TaeHyung estaba decidido a descubrirlo absolutamente todo.
Después de recordar su pasado, el cual ya sabe porque no recordaba, insistió a jungkook que le contará que fue lo que había vivido en su ausencia, pero el azabache se negó rotundamente a contarle una sola cosa.
No había dejado de hostigarlo con eso y al parecer eso no le había gustado a su pequeño porque desapareció por el resto del día, muy molesto, por cierto.
Algo arrepentido, TaeHyung quiso pedirle perdón, pero como no apareció en ningún momento, por ningún lado, no le quedó de otra más que hablar al aire, a la nada, esperando una respuesta, pensando que jungkook lo estaba escuchando.
Pero eso nunca llegó, al final se rindió y se fue a la habitación de su pequeño, encontrando en el banquillo del piano al muñequito sentado.
—Pequeño, en serio lo siento. Dejaré de preguntar por eso, hasta que tú quieras contarme. Pero por favor, aparece de una buena vez. —casi suplicó, mirando al muñeco sentado en el banquillo, suspiró cuando no vió movimiento y observó la habitación pensando en algo que pudiera ayudarlo para convencer a jungkook.
No le gustaba para nada cuando se molestaba con él.
Cuando volvió a mirar el banquillo, jungkook ya no estaba ahí, en cambio, apareció delante de él, con aspecto demacrado y ojos bordos. Suspiró tembloroso cuando el azabache se acercó un paso más hacía él.
Tomando valentía, acercó su mano temblorosa a la mejilla del más bajo, sonriendo chiquito cuando sintió la pálida piel bajo su tacto cuando el mismo azabache se acurrucó en su caricia. La apariencia de su pequeño cambió casi al instante, su piel pálida tomando color, el calor volviendo a su cuerpo, y el cálido verde reapareciendo en sus bonitos ojos.
—¿Ya no estás molesto? —pregunta en un susurro, cauteloso. No quiere que se vuelva a molestar.
Jungkook cierra sus párpados, cada vez más cerca de TaeHyung, dejando un nulo espacio entre ambos, una mano del más alto fue a parar a su cintura, atrayendolo a su cuerpo, sacándole un suspiro.
Negó con la cabeza, calmado mientras se acurruca en el cuerpo del de cabello grisáceo.
—No. Ya no. —pasó sus cortos brazos por el cuello de TaeHyung, sintiendo su calor. Se sentía muy bien estar de esta forma.
—Eso me alegra. Entonces...
—Está bien... —jungkook suspiró, rendido— Te voy a contar.
—¿En-En serio?
—Si, en serio. Pero no quiero que te asustes.
—Creo que tú ya me haz dado muchos sustos. No creo que haya otra cosa que pueda asustarme.
—Vas a descubrir porque odio a mis padres.
—Pero... —TaeHyung parpadeó, confundido, mientras tanto jungkook se separó de él— Pero yo ya sé porque los odias.
—Tú solo sabes la mitad de la historia.
Iba a decir algo más, pero jungkook salió de la habitación, luego retrocediendo en sus pasos cuando vio que TaeHyung no lo seguía.
—¿Que esperas?
—¡Ah, si! Voy.
Jungkook soltó una risita y siguió caminando por el pasillo, está vez con TaeHyung detrás de él.
—¿Que vas a mostrarme?
—Ya verás.
Caminaron por los pasillos un buen rato, hasta llegar al pasillo dónde una vez TaeHyung recordó a la señora Jeon decirle que no subiera al ático.
—¿Que hacemos aquí?
—Si sigues preguntando no te voy a enseñar nada.
—Ya me callo, ya.
Jungkook en unos segundos se encontraba flotando en el aire, por lo que TaeHyung aguantó la respiración unos segundos, colocándose dejando de él por si llegaba a caer, cosa que no pasaría jamás.
Tan sólo vio a jungkook jalar la cadena de la compuerta en el techo y hacerse a un lado de inmediato. Reaccionó a tiempo antes de que unas escaleras salieran del ático, desplegándose hasta el techo.
Miró atónito a jungkook.
—Tu madre no quería que yo entrara aquí.
—Ya verás porque no quería.
