Rafaella.
Resulta un poco agotador tener a EE.UU jodiendonos, el inservible del presidente y los poderes que lo respaldan, resulta que ahora quieren la cabeza de Máximo.
Están estúpidamente desquiciados si consideran que podrán llegar a él, nadie nunca lo volverá a tocar porque entonces si me van a conocer.
Suelo ser amable con las personas que me caen bien y a las cuales aprecio, pero a las personas que detesto, a esas no suelo mostrarles mi mejor rostro, a esas les muestro la tormenta devastadora que puedo ser.
Hay dos formas de recordarme, por ser buena o por ser una tremenda hija de puta que no se dejara joder otra vez y si el gobierno gringo me quiere enfrentar que lo haga, sola les demostrare que con Rafaella Riccardi y Máximo Kuznetsov no se juega.
Planeo cargarme a todos los poderes que estén detrás de Marc, uno por uno para acabarlos poco a poco y cuando el imbécil de presidente se quede solo voy a por él.
Lo dejare hecho trizas, ni siquiera su mujer podrá reconocerlo, porque no estará viva para eso.
No pienso dudar otra vez y cualquier riesgo que exista estoy dispuesta a detenerlo con mi propio cuerpo si es necesario.
Mi vida ahora no gira entorno a mí, ahora tengo hijos y un esposo por el cual estoy dispuesta a dar mi vida, tengo una familia por la que arrasare con el mundo entero si es necesario, solo para dejarle claro a todos que con nosotros no se viene con pendejadas.
A nosotros se nos arrodillan hasta los que se creen grandes y poderosos, porque su poder no se compara con el nuestro.
Por lo legar o por lo criminal seguimos siendo los únicos con el poder necesario para aniquilar al mundo y cada una de sus naciones.
Esta es la ley de sobrevivencia, donde solo los más fuertes seguimos en pie.
El mundo se nos puede estar cayendo encima pero estaremos a la altura de soportar.
Levanto mi taza de café negro y bebo, sorbo por sorbo tratando de idear un plan de ataque, con Máximo suele ser así, cada uno tiene ideas por separado que cuando estamos en la cama conversamos y terminamos mezclando.
Así funcionamos, somos un equipo donde los dos tomamos decisiones.
Muerdo mi sándwich de huevos revueltos, jamón, queso derretido y aguacate. Esta es mi combinación de sabores favorita. Todo el mundo debería probarlo porque es una verdadera delicia.
No me muevo de la mesa hasta que termino con todo.
Camino rodeando la casa para ir a ver al pelinegro que está entrenando desde temprano.
Lo miro desde la puerta.
-¿Qué haces ahí parada como una maldita loca?-dice sin siquiera mirarme.
Siempre siente mi presencia incluso antes de que sus ojos negros me encuentren.
-¿No puedo mirarte?-inquiero acercándome.
-Te daré una foto.
-Tengo muchas a decir verdad, pero me gusta más estarte rondando. Ya sabes tocar carne.
-Como una maldita cabra loca...-me rio
-Algo así, si no te gusta solo tienes que decírmelo. No me muero por dedicarte una mirada.-le respondo arrogante.
-Claro que te mueres.-me toma por la cintura pegando mi fisionomía a la suya.
-Que egocéntrico eres. Tú eres quien se muere por mirarme.
-Siempre. No tengo la culpa de que seas tan hermosa.
-Tampoco tengo la culpa de que seas un gruñón atractivo.
-Soy precioso, que me digas que soy "atractivo" es una ofensa para mí.
Lo beso y me levanta en peso colocándome a su altura. Enredo mis piernas en sus caderas y se mueve conmigo en brazos, dejando mi delgada espalda a la pared fría.
-Presumido.
Me quita la camiseta que llevo puesta y se prende de mis tetas como un desahuciado, le dedica atención a cada una y sus caricias en esa parte tan sensible de mi cuerpo resulta una maldita perdición.
-Quiero escucharte.
Muerde y tira de mis pezones con sus dientes haciéndome gritar.
-Su-sueña.
Levanta su rostro para volver a poseer mis carnosos labios y yo bajo la mano hasta le bulto que está a punto de romper su short de deporte.
Saco el miembro duro y grueso que degusto a diario y que me sigue pareciendo una verdadera delicia cuando me prendo de él como una cría buscando tomar su maldita leche.
Me gusta mostrarle en mi boca todo lo que trago.
La idea de hacer eso ahora mismo me hace chorrear como un caño abierto.
Levanta aún más mis piernas para darse más acceso, acaricio su polla de arriba abajo bombeando delirante.
A mi hombre nunca le ha gustado el sexo delicado, él va por todo y le resulta satisfactorio reventarme el coño y dejarme deshecha. Acabada.
-O-Ohh, cariño.
-Este coño está listo para aguantarme.-da un golpe con su polla y yo asiento eufórica.
