CONTACTO EN LA ÚLTIMA FASE

By RanniaCurtis

5.4K 706 340

Año 2521 de nuestra era. Una tierra desolada, desértica, pocos humanos sobreviven guarecidos en arcas. Un pu... More

CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
Capítulo 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75

CAPÍTULO 35

52 9 1
By RanniaCurtis

No bien se escondiese el sol tras las dunas, Fred, vestido con un traje de protección blanco, montaría en la moto de nieve, seguido por un par de camiones equipados para la nieve, con cadenas en sus gruesas ruedas. Y armamento suficiente para eliminar cualquier enemigo.

Antes de las doce de la noche pensaba estar a las puertas de la torre Alfa 1.

Su plan estaba en marcha, pensó mientras mordisqueaba un ligero bocadillo de pan oscuro. .

Esa noche Lucía sería suya.



Rioeigh corrió para arrancar a Nydia de la caja con los brazaletes de compañeros. La tomó por la cintura, y los dedos de la chica se separaron del material brillante e iridiscente de las joyas.

El joven teniente, estaba temblando, sujetando a la muchacha contra su pecho, sin dejar de mirar los brazaletes que no dejaban de vibrar en con un sonido bajo y retumbante. Los corazones de ambos latieron al unísono observando los objetos moverse en sutil vibración cada vez más fuerte.

Acabó arrastrando a la chica fuera del dormitorio compartido para  empujarla contra la pared, pegando su frente a la de ella a la vez que cada centímetro de su cuerpo para impedir que se moviese. Ambos sudaban a pesar del frío ambiente de las galerías.

––¿Qué significa esto, Rio?––preguntó la muchacha de dorado cabello con ojos extremadamente abiertos.

––No tenías que entrar en mi dormitorio, ni registrar mis cosas. Jamás debiste ver esa caja ni esos brazaletes. Me has condenado––dijo el guerrero ahogando un suspiro.

––En todo caso la que he cometido delito de ser demasiado curiosa he sido yo. después de escuchar tantas historias que corren por boca de algunas de las mujeres tras el anuncio de la unión próxima de Danielle. ¿Por qué vas a estar tú condenado?

––Por esto...––respondió el hombre aplastándola aún más contra el cemento.

Ni siquiera miró si alguien recorría en esos instantes los pasillos, Rioeigh atrapaba y restringía las manos de la muchacha contra la pared, inclinándose para buscar sus labios. Fue un beso desesperado, hambriento, loco, consensuado. Ninguno de los dos parecía tener suficiente, arrastrados por un torrente de deseo la mente de ambos solo buscaba unir sus cuerpos. A pesar de la barrera de las capas de vestimenta de ambos, el hombre tomó las caderas de Nydia y la izó como si no pesara nada. Ella envolvió las piernas alrededor de la cintura de Rioeigg y sus manos, sueltas de su agarre, se perdieron por el platinado cabello, tironeando para  no dejar de besarlo ni un segundo.

El teniente embestía contra ella ,  a pesar de vestir ambos pantalones, el bulto del duro miembro erecto del hombre rozaba ese punto caliente y lleno de deseo entre sus muslos que tanto ansiaba ser recorrido. Estaba tan húmeda, tan deseosa, que esa fricción la hizo casi gritar como loca. Si no lo hizo era porque los exigentes labios del él le impedían que escapasen más que jadeos de su boca. No duraron mucho, envueltos en un frenesí de necesidad, a pesar de todo, un orgasmo les cruzó en breves segundos a ambos como lo haría un rayo solo con el contacto de sus cuerpos aún completamente vestidos.

Rioeigh ahogó el grito de placer y frustración, mientras se derramaba dentro de sus propios pantalones como un crío. Joder, era un guerrero curtido en batalla pero  inexperto con las mujeres, ella también. El simple roce de sus labios y de sus cuerpos vestidos no duró  ni medio minuto cuando alcanzaron el atisbo del placer..

La mantuvo abrazada contra sí, sujetando su cuerpo suave contra la dura pared, recuperando el aliento, pero con la insatisfacción latente de que aquello era apenas una pantomima, un sustituto de lo que debía ocurrir entre compañeros designados. Despacio, la dejó caer lentamente, hasta ambos quedar con los pies en el suelo ,y sus frentes húmedas unidas.

––Vete, Nydia, por favor, no tengo fuerzas para seguir resistiendo sin tomarte de verdad––rogó el teniente.

La muchacha se retiró apenas para mirar los ojos color platino.

––¿Qué tiene de malo? No te pido nada––suspiró Nydia sin entender su postura. Solo deseaba entregarse a él, nunca había deseado a nadie. él sería su primer amante.

