𝐏𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐭 𝐌𝐞 [𝐊𝐨𝐨𝐤...

By alfombra_escarlata

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Los mil y un demonios de Taehyung lo orillan a terminar en una inmensa red de prostitución sospechosamente fu... More

NOTA DE LA AUTORA
PRÓLOGO
CUESTIÓN DE NEGOCIOS
MENTE SANGRANTE
NOTICIAS
IRRACIONALMENTE DESTROZADO
ESTÚPIDO
CURIOSIDAD
ESA PEQUEÑA CINTURA
NUEVOS AMIGOS
SESIÓN DE FOTOS
NO SEAS TONTO COMO YO LO FUI
ESA NOCHE EN EL ESPEJO
UNA NOCHE CALIENTE MUY FRÍA
MÁS QUE UN MALDITO DESEO
PRT 1: DOS NECIOS Y VAPOR
PRT 2: REPLANTEARSE VERDADES
COSAS DE FAMILIA
TAN CRUDO COMO SUAVE
PRT 1: EL PLACER DE COMPRENDERSE
PRT 2: DOS CHICOS Y UNA HABITACIÓN
JUNTOS
HASTA EL FRÍO SUDA
TODO TIENE UN LÍMITE
DOSCIENTAS GRABACIONES, MIL HISTORIAS
MIEL Y AZÚCAR, UN SIEMPRE Y UN JAMÁS
LA ÚLTIMA NOCHE
PRT 1: AGRIO SABOR
PRT 2: EL PORQUÉ DE LAS COSAS
LA NORMALIDAD DE LAS COSAS
SIN SALIDA
ESE JAMÁS
DESDE OTRO ÁNGULO
EL DON DEL ARREPENTIMIENTO
LA PRIMERA NOCHE
TE AMO
PRT 1: EL MEJOR REGALO DE TODOS
PRT 2: NO, YO TE AMO MÁS
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

JUSTICIA TARDÍA

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By alfombra_escarlata

Un nuevo día libre, fuera de una red de prostitución como en la que estuvo durante cuatro años no se sintió como Jungkook esperaba.

Un nuevo día libre fuera de una red de prostitución como en la que estuvo durante cuatro años no se sintió como Jungkook esperaba.

No todo volvió a normalidad ni fue miel sobre hojuelas como si ahora pudieran vivir felices para siempre.

Dejar lo que has conocido toda tu vida da miedo, habrán sido cuatro años pero abusos y manipulación es lo que Jungkook ha tenido toda su vida. Tener a Taehyung en sus brazos en este momento es lo único que lo jala pies a Tierra pero teme lo que pasará mañana, teme que Hyun Su, es decir, Sihyoon se salga con la suya junto con todos esos bastardos.

Seokjin…

Ya no sabe qué creer o ya no puede creer en él, ya no está seguro de nada. Verlo salir ante ayer con Hoseok llorando así le hace pensar muchas cosas y no consigue dormir ni un poco con ese perturbador recuerdo en la cabeza. Jungkook está mirando al techo soltando suspiros involuntarios, acostado en una cama prestada con Taehyung no es tan malo, él duerme apoyando la cabeza en su firme pectoral entre su brazo bueno pues el otro todavía molesta, y su acanelada mano descansa en su pecho; la blancura de los ojos de Jungkook brillando en la oscuridad de esa gigante habitación.

Taehyung se remueve igual de incómodo entre sueños también; se aprieta contra él con tanta fuerza aunque está dormido, recordándole su responsabilidad y deseo por cuidarlo. No importa lo que pase mañana o el miedo y el enojo que sienta, debe seguir manteniendo la compostura y lograr esconder lo mucho que le aterra que algo salga mal.

Escucha pequeños sollozos a unas camas de distancia en medio de la oscuridad. Hoseok se envuelve contra sí mismo en una pequeña bolita gimiente cubriéndose con las mantas de mala calidad. A dos camas, Layla le está susurrando palabras de consuelo a Jenni quien se acurruca entre sus brazos exactamente igual como lo hace Taehyung con él.

