CONTACTO EN LA ÚLTIMA FASE

Galing kay RanniaCurtis

5.4K 706 340

Año 2521 de nuestra era. Una tierra desolada, desértica, pocos humanos sobreviven guarecidos en arcas. Un pu... Higit pa

CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
Capítulo 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75

CAPÍTULO 47

53 8 3
Galing kay RanniaCurtis

Frédderick se dejó caer relajado en la silla desvencijada que estaba ante el viejo aparato de radio del búnker mas cercano a Beta 3. Sus hombres habían respondido a su llamada. ¿Le habrían creído? Eso esperaba. Rememoró cada una de las palabras que emitió ante el micrófono y sus oídos recogieron el asombro de quien estaba de guardia en ese instante en la sala de comunicaciones con una sonrisa.


––¿Frédderick? ¡Chicos es Fredd!

Otras voces se escucharon alrededor poco después, la de Rafe sonó más alta e incómoda que ninguna.

––¿De veras eres tú, Fredd? Joder, te creíamos...––no se atrevió a pronunciar la palabra, pero mierda, escuchar a un fantasma le revolvió las tripas.

––¿Muerto? Esos «alienígenas» confiaron demasiado en que «me portaría bien». En cuanto dejaron de vigilar robé equipo y tomé la moto de nieve. La lástima es que el combustible se  acabó hace horas. Por suerte ya estaba cerca del refugio, si no estaría ya en el arca. ¿Mi hermana está ahí?––preguntó con tono inocente.

Durante unos pocos segundos, a pesar de la distancia pudo sentir la tensión en el ambiente de Beta 2. Rafe contestó ante el silencio de los demás.

––Está ahora descansando, tuvo guardia hasta hace poco––mintió descarado mirando a su alrededor para que todos guardasen silencio sobre el turbio asunto.

––Déjala descansar, entonces. Qué, idiotas, ¿Venís a buscarme con uno de los vehículos o tengo que volver a pie?––inquirió Fred con tono despreocupado.

––En menos de un par de horas estamos en el refugio, es el más cercano al sur. ¿No? La señal viene desde allí. ¿No te han seguido?––continuó Rafe.

––¿Para qué? No soy nada para ellos, un terráqueo más, una molestia, hasta estarán contentos con que me hayan largado.

––Naciste con la suerte de cara, jefe––dijo Rafe con una alegría que no sentía.

En esos días él se había hecho con el mando de la milicia. Tenía las mejores habitaciones, las mejores habitaciones de beta 2. Había implantado una nueva manera de llevar los asuntos del arca. Lo primero que hizo al volver que poner una bala en la frente de ese alcalde que ya solo era una marioneta y en los miembros del pequeño consejo. Ahora aparecía ese fantasma de la nada. Por supuesto que iría al búnker, pero para hacerlo tragar tierra. Se desharía de él, y nadie cuestionaría sus decisiones a partir de ese minuto.

––Sí, y traedme algo de comer, o mejor, os quiero a todos aquí preparados para el combate. No creo que se esperen que contraataquemos tan pronto––continuó Fredd en tono ligero––. Dejad a mi hermana al cargo de Beta 2, los que me acompañasteis en la carga anterior, os quiero a todos aquí.

––De acuerdo jefe, los camiones. Quizás tardaremos un poco más que con un vehículo ligero de rescate.

––No importa, he estado dentro y ya conozco sus puntos débiles. Tengo un plan y esta vez no fallaremos, Alfa 1 será nuestra. Esos «áliens» demasiada masa corporal, pero poco cerebro... Ah idiotas, traed comida y agua, puede que tardemos un poco en volver. Hay mucha hembra falta de hombre en esa Arca,

Algunas risas con una nota de falsedad se escucharon en la habitación de comunicaciones.

Nada más dejar el micrófono apagado, Rafe se miró a la media docena de hombres que le rodeaban.

––Poned en marcha todo, haremos como el anterior « jefe» ha ordenado. Iremos a buscarle, bien armados, pero no para atacar Alfa 1, sino para deshacernos para siempre de él. Ya lo hicimos con esa arpía fría de su hermana, ahora le toca a él...