––Soy yo el que te pediría demasiado. Eres tan joven... márchate––dijo Rioeigh en un susurro alejándose unos pasos en dirección a su dormitorio. Necesitaba ropa limpia, una ducha, y todas sus fuerzas para no entregarle a esa mujer lo que le correspondía por derecho. Era su compañera. Pero la tradición le impedía tomar la decisión, un pariente masculino mayor, y que ya no sería su padre, tomaría el relevo y le buscaría compañera entre las pocas sangre pura de su generación.

La vio alejarse casi tropezando, sabía que lloraba, incluso el aroma salado de sus lágrimas llegaba potente a su olfato. Quiso golpearse la cabeza contra algo, perder el conocimiento, dejar de sentir, pero no podía, no debía tomar a una mujer sin el permiso de sus parientes masculinos, y ella, siendo de otro planeta, era la que menos probabilidades tendría, vibrasen o no sus brazaletes.



Tras tomar una ducha bien fría, Rioeigh subió a la sala de comunicaciones. Esta había sido mejorada con aparatos traídos a tal efecto. Ahora no era necesario alinear la torre con la nave «Pueblo Errante». El joven Juan, estaba encargado en ese instante de la guardia en la pequeña habitación. Le ofreció enseguida un sitio en uno de los sillones cercanos.

––Hace un momento hubo un intento de comunicación. Aún tenemos algunas fallas por lo visto. Ajustar material nuevo a nuestras antiguallas cuesta bastante––comunicó el terráqueo sin ningún timbre en su voz..

––No te preocupes. Si es importante llamarán de nuevo––contestó el teniente segundo.

No pasaron ni unos instantes cuando una voz al otro lado habló a través de los altavoces.

––Aquí nave «Pueblo Errante» emitiendo por canal de seguridad. ¿Me copian, Alfa 1?

Juan cedió el micrófono al recién llegado, este le agradeció el gesto con una leve inclinación de cabeza.

––Teniente Segundo Rioeigh al habla. Conexión segura. Le copio.

––Me congratula escucharte, Rioeigh. Soy Samoufr, tengo excelentes noticias. La nave de rescate llegará antes de lo previsto. Una semana a lo sumo. Había una cercana a este sistema solar, y siendo la situación de ese planeta más urgente para ser evacuado, se ha desviado de rumbo. Por favor, informe al comandante. Los habitantes del Arca Alfa 1, las posesiones que deseen salvar y los llamados animales serán trasladados a «Rescatista 88» en cuanto se acople a «Pueblo Errante». Es mucho más amplia que la que viene de camino , la anterior ha sido desviada a otra misión.

––Es una excelente noticia. La comunicaré de inmediato al comandante, y se harán los preparativos con urgencia––contestó Rioeigh como autómata.

––La nave que los trasportará a «Rescatista 88» posee manga de acoplado resistente y dúctil, lo que facilitará la salida de personas y objetos. Solo han de darnos las medidas de la zona de evacuado un par de días solares antes para hacer los cambios necesarios––continuó la otra voz masculina.

––Mantengan informados de cualquier variación, nosotros haremos lo mismo. Gracias Samoufr. Corto.

Rioeigh se dejó caer unos instantes en el respaldo. Juan le miraba con una mezcla de alegría por que las cosas avanzaran con más rapidez, pues la ola glaciar era una época dura para sufrirla dentro del Arca y la añoranza de dejar atrás lo único que había conocido.

––Es una buena noticia, Juan––dijo Rioeigh con la mirada perdida en algún punto.

––Pues no parece que te alegre demasiado––contestó Juan.

––Al contrario, son otros problemas los que me rondan por la cabeza.

––¿Tienen nombre de mujer?––se atrevió a preguntar Juan.

Rioeigh se volvió a mirarle con su mirada plateada insondable.

––No he dicho eso––afirmó el teniente.

––No, no lo has dicho, pero disimuláis mal ambos. Tanto tú como ella. Me la crucé viniendo a hacer mi turno esta mañana. Hace apenas una hora. Ten en cuenta que ahora he sufrido el mismo cambio que los guerreros de tu raza. Mis sentidos han aumentado. Ella olía a ti. ¿Has copulado con ella? Espero que la hayas tratado bien, ella no se entregaría a cualquiera–.
No se anduvo con nimiedades el terrestre .

––Eres muy directo––respondió Rioeigh––. ¿Tienes algún problema con ello? ¿Sientes algo por Nydia?

––No he dicho su sombre, así que estoy en lo cierto––dijo Juan en tono petulante.