La luz de luna que entra por las ventanas creando sombras oscuras es lo único que le hace capaz de percibir la forma en la que Layla le besa la cabeza y luego la atrae por el mentón para levantar su rostro y juntar sus labios en un beso suave, desamparado. Entiende que todos se sienten igual, los demás chicos que están acostados a su lado en todas las camas apostadas por la amplia extensión deteriorada como si fueran un montón de niños en un orfanato tampoco pueden dormir, otros dejan salir pequeños ruidos entre pesadillas y de pronto ya no hay silencio sino murmullos de lágrimas y jadeos ahogados en volumen bajo.

Es temporal, pronto esto acabará y dentro de unos años podrá tener una linda familia en una casa decente que ha conseguido por medios decentes porque para ese entonces será una gran persona mejor de lo que puede ser ahora.

Jungkook debe convencerse a sí mismo de ello, ha tenido que convencerse de muchas cosas últimamente y engañar a su cobarde cerebro para que piense que puede aunque dude.

Aprieta a Taehyung por la espalda tratando de sentirse seguro de sí mismo, de que puede reunir fuerzas una vez más.

Cuenta con esta familia que le rodea para lograrlo.

Tae se despierta en un gimoteo abrupto. Sus ojos se abren con miedo. Otra vez ha vuelto a soñar con sus padres pero esta vez el hombre que sostiene al bebé de su habitual visión, su padre, tiene rostro, el perturbador rostro de Hyun Su, su jefe, un amoral proxeneta. Pero esta noche también es diferente, tiene a Jungkook y eso es lo único que puede llenarlo de alivio ahora. Resignado a sus habituales sueños recurrentes suelta un suspiro y levanta el mentón para mirar su cuello, cómo la garganta de Jungkook respira y traga tranquila; mandíbula firme, labios rosados, nariz perfilada y ojos oscuros que ahora destellan con los prismas lunares que se cuelan por las cortinas batidas al frío viento de la madrugada. Todos tan inadaptados a dormir de noche.

Tae puede escuchar sus murmullos suaves dándole cosquillas en la nariz y le instan a volver a cerrar los ojos y volver a dormir pero le arden, las ojeras le pesan. Los ruidos a su alrededor que se han hecho constantes y no les dejan olvidar la cruda realidad en la que se encuentran. Escucha los sollozos de Hobi también y se lleva el puño a la nariz cerrando los ojos y acurrucándose más fuerte al lado de Jungkook quien no se atreve a soltarlo.

La revuelta cabecita de Hoseok está jugando un juego muy cruel a su costa, se burla y le recuerda lo mucho que esto se parece a orfanato de donde vino, donde vivió por años, se siente exactamente igual. También vuelve a sentir en carne viva lo que era dormir a lado de niños que lloraban todas las noches porque sus compañeros sollozan igual que él. Su mente lo asaltó reproduciendo de nuevo esa sensación de miedo que tenía cada vez que algunos niños más grandes lo golpeaban o se burlaban de él por mojar la cama y tenerle terror a la oscuridad, talvez por eso terminó en un lugar atiborrado de luces blancas y neones.

«Todos tienen sus mierdas»

Se abraza a sí mismo de costado en la cama pero no es suficiente consuelo para alguien que tiene sellada su fecha de muerte y se encuentra próxima.

Todos los que salieron de ese prostíbulo comenzaban a pensar que no tenían las fuerzas necesarias para seguir luchando después de todo lo que han tenido que aprender a hacer en dos días, el mundo real es difícil, tan diferente. Ninguno sabía que las pesadillas serían insoportables ni que adaptarse a una vida normal sería tan difícil. Están exhaustos, simplemente quieren un poco de paz y que las cosas no estén saliendo como esperaban es desmoralizador.

Jungkook le susurra a Taehyung que todo estaría bien, que lo protegerá de Sihyoon si hace falta, que sólo había sido un sueño; Layla abraza a Jenni en consuelo sintiéndola insegura y temblorosa como jamás la había visto, hoy más que nunca ya no es la misma chica ruidosa y alegre que alguna vez conoció.

Pero todavía hay algo ahí, algo que les hace pensar que deben sacar esa fortaleza de algún lado para proteger a quien aman y estar a la altura de lo que se espera de ellos en sociedad. Algo que les hará ponerse de pie mañana con las ganas de sepultar todo esto de una maldita vez.

