DINASTÍA

By Elyn_Blais

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«SEGUNDO LIBRO DE LA SAGA TORMENTA Y OSCURIDAD» Máximo Kuznetsov el rey de la mafia Rusa y Rafaella Riccardi... More

SINOPSIS
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
EXTRA: Memorias
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
EXTRA: Una ragazza e un ragazzo
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
EXTRA: El día llegó.
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48 - Rey de Reyes
EXTRA: Golpe de realidad
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo Final
EXTRA: Cadenas invisibles

Capítulo 15

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By Elyn_Blais

Máximo.

Reparo cada movimiento de la pelinegra con detenimiento, generalmente nunca puedo mantener mis ojos lejos de ella, siempre estoy observándola, sin perderme ningún detalle.

Su figura despampanante me hipnotiza, sus muslos torneados, sus caderas anchas, su abdomen plano, sus tetas grandes, sus hombros delgados, su fina espalda y su hermoso rostro en fusión con sus ojos grises son la combinación perfecta que la hace verse como una divinidad de otro mundo.

Está envuelta en un vestido negro que le cubre más abajo del culo, tiene la espalda completamente descubierta, dejando expuesta su piel porcelana y sus talones descansan sobre unas sandalias altas con un tacón que te sacaría un ojo. Coloca su cabello negro detrás de sus hombros, dejándolo caer sobre su espalda descubierta.

Mañana es cumpleaños de Renzo y ha invitado a todos los amigos que se ha robado de Rafaella. Han llegado con anticipación para acomodarse y por la tarde mientras almorzábamos han decidido que sería bueno tener una salida de chicas, lo cual conlleva a que se larguen a bailar, y eso no me tiene tan bien que digamos.

No la quiero ni un segundo fuera de mi espacio, quiero que me invada en todos los sentidos y me atraviese cada que lo desee. No soporto tenerla lejos de mí.

Me brillan los ojos cuando la miro, lo he notado cuando la abrazo frente al espejo y me veo reflejado en él. Parezco otro. Quizá un adolescente hormonal enamorado de la cría con la que ha soñado toda su vida.

Siento un hormigueo en mi pecho e inconscientemente curvo mis labios en una sonrisa, me sujeto la polla cuando siento que está a punto de reventar. Se ve tan follable que me cuesta asimilar lo caliente que me he puesto con solo verla haciendo algo tan simple como estar sentada en una silla de espaldas a mí, pasándose algo por las pestañas.

Me tiene loco y ansioso por tenerla cada segundo que puedo, mis manos pican extrañando el contacto con su piel.

-¿Este labial o este?-me muestra los dos labiales Chanel, cuando ya está con el maquillaje terminado.

-El rojo.-aseveró, el color haría sus labios más provocadores

La idea de imaginarlos envolviendo mi polla me pone a delirar.

Me gusta que la miren, pero sobre todo que la admiren y que se retuerzan de pesar cuando se den cuenta que no podrán tenerla nunca, porque es solo mia.

-Tienes buenos gustos.-me lanza un beso volado.-Así, hasta me caes bien.

Está jodidamente loca.

-Te tengo que caer bien, soy tu maldito marido.-digo desde mi cómoda posición en la cama.

Hasta aquí logramos escuchar la bulla que hay en la casa, en el primer piso esta todo el criadero de mocosos acompañados de sus padres para que controlen a esos diablos.

Se observa con atención en el espejo de cuerpo completo y una sonrisa se forma en la comisura de sus labios, toma un bolso plateado que tiene el triángulo de Prada en la parte delantera verificando si combina con lo que lleva puesto.

-Ahora sí, me voy.-se sube gateando a la cama para besarme.-Te amo, cariño.

Acaricio su espalda y llevo mi mano a su nuca para impedir que se separe de mí.

-Joder, como te amo-intento acostarla sobre la cama pero lucha por mantenerse en su lugar.

Sujeto su mano y la dejo descansar sobre mi pene que la anhela desproporcionadamente.

-Máximo, ya me tengo que ir.-no la suelto.

-Podemos bailar en la casa, no es necesario que te vayas.

-Voy a bailar con mis amigas, cariño. Mañana bailaremos si quieres.

-Mañana ya no quiero.-mencionó con dureza y ella sonríe.

-Solo intentas manipularme para que me quede.

-Si mi polla no pudo convencerte, nada podrá hacerlo.

