Dragon Ball: una historia de...

By Zanaharydragon

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Año 737. Freezer llega a la órbita del planeta Vegeta tras haber congregado a la gran mayoría de los saiyans... More

Prólogo: El juicio del tirano
Capítulo 0.5: Una cara victoria
Capítulo 1: Brecha insalvable
Capítulo 2: Escuadrón de élite
Capítulo 3: El secreto del anciano
Capítulo 4: Lecciones de jardinería
Capítulo 5: una oportunidad irrepetible
Capítulo 6: Examen de ascenso
Capítulo 7: Torneo de poder (parte 1)
Capítulo 8: Torneo de poder (parte 2)
Capítulo 9: Torneo de poder (parte 3)
Capítulo 10: Torneo de poder (parte 4)
Capítulo 11: Torneo de poder (final)
Capítulo 12: Descastado
Capítulo 13: La naturaleza del guerrero
Capítulo 14: Una historia de los saiyans
Capítulo 15: Los Tres Grandes Misterios del Universo
Especial 1: La Galaxia del Norte y el Imperio Galáctico
Especial 2: La raza saiyan (I)
Capítulo 16: La hora del príncipe
Capítulo 17: El Cuerpo de Exploradores
Capítulo 18: Una apuesta arriesgada
Capítulo 19: La saiyan de élite
Capítulo 20: Una guerra que ganar
Capítulo 21: El planeta Malvarala
Capítulo 22: El plan de Raditz
Capítulo 23: Misión de exploración
Capítulo 24: Misión en el planeta Tarsex (I)
Capítulo 25: Misión en el planeta Tarsex (II)
Capítulo 27: Misión en el planeta Tarsex (IV)
Capítulo 28: Misión en el planeta Tarsex (V)
Capítulo 29: Misión en el planeta Tarsex (VI)
Capítulo 30: Misión en el planeta Tarsex (VII)
Capítulo 31: Misión en el planeta Tarsex (VIII)
Capítulo 32: Misión en el planeta Tarsex (IX)
Capítulo 33: Misión en el planeta Tarsex (X)
Capítulo 34: Misión en el planeta Tarsex (XI)
Capítulo 35: Misión en el planeta Tarsex (XII)
Capítulo 36: Misión en el planeta Tarsex (XIII)
Capítulo 37: Misión en el planeta Tarsex (XIV)
Capítulo 38: Misión en el planeta Tarsex (XV)
Capítulo 39: Misión en el planeta Tarsex (XVI-FINAL)
Capítulo 40: El legado de un saiyan
Capítulo 41: Comienza la fase 2
Capítulo 42: Ofensiva en Malaxis (I)
Capítulo 43: Ofensiva en Malaxis (II)
Capítulo 44: Ofensiva en Malaxis (III)
Capítulo 45: Ofensiva en Malaxis (IV)
Capítulo 46: Ofensiva en Malaxis (V)
Capítulo 47: Ofensiva en Malaxis (VI)
Capítulo 48: Ofensiva en Malaxis (VII)
Capítulo 49: Cartas sobre la mesa
Capítulo: 49.10: Cronología Dragon Ball

Capítulo 26: Misión en el planeta Tarsex (III)

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By Zanaharydragon


Cuadrante 36, Sistema Malvarala, planeta Tarsex.


 - Vaya, vaya, es verdad que uno nunca sabe lo que va a caer del espacio – dijo uno de los enemigos, un alto brench de tono violeta con una coleta roja.

- Es todo un logro Polver, hasta ayer estos simios eran incapaces de bajar de los árboles – añadió sonriendo otro, una brench de tono anaranjado y larga melena gris.

- ¡Fijaos! ¡Si aún no saben ni hablar! - exclamó el tercero de los brench, de tono grisáceo y con el pelo de color verde musgo.

- Malditos... - susurró Prico, apretando los puños para contener la ira.

