Historia de terror de Cenicienta
Había muchas cosas que el trío de caldeos esperaba ver cuando entraron al castillo de Isabel. Izuku especialmente tenía una idea de cómo debería verse el castillo , considerando que tenía la imagen en su cabeza de los recuerdos de Carmilla. Pasillos tenuemente iluminados con antorchas esparcidas con moderación a lo largo de las paredes. Ladrillo de piedra que no permitía ningún tipo de calor y solo hacía que el castillo fuera más frío y sin vida. Sangre que se había filtrado en cada parte de la estructura, dejándolo todo de un rojo oxidado que era imposible de lavar. Trampas colocadas en lugares aleatorios, los gatillos ocultos a todos los ojos atentos, esperando saltar y matar a sus desprevenidas víctimas.
Eso era lo que muchos esperaban de la casa de Elizabeth Bathory, Condesa de Sangre.
Entonces, naturalmente, eso no era lo que estaba frente a ellos mientras caminaban a través de las enormes puertas del castillo.
En lugar de un salón principal lúgubre y húmedo, tenuemente iluminado, la habitación era lo suficientemente brillante como para que casi pareciera que habían entrado en ella mientras era mediodía. En lugar de piedra fría cubierta de un rojo oxidado con sangre seca, el suelo estaba cubierto con una alfombra púrpura que se extendía de un extremo al otro. Más púrpura colgaba de las paredes, junto con telas de color naranja y negro, muy parecidas a las serpentinas que habían colocado en la habitación de Elizabeth.
Además de eso, lejos de estar fría y vacía, la sala estaba muy animada y llena de energía. Los invitados previstos de Elizabeth estaban repartidos por todo el salón, mezclándose unos con otros como se esperaba que ocurriera en una fiesta. Entablar conversación, disfrutar de un refrigerio, bailar cerca del centro de la sala; para todos los efectos, parecía una fiesta ordinaria, aunque muy elegante.
El problema era que los propios invitados eran todo lo que podría considerarse "monstruos".
De acuerdo, lo más probable era que se ajustara a los estándares del período de tiempo, pero era imposible no hacer la conexión cuando miraban alrededor de la habitación. No fue una gran sorpresa ver a otros vampiros en la habitación, sin verse afectados por las luces y simplemente disfrutando de unas copas como lo haría cualquier otra persona. Eso al menos encaja con el motivo general de Elizabeth. También se esperaban los fantasmas que flotaban a través de las paredes y flotaban perezosamente sobre sus cabezas, dada la cantidad de ellos que habían poblado el bosque exterior.
Los hombres lobo que estaban agrupados y parecían mantenerse solos tampoco eran un espectáculo que les resultara desconocido, dado el número de ellos que habían encontrado en varias rutas de suministro a través de las Singularidades. (Un detalle que dejó a Izuku y Mash en particular sintiéndose un poco incómodos ahora que lo pensaron). Aunque estaban un poco más vestidos que las bestias salvajes con las que se encontraron en el pasado, era un poco diferente a lo que estaban acostumbrados a ver. Lo mismo sucedió con la horda de zombis esparcidos por toda la habitación, luciendo tan demacrados y arrugados como esperaban, pero en realidad vestían atuendos más extravagantes que se ajustaban a la ubicación en la que se encontraban.
Las otras entidades que deambulaban, sin embargo, fueron un poco más inesperadas. Las momias todavía envueltas en sus vendas, arrastrando los pies por el suelo mientras intentaban moverse de un lado a otro de la habitación. Al menos una figura corpulenta con cabeza cuadrada, piel verdosa y grandes pernos atravesando su cuello se podía ver pisando fuerte. Acompañando a dicha figura se encontraba una mujer de piel pálida, su cabello recogido en forma de colmena alta, y vistiendo un vestido de novia blanco. Otra criatura vista en la mesa de refrescos era más un pez que un hombre, con escamas verdes que cubrían todo su cuerpo, telarañas entre sus dedos con garras, grandes aletas a ambos lados de su cabeza y una gran boca con colmillos que se abría cada minuto más o menos. Podrían surgir preguntas sobre cómo caminaba y respiraba exactamente sin un suministro constante de agua,
Fue un poco un marcado contraste con la forma en que había comenzado su noche, pero en total, no parecía ser demasiado extraño cuando realmente se detuvieron a pensar en ello. Ya sea por estar acostumbrados a las rarezas de Chaldea en este punto, o por la experiencia con personas con Quirks mutantes, una vez que la situación se calmó, esto se sintió mucho más normal de lo que estaban preparados.
La única pregunta ahora era qué hacer realmente.
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Afortunadamente para la salud mental de Mash, el piso en realidad no era tan grande, por lo que el grupo podía separarse y mezclarse con la multitud sin perder de vista dónde estaban los demás. Lo que definitivamente fue una bendición para ella, ya que le dio la oportunidad de experimentar esta reunión totalmente única de primera mano, sin tener que preocuparse demasiado de que algo saliera mal.
Aunque no pudo evitar enviar una mirada al otro lado del piso hacia donde había ido Izuku, observándolo mantener una conversación con otro hombre de cabeza cuadrada, aunque este era alto y larguirucho y tenía un tono gris claro en su piel. La conversación parecía no ir a ninguna parte debido a lo lento que hablaba el otro hombre, pero Izuku no parecía tan alarmado por la apariencia del hombre ni nada por el estilo.