Aunque jungkook se mostró un poco enfadado por haber nombrado a su "madre" no dijo nada y siguió subiendo escaleras arriba, haciéndole una señal a TaeHyung para que lo siguiera al ático.
Él, algo dudoso, hizo caso a su pequeño.
Todo era oscuro, y por alguna razón había una pequeña corriente de aire helado ahí dentro, se sentía frío. Un escalofrío recorrió su espalda cuando toco el suelo del ático, pronto escuchando la madera crujir bajo sus pies.
—No veo nada.
—Yo tampoco.
TaeHyung escuchó los pequeños pasos de jungkook a su alrededor y luego el sonido de una cadenita siendo jalada, pronto un foco colgado del techo con alambres iluminó el lugar apenas, parpadea fallando un poco, tal vez porque no se ha usado en años.
Lo que vió no le gustó para nada y, por alguna razón, le causó náuseas.
Jungkook se paró a su lado y tomó su mano, entrelazando sus dedos, sintiendo que debía de hacer saber a TaeHyung que él seguía ahí para que no fuera a volverse loco en cualquier momento.
La respiración de TaeHyung se atascó en su garganta, sintiendo su corazón casi detenerse y luego bombear sangre muy rápido. Sentía que podría desmayarse en cualquier momento.
—Esto es por lo que mamá no quería que supieras aquí. Porque entonces la descubrirás.
Y él agradeció haber seguido la orden de no subir ahí desde un principio.
¿Cómo iba a imaginarse eso? En un ático, un ático por dios.
Se imaginó un montón de cajas, basura, cachivaches, retratos, algo que no servía.
¿Para eso eran los áticos, no? Bueno, lo que encontró ahí no fue nada de lo anteriormente mencionado.
Quien diría que la señora Jeon había hecho una especie de ritual en su ático.
En el suelo frente a él había una extraña forma, un círculo enorme con una estrella de nueve puntas en el centro, cada punta tocando el borde del círculo. Una vela negra casi extinguida en cada punta, símbolos extraños en el centro de la estrella. Sobre esos símbolos, un libro muy viejo y desgastado color negro con el mismo símbolo en la portada.
Lo que más le sorprendió fue ver qué el círculo no estaba echo con tinta, ni crayones o un marcador si quiera.
Estaba echo de sangre.
Pero ¿De quién?
Siguió observando el ático, cada vez más espantado. En las paredes habían un montón de fotografías, como protagonista principal estaba jungkook, creciendo en cada foto con el paso de los años.
Dónde parecía ser un altar en la pared, con velas rojas, negras y blancas que parecían estar llenas de sangre, en medio del altar había un pequeño peluche de conejo rozado, con un lazo rojo atado a una de sus patas.
TaeHyung vió como el lazo llegaba hasta una de las puntas de la estrella y se funcionaba con la sangre.
Esto era horrible.
Un apretón en su mano llamó su atención, era jungkook que cada vez respiraba más agitado por alguna razón.
—¿Que mierda... Es esto?
—Todo lo que decía mi diario era real, TaeHyung. —comenzó diciendo el azabache, caminando hasta tomar el muñeco rosado del altar.
TaeHyung lo recuerda, lo vió en una foto.
Se quedó callado esperando que jungkook siguiera hablando.
—Todo lo que dice ahí pasó, y después de que te fueras no resistí mucho cuando no volviste en la fecha acordada. Me quité la vida a los dieciseis. —no lo miró en ningún momento— Pensé que si moría, todo mi sufrimiento acabaría. Y funcionó.
Una sonrisa triste surcó los labios del azabache, TaeHyung quiso tanto atraerlo a su cuerpo y abrazarlo lo más fuerte que podía, pero por alguna razón su cuerpo no respondía.
—Pero mi paz duró muy poco. Al parecer a mi mamá no le pareció mi muerte, se puso como loca. Mi papá trató de ayudarla, pero no funcionó. —dejó el muñeco en su lugar y miró a TaeHyung al fin— Contacto a una bruja, o eso creo que era.
> Logró que la bruja le diera algo para resucitar almas o algo así, nunca lo entendí. Un ritual fue lo que consiguió, la bruja ayudó a mamá a hacerlo. —cerró los ojos y suspiró— La sangre que se ve por todos lados es de mamá, tenía que ponerla si quería que el ritual funcionará.