El resto de exploradores permanecía en silencio, observando a sus enemigos e intentando no mostrar el terror que les producía su presencia. Aparte de los tres brench, muy similares en aspecto a los saiyans excepto por sus variopintos tonos de pelo y piel, les acompañaba un corpulento marshelita de piel azulada y escamosa. Este observaba a los saiyans en silencio, sonriendo y con sus cuatro brazos cruzados en el pecho. Era el responsable del miedo que invadía al grupo de exploración.

No era para menos. Si bien los brench eran poderosos, con niveles que superaban las 3.000 unidades, las lecturas que sus rastreadores daban del marshelita eran apabullantes.

Es casi tan fuerte como Vegeta – reflexionó Auber. Comenzar un combate directo contra un enemigo de ese nivel sería un suicidio. Tenía que pensar en una estrategia.

- Tranquilos chicos. Recordad que, aunque somos de Facciones diferentes, todos formamos parte de la familia del Imperio Galáctico – dijo el marshelita rompiendo su silencio.

Era cierto, así lo demostraban las armaduras que llevaban, similares a las de los saiyans. También portaban rastreadores, lo cual explicaba como les habían seguido el rastro con tanta facilidad y eliminaba cualquier posibilidad de escapar.

- ¿Qué hacen unos monitos cómo vosotros en un planeta tan remoto? - preguntó.

- No es asunto tuyo – respondió Lych. El orgulloso saiyan era, junto al impasible Ion, el único de los exploradores que no parecía intimidado por la presencia del marshelita.

Idiota – pensó Auber.

- Somos exploradores, estamos en una misión para investigar el planeta como parte de un proyecto de cartografiado financiado por el Imperio Galáctico – respondió rápidamente Auber. Debían darle conversación al enemigo, ganar tiempo mientras pensaban un plan.

- Suena plausible... – dijo el marshelita con tono reflexivo -. Sin embargo, ¿no sois demasiado poderosos para ser exploradores? ¡Y numerosos! Dos escuadrones completos para explorar una pequeña roca. Resulta sospechoso. Eso sin contar el hecho de que habéis eliminado a toda una compañía de legionarios malvarianos nada más llegar al planeta... No parece una práctica propia de los exploradores. Más bien diría que se trata de las maniobras típicas de un grupo de guerreros, quizás de mercenarios contratados por el Octágono para recuperar el control de este planeta. ¿Qué te parece esta teoría?

¡Maldición! - pensó Auber. No esperaba que su excusa funcionase, pero tampoco que sus enemigos estuviesen tan informados sobre el motivo de la presencia saiyan en el sistema. No quedaba más opción que luchar, pues era imposible escapar a la señal de sus rastreadores. A menos...

- ¡Deja ya de jugar con nosotros! - exclamó Lych con enfado -. Sabes de sobra el motivo por el que estamos aquí pero, si crees que te lo vamos a poner fácil, estas muy equivocado. ¡Somos saiyans!

¡Estúpido idiota! - maldijo Auber -. ¿Cómo puede ser tan cretino?

- Así que conozco el motivo... Eso esta por verse – reflexionó el marshelita.

Todo se precipitó en un segundo. Un fogonazo de energía salió del brazo superior izquierdo del marshelita, salvando la distancia entre ellos y el grupo de exploradores, e impactando contra su objetivo.

- ¡Ulif! - gritó Tich.

El cuerpo calcinado del joven saiyan cayó en picado en dirección al suelo. Auber no necesitó usar su rastreador para confirmar que estaba muerto. Había sido solo un instante...

- ¡Malnacidos, os mataré a todos! - gritó Prico preparándose para el combate.

- Marsink, Polver, Velimar, acabad con ellos – dijo el marshelita -. Pero dejad a dos vivos para interrogarlos, hay algo que tengo que confirmar.

- ¡Cómo mandes Tomber! - exclamaron los tres brench.

- ¡Escuadrón dispersaros! - gritó Auber -. ¡Todos a tierra!

- ¡De eso nada! - repuso Lych -. Les superamos en dos a uno. ¡Acabad con ellos!

