostro está demacrado y sus ojeras marcadas, incluso me atrevería a decir que ha perdido peso, tal vez uno o dos kilos.

-Rafaella...

-¡Rafaella una mierda! Te llevaste a mis hijos, cuando sabes que no puedo vivir sin ellos. Esto no te lo voy a perdonar, no te lo voy a perdonar jamás.-hunde su uña en mi pecho y me percato de que no trae su anillo de matrimonio ni de compromiso. Se los ha quitado.

-Si los niños te ven así se asustaran.

-Tranquilo, se fingir muy bien, tanto que se van a creer que te sigo amando.-suelta con veneno.

El corazón me da un vuelco.

-¿Que has dicho?-me acerco y ella busca la manera de escapar para continuar hablando.

-No debí fijarme en ti. Nunca debí fijarme en ti. Debí haberle hecho caso a Fabrizio cuando me propuso que lo intentaremos. Así no estuviese pasando por esta mierda.

-¡¿Te estás escuchando?!-me alteró por cada uno de los dardos aniquiladores que suelta.

-Así tu y yo nunca hubiésemos existido, no hubiésemos tenido hijos, no tendríamos nada, absolutamente nada.-hace una pausa.-No te llevas a los hijos de alguien solo por hacerle daño. ¡Él nunca me hubiese hecho esta mierda, porque eso no se hace!

-¡Cállate...!-tomo su rostro entre mis manos y hago rozar su nariz con la mía.-Guarda silencio por favor...

Sus palabras me sobrepasan.

-Ahora mismo solo deseo destruirte al punto que no puedas ni reconocerte, quiero arrancarte corazón con mis propias manos.

-Preciosa...-me empuja por el pecho.

-Voy a salir y cuando regrese quiero a mis hijos aquí. No hagas que esto se vuelva una guerra, Máximo Kuznetsov, porque te vas a arrepentir toda tu maldita vida ¡No voy a permitir que me sigas arruinando!

Sus ojos grises están casi negros, tan oscuros y me miran con tanto rencor.

-Aquí estarán cuando regreses.-no puedo contradecirla más, suficiente tengo con qué no me haya pedido el divorcio desde que pise la casa, está vez tendría motivos suficientes para hacerlo y abandonarme si se le da la gana.

Se mete al vestidor a cambiarse y cuando sale me dedica una última mirada que me enfría de pies a cabeza.

Estoy jodido.

No sé ni dónde estoy parado.

No sé ni cómo moverme ahora porque cada paso que dé tendrá dinamita debajo y solo imagino que en algún momento volaré por el aire en mil pedazos.

¿Ella cuestionó lo que tenemos? ¿Acaso dijo que se arrepiente de haberse fijado en mí? ¿Insinuó que se arrepiente de estar casada conmigo?

Ayer dijo que me odiaba, podía aceptar esas palabras cuando era su enemigo pero ahora no sopeso la idea de escucharlas.

Si lo quería era joderme lo ha hecho bien. Me ha jodido la cabeza por completo.

Salgo de mi casa para ir a por mis hijos pero antes hago una parada en el palacio de gobierno de Italia.

-Vengo a ver a Fabrizio Durant.-le informo a la asistente.

-¿Cuál es su nombre?

-Máximo Kuznetsov.-abre los ojos extrañada, nunca he venido por aquí, pero ellos claramente saben que soy el marido de la hija del presidente y que tengo el mismo poder que ellos en mis manos.

-Claro. ¿Desea que los acompañe?

-Solo indícame el camino.-asiente con una sonrisa en los labios.

-Toma este pasillo.-señala el que está a mi mano derecha.-Al final está la oficina del señor Durant.

Camino sin mencionar nada más.

Abro la puerta y miro directo al escritorio. Se pone de pie para recibirme.

-¿Que te trae por aquí, Kuznetsov? ¿No tienes nada mejor que hacer?

-¿En qué momento le propusiste a mi mujer intentar algo entre ustedes?-no me ando con mierdas al momento de preguntar.