Todos los chicos fueron revisados y curados como era debido, evaluaron la mano de Jungkook y confirmaron que no estaba rota pero el esguince en sus dedos fue lo suficientemente preocupante como para ponerle cabestrillo pues el dolor se extendía por todo su antebrazo hasta el hombro como secuela del impacto, su ojo seguía claramente morado en la zona de la ojera y el lagrimal exterior, pero al menos el orbe ya había recuperado su blanco color y sus nudillos y labios seguían llenos de cintas y banditas pero sanando lentamente.

Yoongi, Chénoa y Jimin están haciendo todo lo posible por contactar a los familiares de los casi cien chicos que están aquí pero es algo que llevan acabo por su cuenta, no muchos del departamento han querido meter su mano en algo que tenga que ver con alguien como Hyun Su, todo el mundo sabe que la mafia Khang está fuertemente relacionado con él.

Después de que el alboroto saliera en televisión nacional, unos cuantos afortunados que tenían familia dentro de la provincia pudieron irse a casa apenas supieron dónde habían estado todo este tiempo. En cuestión de dos días después de la emboscada ya se encontraban en casa o siendo rehabilitados y tratados tanto física como psicológicamente como deberían.

Los que quedaron, como Hoseok que no tienen familia o a quién llamar fueron traídos aquí. Chénoa de verdad lo lamentó mucho pero fue lo mejor que pudieron conseguir, un centro de acopio lo suficientemente grande como para mantenerlos a todos juntos y subir la moral, conseguirles un lugar digno para cada uno tan rápido será imposible hasta que no tengan el apoyo del gobierno y para eso debe perder a favor de todos estos chicos sin hogar mañana en el juzgado.

Están haciendo todo lo que pueden.

Mientras tanto, mantener los ánimos se ha hecho abrumadoramente difícil.

[…]

Se dice que el mercado de prostitución aporta 1.8 millones al producto interno bruto del país, pero le saldrá caro a tal país remediar su error.

Si todo se consuma correctamente durante lo que está apunto de pasar, podrán aspirar a una vida normal en menos de lo que piensan y tener más espacio para adaptarse y establecerse en paz.

Jungkook se sintió en otro planeta al subirse a un auto y ser llevado junto con Taehyung después de haber estado tanto tiempo encerrado bajo tierra. Jimin y su hermano iban de piloto y copiloto en dirección al juzgado con una caravana de chicos siguiéndolos en otros autos detrás para fungir como testigos

Nunca había pisado una calle tan abarrotada de gente en pleno medio día y mucho menos había estado tan cerca de un edificio tan elegante. Se sintió más pobre e intimidado que nunca pero supo ocultarlo muy bien al bajarse del vehículo y contemplar el semejante rascacielos con expresión neutra.

En ningún momento soltó la mano de Taehyung quien miraba esperanzado a su mejor amigo rubio al lado de su delgado novio pálido. De hecho se pegaron un poco más al subir el elegante elevador y siguieron caminando por los pisos de mármol con paredes revestidas de madera transmitiéndose el valor que necesitarían. Incluso Jungkook se adelantó a abrirles la puerta de la gran sala a todos, le instó a Taehyung a que pasara con una mano suave en su espalda baja y le dio a Jimin una sonrisa de confianza apenas controlada, también a Yoongi quien palmeó su hombro. Pero su rostro tiró su semblante sacando su inseguridad ante su abogado que entró al último, su hermano mayor.

Será un día largo.

[…]

—De pie todos por favor.

.

.

.

Kim Sihyoon todavía fue tan infeliz como para apelar a la sentencia.

Pasaron dos días en prisión preventiva y estaban apunto de ser trasladados a su cárcel definitiva y de más seguridad pero no contaban con que eso le daría tiempo a este millonario para conseguir un abogado por fuera y solicitar una audiencia ante el juez para reducir su sentencia, tampoco contaban con que por alguna razón Kim Seokjin sería su protegido, por supuesto que él también estaba aquí.

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.

.

—El caso entra en sesión.

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Jungkook no se ha atrevido a mirarlo desde que llegaron él y el presunto padre de su novio a sentarse con su respectivo abogado justo en la mesa al otro lado del juzgado. 

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—Pueden sentarse.

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Esto es ridículo.

