DINASTÍA

By Elyn_Blais

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«SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA TORMENTA Y OSCURIDAD» Máximo Kuznetsov el rey de la mafia Rusa y Rafaella Riccardi... More

SINOPSIS
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
EXTRA: Memorias
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
EXTRA: Una ragazza e un ragazzo
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
EXTRA: El día llegó.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 - Rey de Reyes
EXTRA: Golpe de realidad
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo Final
EXTRA: Cadenas invisibles

Capítulo 18

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By Elyn_Blais

Rafaella.

Tomo mi cartera apresurada tratando de alcanzar a Máximo que ha salido delante, según lo que sé va a comprar algo y yo tengo una reunión programada para las 6:00 de la tarde, donde cerrare un negocio importante. Bajo hasta el estacionamiento y arrugo el ceño cuando veo que no está ninguno de mis autos y solo hay un Bugatti que él usara.

-¿A dónde se llevaron mis carros?

-Han ido al taller para el mantenimiento.

-¿Y en qué piensas que me voy a ir a trabajar?

-Ahí está el Rolls Royce que te regale.

Hace referencia al carro que me regalo después de dar a luz, tiene detalles en oro y la placa tallada en diamantes, es bellísimo pero nunca lo he usado, pronto lo enviare a Mónaco porque estoy segura que allá le daré más utilidad.

-No iré en ese carro.

-Entonces, elige otro.-se encoge de hombros alzando la puerta de su auto.

-¡Los demás están bañados en oro, Máximo, no me jodas!-se pasa la mano por el mentón mirándome con atención.-Tengo una reunión importante y ya voy tarde.

-¿Quieres que te lleve?-me pregunta.

-No, porque no tendré forma de regresar después. Mejor les pido que me lleven en una camioneta.

Intento alejarme pero me detiene.

-Te puedo esperar y luego podemos ir a cenar juntos. Ayer dijiste que lo de hoy sería algo rápido.

La idea me tienta completamente por lo que no la rechazo.

-Solo es cuestión de firmar papeles.-le confirmo dándole un beso.

Asiente y se sube en su Bugatti esperando a que yo haga lo mismo. Salimos de casa y por el retrovisor veo a Gregori a nuestra espalda.

Ese hombre cuenta con mucha suerte, porque con los arriesgado que es no sé cómo es que sigue vivió.

-Deberíamos ir de vacaciones. Después de lo de ayer lo necesito con urgencia.

-Mónaco te servirá.

Ruedo los ojos.

-No hablo de Mónaco, hablo de la isla.

No responde.

¿Debería tomar eso como un no?

Prefiero no mencionar nada más al respecto, supongo que lo conversaremos por la noche, cuando nos vayamos a dormir.

Se estaciona fuera del edificio de mi empresa y nos adentramos en el lugar hasta el piso que requiere mi majestuosa presencia.

-Buenos días.-saludo a los que están en el pasillo de espera.

Observo que ya llego el hombre con el que hare negocios el día de hoy, Daniel Schneider, un empresario Alemán. Se pone de pie para darme la mano pero antes de que pueda tomarla, el pelinegro lo hace.

-A mi mujer no le gusta ensuciarse la mano.-le regresa la mano a su lugar con un manotazo.-Pero a mí sí me gusta ensuciármelas por ella.

La amenaza que lanza el pelinegro puede palparse en el aire pero al hombre parece no importarle cuando recoge del asiento unas rosas rojas.

Las tomo y se las entregó a Verónica, que las aparta de inmediato ya que me dan alergia.

-Señor Schneider, puede ir pasando a la sala de reuniones.-le dice Verónica tratando de suavizar el momento.

El hombre rubio la sigue al interior.

-¿Que harás con el exactamente?-pregunta con el ceño fruncido.

-Firmar un contrato de venta de armas. Luego podremos irnos.

-Vámonos a casa.-dice entre dientes.

-Espérame un segundo, firmo y salgo de inmediato, cariño.

-Vámonos, Rafaella.