Levanta las cejas asombrado por la pregunta.

-¿Rafaella te contó eso?

-¡Responde lo que te pregunte!-ladro con dureza.

Fija su mirada en mí.

-Fue hace mucho, ni siquiera lo recuerdo.

-¡Pues haz memoria!

Rueda los ojos.

-Fue cuando ordeno que secuestraran a Mia Kuznetsova. Dijo que le gustaba otro hombre y que cuando se cansará de que fueses su debilidad te iba a dejar y solo entonces se iba a casar conmigo pero aún en esa posición sabría que no querría a nadie más que a ti.

¿Dijo que me iba a dejar? Por la puta madre.

-¿Dijo que me quería?

-Sí, pero creo que eligió las palabras incorrectas. Ella no te quería, ella ya te amaba, tanto que decidió pasar por encima de todo el amor que siente por su padre.

-¿Y te lo aprendiste de memoria?-cuestiono levantando una ceja.

-Me rechazo la mujer que había estado enamorada de mí durante años, fue épico.

-Nunca ha estado enamorada de ti, siempre fui yo, así que deja de alucinar tanta mierda.-me pongo de pie.

-¿Tienen problemas?-cuestiona.

-Nada que no podamos solucionar.

-Cuidado con joderla, Kuznetsov, es muy vengativa.

-Eso lo sé. Ya ha empezado.

-Estas jodido entonces.-sonrie.

-Consecuencias de casarme con la mía bestia.

Mi tormenta me está jodiendo la cabeza y está haciendo un trabajo magistral.

Rafaella es el veneno mortal que me pico en el corazón, la cabeza, los pulmones y todo. Es mi sentencia de muerte, pero que mejor que estar sentenciado a vivir a su lado.

Ella y yo. Siempre seremos ella y yo, a pesar de que ahora estemos como estamos.

Voy por mis hijos, los subo en la camioneta, ordenándole a mis hombres que me la sedan porque no entran en mi Bugatti.

Por el espejo reparo a los dos niños que están sentados atrás. Eso lo hace real, ellos son nuestros hijos. Nosotros al final de todo, existimos.

Cuando llego a casa me acuesto en el sillón con ellos, los abrazo contra mi cuerpo haciendo que merodeen con sus cortos brazos.

-Dime quienes son tus padres, abejita.-se acomoda mejor levantando si rostro para mirarme.

-Mi madre se llama Rafaella Riccardi Ferrer y mi padre eres tú.

-¿Quién soy yo?-necesito escucharlo.

Estoy vuelto mierda.

-Mi padre ere tú: Máximo Kuznetsov.

Eso me tranquiliza un poco.

Regreso a mirar a la mujer que entra a la casa, pero ella no lo hace, no me mira, solo observa a los dos niños que están a mi lado.

-¡Mamá!-gritan los dos corriendo desesperados a su encuentro, levándosela al piso y comiéndosela a besos.

Los tres sonríen mientras se abrazan.

-¿Se divirtieron en su viajes?

-El viaje ha sido horrible.

Damiano la toma del rostro queriendo toda su atención.

-No quiero volver a estar lejos de ti, madre.

-Yo tampoco, cariño, los he extrañado mucho. Más que a nada en el mundo.

-Salimos apenas papá dijo que lo necesitabas.-su mirada gris se oscurece cuando encuentra mis ojos y de su garganta brota una carcajada con desdén que me aniquila.

-Yo nunca le dije a tu padre que lo necesitaba, cariño, porque no lo hago.-vuelve a reír.-Eso es lo que él cree pero nunca ha sido así. Yo solo los necesito a ustedes.

La miro perplejo cuando escucho que habla con tanta frivolidad, la manzana de adán sube y baja por mi garganta tratando de asimilar el golpe duro que me acaba de lanzar.









Tormentas, mi Rafaella se puede caer un ratito pero se va a levantar como sea, no permite que nadie se ría de su desgracia y sí Máximo quiso joderla que se prepare porque ella jodera la cabeza hasta volverlo loco. 

Besos🖤 

-Elyn.






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