¿Qué más pruebas necesitan para dejar a estos dos pudrirse en la cárcel? Hasta ahora ambos tienen siete años de condena, los cuales no son nada y aún así no fueron silenciados. Jungkook no sabe de quién fue la idea apelar y más vale que no se entere. Por debajo del agua corre un rumor de que aunque Kim Sihyoon termine en la cárcel, no habrá nada que pueda retenerlo ahí mucho tiempo siendo un hombre poderoso y de cautela bien medida, pero Seokjin…

Un sentimiento de odio hacia él ya germinó en el interior de Jungkook. Ya no está seguro de si le gustaría volver a verlo.

.

.

.

—Jura decir la verdad y nada más que la verdad ante Dios.

—Sí.

Lio Bianca fue la primera llamada a sentarse al estrado como primer testigo, su nueva silla de ruedas esperándola al lado. Fue llamada como testigo del otro bando siendo amiga de Sihyoon y Jungkook no sabía cómo sentirse al respecto. La juez, una mujer bajita pero de rostro duro envejecido por los años gira su melena blanca bien planchada al pedirle al abogado rival que exponga su primer moción.

—¿Podría confirmarme si su verdadero nombre es Lio Sunmi? —pregunta el abogado de pie al estrado.

—Sí

—Nos podría explicar por qué se cambió el nombre.

—Jin me lo pidió. Dijo que era por seguridad.

—Y con razón —concordó el abogado, un hombre más joven que Junhae, vivo y calculador. Ni a Taehyung ni a Jungkook quienes se sientan del otro lado como los otros clientes les dio buena espina. —¿Es cierto que sería peligroso para todos ustedes dar su nombre real a algún cliente?

—Es cierto —contestó Bianca. Rostro firme al frente, extremidades relajadas sobre sus discapacitadas piernas. Se mantenía con una serenidad y madurez que Jungkook admiró.

—Pero tengo entendido que usted de todos modos nunca atendió a ningún cliente en ese lugar. Jamás se prestó para servicios de prostitución

—No, señor. —Bianca ama a Jungkook como a un hijo y no quiere perjudicarlo de ninguna manera, simplemente estaba siendo sincera. —El señor Kim Sihyoon jamás me pidió que lo hiciera. Me dijo que ese lugar sólo era para protegerme de quien me buscaba, no estaba obligada a hacer nada que no quisiera.

Pero es que ahí está el punto, ¿no? Sihyoon se tentó el corazón por una sola persona de entre más de cien que había ahí abajo, ¿cómo podría eso hacer la diferencia? ¿qué quiere probar?

—¿Nos podría explicar por qué mi cliente tuvo esta decencia con usted? —pidió él, ceja alzada, palma y brazo sobre la mesa frente a Bianca. El abogado es un déspota, sin duda. Taehyung le frunce el seño en molestia desde su lugar a sus espaldas.

«¿Decencia? ¿Cómo se atreve?»

Bianca le explicó asertivamente en tres oraciones la historia de cómo Sihyoon la sacó de otro prostíbulo y le salvó la vida sin saber cómo el abogado usaría sus palabras en su contra para defenderlo.

—¿Considera a mi cliente, Kim Sihyoon, una persona compasiva?

Bianca titubeó. Tenía los ojos de rata del abogado encima presionando por lo bajo. Miró el rostro sufrido de Jungkook a unos metros de ella y recordó que ella misma le había expresado precisamente eso. No podía mentir.

—Sí.

Todos los testigos presentes en la gran sala empezaron a murmurar en desacuerdo.

Entre ellos al menos veinte de los chicos que estuvieron metidos ahí abajo viéndola pasar por los pasillos en su silla de ruedas por años estuvieron dispuestos a venir para testificar contra sus exjefes.

—Orden en la sala.

Dos golpes con el mallete dados por la juez.

—Su señoría —continuó el abogado. —Mi cliente está aquí porque sus acciones han sido juzgadas en masa sin tomar en cuenta la opinión de cada uno de los individuos. —Y si esa masa en conjunto y  sin excepción está segura de que Sihyoon es un proxeneta que merece la muerte o cuando menos cárcel, ¿no debería ser suficiente para encerrarlo? —Por eso, podemos probar que tanto Kim Sihyoon como Kim Seokjin tienen un buen punto que probar aquí, que en el fondo de sus acciones hay una razón que no muchos han escuchado y no se ha tomado en cuenta.