Fue un poco inesperado por parte de Mash. Dado lo asustado que había estado en el bosque, e incluso durante el evento del laberinto encantado en el festival de Nero, ella esperaba que reaccionara un poco más al estar rodeado de tantos seres "espeluznantes". Por otra parte, el entorno era mucho menos desconcertante que cualquiera de esos, y nadie estaba tratando activamente de asustarlo, ¿así que tal vez no produjo los mismos resultados?
Él le había hablado antes sobre Quirks, al menos un poco. Él le dijo que los Quirks podían ser tan completamente aleatorios e impredecibles que no se sabía con qué se podía topar uno simplemente caminando por una calle de la ciudad. Dijo que había visto a muchas personas con cabello salvaje, partes del cuerpo que crecían de lugares que normalmente no deberían, rasgos de animales o incluso hechos de sustancias que estaban lejos de ser ordinarias. Al vivir en un entorno así, uno se acostumbra rápidamente a esperar lo inesperado ya ver lo que alguna vez se consideró extraño e inusual.
Realmente la hizo sentir aún más curiosa acerca de cómo era realmente el mundo moderno fuera de Caldea, si tal variedad y singularidad se pudieran ver en todas partes. Esperaba tener la oportunidad de verlo antes del final.
Por el momento, sin embargo, volvió a dirigir su atención a la fiesta que la rodeaba, aunque no estaba completamente segura de por dónde empezar. Había tantos seres a su alrededor, cada uno de ellos sin duda teniendo experiencias totalmente únicas en sus vidas de las que podían hablar, lo que le daría mucho de qué aprender.
Aunque, antes de que pudiera intentar acercarse a alguno de ellos, como la figura de piel verde que flotaba en el aire que tenía una cabeza bastante grande y bulbosa, de repente se encontró con uno de los zombis más típicos acercándose a ella.
Rápidamente calmó el instinto combativo que estalló dentro de ella al ver a un enemigo tan típico de ellos, y en su lugar se quedó quieta cuando se acercó. Se detuvo ante ella, pero la mandíbula floja y la mirada en blanco no hicieron nada para indicar exactamente lo que quería.
Parpadeó un par de veces confundida, sin saber cómo responder a esto. Después de pensar unos segundos, levantó la mano y saludó levemente, con una sonrisa incómoda en su rostro.
El zombi no respondió, simplemente siguió mirándola.
Eso ya era bastante desconcertante, pero lo que más sorprendió a Mash fue el segundo zombi que se acercó arrastrando los pies al lado del primero, con la mirada igualmente inexpresiva e ilegible.
Luego, un tercero apareció junto a él, seguido de un cuarto.
Uno por uno, más zombis parecían abrirse paso lentamente entre la multitud, arrastrando los pies hacia Mash, con los brazos colgando y la postura encorvada. Cada uno de ellos se detuvo solo unos pasos antes que ella, sin moverse más cerca, simplemente mirándola desapasionadamente.
Fue solo después de que todos se detuvieron que Mash lentamente comenzó a darse cuenta de que estaba rodeada.
Esos instintos combativos que había reprimido estaban comenzando a estallar de nuevo, a pesar de que los zombis estaban actualmente inmóviles. Estaba adecuadamente cautelosa en cuanto a cuál era su propósito, mientras miraba a cada uno de ellos uno tras otro, tratando de entender qué estaban tratando de hacer o por qué se acercaban a ella específicamente. Aunque el hecho de que ninguno de ellos se moviera más hacia ella la ponía mucho más ansiosa por esto. Si sus intenciones fueran más claras, entonces tal vez ella podría averiguar qué hacer, pero tal como estaba, se quedó esperando con anticipación a que uno de ellos hiciera algo.
Entonces, el primer zombi con el que se encontró de repente agitó los brazos hacia la derecha, uno sobre el otro, las manos caídas y colgando sueltas de las muñecas.
El movimiento la hizo saltar de sorpresa, solo para que ese sentimiento fuera seguido por más confusión.
El siguiente zombi al lado del primero hizo el mismo movimiento, seguido por el siguiente y el siguiente. En un extraño efecto dominó circular, cada zombi levantó los brazos con el mismo movimiento, hasta que todos adoptaron la extraña e inesperada pose.
Mash se quedó una vez más completamente desconcertado, incluso más sin palabras que antes.
Luego los vio balancear los brazos en la dirección opuesta, adoptando una versión especular de la misma pose, todo mientras sus rostros permanecían boquiabiertos y en blanco.
Mash todavía no podía comprender a dónde iba esto. Permaneció confundida mientras continuaban moviendo los brazos de un lado a otro, en lo que parecía ser un extraño movimiento ritual. De vez en cuando dejaban escapar un coro de gemidos mientras se movían, pero lo que se suponía que significaba lo ignoraba .
"¿Vas a quedarte ahí?"
La voz la sacó de su estado desconcertado, cuando giró a su derecha para ver que alguien estaba parado entre los zombis. El hombre parecía lo suficientemente humano, aunque con una apariencia bastante siniestra. Vestido de negro, completo con una capa larga y un gran collar que enmarcaba alrededor de su cabeza. Llevaba una sonrisa astuta enmarcada por una barba de chivo negra que desmentía intenciones maliciosas, y su fuerte acento húngaro hacía casi imposible no mantener su voz dentro de su cabeza, atrayéndola y haciendo que quisiera escucharlo con atención embelesada.
Aunque no pudo evitar distraerse un poco con las cejas espesas y pobladas que tenía sobre sus ojos.