Los saiyans dudaron por un instante, sin saber que orden obedecer. Sin embargo, el ataque de los brench terminó por decantar la balanza del lado de Lych.

- ¡Atacad en parejas! ¡Yo contendré a su líder! - gritó Lych abalanzándose sobre Tomber.

El saiyan había concentrado una enorme cantidad de energía alrededor de su cuerpo y, potenciado por ella, se propulsó contra el marshelita. La fuerza del golpe fue tremenda y los dos salieron disparados hacia el suelo, impactando contra la superficie boscosa.

- ¡Ha conseguido alejarlo! - exclamó Prico -. ¡Ahora tenemos una posibilidad!

- Ni en tus mejores sueños simio – repuso el brench llamado Polver lanzando un puñetazo al estómago del saiyan. El golpe hizo que Prico se doblase de dolor si bien, antes de que el brench lo rematase, Plum apareció por su espalda y lo alejó de una patada.

- ¡No te distraigas! - le dijo Plum mientras se colocaba a su lado -. Los dos juntos podremos con él.

- Eso ni lo dudes... - murmuró Prico, recuperándose del golpe.

- ¡Umber ni se te ocurra paralizarte ahora! - gritó Tich mientras luchaba desesperadamente para contener los ataques del brench de tono grisaceo. Habría muerto allí mismo de no ser por Ion. El impasible saiyan había decidido unirse a la pelea y, de un fuerte puñetazo, apartó al brench de Tich.

- ¡Mierda! Este tío es duro – exclamó el brench, sorprendido por la fuerza del golpe. Ion era el único saiyan que les igualaba en poder.

- ¡No seas quejica Marsink! En cuanto acabe con este renacuajo voy a ayudarte – dijo la brench de tono anaranjado.

- No tardes Velimar – repuso Marsink con tono agobiado.

- Lo... Lo... Lo siento... - murmuró Umber mientras observaba impotente como se aproximaba Velimar. Como en el combate contra los tardalianos, se había quedado paralizado, incapaz de contener el temblor que recorría su cuerpo.

- Pobre monito, ¿tienes frío? - preguntó la brench acercándose al saiyan -. Deja que te dé un abrazo.

Apresándolo por el abdomen, la brench comenzó a estrangular el cuerpo del saiyan. Umber lanzó un agudo grito de dolor.

- No te preocupes monito, seré rápida – susurró la brench esbozando una confiada sonrisa.

Umber comenzó a convulsionarse en silencio, incapaz de articular ningún sonido.

- ¡Golpe de impacto! - gritó Auber.

El ataque golpeó de lleno en la desprotegida cabeza de Velimar. La brench se tambaleó durante un segundo y, soltando la presa sobre Umber, se precipitó inconsciente en dirección al suelo. Auber agarró a Umber del brazo, evitando que cayese junto a su enemigo.

- ¡Velimar! - gritó el brench llamado Marsink, sin poder creer que su amiga hubiese sido derrotada - ¡¿Pero qué demonios le has hecho?!

¡Justo a tiempo! – pensó Auber eufórico. Había acumulado su ki para realizar esa técnica desde el principio del combate y había estado esperando su oportunidad. Sabía que, se tenía éxito, podría decantar el combate a su favor.

- ¡Ese es nuestro capitán! - exclamó Tich. Tanto él como Ion tenían arrinconado a Marsink.

- ¡Este ya es nuestro! - gritó Prico llamando la atención del grupo.

Auber se giró para ver como le iba a Prico y Plum. Los dos saiyans habían conseguido apresar a Polver, sujetándolo cada uno de un brazo.

- ¡Maldita sea! - exclamó Polver mientras intentaba liberarse -. ¡Soltadme maníacos!

- ¡¿A qué esperas?! - le gritó Prico -. ¡Remátalo!

Auber no lo dudo. Soltó a Umber y comenzó a concentrar energía en sus manos. No creía tener el poder para acabar con alguien tan poderoso como Polver, pero al menos esperaba debilitarlo lo suficiente para dar una oportunidad a Prico y Plum.