Taehyung casi se levanta de la silla pero lo único que pudo hacer fue susurrar.

—¡Me están jodiendo! Ese hijo de… —Jungkook le puso una mano en la pierna. —Está insinuando que ese par nos obligó a todos porque tienen buenas intenciones ¿Que alguien como él puede ser un hombre “compasivo”? —burló en desdén, no podía dar crédito.

—Creo que esto no se tratará de probar que no cometieron un delito si no de que no son tan malos por haberlo hecho y merecen prórroga.

Ambos se desplomaron en su silla tomándose de manos temblorosas.

La juez preguntó si el abogado Jeon Junhae tenía algo que decir ante la moción. Entonces su primer testigo subió.

Le pidieron sus datos y formalidades.

—Señor Min Yoongi, ¿ha sido usted empleado del señor Kim Seokjin por más de cuatro años?

Yoongi se notaba muy nervioso a comparación de Bianca aunque Junhae ya había hablado con él y todos los testigos ayer. Lo que pasa es que Jimin estaba aquí, inevitablemente está claro que hoy es el día en que Jimin tendrá que saber la verdad sobre lo que hizo.

Hizo gesto de recordar aunque en su mente revuelta no estuviera totalmente seguro.

—Sí.

—Empezó trabajando como bar tender en el establecimiento llamado Bar De Luna, un lugar público y legal abierto para todo tipo de personas. ¿Cómo es que accedió a prestar sus servicios para atender a chicos que estaban siendo prostituidos diez metros debajo de esta construcción?

Jimin palideció.

—Jin me ofreció más dinero. —Le costaba mucho hablar sin dejar de mirar al abogado a los ojos porque él se desviaba a mirara a Jimin. —En ese momento mi madre seguía viva y necesitaba hacerse una operación. Dijo que no tendría que hacer nada extraño, sólo ayudar a los chicos aquí presentes a estar listos para lo que debían cada noche.

Los presentes aludidos en la sala concordaron con eso, todos saben que Yoongi siempre venía sólo por el dinero porque realmente lo necesitaba pero Jimin parado al lado de la puerta al fondo de la sala como si fuera muy intimidante guardia no lo sabía.

—Pero usted no se dio cuenta de que era un prostíbulo hasta que estuvo dentro.

—Así es. —Esa respuesta fue más para Jimin que para el abogado.

—¿Dónde se le hizo esta nueva oferta de trabajo?

—Arriba en la superficie, en el bar, me invitó un trago en su oficina y ahí me lo dijo.

Taehyung recordó en ese momento cuando Jin le hizo la oferta exactamente de la misma manera: el bar, luego su oficina.

—Dígame, señor Min. —Junhae estaba siendo especialmente amable. —En algún momento sintió que Kim Seokjin lo obligó a hacer algo.

—No.

Jin sentado en silencio junto a Sihyoon frunció las cejas en desconcierto.

—Pero cuando bajó al subterráneo, ¿por qué no se negó aunque supiera que sería un trabajo cuestionable? —Yoongi ya se había tomado el tiempo de explicarle para su testimonio hace dos días y ayer cómo había sido todo.

—No me obligó ni amenazó en ningún momento pero de alguna forma al mirarlo a los ojos me sentí comprometido a aceptar. Las palabras que usó al hacerme la oferta… Lo hizo ver como algo muy sencillo, la oferta perfecta para mis necesidades. Cuando volví a casa, estaba tan confundido, no entendí por qué había accedido a hacerlo.

Jimin también frunció su semblante, esto le olía a algo muy familiar. No recuerda el número de veces que algún criminal al que le tocó interrogar decía que se había sentido confundido y coaccionado de la misma manera, que no recordaba con claridad, todos sin excepción habían pasado de ser cómplices a víctimas en cuestión de minutos. Esto sólo significaba una cosa, su rostro se expandió dándose cuenta al mirar a Yoongi de vuelta.

Junhae le dio las gracias y se dirigió a la juez.