Lo guio hasta mi entrada y es el quien se encarga de arremeter con fuerza en mi interior, separando mis paredes que lo abrazan gustosas por tenerlo otra vez dentro.
Me enviste con braveza y fulgor entran y saliendo dejándome anonadada con las sensaciones tan increíbles que detona dentro de mí.
-¡M-Máximo!-grito fuera de mi lugar.
-Quiero escucharte.
-¡Joder!
Me sujeto con fuerza de sus hombros mientras grito desesperada por la potencia que utiliza.
Sus gruñidos me haces apretarlo y succionarlo con desespero.
-Te amo.
-Dame más.
Muerdo su hombro perdida por el placer que siento en mi interior, mis dientes quedan marcadas en su tersa piel. Su sudor me empapa pero eso no me impide aferrarme más a su figura.
-¡Te amo Máximo Kuznetsov!
Aruño sus brazos cuando de su garganta brota mi nombre envuelto en un tono de voz ronca y tosca.
-¡Te amo y amo todo lo que conlleva estar casada contigo!-de mi garganta escapa una voz irreconocible cuando toco el cielo con mis propias manos, dejo caer mi cabeza hacia atrás cuando siento su derramen llenarme hasta el fondo.
Jadea con fuerza en mi cuello, manteniéndome en la misma posición.
-También te amo, preciosa.
No sé cuánto tiempo pasa, talvez minutos o segundos, puede que horas, donde nos quedamos inmersos y enredados en nuestros cuerpos.
-El desayuno ya está listo.-susurro en voz bajita.
-Acabo de desayunar y ha estado delicioso.-se me escapa un jadeo producto de sus palabras.
-Hablo de pan y café.
-Yo hablo de un coño supremamente delicioso y envolvente.
-Pervertido.
-Generoso.-me corrige.-Te acabo de dar tu leche.
-¡Máximo!-sonríe de lado.
-¿Te gusto?
-¿La leche o el polvo?-tapo mi boca cuando escucho lo que he dicho.
A veces soy pendeja.
-Dime tú.
Mis paredes lo aprietan inconscientemente.
-Esa fue la respuesta que necesitaba.
-No he respondido.-blanqueo lo ojos y me regala una envestida que me hace blanquearlos otra vez.
-Esa fue una clara respuesta.
-Idiota.-me enviste.-Imbécil.-me enviste.-Pendejo.-me enviste.
-¿Continuaras? Porque yo puedo seguir todo el día.
-Otro.-pido mordiendo mi labio.
Sonríe egocéntrico y me vuelve a penetrar haciéndome gritar.
-¿Otra?-pregunta sonriendo chulo.
-Por favor...-la estocada final es más certera, casi aniquiladora. Sale de mi interior dejándome dolorida pero satisfecha.
Me coloco la camiseta y camino a su lado para acompañarlo a que se duche y tome desayuno.
Aunque nunca suele saltarse la primera comida, me encargo de ver con mis propios ojos que ingiera todos sus alimentos.
Hoy nuestro día se resume a estar en casa descansando junto a nuestros hijos.
Me tomo un poco de su café, mientras escucho unos pasos en la escalera.
Los dos volteamos a mirar al pequeño sujeto que viene a nuestro encuentro.
-Buenos días, padres.-nos saluda formalmente nuestro hijo.
Damiano es un poco serio, todo el mundo ha podido ser testigo de ello, incluso me atrevería a asegurar que es malgeniado, siempre esta con el ceño fruncido y su rostro contraído, solo se relaja cuando lo hacemos reír o cuando le hacemos cosquillas.
Recuerdo que le había agarrado cólera a Lauren porque ella solía cortarle el nombre y lo llamaba "Dam", no la soportaba, siempre que ella le hablaba o el la miraba, lo hacía de mala gana. La rubia no sabía qué hacer para que mi hijo dejara de actuar así siempre que estaba cerca y nosotros no podíamos decirle porque él nos lo había prohibido.
Hasta que Thiago le dijo que no le gustaba que lo llamaron por sobrenombres o que le cortaran el nombre. El cambio en la actitud de mi hijo fue alucinante cuando lo llamo por su nombre completo, la sonrisa que le mostro mi hijo, estoy segura que le lleno hasta el alma a la rubia.
-Buenos días, cariño.-lo abrazo y le doy un beso en cada mejilla.
-¿Listo para tomar desayuno?-le pregunta su padre.
Yo sigo esperando la presencia de una pequeña abejita pero no aparece por ningún lado.
-Me he lavado los dientes calladito porque mi hermana estaba muy dormida.
-¿Leche o jugo?-pregunto.
-¿Brownies?-pregunto cauteloso.
-No.-niego.-Eso después del desayuno.
Se ha levantado temprano porque hoy hay carrera.
-Leche y un poquito de jugo de manzana, mamita.
Voy a la cocina para ayudarle a servir a Elena.
Relleno una tasa de leche y un vaso de su jugo favorito, mientras Elena le termina de hacer su sándwich.