"No hay necesidad de alarmarse, querida". le aseguró el hombre, su voz suave pero distintiva, asegurándose de tener toda su atención. "Mis amigos simplemente sienten curiosidad por ti. No tienen mala intención".
"¿Tus amigos?" Mash vacilante repitió.
"Sí. Me hago amigo de los muertos". explicó con calma. "No es tan extraño vivir este tipo de vida, ¿no?"
"Supongo que no…?" Mash expresó, inseguro de cómo más responder a eso. Técnicamente hablando, ella también "se hizo amiga de los muertos", aunque no de la misma manera que este hombre. Aunque estaba la cuestión de si estos zombis eran realmente sus amigos o no dada la forma en que serían creados, probablemente no era una buena idea arriesgarse a provocarlo preguntándole.
"Pero debo decir que me sorprende lo curiosos que los haces". añadió el hombre pensativo. "¿No te unirás a ellos?"
"¡¿U-Unirme a ellos?!" Mash repitió con voz alarmada.
"Sí." el hombre asintió con la cabeza, aparentemente sin ver nada malo en lo que dijo. "Únete a ellos. En su baile".
Siguió una pausa, incluso los zombis se quedaron en silencio después de que se hizo la sugerencia.
"...¿disculpe?" preguntó Mash, obviamente desconcertado.
“Su baile. Quieren bailar contigo. repitió el hombre, mientras levantaba una mano para señalar a los zombis de nuevo. El grupo continuó haciendo movimientos de brazos bastante extraños en respuesta a esto, enfatizando su deseo.
Mash estaba un poco desconcertado por todo esto, pero los zombis dejaron escapar un gruñido unido para tratar de insistir más. No queriendo causar un escándalo, intentó imitar sus movimientos, levantando los brazos a su lado izquierdo como ellos.
"Como esto…?" Ella se preguntó.
Los zombis comenzaron a mover los brazos más rápido en respuesta, claramente entusiasmados con sus acciones. Sin mucho más que hacer, trató de balancear sus brazos más rápidamente de la misma manera, sin saber si realmente les estaba dando lo que querían. Los zombis comenzaron a levantar las rodillas a su vez con los brazos, una acción que Mash intentó imitar de la misma manera, por extraño que fuera.
Todo mientras el hombre que parecía ser el cabecilla de los zombis observaba con una sonrisa serena.
Esta estaba resultando ser una noche muy extraña.
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“¡Estaba seguro de que tenía los cálculos planeados exactamente como tenían que ser! Transferir materia de un lugar a otro es la ola del futuro, ¡pregúntale a cualquiera! Sé que hay una manera de poner salvaguardas para evitar otra catástrofe como esta, si tan solo pudiera revertir esto…
Kiyohime se quedó mirando fijamente al ser que le hablaba, no del todo segura de cómo se suponía que debía responder a nada de esto. Los temas relacionados con la ciencia volaban por encima de su cabeza en el mejor de los días, ya que era simplemente muy posterior a su tiempo y nunca un tema que la preocupara de todos modos. Sin mencionar que ser una Servant significaba que, por lo general, estaba mucho más en sintonía con las conversaciones sobre temas mágicos, si acaso. Así que esto obviamente no iba a ir a ninguna parte rápido.
Agregue el hecho de que el hombre con el que estaba hablando tenía el cuerpo de un escarabajo, y era del tamaño de dicho escarabajo, y estaba garantizado que sería una escena muy extraña para cualquiera que mirara desde afuera.
Tenía que preguntarse cómo llegó exactamente al castillo en primer lugar, dado su tamaño y la alta probabilidad de que alguien lo aplastara accidentalmente. Estuvo tentada de preguntar, pero en realidad no podía verlo tan comunicativo con una historia como esa. No solo porque podría verse como potencialmente ofensivo, sino también porque él se salió por la tangente de la forma en que estaba.
Cosa que todavía estaba haciendo, a pesar de que ella no había dicho una palabra desde la primera vez que lo vio de pie entre los refrigerios en la mesa correspondiente.
"Sí, tiende a ponerse así".
La voz desvió su atención del hombre-insecto, pero cuando se volvió hacia la fuente a su lado, no encontró nada allí.
Ahorre para un par de anteojos de sol flotantes.
Parpadeó profusamente ante la vista igualmente extraña, antes de ver cómo una de las tazas flotaba fuera de la mesa y se detenía en el aire frente a ella. Luego vio cómo la taza se inclinaba hacia un punto debajo de las gafas de sol, seguido de escuchar el sonido de alguien bebiendo su contenido. Miró aturdida mientras la taza bajaba y un suspiro de satisfacción dejaba a quienquiera que estuviera allí.
“Es mejor si lo dejas continuar y lo sacas de su sistema. Encuentra algo más que hacer mientras tanto. aconsejó la figura invisible.
Luego vio cómo las gafas de sol y la copa flotantes giraban y se alejaban de ella, dejándola tratando de procesar lo que acababa de suceder.
Lo que finalmente concluyó fue que realmente no estaba preparada para lidiar con situaciones como esta. Al menos no en este momento.
Se dio la vuelta y se dirigió en la dirección opuesta, dejando al hombre-escarabajo con sus divagaciones, caminó a lo largo de la mesa para obtener algo de distancia y tratar de relajarse. Cuando se detuvo, ni siquiera miró hacia arriba para ver dónde estaba, en lugar de eso, solo suspiró y trató de calmarse.
"¿Buscando algo un poco más fuerte?"
“Lamentablemente, tengo que admitir que lo estoy considerando…” respondió reflexivamente, antes de volverse lentamente para mirar a quien le había hablado.