––¿Y si ha descubierto lo que hicimos a Galia en el bunker cercano a Alfa 1?––dijo alguno de ellos

––Imbécil, no creo que se haya detenido en toda la noche desde que escapó, ese lugar está demasiado cerca de la torre. Habrá querido poner la máxima distancia posible entre la torre y él. Si no llega a quedarse sin fuel, lo hubiésemos tenido golpeando a nuestra puerta. Encima de todo, hemos tenido suerte. Así que, uniformes de exterior, armamentos y todos ¡todos! a los camiones––respondió Fafe.

––Lo extraño es no haber visto nada en el radar...––dijo el encargado de las comunicaciones.

––Apenas llega a ese búnker. Si ha llegado andando los últimos kilómetros, ni lo habrá computado. Vamos a terminar con esto––dijo Rafe ansioso.

A varios kilómetros sobre el búnker dos naves permanecían suspendidas en el aire. Las dos agujas espaciales que seguían el giro constante del planeta sin perder de vista el lugar dónde estaba Frédderick ni el arca Beta 2. No tardaron en observar como no dos, sino tres de los camiones salían del hangar más alto con enormes ruedas preparadas para la nieve.

––Se han dado prisa––sonrió Deigh, repantigado en uno de los sillones traseros.

––Querrán acabar cuánto antes, igual que nosotros––respondió su hermano Tarigh.

––No sé como has tenido arrestos para darle a ese tipo libertad. Puede que planee todo lo contrario a lo que nos ha pedido que hagamos por él––dijo su hermano, no falto de razón.

––El punto débil de ese terráqueo está ahora en nuestras manos, su hermana. ¿Crees que pondría en peligro a Galia por una absurda venganza y una guerra que comenzó él?––preguntó Tarigh.

––Sigo sin fiarme de él––respondió Deigh ––. Lo único que quiero es estar a varios ether de esta roca medio muerta y con mi compañera y mi hija a buen recaudo y a salvo. Quizás debimos dejarle en el arca y que se las compusiese con alimento para que sobreviviese como pudiera.

––Hay más seres en esa roca, Deigh. Las siguientes misiones intentarán que también lleguen a salvo a nuestro planeta. No podemos dejarles a todos los demás a su suerte por unos pocos individuos como Fredd.

––Esos mismos individuos pueden ser la nota discordante en nuestro planeta de origen. No podemos arriesgarnos con futuras guerras civiles. Bastante ha tenido ya que sufrir nuestro mundo––contestó preocupado Deigh.

––Deigh. Tú mismo te contradices. Has encontrado aquí a tu compañera. Hay miles de hombres, de guerreros, en nuestro planeta sin otra opción que envejecer solos. ¿Le quitarás esa oportunidad de obtener lo mismo que tú a los demás?––le preguntó.

Deigh resopló.

––Tendríamos que ser como otras naves, que solo admiten hembras y su prole, pero no, el nuevo edicto justo antes de salir de exploración cambió todo. Ahora nos arriesgamos a... ¿Qué es eso?––dijo observando una de las cámaras, estaban demasiado lejos para que fuese una imagen nítida.

––Llegan al búnker tres camiones, sí que se han dado prisa––contestó Accrush.

––¿Qué demonios?––dijo Tarigh al ver como salía del búnker a pecho descubierto, solo con el casco que le protegía del aire contaminado. Ese no era el plan. ¿Tendría razón Deigh y todo era una trampa o...?

Poco después una explosión se alzó sobre el bunker, seguida de varias más, los motores de los vehículos y los tanques de combustible, así como los explosivos que cargaba el tercero. Todos los de a bordo quedaron en completo silencio, solo el comunicador de la otra aguja hizo eco en los guerreros que contenían la respiración.

––¡Comandante! ¿Han visto eso?––gritó casi desde la otra nace el teniente Rioeigh



Los ojos de Lucía se maravillaron cuando la nave de transporte se incorporó al fin a la nodriza y se abrió el túnel profusamente iluminado para dejar pasar a los últimos habitantes del arca. Tirando de la mano de la hermana de Fredd y llevando en la otra el transporte de su gato no tardó en divisar a su hermano. Claro que destacaba con ese vestido blanco que le había obligado casi a llevar su compañero para que todo el mundo supiese de su estado y no la dejase mover un dedo.