––Contesta. ¿Te pertenece o te ha pertenecido?––por la Diosa, sentía como los celos le carcomían.

––Es mi amiga, es como una hermana para mí, crecimos juntos, apenas nos diferencia un año de edad. Ella no ha tenido amantes. No quiero que la hagas sufrir. Sé que eres de la élite, no te permitirán unirte a ella.

––Lo sé. Y durante dos meses conviviremos todos en una sola nave, que no se diferencia tanto de este arca. Quiera o no, tendré que cruzarme con ella. Sufrirá ella, sufriré yo...

––Porque eres idiota. Si una mujer como Nydia me hubiese hecho alguna vez caso, no la apartaría de mí por unas tradiciones tan añejas como el mundo––dijo Juan estirando los brazos y poniéndolos tras su cabeza..

Rioeigh no dijo nada, se levantó de la silla y desapareció por la puerta silencioso.

Juan se echó hacia atrás en la silla, esta crujió con su peso. Estaba dando consejos el que más necesitaba recibirlos.

Él también acabaría siendo un idiota.

Tarigh recibió la noticia de que serían evacuados más pronto, lo cual le alegró sobremanera. La nave «Rescatista 88» era de las más grandes, y no era una, sino varias acopladas que se convertían en un conglomerado de varias ensambladas. Todo por si era necesario una escapada rápida. Podía sacrificarse parte del fuselaje, aunque el personal a bordo tuviese que hacinarse un poco. Tenía capacidad suficiente para llevarse todo lo necesario, personas, posesiones, animales, semillas, esa biblioteca que no debía perderse. Incluso maquinaria que pudiese ser útil para los habitantes del arca en su nueva ubicación.

Buscó a Lucía. Era hora de dar la noticia a su pueblo. Ya no había vuelta atrás. También era necesario que supiesen a qué atenerse en cuanto pusiesen un pie en su planeta. La alcaldesa era la única de convencer a su pueblo, si la conocía bien que, pasase lo que pasase, aunque no consiguiera con su influencia, que fueren considerados igual que los habitantes nacidos en su sistema, ninguno sería tratado como esclavo, pues se avenían a acompañarlos como amigos pues les habían recibido como tal.

Lucía no estaba demasiado lejos. Ya había comenzado a ordenar en cajas herméticas que él mismo había mandado traer, sus adorados libros, inventariando en cual iba cada uno de los ejemplares. En la biblioteca se encontraba en ese instante ella sola. Pronto sería hora de la cena, y ni siquiera la había visto en la hora de la comida, de tan ocupada como estaba en su tarea. Mas de tres docenas de cajas estaban ya dispuestas y ordenadas en el pasillo.

Ella llevaba un pañuelo recogiendo en un moño alto y desordenado su rizado cabello. Tenía algo de tizne en una de sus adorables mejillas.

Tarigh cerró tras de sí la puerta de la biblioteca. Ella se volvió sobresaltada.

––Tenemos que hablar––dijo con seriedad el comandante.

––Sabes cual es mi postura con respecto a nosotros Tarigh. No me vas a hacer cambiar de opinión.

El comandante no había dado nunca con una mujer tan terca. Hasta Soreigh tenía límites, y eso que era una «sangre ancestral».

––Lucía... No, no es eso, se ha adelantado la evacuación. Hemos de hablar con tu pueblo de nuestras leyes. ¿Habrá algún problema?

––No, si no nos has mentido. A ellos les importará poco los estatus, aquí somos todos iguales. Mi nombramiento es solo pura tradición. Solo quieren trabajar para poder comer, a lo que estamos acostumbrados, paz y no respirar veneno. ¿Nos garantizas eso?––preguntó la mujer.

––Con mi vida––respondió solemne Tarigh.

––En ese caso reunamos a todos en el comedor. Tendré que buscar un par de manos extras, tengo que terminar con la biblioteca antes de hacer mi equipaje y el de Bollito.



La reunión de todos los habitantes del arca fue silenciosa, escuchando y absorbiendo cada nueva noticia. Lucía cedió la palabra a Tarigh para que les pusiese a todos en antecedentes en las leyes que regían a cada recién llegado al planeta al que llegarían.