Solo para encontrarse mirando al otro lado de la mesa nada menos que al Asesino bailarín que acababan de dejar afuera.
“¡¿ Tú otra vez-?! —gruñó Kiyohime.
“ Vrede! Vrede! —suplicó Mata Hari, levantando las manos en señal de rendición—. “¡No busco que me persigan por el castillo, lo juro! ¡Solo estoy aquí para hacer mi trabajo y servir bebidas!”.
Kiyohime siseó por lo bajo ante su súplica, claramente sin creerlo ni por un momento. Sin embargo, a pesar de sí misma, miró hacia abajo, a la mesa que tenía delante, notando los vasos esparcidos, así como la colección de botellas de vidrio que contenían varios espíritus para su lectura.
Sus ojos se entrecerraron ante las bebidas, antes de volver a mirar a su servidor, recordando algo que surgió en el pueblo. "Entonces... eras tú quien trabajaba en la taberna". ella concluyó.
“¿Hmm? Sí, trabajé allí un rato. ¿Como supiste?" Mata Hari se preguntó con curiosidad.
"Los lugareños aparentemente te extrañan". Kiyohime respondió rotundamente. “Nos pidieron que averigüáramos qué quería Elizabeth de ti”.
“Aww, ¿estaban preocupados por mí~?” preguntó con un tono ligeramente juguetón en su voz.
"Sí, aparentemente no podían dejar de pensar en ti después de que los sedujiste ". Kiyohime disparó tensamente. "Lo que hace que estés lejos de ser inocente a mis ojos, por mucho que intentes afirmar lo contrario".
"¡Oh, vamos, eso era solo parte de mi trabajo!" Mata Hari trató de discutir, luciendo levemente herida. "Si quiero asegurarme de que los clientes sigan regresando a la taberna, eso solo significa más negocios para el propietario, ¿no?"
“Eso no excusa nada”. Kiyohime respondió, entrecerrando los ojos hacia el Asesino. "Te lo advierto en este momento, si intentas algo así con An-... con mi Maestro nuevamente, habrá consecuencias ".
Se maldijo internamente por dejar pasar eso, su ira hizo que su control se aflojara un poco. Desafortunadamente, fue suficiente para que la mujer frente a ella se diera cuenta. Ella levantó una ceja como reacción inicial, antes de que una mirada más pensativa cruzara su rostro. “Hmm…” comentó, sosteniendo su barbilla mientras lo hacía.
"¿Qué?" espetó Kiyohime.
Mata Hari simplemente se encogió de hombros, volviendo a la sonrisa juguetona que tenía momentos antes. “¡Oh, nada~!” ella respondió.
"... Desprecio a los mentirosos, quiero que lo sepas". Advirtió Kiyohime, entrecerrando los ojos de nuevo.
"Bueno, no es de extrañar que me odies tanto". Mata Hari respondió con ligereza. Aunque antes de que Kiyohime pudiera responder de nuevo, el Asesino agregó:
"Pero, ¿no crees que deberías dejar de mentirte a ti mismo , entonces?"
El Berserker se congeló al escuchar eso. Observó la mirada perspicaz de Mata Hari durante unos largos segundos, antes de girarse repentinamente y marcharse entre la multitud, furiosa considerablemente por esto.
Una conversación real y de alguna manera esa mujer había visto a través de ella y descubrió que había algo sospechoso en ella. Por supuesto, fue sin duda gracias a ese desliz suyo que incluso tuvo algo que usar con ella.
Cerró los ojos y exhaló lentamente mientras trataba de calmarse. Tenía que controlar esta ira suya y tenía que hacerlo ahora antes de que terminara literalmente explotando por eso.
Realmente no estaba deseando que apareciera esa bailarina en Caldea, por decirlo suavemente.
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"Realmente no parece justo que te etiqueten como un monstruo solo porque... creciste tanto". Izuku comentó.
"Bueno, ya sabes cómo se pueden poner los aldeanos a veces". respondió cansadamente la mujer de cabello plateado. “Alguien mezcla algunas plantas para hacer medicinas y luego las llevan a alguna parte mientras la gente grita que ella es una bruja. No es una gran sorpresa que hayan reaccionado a todo esto”. razonó mientras se señalaba a sí misma.
Izuku hizo una mueca de simpatía ante la imagen que creó, mientras volvía a tomar su forma. Según todos los informes, era una mujer común que vestía un vestido blanco. El único problema era que era tan alta que su cabeza tocaba el techo del salón principal, lo que planteó algunas preguntas sobre cómo llegó al edificio en primer lugar.
“Y ahora tengo que encontrar un nuevo lugar para vivir, y eso es sin siquiera pensar en una vida amorosa…”, continuó la mujer, sonando bastante abatida. "¿Qué se supone que debo hacer, convertirme en un ermitaño en las montañas...?"
“¡E-estoy seguro de que podría haber una manera de deshacer esto! Sea lo que sea..." Izuku intentó alentar. “Y si no, ¡hay alguien ahí fuera para ti! ¡E-Es solo cuestión de tratar de encontrarlos, eso es todo!”
“Es más fácil decirlo que hacerlo…”, respondió la mujer con un suspiro. “No es que tipos gigantes vayan a surgir del suelo. A menos que sean, bueno, gigantes reales. Y luego corro el riesgo de conectarme con un tipo que es básicamente un hombre de las cavernas”.