Regreso al comedor y esos dos están conversando en secreto.
-¿Qué me esconden pequeños sujetos?-pregunto interesada.
Se miran entre ellos.
-Papá dice que en Rusia me dejara comer un brownie al día.
-¿Así?
-Lo acaba de prometer.
-Eso es bueno, ¿No, cariño?
-Eso es buenísimo, madre.-sonríe emocionado.
A mi Adonis le suelen ablandar el corazón muy fácilmente, sus hijos son su debilidad y su más grande orgullo.
Le brillan los ojos cada vez que dice: "Mis hijos".
-Tienes que terminar las tareas que dejaste pendientes ayer, Damiano.-le habla Máximo con autoridad.
-Solo me falta un poquito.
-Media hora de lectura.
Son unos buenos lectores, cada día mejoran aun más, interpretan con mucha habilidad los dibujos de los cuentos a los que suelen dedicarles tiempo.
Desde muy chiquitos les hemos inculcado el hábito de la lectura, así se culturizaran y reforzaran su fluidez de palabra que es excelente pero aquí buscamos la perfección.
-¡Mama! Dile algo.-protesta buscando mi ayuda.
-En la tarde lo puede hacer, ¿Verdad, amor?-me dirijo a Máximo.
Me mira entrecerrando lo ojos.
-No muy tarde.
-¡Bien!-grita entusiasmado chocando las palmas conmigo.
Nos movemos a los muebles cuando ya está a punto de iniciar la carrera.
Los pilotos ya están en su posición.
Adam inicia primero en la parrilla y Declan tercero. Ambos tienen buenas posiciones.
Las luces empiezan a encenderse una por una y luego se apagan todas a la vez.
Los pilotos buscan tener una buena salida y al menos los de nuestro equipo lo consiguen manteniendo sus posiciones.
-¡Eso! ¡Así se hace!-mi hijo grita eufórico.
La carrera avanza vuelta tras vuelta hasta que hay un accidente.
Es uno de nuestros carros. Me alarmo de inmediato buscando mi móvil para comunicarme con el equipo porque no logran establecer cuál de los dos ha sido.
Rafaella: ¿Quién ha chocado?
Mauricio: Es Adam el que ha tenido el accidente, la ayuda ya va en camino.
Levanto la vista hacia los dos hombres que esperan una respuesta.
-Es Adam.-digo.
-Ha sido fuerte, ¿No, mamá?
-No tanto.-trato de apaciguar las cosas.-Seguro está bien.
Vuelvo a escribirle a Mauricio.
Rafaella: Avísame cualquier cosa.
Mauricio: Apenas tenga noticas te escribo.
La carrera continúa. Declan ha subido a segunda posición. Es un corredor muy capaz, siempre consigue podios o puntos favorables para el equipo y esta vez no será la excepción.
Con el rebufo logra adelantar al piloto que estaba en primer lugar.
-¿¡Browi, Browi, Browi, Browi!?-nos distrae Bianca con voz cantarina desde el segundo piso.
-¡Aquí estoy, hermana!-le contesta Damiano para que se calle porque afina el oído de inmediato escuchando lo que habla el comentarista.
La abejita baja las escaleras hasta dar con nosotros.
Mira todo a su alrededor y frunce el ceño cuando ve que estamos viendo la carrera sin ella. Su hermano no la mira, está tan metido en lo que está pasando que no le presta atención.
-¡Eres un traicionero!-grita Bianca haciéndole dar un respingón.
Regresa a mirarla un poco enojado pero cuando la ve no puede evitar ponerse de pie e ir a abrazarla.
Damiano es un poco más alto que ella.
Logran enfocar como Adam sale caminando del monoplaza y eso es un verdadero alivio.
-Estabas muy dormida, Browi, no quería despertarte tan temprano.
-Pero a mí me gusta levantarme temprano...yo siempre quiero acompañarte...-sus cortos brazos sujetan a su hermano con fuerza.
Máximo y yo nos miramos sonriendo un poco. Nos fascina el lazo de hermandad que hemos inculcado desde siempre en ellos, son muy unidos.
Volvemos a enfocarnos en la carrera y aplaudimos en coro cuando ganamos, Declan cruza la bandera a cuadros en primera posición.
-¡Adam se accidento porque me traicionaste!-le echa en cara Bianca a Damiano.
-Bianca
-¡Debiste levantarme!
-¡Estabas dormida!-grita mi hijo sobrepasado.
Ellos se entienden a la perfección y Bianca sabe que es momento de parar cuando su hermano grita.
-Está bien.-dice dejando caer sus brazos de mala gana.
Mirarlos siempre será un vendito privilegio. Soy la madre más enamorada de sus hijos y la esposa jodida hasta los huesos por su marido.
Nada mejor que eso.
Hola, Tormentas! Mi chico oscuro es un bandido jajajaja
Espero que les guste el cap.
Besos🖤
-Elyn.