Podemos ganar – pensó entusiasmado. Esperaba que Lych pudiese contener a Tomber hasta que acabasen con los brench. Entonces, los siete unidos tendrían alguna posibilidad de vencer.

Sin embargo, sus esperanzas no tardaron en hacerse añicos.

- ¡Cuidado Plum, su boca! - gritó Auber al percatarse del movimiento de su enemigo.

Fue demasiado tarde. Una potente detonación de energía salió disparada de la boca de Polver y, donde antes se encontraba la cabeza de Plum, apareció un hueco calcinado.

- ¡Maldición! - exclamó Prico, observando como lo que quedaba del cuerpo de su compañero se precipitaba en dirección al suelo.

- ¡Sois unos novatos! - exclamó Polver agarrando a Prico del cuello -. Nunca se debe dejar de observar al enemigo.

Prico comenzó a retorcerse, intentando liberarse de la presa del brench.

- ¡Muere maldito! - gritó Auber lanzando su detonación de energía en dirección a Polver.

Alertado por su grito, el brench interpuso el cuerpo de Prico como escudo. Sin embargo, cuando la detonación estaba a punto de hacer contacto, el disparo se desvió trazando una circunferencia sobre la cabeza de Prico y golpeando a Polver en la espalda.

- ¡Demonios! - exclamó el brench, sorprendido por el cambio de trayectoria del ataque.

El impacto no fue suficiente para dañar de gravedad a Polver, pero si para que se tambalease. Auber no perdió la oportunidad y, abalanzándose sobre su enemigo, le golpeó en la cara con el puño derecho. La fuerza del golpe lanzó al brench varios metros hacía atrás y consiguió liberar a Prico de su presa.

- Gracias... - murmuró Prico mientras recuperaba el aliento.

- No te distraigas Prico, entre los dos podemos acabar con él y vengar a Plum – dijo Auber.

- Eres muy bueno muchacho – le felicitó Polver, ya recuperado del golpe -. Un ataque de control de ki con tu edad, sin duda has entrenado mucho. Eso lo respeto.

- Lanzar un ataque de ki desde la boca tampoco debe ser fácil – respondió Auber, devolviendo el cumplido. Quería ganar tiempo para que Prico se recuperase. Había perdido demasiada energía con el último ataque de ki y necesitaba de toda la ayuda posible si querían derrotar a Polver. Su rastreador le indicaba que, aunque el brench había recibido daño, apenas habían menguado sus fuerzas.

- ¡Aún no has visto nada maldito! - gritó Prico, ya recuperado -. ¡Ahora experimentarás la desesperación de luchar contra los saiyans!

El brench sonrió confiado ante la bravata.

- Hablas demasiado monito – respondió Polver -. Sin embargo, no tenéis ni idea de donde os habéis metido. Estabais muertos desde el mismo momento en el que vuestras naves entraron en la atmósfera.

- Eso no es lo que ven mis ojos – repuso Prico -. Os superamos en número y tu amigo está medio muerto deberías...

- ¡Prico debemos irnos! – gritó Auber aterrorizado -. ¡Tich, Ion, coged a Umber y volad al sur! ¡Ahora!

- ¡¿Pero qué demonios dices?! - le preguntó Prico -. Pero si ya los tene...

Las palabras murieron en los labios de Prico.

- No puede ser... - murmuró el saiyan.

Elevándose desde el suelo había aparecido la silueta de Tomber. El marshelita apenas tenía signos de haber sufrido daños y, en su brazo inferior izquierdo, llevaba a Lych. Lo tenía agarrado por la cola, balanceándose inerte mientras Tomber ascendía.

- ¡Ion, Tich, moveos! - gritó Auber -. ¡Tenemos que salir de aquí! ¡Ya!



Fuerzas de la Facción Cooler:

- Polver: 3.170

- Marsink: 3.310

- Velimar: 3.950

- Tomber: 12.130

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