-Es un negocio importante, Máximo, ahora regreso.-me adentro en la sala de reuniones.

Tomó asiento y por el vidrio puedo ver que algo le pasa, sus ojos oscuros no me abandonan y reparan en cada movimiento que hago, acechándome como siempre. Le sonrió detrás del vidrio pero no me devuelve el gesto, solo me mira serio.

No entiendo qué le pasa.

-Empecemos.-Verónica coloca los documentos sobre la mesa.

-Pensé que sería una reunión privada.-me interrumpe cuando ve a mi amiga tomar asiento.

-¿Tienes algún problema?-interrogó con dureza y el niega de inmediato.

Mira mis ojos con un poco de temor.

Empiezo con la lectura de términos y condiciones para proceder a las firmas. Ambos firmamos las más de veinte hojas que conforman el contrato.

-¿Cuándo llegarán las armas a Alemania?

-Cinco días después de que hagas el depósito.

Verónica se va para sacarle copia al contrato firmado, es el protocolo que seguimos con cada cliente, todos se llevan una copia de lo que han firmado. Logró ver que Máximo la detiene hablando con ella y luego avanza en dirección al ascensor.

-¿Volveremos a vernos?-frunzo en ceño porque no comprendo su pregunta.-Podría querer aumentar el número de cargamento.

-Esos temas los conversas con Verónica.-la señalo.

-Prefiero tener trato directo con la jefa.

-Yo no.-le dejó claro de inmediato.

Verónica vuelve a entrar y yo me levanto de la silla dispuesta a largarme. Salgo y avanzó por el pasillo para subir al ascensor.

-¡Rafaella!-grita Verónica en mi dirección.

-¿Me falto firmar algo?-es lo primero que pregunto.

-No. Máximo dijo que te espera en casa.

Levanto las cejas con sorpresa porque eso no fue en lo que quedamos.

-¿Eso dijo?-me extraño de inmediato.-¿Se largó?

-Supongo que tenía algún asunto que atender.-se encoge de hombros.

¿Algo más importante que yo?

-Encárgate de despedirlo.-señaló con la cabeza al hombre que sigue en la sala de reuniones.

Me encamino al ascensor para bajar hasta el primer piso, sin poder contener la furia que estoy sintiendo, me sale humos hasta por las orejas.

Gregori me espera fuera.

-¿Dónde está Máximo?-mi voz es el reflejo de lo enojada que estoy.

-Se fue a casa.

-¡¿Cómo que se fue a casa?! Dijo que me esperaría.

-Sube por favor.-señala el auto.

Abro la puerta de la camioneta y me meto en ella sin decir nada más. Gregori va tan tenso como yo.

El trayecto parece más largo de lo normal y las ansias por llegar a casa me sobrepasan. Cuando cruzamos el umbral de la misión me bajo con el auto aun andando lentamente.

Elena sale a recibirme, pero borra la sonrisa que traía en el rostro cuando me ve.

-¿Máximo está arriba?-le entrego mi cartera.

-Está en su oficina trabajando.

-¿Los niños?

-Jugando atrás.

Avanzo hasta la oficina donde el pelinegro trabaja, en el primer piso.

Abro la puerta.

-¡¿Porque no me esperaste?!

-No sabía cuánto ibas a tardar.-no me mira.

-¡Te dije que sería algo rápido!

-No tenía tiempo para esperarte.

-¡Justo por eso te pregunté si me ibas a traer de regreso, porque si no era así podía pedir que me llevara la seguridad en una camioneta!

-¿Qué problema hay en que te trajera Gregori?

-¡Que si me dijiste algo, cumples con tu palabra!

-¿Ya terminaste? Déjame trabajar.-suelta con desprecio.

Trago lo que se me amontona en la garganta.

-¿Me estas corriendo?

-Tengo trabajo que hacer, Riccardi.-vuelve a llamarme por mi apellido marcando distancia.

-Piensa bien lo que dices, Kuznetsov.

-¿A qué hora te irás?

Abro la boca impresionada.