Es una adicta a mi verga, tan adicta que puede pasarse horas prendida de ella chupando a su antojo, aunque lo niegue rotundamente y diga: "Nada que ver".

Yo si admito ser adicto a su coño, no puedo vivir sin enterrar mi cabeza en él, sin comerlo y saborearlo, me gusta hacer que se sonroje cuando se lo confieso mordiendo el lóbulo de su oreja.

-Entonces tienes las cosas claras.-se pone de pie y hago lo mismo siguiéndole los pasos fuera de nuestra habitación y bajando las escaleras a la par.

Miro en dirección a los sillones, todos los pendejos están sentados pasándose mis botellas de whisky como si fuesen de ellos.

-¡Novikov!-se paraliza de inmediato cuando me escucha.-¡Pagaras el trago que estas derrochando, grandísimo imbécil!

-No he tocado el añejo de hace 40 años.

-¡Me importa una mierda!

-Como jode tu marido.-se dirige a Rafaella.

-Es su dinero y ese es su whisky.-me apoya encogiéndose de hombros.

-Pensaba que ibas a poyarme, guapa.-la mira con reproche.

-No en esta ocasión.

-¿Nos vamos ya?-pregunta Natalia y su marido parece que estuviera en una agonía tremenda porque cierra los ojos y se levanta el vaso de golpe.

Aunque no lo admita esa es mi parte favorita de que Franco Riccardi venga a casa, que toma como lo hago yo, entonces resultamos siendo una buena dupla.

-Sí, vámonos.-habla la oxigenada poniéndose en pie seguida de todas las demás.

Los ojos grises del hermano de mi mujer se encuentran con los míos y hago un leve asentimiento esperando que esté listo para salir.

Caminan hacia la salida y Rafaella se detiene.

-Francesco, dile a tu seguridad que se quiten los trajes de payasos y los sombreros.

La realiza esta presente.

-¡Son la escolta real, Riccardi, no jodas!

-¡Entonces se quedan!-se miran retándose.

-Con mi seguridad basta.-le dice Thiago dándole un codazo.

-Tu seguridad cuidara a tu: "Ma blonde".-se burla del nombre de pila que le tiene a su mujer.-No cuidaran a la mía.

-Suficiente con un hombre de seguridad por cabeza, no irán más y se quedaran fuera.-habla mi mujer con dureza y todos asienten menos yo.

-Te llevas dos y eso no está en discusión.-digo cuando se prepara para contradecirme.

Se marchan en tres vehículos, mi seguridad va detrás acompañada por la que les han puesto sus maridos.

Subo las escaleras de dos en dos para cambiarme. Me coloco un carguero negro, una camiseta, encima un suéter, tomó una gorra del mismo color que todo lo anterior y unos lentes como medida de prevención.

Bajo las escaleras como alma que lleva el diablo y le hago un gesto con la cabeza al Riccardi para que se mueva.

-¡Máximo!-me detiene Renzo sujetándome del brazo.-¿De verdad vas a seguirla?

-No te metas.

-Yo te aconsejo dejar...

-Cuando necesite un consejo se lo pido al papa, no se lo pediría al tipo que celas a su mujer por ser la "amiga incondicional" del otro pendejo.

-¿Y tú no la celas, Kuznetsov?-me cuestiona el heredero a la corona de Inglaterra.

-Tu cierra la boca.-intenta responderme pero es interrumpido.

-¡No te hagas el pendejo conmigo que si a otro se hubiese follado a tu mujer ya lo habrías matado!-me apunta Renzo.

-Nunca lo sabremos.-me encojo de hombros desentendiéndome de todo.

-Todos aquí sabemos que abrías roto manos y abierto la caja fuerte con tal de conseguir tal dato de quien se la comió.

No habría necesidad de abrir la caja fuerte, solo alguna de las cuentas que tengo en el banco.

-Pero dinos tú, ¿Entonces el Costa se follo a la tuya?-pregunto y el rostro se le desfigura.-Yo veo que aún sigue respirando. Si es así, esperaba que al menos estuviera al borde de la muerte.

-¡No digas pendejadas, solo nos habremos dado diez besos! ¿Porque tienes que mal aconsejarlo?

He dado un golpe certero, sé que Renzo hace rato trae ganas de joderse al Costa.

Se miran entre ellos.

-No jodas con tus ideas locas, Renzo. Rose es tu mujer.-se mete el hermano de mi mujer defendiendo a su amigo.