––Como pueblo amigo, no conquistado, tendréis todos los derechos y las libertades que gozáis aquí, terreno que cultivar, podréis cuidar y criar vuestros animales y sois libres de comerciar o hacer trueque con poblaciones vecinas. Habéis de jurar pacto de no agresión y someteros a las leyes y tribunales si se comete algún delito. Nada diferente a lo que ya conocéis, si os regís por la lógica, no tendréis problema. Solo que, nuestro pueblo sigue acatando el ancestral sistema de castas. En los últimos años se han dado excepciones, y seguirán dándose, la supervivencia está antes de la pureza de sangre, pero, por el momento, el consejo regento solo lo componen individuos tanto masculinos como femeninos de «sangre ancestral». Mi vuelta y mi prometida harán que yo, un miembro de sangre mezclada entre por primera vez en el consejo. Esa es mi meta, esa, y luchar por acabar con tantas restricciones y el sistema de escoger compañeros entre los de la casta en que se nazca. He permitido por eso mismo que el guerrero Maddeck se una a una joven de vuestro planeta, con ello quiero demostrar que somos la misma raza, no importa en que trozo de la galaxia hayamos nacido. Ellos serán el primer «sangre ancestral» en unirse con una terráquea. Al llegar a mi planeta será un hecho consumado. Una forma de demostrar que quiero acabar con tradiciones obsoletas.

Lucía le miraba absorta mientras hablaba. De vez en cuando echaba una somera mirada a los habitantes del arca y a algunos de los guerreros que le escuchaban. Todos estos con rostro esperanzado y concordante a las palabras de su líder.

––Es el momento de preguntar lo que queráis, tienen ustedes una semana para decidir si desean venir con nosotros. No obligaré a nadie, quien nos acompañe a nuestra nave lo hará por su propia voluntad. Igual que si alguien desea seguir en este planeta––continuó Tarigh.

Algunos murmullos se empezaron a oír entonces en la multitud. Susurros apenas. Juan, el mayor, se adelantó a todos.

––¿Nos garantiza tierra habitable, luz, aire limpio y agua para nosotros, nuestros sembradíos y animales? ¿Solo a cambio de observar las leyes de su planeta? ¿Nadie abusará de su superioridad contra nosotros?

––Nos acogisteis como amigos, como tal seréis tratados. Mi honor, y mi vida a vuestra disposición si miento. Todo esto ya lo comuniqué al mando en cuanto fuimos tan bien recibidos por el arca Alfa 1. Tras nosotros vendrán más de nuestro planeta. Intentaremos salvar a todos los terráqueos posible que quieran formar parte de este proyecto con buena voluntad. Quien desee quedarse, podrá hacerlo. Pero una vez que nosotros nos vayamos... Hay más razas en el universo. No voy a enumerarlas a todas, pero el estar en esta zona perdida de l brazo más alejado de la galaxia os ha salvado por el momento. No puedo hablar por los restantes pueblos, pero mi planeta es seguro y fuerte. Será vuestro hogar. Tenéis una semana para pensarlo y hacer vuestro equipaje. Una vez esté aquí la nave «Rescatista 88», quién lo desee será trasladado a ella, animales, semillas, posesiones, herramientas... Es una de nuestras naves más grandes. Por eso la han desviado de su misión, al saber de que teníamos ante nosotros un ecosistema casi completo para salvar––afirmó el guerrero.

––¿Qué dices, alcaldesa?––dijo una voz que en principio no reconoció.

––Por mi parte iré en esa nave. Confío en la palabra del comandante––respondió Lucía con tranquilidad.

Otra voz temerosa surgió entre la multitud.

––Si alguien desea quedarse...

––Tendrá suministros para subsistir, por supuesto, todo será equitativamente repartido––contestó Lucía.

La gente se fue separando en pequeños grupos con rostros algunos ilusionados, sobre todo los más jóvenes, otros con algo de miedo. Lo que tenían previsto pensar en dos meses, tenían apenas una semana para decidir. Era algo muy duro.

Lucía rozó intencionadamente la mano de Tarigh, que descansaba en la barandilla del primer piso, donde ambos habían subido para ser mejor escuchados. Él la contempló extasiado. Sus ojos no mentían, confiaba con su vida en cada palabra que había oído de sus labios.

––No me harás cambiar de opinión...––dijo ella bajando la voz antes de alejarse––.
En nada. Envíame un par de tus guerreros, necesito manos fuertes para mover esas cajas.

––Tus palabras son órdenes para mí, Lucía, aunque tenemos mucho que discutir aún sobre el tema que nos incumbe solo a ambos.



Minutos después, dentro de la biblioteca, Lucía recibió no dos, sino a cuatro guerreros, los más adultos, también los mejor cualificados para la tarea de clasificar el saber de la tierra que aún estaba a salvo e introducirlo en las cajas estancas.