Dejando en el suelo el transporte y un segundo la mano de Galia, la abrazó con ganas.

––¿Todo bien, verdad?––preguntó a Laura.

––Según los doctores, quizás un poco más adelantada de lo que es usual en nuestro planeta, pero claro, soy el «experimento» estrella––contestó Laura haciendo una floritura con su mano señalando su persona.

Juan estaba a su lado, se inclinó para tomar el transporte del gato de Lucía. El muchacho rio.

––No me quieras quitar protagonismo. ¿os acompaño para que Lucía vea su nuevo hogar durante estos meses? Así Bollito se podrá desestresar de estar encerrado.

Nydia y Elena se pusieron una a cada lado de Galia para que no se sintiese una extraña. Unos de los guerreros se acercó para indicarles el camino a sus camarotes. Soreigh caminó tras ellas.

––¿Aparte de un crecimiento avanzado? Ninguna dificultad, en ese caso––sonrió la doctora acercándose más.

––No––respondió Laura––. He sido puesta casi del revés con tanta prueba, pero todo parece ir bien––. Pero por lo visto sus medidas son superiores a los estándares tanto humanos como de vuestro planeta. No es un problema, pero quieren un seguimiento continuado y diario. Deigh no me va a dejar ni dar un paso... Por cierto... ¿Tardarán mucho?

––Han de sacar la nave que está en el hangar bajo unos metros de nieve, tendrán que hacer un esfuerzo para abrir la puerta. También quieren dejar la torre sellada, no sé por qué, no nos va a hacer falta más...

Soreigh miró al grupo pensativa. La segunda aguja podía derretir la nieve con una sola pasada de energía. Sacar la nave y estar allí enseguida. ¿Qué estaban tramando? Rioeigh también estaba metido en ello. Se retiró disimulada, tecleando en su comunicador un mensaje directo a su hijo.

Esperó, nada, permanecía silencioso. Como si tuviese apagado el equipo de transmisión con la nave, o al menos con ella. Siguió a las demás mujeres. Intentó pensar en otra cosa, fijándose en la silenciosa hermana de Frédderick el discordante terráqueo.

––Galia, una vez que te muestre tu camarote, si eres tan amable, me gustaría que fuésemos a la zona médica. Los medios con los que contaba en la Tierra, apenas eran de campaña, quiero cerciorarme de que estás bien––. Nunca estaba de más estar segura, pensó Soreigh.

––No será necesario, me encuentro bien, solo quiero saber donde puedo descansar hasta que venga mi hermano––respondió la chica..

Soreigh no quiso presionar a la joven.

––Tienes razón, muchas emociones en poco tiempo, puedes dormir un rato, más adelante. Todos los del pueblo alfa 1 pasarán por sus chequeos médicos, somos un equipo de cinco doctores , así que tardaremos un poco, te dará tiempo que necesites.



La acompañó dejando al resto de mujeres atrás, la joven Galia necesitaba descanso, lo comprendía. Pero un buen reconocimiento médico descartaría cualquier futuro problema. Si ella prefería esperar a su hermano para sentirse más segura a bordo, no iba a llevarle la contraria en su estado, aún reciente todo su padecimiento por el ataque de sus mismos compatriotas. Ahora estaba entre desconocidos, camino hacia otro lugar del cual apenas había oído hablar. El resto de los terráqueos parecían emocionados. El rictus del rostro de Galia no lo parecía en absoluto, era una mezcla de miedo y angustia.

La llevó por pasillos conocidos hasta llegar al camarote que estaba justo entre el suyo y el que ocupaba el comandante y su «concubina». Soreigh se resistía a pensar en ella bajo ese nombre. Pero debería acostumbrarse a ello, tal como ambos habían solicitado.

La habitación se abrió ante Galia tras poner su mano en el punto de reconocimiento. No estaba de humor, pero en su vida había tenido un lugar más diáfano y ordenado para dormir. La cama era grande para lo que estaba acostumbrada.

––Tu equipaje es poco, aunque te buscaremos más cosas que vayas necesitando––prometió la doctora.