-Eso no quita que acordarán casarse.-suelto, prendiendo más la cosa.

-¡Éramos amigos! ¡Además, se olvidó de nuestro trato cuando apareciste, imbécil!

-¿Los amigos hacen ese tipo de tratos?-me pregunta Francesco.-Personalmente, yo nunca he besado a mis amigas en la boca.

-Entonces, preguntémosle a Fabrizio.-vuelve a tomar la palabra el Costa y yo me cuadro de hombros por la insinuación que hace.

-¡No me involucres en tus problemas, Costa! Si te querías follar a su mujer asume las consecuencias como un varón.

-¡No me la folle nunca! Además ellos no se conocían.

-¿Tu que sabes si no la conocía?-le increpa el Ruso que ya está rojo de la rabia.

Cuando se pone así, luego nadie puede detenerlo.

-Los celos son para los pendejos.-digo haciendo un gesto de aburrimiento.

-¿Lo dice quién va a seguir a su mujer? ¡No me veas la cara de imbécil!

-¡Solo la cuido!

-¡Puede cuidarse sola!-se vuelve a entrometer el Costa.

-¡Yo estoy hablando con él, no te metas!-Renzo se le acerca amenazante y yo lo empujo por el pecho regresándolo a su lugar.

Se encasillan en un enfrentamiento de palabras que no tiene cuando acabar. Le hago una seña al Riccardi para largarnos de una sola vez.

-¿Se la follo o no se la follo?-me pregunta el Riccardi cuando estamos en el Bugatti.

-No.-respondo seco.

Salgo del subterráneo y después de la propiedad yendo al club al que han ido, que también me pertenece.

-Y dejó a Thiago después de que conociera al Novikov, eso quiere decir que la conquistó con una sola follada...

-No fue tan patético como tú que la conquistaste diciendo que eras un pobretón.-me burlo.

-Mejor cierra la boca.-mira por la ventana.

Conduzco por las calles concurridas Roma, tomó atajos estrechos para no atascarme en el tráfico que produce las noches aquí.

Algunas personas regresan a mirar el auto que conduzco, es una edición especial, hecho solo para mí.

Llegamos al club Exit que está en el centro de la ciudad, estaciono y bajo entrando como pedro por su casa, tratamos de confundirnos entre la gente, intentando pasar desapercibidos.

Miro de reojo al Riccardi, ya veo que la mosca muerta de su mujer se volverá loca si lo ve con alguna mujer que no sea ella y habrá más de una muerta aquí.

Levanto la mirada detallando todo a mi alrededor, no hay necesidad de buscar entre la multitud porque como si de un imán se tratase, la encuentro sin ningún esfuerzo.

Mis ojos se oscurecen cuando observo como mueve las caderas de un lado para el otro, está de espaldas a mí, como si fuese una experta, desliza las manos por sus curvas contorneándose con sensualidad; su espalda descubierta se roba la mirada de todos los hombres y mujeres que están cerca, babeando por como ondea el trasero.

El impulso por acercarme me hace dar unos pasos al frente pero el Riccardi me sujeta del hombro, deteniéndome, me suelto de un tirón yéndome hacia la barra, la sangre me burbujea al no poder acercarme porque si no tendré un gran problema.

Rafaella.

La música nos lleva al disfrute elevado desde el primer momento que pisamos el club del que Máximo es dueño, nos abrimos paso entre las personas hasta encontrar un lugar vacío, no hemos reservado el box exclusivo ya que solo venimos pocas personas y hoy nos apetece bailar entre la multitud.

Muevo mis caderas cuando empieza a sonar Dark Horse de Katy Perry ft. Juicy J, mis amigas y yo empezamos a corear la letra a todo pulmón, sin perdernos ningún estribillo, bailamos entre nosotras intercambiándonos parejas de vez en cuando.

Y si, somos de las que venimos a bailar entre amigas. No nos agrada bailar con extraños.

Cada una desfila bailando en el centro de la redondela que hemos hecho, cuando la canción cambia dejando escuchar por todos los monitores de sonido Se Menea de Don Omar y Nio García. Aquí en el club saben que cuando Rafaella Riccardi y mis amigas pisamos el club la música latina tiene que estar sonando a todo volumen.