Danielle se alejó de su guerrero para salir al exterior de nuevo de la enfermería, apenas unas horas antes había escuchado a su lado el discurso del comandante. Maddekj seguía ensimismado, ni siquiera supo si se dio cuenta que ella escapaba de su vista. Su poco equipaje estaba ya preparado. Algunas mujeres le habían dado algunas vestimentas nuevas y estas fueron guardadas con mimo en una bolsa de cuero. Pero a la jovencita le faltaba gente a la que ver y despedirse por unos días.

Su marcha al espacio se adelantaría a la de los demás. Eso no había cambiado los planes ya hechos. Tampoco era necesario, ella estaba decidida a que su futuro estaba junto a es gigante mal encarado pero de corazón herido.

Buscó a unas y a otras de las personas que le habían ayudado. Incluso visitó a la cocinera. Solo Nydia parecía haber escapado de su intensa búsqueda. Era la hora del almuerzo cuando la vio aparecer con paso desganado y dirigirse a una de las mesas apartadas. Ni siquiera a la de su madre, ni a la de las demás jóvenes. Se acercó con cara de extrañeza. Por el poco tiempo que la conocía había notado lo extrovertida que era. Ocultarse en la silla más apartada no era propio de la joven.

La siguió, preocupada. Danielle no sabía porqué, pero notaba que algo grave le pasó a su. Amiga y no era dolor físico por el accidente de un par de días atrás. Se sentó frente a ella sin pedir permiso, su mano se estiró para cubrir la de Nydia.

––Nydia...

la otra joven la miró, tenía los ojos brillantes, con las pupilas dilatadas, intentaba retener sus lágrimas, haciendo un soberano esfuerzo.

––Nydia––repitió Danielle––. ¿Qué te ocurre?

––No te preocupes por mí. Quédate solo a mi lado. Sé que pronto te marcharás, serás una de las primeras en conocer el amor. Me alegro por ti y por tu guerrero, ambos habéis sufrido demasiado.

––No me engañas, tú también estás sufriendo––dijo la jovencita de cabello rojo.

––Se me pasará. Es solo un capricho––dijo haciendo el gesto de borrarlo de su frente.

––Aunque te lo parezca por mi aspecto––continuó Danni señalando con una mano su cuerpo delgado––. Tengo la misma edad que tú. Sufres porque amas a alguien y no te corresponde.

––No––aseveró Nydia––. No quiere corresponderme, es muy diferente. Es un «Sangre ancestral», soy demasiado poco para un guerrero de élite.

––Maddek es uno de ellos... no entiendo sus leyes. ¿Porqué el comandante permite que él y yo nos unamos, y vosotros no?

––El comandante no lo sabe, ni lo sabrá nunca––vaticinó Nydia.

––Es injusto...––susurró la chica del cabello cobrizo intentando consolar con suaves toques de sus manos, las de su amiga.

El silencio se instaló largo rato entre ambas. Hasta que la mirada de Maddekj, Preocupado por no tenerla a la vista, la buscó entre las mesas. La joven pelirroja besó la frente de su amiga y con un suave abrazo se despidió de ella. En algún momento de la noche llegaría en su búsqueda. Seguro que su guerrero la buscaba por ello.

La gente volvía al espacio de comedor y reunión. Algunos venían ya comentando sobre que su equipaje estaría listo por la mañana. Otros hablaban de la mejor forma de conservar las semillas y el alimento que necesitaban los animales que les acompañaban. Eran varias toneladas las que debían de acompañarles, Así como extraer el agua suficiente.

Una semana parecía demasiado poco tiempo, las conversaciones sobre esto mismo coparon la cena y largo tiempo después de esta. Nadie parecía tener sueño, sino múltiples preguntas que responder.

Todos estaban despiertos al sonar la alarma de cercanía de algo o alguien desconocido que puso en guardia a toda el alca Alfa 1.

Continue Reading

You'll Also Like

29.5K 3K 15
Novela corta. Libro 2.5 de la saga. Leer después de La Hija del Tiempo 2ºGM (la de Colette) Charlotte persigue a Colette por el museo, cual sigilosa...
52.1K 2.7K 18
𝙻𝚞𝚌𝚒𝚏𝚎𝚛 𝚛𝚎𝚢 𝚍𝚎𝚕 𝚒𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘 ¿𝙷𝚊𝚌𝚒𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚞𝚗 𝚝𝚛𝚊𝚝𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚎𝚕 𝚐𝚛𝚊𝚗 𝚝𝚎𝚖𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚖𝚘𝚗𝚒𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚛𝚊𝚍𝚒𝚘...
64.7M 6.2M 118
¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si es atractivo, pero también es perturbad...
9.9K 570 22
*~ Preparate para una historia distinta a cualquier otra. ~* "Texto sacado de la sirenita 2" ...