—Tengo en mis manos el testimonio donde más del 95% de las personas que trabajaban ahí, desde intendentes hasta víctimas, afirman haberse sentido igual de “confundidos” en algún momento de la conversación de negocios que tuvieron antes de ser contratados. —Le extendió un folder manila que la juez examinó. —Además el cómo poco a poco la mayoría de trabajadores terminaron haciendo más cosas que lo que les pagaban, cosas que una persona no haría en su sano juicio.

Y ahí es donde Junhae tenía un as bajo la manga que usaría sólo de ser necesario, no le conviene atacar directamente a su oponente y mostrar sus cartas tan rápido, por ahora esperaría, pero él sabía perfectamente la razón de esa confusión.

Continuó con su moción.

—Aquí está la transcripción de las entrevistas que fueron hechas hace una semana a todas las personas que se prostituyeron debajo de ese establecimiento. —Le tendió otro archivo, la evidencia escrita que reunió Jungkook en su grabadora. —Las casi cincuenta víctimas entrevistadas concuerdan haber sido reclutadas y mantenidas bajo tierra por medio de manipulación por parte de Kim Seokjin.

Jin empezó a sudar frío.

—Pido permiso para llamar a un segundo testigo al estrado —pidió Woo Seung, el otro abogado cuando fue su turno. Estaba muy satisfecho de tener un argumento para refutar esa moción.

La juez aceptó, aún muy intrigada por el punto del Jeon más grande.

El extranjero Garrett subió al estrado ahora.

Taehyung se encogió en su asiento abriendo los ojos en una expresión de sorpresa que se volvió de odio al ver la mandíbula rígida del perfil de Garrett como siempre la apretaba cada vez que se sentía la gran puta cosa. Si ese idiota abre la boca están perdidos.

—¿Nos podría decir cuál fue su oferta de trabajo y cómo fue que Jin se la ofreció? —Woo Seung puso sus cartas sobre la mesa.

Garrett levantó el rostro por fin pero para sorpresa de Jungkook y Taehyung, este no se veía tan orgulloso como habían pensado, no se estaba jactando ni se regodeó cuando respondió la pregunta. Su aura se mantuvo seria y difícil de leer.

—Jin fue extrañamente claro desde el principio, en ningún momento me sentí confundido. Por supuesto que no acepté pero siendo extranjero y sin papeles o forma de obtener un trabajo decente, fue muy atractiva la oferta de tener un techo y comida todos los días sólo por el precio de atender unos cuantos clientes, así que volví. Me hizo promesas.

La pareja confirma que Garrett es un bastardo, Taehyung se aseguró de articulárselo inaudible desde la mesa hasta donde estaba sentado. El Garrett avergonzado y humillado en el escenario la noche de la emboscada fue muy diferente a este y la palabra “hipócrita” llenó la cabeza de Taehyung. ¿Ahora qué se trae?

—¿Mi cliente cumplió esas promesas?

—Al pie de la letra, sólo por eso me quedé. Me aseguró que jamás me obligaría a nada y yo accedí con la condición de que cuando las cosas se pusieran raras me dejaría ir.

Eso era cien por ciento cierto, Garrett y Jin lo saben muy bien, habían hecho un acuerdo y Seung se agarró de eso pero por algo no le siguió haciendo más preguntas.

Junhae resopló para sí mismo con una media sonrisa divertida a las palabras de Woo sin que nadie lo viera.

—Su señoría, creo que está claro que ese 5% que queda, puede tener peso. Kim Seokjin no tenía la intención de ocultar sus razones, de ser así. ¿Por qué se las diría a uno de sus empleados, sin filtro, si este fácilmente podría comunicarlas a todos? —Fue una pregunta estratégicamente retórica porque sabía que su respuesta no estaría a su favor. Garrett también lo sabía, de lo que Woo no estaba enterado es que Junhae estaba un paso adelante. —Si hay una excepción, podemos concluir que mi cliente no tuvo un patrón de conducta manipuladora si ilógicamente se rompió con Garrett. Está claro que su propósito no fue un interés personal si no darle un hogar y cubrir las necesidades básicas de un joven extranjero incluso si debía dejar claro desde el principio por cuáles medios sería.

El propio Garrett reconoce que esa época tan difícil que pasó cuando llegó a Corea fue una luz al final del agujero y aunque ahora frente a un juzgado se siente culpable de decirlo en voz alta, fue su realidad en su ignorancia. La vida en su país natal del que huyó era mata o muere. Y nada es peor que la muerte.