Nos formamos en fila para bajar hasta el piso y volver a subir a la misma vez, la sonrisa no abandona mi rostro incluso cuando reconozco al hombre que está apoyado en la barra del local jugueteando con un vaso de whisky, es imposible no reconocerlo, aun mas cuando viene vestido completamente de negro y que trae una gorra para ocultar su rostro.

Por dios, no pasaría desapercibido ni aunque le pusiera muchas ganas intentándolo.

Sigo moviéndome al ritmo de la música pero el instinto de provocarlo me puede más, haciendo que me aleje de mis amigas. No le quito la mirada de encima, mientras sigue haciéndose el pendejo.

-¿Me pones un whisky, por favor?-le pido al chico que está detrás de la barra, todo el tiempo que estoy cerca mantiene la cabeza agachada ocultándose de mi mirada.

El chico asiente, tomándose el tiempo necesario de servirme lo que le he pedido. Me entrega el vaso y me lo tomo de un solo trago preparándome para acercarme sin ponerlo en sobre aviso.

-¿Le puedo bailar?-le susurró al oído.

No escucho respuesta alguna solo me abro espacio delante de él, empezando a restregar mi culo con su entrepierna. Sin querer eso me pone más caliente porque esta tan duro que en cualquier momento romperá la tela de su pantalón.

-¿Me dices tu nombre?-vuelvo a preguntarle, tomando la palabra ante su silencio. Bajo la mirada y juro que pongo todo de mi parte para no reírme cuando veo que trae la botas Louis Vuitton que yo misma le regale.-Me gustaría mucho volver a encontrarme contigo y probarte.

Recuesto mi cabeza en su hombro para que vea como me saboreo los labios, provocándolo.

-Quiero tener tu polla en mi boca.-tocó la última tecla, haciendo que sus manos aprieten mis caderas con poca delicadeza.-¿No responderás, maldito loco?-me giro para enfrentarlo, arrebatándole la gorra en el proceso.

Me mira serio, tanto que por un momento creo que se convertirá en alguien más.

-¿Dónde está tu anillo de matrimonio?-me cuestiona de buenas a primeras.

-¿Qué haces aquí? ¿No puedes dejarme ni un minuto sola?

-¿Qué haces bailando así con otro?-increpa acercando su rostro amenazante.

-¿Te refieres a ti mismo?-inquiero levantando una ceja.

-¿Dónde está tu maldito anillo de matrimonio?-vuelve a preguntar.

-Aquí.-le muestro el dedo medio donde me lo he puesto solo para mandarlo a la mierda.

Me agarra del brazo arrastrándome hasta los baños de club.

-¡Máximo!-trato de hacer que se detenga pero no me escucha.

Abre la puerta del primer baño que tiene al alcance y nos mete dentro, finjo una sonrisa cuando todas las chicas que están dentro regresan a mirarnos escandalizadas y un poco incrédulas a lo que ven.

Ingresamos a un cubículo y me arrincona contra la pared, levantando mi mentón para mirarlo.

-¿Te le restriegas a otro y no quieres que te vigile?

-Deja los celos, ¿Cómo no podría reconocerte si hasta traes las botas que te regale?

-¿Te gusto la polla en la que te restregabas?

-Claro, es la de mi marido.-sonrió.

-Prepárate, preciosa, porque te voy a reventar ese coño tuyo.

Me levanta las piernas para que las envuelva en su cintura, dicha acción hace que mi vestido se encoja en mi cintura dejándole mi coño a su merced. Me aparta la braga para empezar a frotarse y me invade sin previo aviso.

Mis oídos logran captar la canción que está sonando fuera, I Wanna Be Your Slave de Måneskin. Las arremetidas son tan potentes que siento que me partirá en dos, sus gruñidos se mezclan con mis gemidos desmedidos, no me controlo, solo grito su nombre mientras él se cobra la provocación de celos, me sostengo se sus hombros manteniéndome en la misma posición, me castiga de la forma más satisfactoria que podría existir, no importa cuántas veces pueda tomar la polla de Máximo Kuznetsov, no me canso nunca, porque cada vez que la tengo el placer es desmesurado, tan arrollador y demoledor que me acojona.

Su polla sale y entra en mi coño clavándose hasta el final, los sonidos encharcados que provocamos son una dosis de adrenalina que no nos permite parar porque queremos seguirlos escuchando.

-Porque tú puedes ser la bella y yo puedo ser el monstruo.-susurra la canción enterrando su rostro en mi cuello.

