Lo que en ti veo

By agc130411

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Amelia es una chica que por circunstancias de la vida y por haber crecido sin un padre, se crió en la calle r... More

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By agc130411

Horas más tarde después de que Amelia entregara todos los documentos que tenía pendientes, subió al bufete sin ánimo alguno porque ya había tomado una decisión muy dolorosa para ella, pero era la mejor opción que podía escoger antes de que su corazón se dañara todavía más. Había tenido todo el tiempo para pensar y siempre llegaba a la misma conclusión, jamás tendría nada con Luisita y ella tampoco la vería como alguien importante en su vida, había sido una cliente más a la que defendió y pronto se olvidaría de ella.
Cogió el ascensor y sin hacer ningún ruido entró en la oficina que estaba Nieves, trabajando como siempre, liada con un millón de papeles.

- Aquí están los documentos que traje de la Corte. - Le dijo a la secretaria un poco triste porque sabía lo que venía luego.

- Amelia me asustaste, no te esperaba. - A la secretaria del salto que pegó se le cayeron las gafas a la mesa.

- Oye ¿No te parece un día precioso para salir a tomar el sol y tomarte un mojito?
Luisita mientras escuchaba en su oficina jugando con el bolígrafo que tenía en la mano.

- ¿Estás bien? - Amelia preguntó de repente viendo la cara de felicidad de la secretaria que parecía que seguía tomando.

- Estoy mejor que eso, ayer hablé con un príncipe para salir esta noche, es el hermano de Sebastián Fernández, el prometido de Luisita.

- A ese paso todo va a quedar en familia. - Luisita seguía triste y pensativa en su oficina.

- ¿Hay más pendientes por hoy?

- Ay déjame ver. Sí, hay que llevar estos cheques, también estos documentos pero ¿Sabes qué morenita? Hoy trabajaste demasiado, esto lo puedes hacer el lunes.

- No, mejor los llevo de una vez Nieves porque a partir de hoy ya no trabajo más aquí. - Le explicó a la chica agachando la mirada.

- ¿Por qué? - Nieves se quedó perpleja.

Luisita salió de su oficina y llamó a Amelia para que fueran a la salita del café que tenían en el bufete.

- Amelia, ¿Podemos hablar un momento por favor? - La abogada la miró con nerviosismo porque no quería quedarse otra vez sola con ella después de haberle confesado sus sentimientos.

- Amelia no tienes por qué irte, no tienes que renunciar, te hace falta mucho el trabajo me lo has dicho millones de veces.

- Yo lo necesito pero...

- ¡No! Lo necesitas Amelia, esto lo podemos manejar. - Interrumpió la rubia.

- Licenciada es mejor así. - Amelia estaba aguantando las lágrimas que estaban a punto de caer.

- Amelia no te vayas por favor.                  - Luisita suplicaba con el brillo en sus ojos.

- A ver ¿Y por qué quiere que me quede? Esto cada vez es más complicado para las dos y se me hace muy difícil verla todos los días y no poder acercarme a usted.

- Porque no es justo que ese sea el motivo de tu renuncia y tengas que marcharte.

- Tampoco es justo seguir alimentando una ilusión que nunca va a llegar, me está haciendo daño y yo sé que a usted también.

- Ok a ver, ¿Qué tengo que hacer para que tú cambies de opinión?

- Aceptar lo que siente y llamar a las cosas por su nombre porque aunque usted lo niegue, sé que no le soy indiferente. - Le dijo en su cara la verdad que intentaba ocultar.

- Yo sé. - Dudaba la abogada.

- ¿Ama a Sebastián? - Luisita no contestó.

- Míreme, ¿Usted me quiere? - Se derretía Luisita ante los ojos color miel.

- Tal vez todo sería distinto si me hubiera pedido que la besara anoche. - Luisita no paraba de mirarle los labios a los que deseaba probar de nuevo.