“¡Incluso entonces, nunca se sabe cómo funcionará realmente! ¡Y además, no tiene que ser alguien así si no quieres!” Izuku insistió. “Claro, una relación con alguien que no sea de tu tamaño sería... complicada, pero si ustedes dos fueran realmente serios el uno con el otro, ¡podrían hacer que funcione! ¡Además, eres absolutamente un partido, así que alguien tendría que ver eso tarde o temprano!
La mujer lo miró fijamente durante aproximadamente un minuto, su expresión más pensativa, con la esperanza de reflexionar sobre lo que él había dicho. Aunque su mirada contemplativa parecía concentrarse específicamente en él , lo que lo dejó un poco confundido. ¿Había dicho algo malo? Pensó que estaba siendo lo más alentador posible, entonces, ¿hubo algo que se perdió?
No tuvo mucho tiempo para considerarlo, ya que lo que parecía ser un pequeño dragón púrpura voló junto a la cabeza de la mujer, y por lo tanto su atención se desplazó hacia él. De alguna manera, parecían comenzar a entablar una conversación a pesar de las posibles barreras del idioma, por lo que Izuku lo tomó como una señal para dejarla en paz y hablar con otra persona.
Por supuesto, mientras miraba alrededor del gran salón principal, le resultó difícil identificar a alguien con quien hablar y con quien quisiera entablar una conversación. No es que fuera de los que juzgan por las apariencias, pero sus intentos de hablar con algunos de los otros seres aquí habían obtenido resultados mixtos.
Los zombis, por supuesto, no podían hablar más allá de largos gemidos, los hombres lobo solo podían gruñir y morder y estaban más interesados en devorar la comida, y el hombre-pez que vieron antes solo podía abrir y cerrar la boca como …bueno, como un pez. Así que no estaba teniendo mucha suerte en encontrar a alguien más de quien pudiera aprender algo.
Mientras miraba a su alrededor, notó a una mujer con alas de murciélago saliendo de ambos lados de su cabeza, así como también de sus caderas.
Quien vestía una ropa muy ajustada que dejaba poco de su figura a la imaginación.
No, no, probablemente sea más seguro no ir allí.
Pasó la mirada por el pasillo un poco más, sintiéndose un poco fuera de lugar. Por mucho que sintiera curiosidad por todo esto, no pudo evitar preguntarse dónde estaba Elizabeth. Se suponía que ella estaría aquí esperándolos, así que ¿por qué no podía verla en ninguna parte de esta multitud? Por otra parte, probablemente estaba preocupada por su apariencia para tal evento, por lo que era probable que todavía se estuviera preparando incluso ahora. Probablemente aún tomaría un poco más de tiempo antes de que ella hiciera su aparición.
Justo cuando volvió a girar la cabeza, vio a alguien agacharse en uno de los pasillos cercanos. Solo los vislumbró, pero estaba seguro de que reconoció esa figura en particular. Sin pensarlo más, atravesó el pasillo y se dirigió hacia la entrada, con la intención de seguirlos.
Para cuando llegó a la entrada, la figura ya había desaparecido, pero supuso que simplemente habían avanzado más por el pasillo. Eligió seguir su ejemplo, escuchando mientras los sonidos de la fiesta se hacían más silenciosos detrás de él, pasando por más ladrillos y piedras mientras la temperatura parecía bajar poco a poco.
Pronto llegó a un nuevo pasillo que se extendía a lo largo del castillo, con numerosas puertas de madera que salpicaban la pared frente a él, sin duda que conducían a las habitaciones de los trabajadores que alguna vez vivieron aquí. Una de las puertas estaba ligeramente entreabierta, e Izuku pudo ver una luz que se asomaba al pasillo desde adentro, lo que naturalmente atrajo su curiosidad. Pronto se dirigió a la puerta y la abrió, sin saber qué esperar al otro lado.
Bueno, fuera lo que fuera lo que hubiera esperado ver, ciertamente no habría sido esto.
Por un lado, lo brillante que se veía la habitación cuando él la miró, mucho más brillante de lo que debería ser cualquier habitación hecha en este período de tiempo. Sin duda eso se debió en parte a todo el rosa que estaba salpicado por todas partes; en las paredes, en el techo y también en el suelo. No estaba del todo seguro de si era todopintado o si también se usó papel tapiz, teniendo en cuenta los diseños de nubes blancas y esponjosas que también se extendieron por todas las paredes y el techo. Eso por sí solo ya era bastante ridículo, pero los muebles dentro de la habitación parecían estar diseñados únicamente para encajar con la estética. El escritorio y el espejo eran de un blanco puro para complementar la coloración, la cómoda estaba pintada de un rosa chillón y la cama tenía sábanas rosas junto con una cantidad francamente ridícula de almohadas sobre ella.
Todo esto era una imagen que simplemente no podía esperar encontrar dentro de un castillo tan infamemente inquietante. Sin embargo, el que ya estaba dentro de la habitación sirvió para que la imagen fuera aún más llamativa.
"¡Lo juro, ella diseñó esta habitación a propósito para hacer que me dolieran los ojos!" Carmilla se quejó. “¡¿Y cómo encontró ella este tipo de pintura en este período de tiempo?! ¡Es como si estuviera tratando de causar más daño a la historia humana adecuada! ¡¿Y quién se quedaría aquí de todos modos?! ¡¿Qué cree ella que es esto, un hotel?!”