-¡Vete a la mierda!-grito bastante furiosa.

Estrello la puerta con fuerza a mi salida.

Pendejo de mierda. ¿Qué carajos le pasa? Porque me trata así.

A mí no me va a venir con pendejadas y con esa actitud de mierda.

Voy por los niños para llevarlos a bañarse y luego los meto a la cama, leyéndoles un cuento haciendo que caigan rendidos de inmediato.

Me voy a mi cama tratando de hacer lo mismo pero no puedo. Me levanto a mitad de la noche, palpando la cama y comprobando que no ha venido a dormir.

Me pongo de pie y abro la puerta, bajando por las escaleras. Entro a la oficina y lo encuentro durmiendo en el sillón que tiene a un lado.

Me coloco sobre el suelo para apartarle el brazo que cubre sus ojos.

-Máximo.-lo remuevo.

-¿Qué quieres?-no sé si es enojo lo que percibo en su voz o simplemente esta ronco porque se acaba de levantarse de dormir.

-¿Por qué estas durmiendo aquí? Vamos a la cama.

-Ve tú, yo me quedaré aquí.

Expulso todo el aire que tengo en mis pulmones. Quiero llevar las cosas por el lado de la paz.

-¿Qué pasa, cariño, porque estás enojado?

-No quiero hablar de eso. Ve arriba.

-Podemos hablarlo, estoy segura que lo solucionaremos de inmediato y podremos ir a dormir, mira que estoy muy agotada.-hago un puchero con los labios.

-No creo que lo podamos hablar y mucho menos solucionar cuando ya está hecho.

-Máximo...

-Vete a dormir.-vuelve a colocarse el brazo sobre los ojos, se lo aparto otra vez e intento besarlo pero me mueve la cara.

Cierra los ojos evitando mirarme y yo siento que me atraviesan por dentro cuando sopeso el rechazo que obtengo de su parte.

Me pongo de pie y subo devuelta a nuestra habitación, me meto en la cama pero no puedo cerrar los ojos, me es imposible.

Veo por el ventanal como la mañana se pone pero no tengo fuerza para levantarme. No quiero discutir con él, sé que terminaremos peleando si sigue con esa actitud tan estúpida.

Mis hijos hoy se levantan tarde por lo que yo desayuno primero.

-Avísale a Máximo que el desayuno ya está servido.-le ordeno.

Su silencio hace que regrese a mirarla.

-El señor salió temprano de la casa.

-¿Cómo que salió temprano?

-Si. Llevaba una maleta.

Me pongo de pie de inmediato, un poco alterada.

-¿Una maleta?-mi voz tiembla y como puedo salgo apresurada al jardín.

Cada uno de los hombres de seguridad está en sus posiciones.

-¡Gregori!-regresa a mirarme.-¿Dónde está Máximo?

-Se ha ido de viaje.

-¿Ha vuelto a Rusia?-pregunto tratando de entender.

-No puedo darte esa información.

-¿Cómo que no puedes darme esa información? Es mi marido de quienes estamos hablando.-me mira con pena.-¿El que ha dicho que no me digas nada?-increpo dolida.

-Solo sigo órdenes, Rafaella.

-Ya veo que tu lealtad solo esta con el.-trato de hacerlo sentir mal y al parecer lo consigo.

Me meto en mi casa sintiendo algo pesado en mis hombros y un vacío inmenso en el pecho, mi garganta está atrofiada con algo que no logro suavizar. No sé qué hacer y tampoco lo puedo entender.

¿Qué tiene en la cabeza? Como carajos se le ocurre largarse sin decirme nada, ni siquiera se ha despedido de nuestros hijos. Eso ya es el colmo.











Dios mio, esto si que me da un poco de miedo, todos sabemos que mi chico oscuro ama darle besos a su mujer o dormir con ella. ¿Qué está pasando por tu cabeza, Máximo Kuznetsov? No lo sabremos hoy, no lo sabremos nunca.

Tormentas, espero les guste el cap (2/3).

Besos🖤 

-Elyn.












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