La joven miró hacia un lado y sobre un banco fijo al suelo ante una mesa estaba una bolsa de viaje cerrada. Soreigh entró con ella y le mostró maravillas como un pequeño baño apenas cuatro metros cuadrados, pero con una ducha, la cual le explicó su funcionamiento sin mandos a la vista.

Había cajones de sobra dónde guardar su parco guardarropa y apenas su par de zapatos.

––Creí que compartiría habitación con mi hermano, estaría más a gusto––se atrevió a pedir la joven.

––La nave de rescate es muy grande. No sé dónde lo habrán destinado, pero no te preocupes pronto aprenderás los vericuetos, aunque siempre podrás preguntarme por lo que necesites––contestó Soreigh.

––Preferiría estar cerca de él––dijo Galia con sencillez.

––Te mereces tu propio lugar, además sobran camarotes en esta nave de rescate. Luego te llevaré a contemplar varias vistas. Estamos compuestos por varias naves ensambladas, lo cual facilita la vida y por supuesto, en el improbable caso de ataque o de accidente en una de ellas, se garantiza que siempre se puede acudir a otra de ellas y permanecer a salvo. Somos como una pequeña ciudad, compuesta de vehículos espaciales que pueden ensamblarse de diferente forma, adaptándose a las necesidades de cada momento. Solo serán dos meses terráqueos o poco más, mientras tanto os dará tiempo a adaptaros a la cantidad de oxígeno en el aire de nuestro planeta y a la gravedad que tenemos, un poco más ligera que la vuestra. Al pisar Novaorbe, como llamamos a nuestro planeta, ni lo notaremos.

––Novaorbe...––repitió Galia.

––Sí, creo que eres de las primeras que conoce su nombre, no estábamos seguros de cuantos terráqueos querrían acompañarnos, por lo que datos como este, distancia, dirección exacta y forma de llegar a través de las rutas cortas, no os ha sido revelado. Teníamos que asegurarnos que nada ni nadie pueda llegar a él y lo dañe. El futuro de todos nosotros depende de ello.

Galia quedó poco después a solas en el camarote asignado. Con curiosidad usó el baño, la ducha y se cambió de ropa, ordenando el resto. Luego se dejó caer en la cama. Seguro que cuando Fredd llegase la mandarían a buscar o el mismo se presentaría ante su puerta.



Frédderick miraba el pequeño radar conectado, este avisó de la cercanía, no de dos vehículos, sino de tres. Sonrió. Esos cabrones no se fiaban de él, hacían bien. Se levantó apagando los viejos monitores. Se puso el casco protector con parsimonia. El que le proporcionó el comandante era una verdadera maravilla. Respiró hondo con él, echando sobre él la capa protectora gruesa. Ambos objetos de color negro, echó la capa hacia atrás, no se le vería el rostro, pero sus ropas militares y su porte no harían dudar a los milicianos que se acercaban a marchas forzadas.

Esperó ante la entrada, atisbando por el diminuto cristal blindado que servía para ello. Justo en el sitio. Los tres camiones pararon ante la entrada, impidiendo cualquier escapatoria. Movimiento medido y estudiado pensó Fredd sin borrar la media sonrisa bajo el casco. Pulsó la seta roja que servía de mecanismo para que la puerta se abriese, apenas dio un paso adelante fuera de su protección.

Los focos de los vehículos seguían iluminando la entrada del búnker en vez de apagarlos como era costumbre. Algunos de los que fueron sus hombres saltaron de los camiones con armas en la mano. Reconoció a alguno de ellos por su forma de moverse o su altura. Joder. ¿Estaban todos allí? Pues sí que estaban acojonados...

Al que reconoció como Rafe se adelantó justo hasta dónde había enterrado minúsculo artefacto proporcionado por el comandante. Con señas le saludó, los cascos impedían ver su rostro, impedían ver la amplia sonrisa que en ese momento se dibujó en la boca de Fredd, dando un paso atrás accionó casi a la vez la seta de seguridad de bajada de la puerta del búnker y el pequeño mando a distancia de su bolsillo.

Tras ello la noche se volvió un espectacular juego de luces, explosiones, gritos de dolor y fuego. La potencia de las luces que iluminaron el cielo llegaron a verse a tantos kilómetros a la redonda que Beta 2 quedó paralizada por completo.