Izuku tuvo que morderse la lengua mientras observaba al Asesino moverse dentro de la habitación, aunque solo fuera porque estaba seguro de que su mal genio lo atacaría si no tenía cuidado con lo que hacía. Sobre todo porque estaba claramente arrastrando un trapeador por el suelo, restregándolo de un lado a otro con una deliberada sensación de furia detrás de sus movimientos. Sin duda, Elizabeth la había reclutado de alguna manera para hacer esto, otro movimiento realizado en su larga rivalidad, si se podía llamar así.
“Ugh, no puedo soportar esto…” gimió, agotando gran parte de su energía mientras seguía empujando el trapeador de un lado a otro. “Todo sobre esto es simplemente humillante más allá de lo que debería permitirse… Sé que este es un mundo injusto e injusto, pero está mucho más bajo de lo que esperaba que se hundiera. Aunque probablemente le haría lo mismo a ella si pudiera…”
Ella suspiró en medio de sus divagaciones, aparentemente dándose cuenta de que solo estaba hablando consigo misma en este punto. “¿Cuántas habitaciones me quedan por hacer…? Oh, olvídalo, me estoy tomando un descanso de todos modos…” concluyó, tirando el trapeador en el balde que trajo consigo. Luego, sin ceremonias, se dejó caer boca abajo sobre la cama, dejando escapar un largo suspiro que fue amortiguado por las almohadas.
Izuku se estremeció un poco al ver que esto sucedía. Afortunadamente, ella no se había dado cuenta de que él estaba asomándose, así que si quería, podía darse la vuelta y escabullirse. Mash y Kiyohime sin duda se preocuparían si se ausentaba de la fiesta por mucho tiempo, y él no quería darles nada más por lo que preocuparse después de lo que pasó en el bosque.
El problema era que, obviamente, Carmilla necesitaba ayuda.
Así que su próximo curso de acción era obvio.
Empujó lentamente la puerta para que se abriera un poco más, luego se deslizó por la abertura mientras trataba de hacer el menor ruido posible. Luego avanzó poco a poco hacia el trapeador y el balde, quitando el primero del segundo para continuar donde lo dejó Carmilla. Una vez que el mophead mojado golpeó el suelo, el sonido fue imposible de perder, y Carmilla levantó la cabeza sorprendida para mirar a Izuku. Su mirada inicialmente tenía un sentimiento acusatorio, pero él respondió agitando suavemente su mano con una sonrisa tranquilizadora. “Adelante, descansa. Yo lo tomaré desde aquí. el insistió.
Sus ojos se entrecerraron sospechosamente ante eso, pero no ofreció más comentarios sobre lo que estaba haciendo. En cambio, dejó caer la cabeza sobre las almohadas, aunque sin dejar de observarlo con atención. Lo mantuvo en mente mientras se ponía a trabajar, extendiendo lentamente el agua jabonosa sobre el piso, tratando de cubrir tanto como pudo.
Durante unos largos minutos, ninguno de los dos habló. Izuku simplemente se centró en la tarea que tenía entre manos, mientras sentía los ojos de Carmilla sobre él todo el tiempo. Optó por dejarlo pasar por ahora, no queriendo darle más razones para agitarse, y esperando que se relajara si la dejaba sola por un poco más de tiempo. Siguió pasando el trapeador por el piso, empujándolo más y más hacia la pared, concentrándose en lavar lo que pudiera en lugar de tratar de sacar alguna mancha en particular.
No es que pudiera ver ninguno, aparte de uno rojizo que no desaparecía muy fácilmente. Las preguntas sobre qué era exactamente estaban presentes en su cabeza, pero decidió que probablemente era mejor no pensar en eso por tanto tiempo.
Mientras continuaba con su trabajo, pronto se encontró retrocediendo hacia la cama, lo que hizo que mirara a Carmilla una vez que estuvo lo suficientemente cerca. Se encontró mirándola a los ojos mientras ella también lo miraba, y por un momento no pudo evitar notar que se habían vuelto del mismo tono rosa que la habitación misma. Aunque eso podría haber sido solo una coincidencia; no era como si hubiera un patrón claro en el funcionamiento de sus ojos.
"... entonces... ¿cuánto cubriste antes de que te encontrara?" preguntó, aunque solo fuera para hacer que esto fuera un poco más fácil.
En lugar de responder, Carmilla se empujó fuera de la cama para sentarse correctamente, mirándolo con una mirada un tanto desapasionada.
Luego extendió la mano y, bastante abruptamente, le quitó el trapeador de las manos, dejando que cayera al suelo.
Izuku miró donde había caído el trapeador, parpadeando un par de veces con clara sorpresa y confusión, pero antes de que tuviera la oportunidad de decir algo, levantó la mano y lo agarró del cuello de su uniforme, solo para tirarlo sin contemplaciones sobre la cama. Se detuvo justo antes de chocar con ella, con las manos apoyadas contra el colchón para evitar que cayera sobre ella, sus ojos verdes fijos en los ahora azules helados. Ya podía sentir que su rostro se calentaba solo por la proximidad que compartían, con su expresión impasible que no lo ayudaba en absoluto.
"¡Sabes, r-realmente no tienes que ser tan contundente-!" Trató de protestar, pero solo salió como una queja chillona más que cualquier otra cosa.
Carmilla sostuvo su mirada por unos segundos más, aún sin soltar su cuello mientras su mirada se clavaba en la de él. Después de que pasó el tiempo, dio un suspiro irritado y cerró los ojos.
"Realmente no te entiendo a veces". ella comentó.
"...¿que hice ahora?" Izuku espetó, un poco desconcertado.