TaeHyung sentía que su cabeza iba a estallar.
—Siguió cada uno de los pasos: hacer el símbolo, poner un altar con mis fotografías, tenía que poner algo valioso para mí así que usó mi peluche de conejito para eso. El lazo que tiene atado es como una barrera entre la vida y la muerte.
> No podría resucitarme por completo, solo conseguir traer de vuelta una parte de mi.
—¿Tu... Alma?
Jungkook abrió los ojos por fin, dejando ver a TaeHyung sus ojitos verdes cristalizados.
—Si. —soltó un bajo sollozo— Así que tenía que buscar un lugar dónde guardarla, para tener el control de mí. ¿Recuerdas los muñecos que compramos?
—Si, el mío está roto.
—Bueno, el mío no y al parecer le pareció buen recipiente para mí alma. Lo usó, por eso siempre que estoy el muñeco desaparece, soy yo prácticamente.
> Cuando vio que funcionó y que volví se puso muy feliz, pero papá estaba asustado y me evitaba mucho, cambiaron conmigo, fueron mucho más cariñosos y atentos que antes.
Volvió a sollozar, está vez con lágrimas corriendo por sus mejillas.
—Pero yo estaba furioso, porque al fin tenía paz y ella por egoísta me la arrebató. Así que los hice pagar, descubrí que tenía ciertas habilidades por así decirlo.
> Me encargué de hacerles la vida imposible durante el tiempo siguiente, hasta que al parecer se cansaron de que yo los asustara todo el tiempo, los lastime y estuve por llevarlos a la locura.
TaeHyung dió un paso a él cuando vió su cuerpo temblar. Sin darse cuenta que también estaba llorando.
—Fue ahí cuando recibieron una llamada, de tus padres.
—¿Mis... Padres?
—Si, al parecer querían explicar porque no habías vuelto de inmediato. Ahí me enteré que tenías amnesia, habías olvidado algunas cosas y necesitabas recuperarte, pero ibas a volver.
> Ellos vieron ahí la oportunidad para escapar de mi, ellos creyeron que yo no lo sabía, pero escuché cada una de sus conversaciones donde decían que cuando vinieras te dejarían conmigo y ellos se irían.
—Dios.
—Si. —rió sin gracia realmente— No les dijeron a tus padres lo que me pasó, así que inventaron algo así como que necesitaba un niñero.
> Funcionó, viniste, y desde que te ví sentí que volvía a vivir, de verdad. Ellos se fueron, y ya sabes el resto de la historia.
—¿Que pasa con... Tus cambios físicos?
—¿Físicos?
—Si. Algunas veces pareces la niña del aro y al otro eres el ser más bonito que hayan visto mis ojos. —jungkook rio entre lágrimas, sonrojándose un poco ante las palabras de TaeHyung.
—Ah, eso. Si estoy molesto, triste o desesperado me pasa, no puedo controlarme. Cuando me siento en paz vuelvo a mi forma original.
—¿Pero siempre que te toco...?
—Tú me das paz, TaeHyung. Por eso pasa.
—¿En serio?
—Si.
TaeHyung dejó de sentir una pesadez en su cuerpo y al fin pudo moverse para llegar al cuerpo de jungkook. Lo abrazó contra su pecho, sintiendo los espasmos del descontrolado llanto que el azabache soltó en cuanto lo abrazó.
—Lo siento mucho, mi pequeño.
—Ya no importa.
—Ya pasó, ya estoy aquí. No me voy a ir otra vez.
—¿Lo prometes?
—Te lo juro por mi vida.
—Gracias...
Siguieron abrazados por un rato más, hasta que se hizo de noche y TaeHyung tuvo que cargar el ligero cuerpo de jungkook hasta su habitación y recostarlo en su cama, dónde él se acostó junto a él. Sintiéndose en paz al fin.
Nada iba a separarlos otra vez.
Espero que esto haya librado algunas de sus dudas, pero si siguen teniendo preguntas, haga las aquí.
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¿Quieren que las responda en comentarios o en el siguiente final?