Fredd había cumplido su venganza.



Apenas fue seguro para las agujas espaciales, ambas descendieron casi en picado. En el lugar que hubo momentos antes tres vehículos terrestres solo quedaba un socavón de destrucción. Nada vivo había allí al menos a medio kilómetro a la redonda.

––Las cámaras térmicas de vida no pueden dar lectura, el lugar está demasiado caliente––dijo Accrush con angustia en su voz, no se le quitaba de la mente la reacción de Galia.

––Maldición, no pensé que él mismo se inmolara, mis instrucciones fueron claras. El dispositivo funcionaría incluso a través de la puerta del búnker––dijo Tarigh enfadado consigo mismo, tanto como con Frédderick.

El muy idiota había echado a perder la oportunidad de una nueva vida. Si hubiera seguido el plan al pie de la letra, ahora podría salir del refugio y volar con ellos hasta la nave de rescate. Pero no, el cabrón tuvo que dar el espectáculo final. Viendo la destrucción y la imposibilidad de moverse entre aquellos restos, desistieron tras rastrear por todos los medios de ambas naves cualquier rastro de vida.

Fredderick no había podido sobrevivir a esa masacre. Dolido por tener que llevar la noticia a la nave y a la hermana de este, Galia, ordenó marchar antes que el sol apuntara tras las montañas.



Galia tras la ducha caliente, había caído dormida en su cama de sábanas que olían como si fuesen recién estrenadas. Al abrir los ojos se sintió algo confusa hasta que por su simple movimiento las luces algo atenuadas se fueron encendiendo sin que ella tuviese que accionar ningún interruptor. Se incorporó bostezando. No sabía cuanto tiempo llevaba dormida, solo que algo la había despertado.

Golpes en la puerta. La voz de la doctora Soreigh, sí, eso era. Se levantó y se puso la camisa azul sobre el pijama masculino que usaba. Con ojos aún hinchados por el sueño puso la mano en la puerta y esta se deslizó.

No esperaba que además de la Doctora hubiese un par de guerreros con ella. Su hermano... ¿ Su hermano? Uno de ellos era el mismo comandante de la nave, y el otro el piloto, Accrush.

––Galia, ¿Te hemos despertado?––preguntó con voz suave la doctora

Ella simplemente asintió con la cabeza antes de preguntar por Fred. ç

La respuesta que recibió fue el mazado más duro que nadie le dio tras la muerte de su madre y lo que tuvo que soportar a manos de su propia milicia.

Trastabilló unos pasos hacia atrás, aferrándose a la mesa para no caer. Soreigh se adelantó a ambos hombres y los echó de allí, en esos momentos, público era lo que menos necesitaba Galia.

La abrazó y la acompañó a sentarse en la cama.

––¿Co-cómo ha ocurrido? Debía venir ahora, ¡tenía que venir! No puede dejarme sola, no se lo perdono––se ahogó casi en sus propias palabras.

––El comandante quería explicarte pero prefiero ser yo. Tu hermano quería acabar con la milicia que... que te dañó, urdió un plan con el comandante y el resto de los guerreros. Él mismo era el cebo en uno de los búnker. El plan era que hiciera explotar un artefacto donde acostumbran a dejar los camiones con los soldados mientras él estaba a salvo dentro del refugio, pero no sé porqué abrió la puerta... Si no hubiese salido, no tenía que hacerlo, podía permanecer seguro y ser recogido por las naves aguja, pero...––respondió Soreigh intentando que su voz sonase tranquilizadora,

Tras las lágrimas y un largo rato de silencio. Galia admitió.

––Debía haber adivinado que haría algo así. Decía que jamás encajaría en alfa 1, quería darme la oportunidad a mí de ser libre, de no lastrar mi vida... pero a mi nada me importaba de eso, solo le quería junto a mí, es... era mi única familia––dijo la muchacha con angustia.

––Se ha sacrificado por ti Galia, tu hermano te amaba tanto para llegar a esto por ¡saber que algún día encontrarías la felicidad. Y la hallarás, habrás de pasar un tiempo de dolor, de negación, de frustración... pero tu mente se curará. Todos te ayudaremos...