“Una cosa es que prediques sobre convertirte en una mejor persona y usar bien mi segunda vida y cualquier otra cosa sobre la que estés…”, aclaró Carmilla, abriendo los ojos nuevamente para mirarlo dudosa. “¿Pero no crees que esto es un poco excesivo, incluso para ti?”
Izuku parpadeó unas cuantas veces más, tan desconcertado como antes. “Estoy… solo haciendo una tarea para ti…” señaló. "¿Cómo es eso 'excesivo'?"
“Porque no tiene ningún sentido que alguien tan centrado en el heroísmo y en ser 'bueno' sea amable con alguien como yo”. argumentó Carmilla. “Empujarme para que me mejore a mí mismo, está bien, pero ¿por qué querrías ser amable conmigo? ¿Qué he hecho que justifique algo de esa naturaleza?
Izuku estaba aún más perdida con esa pregunta, no estaba segura de qué era tan confuso para ella. Claro, él podía entender de dónde venía ella hasta cierto punto, pero no entendía por qué ella era tan insistente al respecto. "¿Realmente necesito una razón para hacer algo bueno...?" el se preguntó.
"Oh, no me des eso". ella descartó, su mirada se intensificó un poco cuando el color de sus ojos cambió a un amarillo opaco. “No eres tan caritativo como te gusta pensar que eres, incluso tienes tus límites. Dudo que decidas hacer tareas para cualquiera de las hermanas Gorgonas mayores solo por capricho, ¿verdad? ella preguntó. Cuando todo lo que hizo Izuku fue un zumbido incómodo, lo tomó como una respuesta suficiente y continuó. “Entonces, ¿qué me hace diferente? ¿Qué hay en mí con lo que estás dispuesto a ser tan indulgente?
Si esperaba algún tipo de gran explicación o un significado más profundo detrás de sus acciones, Izuku la dejaría decepcionada, porque realmente no podía pensar en una. Para él, la respuesta era sencilla.
"¿Porque siento que te lo mereces en este momento?" el respondió. ¿Y porque quiero?
Carmilla suspiró irritada ante eso, cerró los ojos y sacudió la cabeza. Siguió otra pausa, esta un poco más incómoda debido al estado de ánimo en el que ella estaba claramente. Izuku simplemente no sabía qué se suponía que debía decirle que la satisficiera, era solo lo que sentía .
"... finge que naciste en esta era". luego expresó de repente, abriendo sus ojos ahora carmesí para mirar a Izuku una vez más. “Pretende que eras un ciudadano que vivía en este pueblo mientras yo gobernaba. Puedes imaginarte que nos conocíamos personalmente, si quieres. De cualquier manera, me conociste y me viste como la condesa de esta región. ella sugirió. “Ahora imagina que te enteraste de mis crímenes. Descubriste exactamente lo que les había hecho a mis sirvientes, a las muchas niñas que robé del mismo pueblo en el que creciste. Es posible que hayas conocido a algunas de esas niñas, posiblemente incluso hayas estado relacionado con una o dos de ellas. . ¿Aún sentirías que merezco amabilidad entonces?”
Ahora estaba un poco más claro a lo que se refería, incluso si Izuku sentía que era un poco innecesario profundizar en este tema nuevamente. Ella ya debería haber sabido lo que él sentía acerca de esto, así que ¿por qué sacarlo a colación de nuevo? Aunque, podría ser solo un caso de querer estar seguro de cuál fue realmente su razonamiento cuando se puso bajo escrutinio. Parecía demasiado, pero supuso que entendía que quería alguna aclaración o tranquilidad.
"... en el escenario que pintaste... no". admitió, aunque de mala gana. “Siento que necesitas ser castigado por tus crímenes de alguna manera. No sé si estaría de acuerdo con el castigo exacto que recibiste, pero tendrías que pasar por algo. ”
"¿Y te sentirías así incluso si me conocieras personalmente?" ella preguntó.
A su pesar, Izuku dudó por un momento. ¿Realmente podría decir que abordaría un asunto como este con tanta calma como lo estaba ahora? Si conocía personalmente a Carmilla en esos días, ¿sería capaz de reaccionar racionalmente ante la revelación de sus crímenes? ¿Seguiría diciendo que ella tenía que ser castigada, dependiendo de lo cerca que estuvieran?
"... Me gustaría decir que lo haría". el respondió. “Me gustaría pensar que entendería la gravedad de sus crímenes y que habría que hacer algo. Incluso podría estar más enojado contigo por eso, dependiendo de qué tan cerca seamos. Pero… sin saber cuál sería exactamente nuestra relación…”
Se detuvo ahí, no muy seguro de qué otra manera terminar ese pensamiento. Esperaba que la insinuación fuera suficiente, pero no estaba seguro de si la admisión de su incertidumbre sería satisfactoria para ella.
Parecía seguir mirándolo pensativa, incluso cuando él desvió la mirada con un poco de vergüenza por su vacilación. Ella no ofreció ninguna respuesta durante algún tiempo, tal vez contemplando sus propios pensamientos sobre el asunto.
Luego cerró los ojos una vez más y dejó escapar un suspiro muy largo, este con un poco más de agotamiento. "Bueno... al menos no estás completamente loco..." dijo ella, ahora jugando ociosamente con la cremallera de su uniforme en lugar de agarrar su cuello.
"¿Es realmente tan difícil creer que solo estoy haciendo esto porque me parece bien?" Izuku preguntó mientras levantaba la cabeza nuevamente.