-¡Joder, cariño...!-un grito abandona mi garganta.

-Quiero hacer que tengas hambre y luego alimentarte.

Sigue con la letra de la canción.

-Quiero ser tu juguete sexual.-le sigo la corriente.

-Quiero ser tu maestro.-su polla late impetuosa en mi canal.

-Quiero ser tu pecado.

-Quiero ser tu predicador.

-Quiero hacer que me ames...-continuo.

Se salta la siguiente parte, atontado por los jadeos que emiten mis labios.

-Porque soy el diablo que busca redención, soy un abogado que busca redención...-alinea su rostro, hundiendo los dedos en mi mentón haciendo que lo mire directo a los ojos.-Soy el asesino que busca redención, soy un puto monstruo que está buscando redención.-me le voy directo a la boca besando esos labios gruesos que me tienen mal.

Lo libero solo para continuar.

-Quiero liberarte pero soy demasiado celosa.-uno su frente con la mía, observando como tiene la mandíbula apretada.

Me folla sin reparos, demostrando el poder que tiene sobre mí y lo que puede conseguir cuando me tiene así, tan abierta y disponible para él, me gusta compara lo pequeña que soy ante su cuerpo fornido y musculoso, me prende más saber que lo tengo delirando por tomarme de la forma en la que lo hace.

-Si quieres usarme puedo ser tu marioneta.-dice entre gruñidos.

La visión se me nubla cuando el orgasmo nos toma a la misma vez, arqueo la espalda y dejo caer la cabeza hacia atrás saboreando los estragos de tocar el cielo con mis propias manos, su pene sigue enterrado en mi canal manteniendo su calentura dentro.

Mis ojos buscan los suyos con desespero, contemplando como le brillan los orbes negros tan preciosos y enloquecedores, toma bocanadas de aire tratando de recomponerse y solo cuando concibe que los dos estamos recompuestos, sale de mí produciendo un sonido que me hace tensar los muslos, su semen gotea cayendo sobre el piso negro de mármol.

Hago que me suelte, tratando de mantenerme estable sobre las sandalias de tacón que llevo puestas, su tibieza sigue escurriendo por mis muslos, mientras que él solo se digna a bajar mi vestido colocándolo otra vez en su lugar, me toma por la cintura, estrechándome contra su cuerpo para darme un beso en la boca mientras sus grandes manos amasan mis glúteos sobre la tela.

-Ahora sí, preciosa, puedes regresar a bailar con mi semen dentro de tu coño y chorreando por tus piernas.-tira de mi cabello con delicadeza para que lo mire directo a la cara.-No te atrevas a limpiarlo porque cuando llegues a casa quiero ver el desastre que he dejado en tu carne.

La garganta se me cierra cuando me habla de ese modo tan posesivo que me hace desear que me embadurne todo el cuerpo de su semen. Vuelve a tomarme de la mano, sacándome del baño sin mirar a nadie, se despide con un beso en los labios, dejándome con mis amigas que lo miran anonadadas, para luego marcharse sin decir ni media palabra.

Veo como una linda Natalia se acerca a nosotras acomodándose el vestido, automáticamente miro hacia la puerta y puedo ver a los dos intrusos salir por la puerta principal, marchándose del club.

Tremendos hijos de puta los que tenemos por maridos.

La miro y ella me sonríe cómplice.

-Buena revolcada te dieron.-le digo divertida.

-Igual que a ti que ni siquiera puedes bajar.

-Me duele.-explico encogiéndome de hombros.

Las piernas me siguen temblando y me cuesta bailar hasta abajo. El tiempo pasa entre risas y bailes que ni siquiera me fijo en el reloj hasta que es de madrugada. Regresamos a casa, tratando de no hacer ruido ya que todos están durmiendo.

La mansión tiene como diez habitaciones, así que supongo que todos ya deben estar ubicados en las que suelen quedarse cuando vienen de visita o cuando toman hasta la inconsciencia.

Subo la escalera tratando de llegar a mi habitación y giro el pomo de la puerta con cuidado para no despertar a nadie, pero...no todos están durmiendo, el pelinegro está más despierto que nunca.













Hola, Tormentas!! Dios mío el hambre que se traen Renzo y Thiago. Admito que la canción que les puse a mis papis en el baño es una de mis favoritas, la amooo, se las dejo arriba.

Espero les guste el cap.

Besos🖤

-Elyn.









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