- ¡Luisita es un tal Pertegaz en el teléfono, dice que es el diseñador de tu traje de novia, ¿Qué le digo?              - Gritaba Nieves desde su oficina.

- Que ya voy. - Contestó Luisita en voz baja avergonzada y esquivando la mirada.

- Ahora mismo se la paso al teléfono.

Luisita dejaba a la morena con la palabra en la boca porque si seguían hablando llegarían a algo más de una conversación por las ganas que se tenían.

- Sí Pertegaz yo te entiendo pero pasaron cosas y yo no pude ir a verte, te prometo que la semana que viene te hago un hueco en la agenda.

Mientras Amelia entraba lentamente en la oficina que estaba Nieves y escuchando toda la conversación ya que la puerta estaba completamente abierta.

- Mira, yo ahora tengo que colgar porque estoy súper ocupada.

- Morenita, ¿Cómo es eso de que te vas? ¿Vas a dejarme sola y abandonada con esta pila de papeles? - La secretaria intentaba suavizar la escena en la que se encontraba.

- ¿Qué te dijo Luisita para que no te fueras?

- Ya no tiene caso Nieves, voy a llevar los cheques, vuelvo más tarde ¿Si?
- Le dijo acariciando su cara.

Los ánimos estaban por los suelos en el bufete porque hace unos días eran el equipo perfecto, todo andaba en orden y estaban contentos con la morena pero ese día todo cambió para ellas porque se habían dado cuenta de que ya eran más que jefa y empleada.

Al rato después de haber entregado todo lo que tenía pendiente, Amelia entró en la oficina para despedirse.

- No sabía que todavía estuvieras aquí Nieves.

- Yo tampoco y ya voy tarde para la universidad.

- Pues ya me despido de ti por si luego no te veo. - Se abrazaron con cariño mientras que las dos se emocionaban.

- Oye ¿sabes si los abogados están para despedirme?

- Bueno, Mateo no regresó en todo el día pero Luisita está en su oficina.

- ¿Está? - Dijo emocionada. - Con permiso, voy a verla.

Poco a poco entraba Amelia con los ojos llorosos y se puso enfrente de la abogada.

- Vine a despedirme Luisita. - Luisita le esquivaba la mirada a punto de caerle una lágrima.

- Antes que nada quiero decirle gracias, porque nadie antes había hecho nada por mí como usted lo hizo y dudo que alguien lo haga. Eso nunca se me va a olvidar.

Ya no pudieron esconder sus lágrimas y se rompieron la una delante de la otra.

- Usted es una mujer hermosa en todo el sentido de la palabra y merece lo mejor del mundo, merece ser feliz. Es lo único que deseo en este momento aunque en esa felicidad no pueda estar yo.

- Amelia. - La abogada quería responder pero se le atragantaban las palabras.

- Escúcheme por favor. Prométame que va a ser feliz, prométamelo.            - Decía agarrando sus manos y Luisita agachaba su cara sin contestarle.

- Una parte de mí se queda con usted, donde quisiera que estuviera el resto de mí. - Besaba sus manos llorando y mirándola a sus ojos porque ya tenía el corazón echo añicos por hacerla sufrir.

Amelia no pudo soportar más la situación y diciéndole adiós, se levantó para salir de la oficina sin dejar que la abogada contestara.

Ya fuera de la sala de Luisita, Amelia entregaba los últimos documentos a Nieves que había recogido en la Corte.

- Nieves, aquí tienes los últimos recibos que fui a recoger.

- ¡Amelia! Nieves, ¿Qué haces aquí todavía? - Luisita salió al encuentro de la morena y se encontró de golpe con la secretaria.

- Luisita es que estaba buscando un trabajo para la universidad, pensé que lo había dejado aquí pero estará en mi casa. ¿Necesitas algo?

- ¡No! - Decía frente a Amelia ya sin ocultar sus lágrimas.

- Amelia, ¿Puedes venir a mi oficina un momento por favor?

- Tengo que irme Licenciada.                  - Respondió cerrando su maleta con nerviosismo.