Galia alzó la cabeza arrastrando con sus manos las lágrimas de su rostro enrojecido.

––Gracias por todo, doctora. Pero ahora necesito estar sola...––dijo con seriedad la terráquea.

––Deberías bajar al comedor, casi toso han terminado de comer. No te conviene...––insistió la doctora.

Galia cortó la conversación levantándose del colchón donde ambas se sentaban, cruzándose de brazos y dando la espalda a Soreigh.

––Cada uno vivimos nuestro luto de forma diferente. Necesito estar sola––parecía querer terminar allí la conversación.

Soreigh se levantó y caminó hacia la puerta, sería mejor esperar a que asimilase todo lo ocurrido. Puso la mano en la puerta, esta se abrió ante la doctora, una de las pocas personas que podía acceder a cada uno de los camarotes sin ser invitada por seguridad de los que allí viajaban.

––Está bien, necesitas digerir todo esto, pero volveré en unas horas, iremos a comer algo juntas abajo, hablaremos de lo que tu quieras, o estaremos en silencio. Pero no puedes estar eternamente encerrada––anunció la teniente antes de marchar.

Sin darse la vuelta siquiera, Galia asintió. Escuchó como se marchaba la doctora y se deslizaba la puerta. Apretó los ojos sintiéndose más sola y huérfana que en toda su vida.



Accrush continuaba a pocos metros de la puerta de Galia, esperando la salida de la doctora y de kla joven. Al ver a esta salir sola se apresuró a acercarse.

––¿Cómo se encuentra?––preguntó Accrush sin poder disimular la ansiedad de su voz.

––Devastada, como puedes comprender... No ha querido salir a comer algo aunque ya se ha pasado la hora. Intentaré que a mi vuelta se avenga a cambiar de opinión––respondió comprensiva la doctora.

––¿Puedo quedarme aquí unos instantes?––solicitó esperanzado el piloto.

––¿Está en este ala tu camarote?––inquirió la doctora.

––No, Teniente, pero...––la angustia parecía crecer en la voz del guerrero, eso la puso sobre alerta. 

––Está bien, no le hace daño a nadie. Si te reclaman de algún lugar tendrás que irte, si te preguntan, di que te he dado permiso––asintió comprensiva la mujer.

El piloto se lo agradeció cuadrándose ante ella. 

Sentía algo en su interior que le impedía retirarse de allí, como s presintiera que algo no iba bien. Un golpe fuerte desde el camarote que acababa de abandonar Soreigh, les alertó. La doctora corrió hacia allí, seguida a su espalda por Accrush, puso su mano sobre la puerta y esta se deslizó. El espectáculo ante sus ojos la dejó tan paralizada que el piloto tuvo que apartarla sin miramientos para llegar a Galia.

Había utilizado un cinturón para apretar su cuello y colgarse de una de las tuberías que proporcionaba ventilación a través de rejillas.

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

257K 26.5K 45
3ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" Eiri Milwood sabe tres cosas con certeza: Es vegetariana, está embarazada y su exnovio es gilipollas. Clar...
2.8K 120 11
Michelle una joven de diecisiete años, recibe una llamada equivocada, pero a la misma vez no tan equivocada. Después de esa llamada comenzó todo. Ell...
38.2K 3.1K 74
Mujer hermosa, cara angelical,cuerpo perfecto, tiene todo para ser la mujer perfecta excepto corazon es: fria,ambiciosa,poderosa,no le teme a nada...
2.4K 292 8
🏡 ≡ 𝖲𝖾𝗎𝗇𝗀𝗆𝗂𝗇 𝗇𝗈 𝖻𝗎𝗌𝖼𝖺𝖻𝖺 𝗎𝗇 𝗉𝖺𝖽𝗋𝖾 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗌𝗎 𝖼𝖺𝖼𝗁𝗈𝗋𝗋𝗂𝗍𝗈, 𝗉𝖾𝗋𝗈 𝖡𝖺𝗇𝗀𝖼𝗁𝖺𝗇 𝗊𝗎𝗂𝖾𝗋𝖾 𝗌𝖾𝗋𝗅𝗈. ✧ ┅...