"No, pero es bueno saber que en realidad estás pensando en esto, en lugar de simplemente guiarte por tus sentimientos todo el tiempo". Carmilla razonó. "A pesar de…"
Luego levantó la mano libre y se quitó la pequeña máscara, ahora mirándolo con su rostro descubierto, sus ojos brillando con una coloración violeta profunda.
“Todavía me pregunto qué hay en mí específicamente que te hace sentir la necesidad de ser amable”. ella comentó.
El hecho de que lo hiciera con una sonrisa astuta, mientras bajaba un poco la cremallera de su chaqueta, dejó a Izuku congelado por la ansiedad. Su rostro se estaba calentando aún más que antes, y terminó chillando de nuevo un poco cuando le habló. "¿Q-Qué estás h-haciendo...?" cuestionó.
"Me estaba preguntando... acerca de esa oferta que me hiciste una vez". ella comentó. "Sobre permitirme tomar una muestra de tu sangre... y si todavía estaba sobre la mesa".
"¡¿C-pensé que dijiste que no querías mi sangre?" Izuku tartamudeó.
"Tal vez cambié de opinión". se excusó la condesa. Había bajado la cremallera lo suficiente para exponer completamente el cuello de Izuku, lo que le permitió comenzar a inclinarse más cerca de él, todavía con la sonrisa astuta mientras lo hacía. “Estoy bastante agotado. Un poco de bebida puede ayudarme a levantarme de nuevo…” susurró.
Izuku se estremeció de ansiedad cuando se acercó poco a poco, sopesando rápidamente sus opciones. Podía poner alguna excusa y alejarla de él solo para evitar lo que estaba a punto de suceder . Lo más probable es que solo dijera esto para molestarlo, en lugar de ser completamente honesta. Esta puede ser otra prueba más de su parte para ver hasta dónde puede presionarlo. Al mismo tiempo, ¿y si no lo fuera? ¿Qué pasaría si realmente pudiera usar el impulso adicional de energía que este acto en particular le proporcionaría? ¿Era realmente correcto negarle eso?
Al final, optó por quedarse quieto, cerrando los ojos mientras anticipaba con ansiedad lo que estaba a punto de suceder a continuación.
Sintió su aliento golpear su cuello, enviando un escalofrío a través de su columna, su anticipación por lo que ella pretendía hacer solo crecía en su mente. ¿Cómo se iba a sentir? ¿Qué tan mal iba a doler? ¿Eso realmente le molestaría tanto?
Luego sintió sus labios rozar suavemente su piel, y un suspiro entrecortado salió de su boca. No fue un beso , no exactamente. El contacto solo fue suficiente para dejar una impresión en él, ya que se sentía mucho más nervioso que antes. Podía sentir su cara y su cuello cada vez más calientes, sin duda solo atrayendo a Carmilla aún más con la sangre que brotaba de su piel.
Estaba increíblemente tenso mientras esperaba lo que vendría a continuación. En cualquier momento, sus dientes perforarían su carne, lamiendo su sangre, sintiéndolo aturdido y mareado en el mejor de los casos. Estaba seguro de que ella no drenaría demasiado de él, pero el riesgo aún estaba ahí.
En cualquier momento, sucedería.
En cualquier momento.
En cambio, la escuchó dar otro suspiro, el aliento extendiéndose sobre su piel una vez más. Casi pareció acariciarle el cuello con la nariz, un gesto que lo sorprendió y lo dejó muy inseguro de lo que sucedería a continuación.
"... ¿es esto lo que haces...?" Ella susurró. “¿Es así como los haces querer ser mejores…? ¿Simplemente… confiando en ellos así…?”
Izuku no pudo formular una respuesta. No podía hacer que su cerebro siquiera formara las palabras en su cabeza, y mucho menos lograr que su boca las expresara. Todo lo que podía hacer era quedarse allí y esperar lo que fuera que estaba a punto de suceder a continuación.
Luego, bastante abruptamente, Carmilla se apartó de él y rápidamente lo empujó a la cama junto a ella. Hizo un ruido confuso, todavía tambaleándose por el contacto cercano que estaba soportando segundos antes, pero Carmilla simplemente se puso de pie en lugar de explicarse. Recogió la fregona y el cubo que todavía estaban en el suelo cerca, luego se dirigió hacia la puerta.
Será mejor que siga moviéndome. Tal vez encuentre alguna otra manera de ocupar mi tiempo hasta que todo esto esté resuelto”. ella razonó. Izuku no se atrevió a formar una respuesta, solo la vio comenzar a irse mientras él se cerraba la cremallera de la chaqueta.
"Correcto." luego expresó, deteniéndose justo antes de salir de la habitación. "Mi idiota yo más joven tiene un Grial".
“¡¿E-Ella lo tiene?! Izuku tartamudeó mientras se sentaba. Esa pudo haber sido la conclusión obvia a hacer, pero por lo que él sabía, había alguna otra explicación para esto que no la pintaba en una luz tan mala. Claramente, eso ya no era viable.
"Si quieres una explicación de lo que está pasando, deberías dirigirte a la sala del trono". Carmilla aclaró mientras lo miraba. "Ella aún está más adentro del castillo, pero alguien te estará esperando para que sigas con este juego".
"E-Espera, ¿qué está tratando de hacer Elizabeth con todo esto?" preguntó Izuku.
"Algo idiota, ¿qué más?" Carmilla descartó, antes de simplemente volverse a girar y completar su salida del dormitorio.
Dejando a Izuku sentado allí para contemplar mucho .
No solo lo que sea que Elizabeth estaba tramando tampoco.