- Lo que pasa es que se dañó la impresora, no funciona. - Decía nerviosa y llorosa Luisita.

- ¿Se daño? Yo la utilicé esta tarde y estaba perfecta. - Contestó Nieves que todavía seguía por allí.

- Se dañó. Por favor. - Suplicaba con la mirada.

- No sé nada de impresoras. - Contestó Amelia mirándola a los ojos.

- Sí, es mejor no meterse porque luego no le responden a uno. No te preocupes Luisita que el lunes llamo a un técnico para que la arregle.

- Amelia, yo sé que tú vas a poder arreglarlo, por favor no te vayas. - Ya no sabía que decirle para que entendiera que no quería que se fuera.

- Prefiero que no Licenciada, como dice Nieves es mejor dejar las cosas así.

- ¡Ay qué alegría lo encontré! pensé que lo había perdido. - Saltó de felicidad la secretaria y dándose prisa para llegar a la universidad.

- Es urgente por favor. - Era su última oportunidad para intentar que se quedara.

- Luisita no te preocupes, si quieres llamo a un técnico que esté de urgencia para que la arregle ahora.

- No Nieves, vete por favor. - Le contestó sin dejar de mirar a Amelia.

- Amelia te lo estoy pidiendo por favor.

- Se me hace tardísimo para la universidad, hasta el lunes. - Se despidió por fin la secretaria para que de una vez las dejara a solas.

- ¿Qué me está pidiendo Luisita?           - Habló de nuevo Amelia mirándola a los ojos.

- ¡Que me beses! Yo también me enamoré y Dios sabe cuanto luché Amelia pero yo me enamoré de ti. Bésame, bésame. - Le confesó sin miedo a nada llorando a mares porque creía que la perdía y poco a poco se estaba dando cuenta que había sido lo más bonito que había llegado a su vida.

Amelia soltó su mochila al suelo y se acercó a la rubia para acunarle la cara y besarla. Se besaban despacio, conociéndose de nuevo sus bocas y cuidándose como si fueran el cristal más frágil que se pudiera romper.

Se tenían ganas desde hace tiempo pero por la situación que tenía la abogada no se atrevían a cruzar el límite, ya no había marcha atrás, se querían y se lo estaban demostrando con caricias, con besos y con el contacto de sus pieles que parecían un imán. Iban tropezándose por toda la sala, besándose, acariciándose, esquivando todo lo que por allí se encontraba hasta que el calor iba creciendo quitándose las dos la ropa que iban dejando por el camino.

Luisita ya no tenía miedo de entregarse, conocer cada trocito de la piel de la morena y perderse en su cuerpo. Poco a poco se iban quedando desnudas acercándose al escritorio de la abogada, se miraban con deseo, se saboreaban hasta perder la cordura, estaban sintiendo el placer de tocar el cielo de cerca. Amelia creía que estaba soñando cuando minutos antes todo lo tenía perdido, ahora todo era real, sólo existían ellas dos solas en esa habitación amándose sin importar nada afuera de esas cuatro paredes y así terminaron de confirmar que lo que estaba pasando entre ellas era el delicioso placer de estar enamorada.


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Hasta aquí llegó el capítulo de hoy, no sé si estuvo a la altura de lo que esperaban pero a mí me temblaban las manos al escribirlo, 🔥dije como le tengo tanto cariño a las bomberitas y siempre están presentes, pues que haya un poquito de fuego pero sin quemarme porque me gusta más leer estas escenas que escribirlas pero bueno ahí quedó. Como siempre gracias a todas las que leen la historia porque poco a poco parece que va cogiendo forma y sin ustedes nada de esto sería posible.

Un beso grande 😘

Alejandra

Para mis chicas bomberitas, este capítulo es de ustedes
Lauryj8
Loki_One
CristiAHoyos
Carmin_13
SaraDeLaGarza3
GRACIAS POR TODAS LAS RISAS ❤️❤️❤️😂😂👨‍🚒🚒🚨

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