—Es su turno de llamar a su testigo, abogado. —La juez se dirigió a Junhae.

Para sorpresa de todos, este no dejó que Garrett se bajara del estrado. Los abogados defensores tienen el derecho de interrogar al mismo testigo cuantas veces sea necesario.

—Señor Mekiavek Elijah, ese es su verdadero nombre, ¿verdad? —El moreno de cabellos castaños con mechones ligeramente teñidos a rubio confirmó, listo para responderle como  acordó con él.

—Yo no dudé en ningún momento que usted estuviera respondiendo con la verdad. Jin le ofreció dinero que usted necesitó en su momento y llegaron a un justo acuerdo mutuo, ¿pero ese acuerdo se mantuvo bilateral los tres años, ocho meses y dieciocho días que usted estuvo en ese subterráneo?

La experiencia de Junhae dominando casos se notaba a leguas. Garrett entrelazó sus morenos dedos entre sí sobre su regazo con la mirada fija al horizonte de la sala, no estaba listo para hacer contacto visual con nadie.

—No, las cosas cambiaron. —Eso es lo que Woo no se había arriesgado a preguntar.

—¿Quién o qué cambió? —Junhae se llevó las manos detrás de la espalda de pie frente al estrado y el testigo.

—Jin, nuestro contrato, su forma de hablarme y lo que pedía —respondió simple.

—¿Cómo es que el señor aquí presente cambió, a su parecer?

—Dejó de ser paciente. —Garrett se rehusaba a bajar la mirada, sus ojos estaban fijos en el pilar de mármol al fondo de la sala. —Se hizo exigente, gritaba, fue intimidante.

Jungkook se enderezó en su silla.

—¿Es por eso que no se fue aunque podía?

—Si —declaró. —Él me amenazó.

El abogado rival, Jin y hasta Kim Sihyoon levantaron la cabeza en todo un trío de poemas de gestos sorprendidos.

—¿Será mucha molestia si le pido que nos cuente cuáles fueron esas amenazas?

Entonces Garrett o mejor dicho Elijah destrabó su postura y se dedicó a mirar a una única persona…

—Me pidió que saboteara a Jungkook. —Después miró al novio de Jungkook. —Luego quiso que pusiera a Taehyung en su contra. Nunca supe por qué Jin no quería que fueran pareja, a mí me daba igual. —Hubo miradas en la sala, los expresivos ojos de Tae dándose cuenta de muchas cosas al tomarse el tiempo para mirarlo bien esta vez. —Al principio me sobornaba con “días de abstinencia”.

—Nos podrías decir qué significa eso por favor.

Agachó la cabeza mirando sus manos.

—Es un día libre, unas cuantas malditas horas sin tener que joder a nadie o ser jodido por viejos sucios y enfermos.

—Señor Elijah, le pediré que se abstenga de usar palabras altisonantes dentro de esta sala.  —La juez le llamó la atención con voz firme y autoritaria. —Es su primera advertencia.

—Lo siento. —Ignoró las caras de asombro y siguió explicando. —Cuando empecé a negarme ya no se oía muy benevolente. Amenazó con echarme a la calle.

—¿Por qué salir de ese lugar podría ser una amenaza? —No es que Junhae no supiera, quería que todos se enteraran y a decir verdad, Garrett estaba encantado de cooperar.

—Un chico. Todos sabíamos lo que le había pasado a un chico que salió por tener una ETS. Dicen que lo encontraron muerto al día siguiente. Porque “una vez que entras, estás fichado”. —Los presentes concordaron con él. —“Si sales, ¿crees que sobrevivirás un solo día ahí afuera? me dijo.

—¿Y a usted le consta? ¿Usted conoció a ese chico personalmente para corroborarlo?

—No.

—Su señoría, también entrevisté a todos y cada uno de los noventa y cuatro chicos al respecto, ninguno afirma haberlo visto o conocido. —Junhae pivoteó en un pie de vuelta a Garrett. —¿Dirías que el señor Kim Seokjin te intimidó con esa historia y amenazas para mantenerte ahí abajo?

—Sí, se pone agresivo cuando no se hacen las cosas como él quiere. Me dijo muchas cosas durante esos casi cuatro años. —Garrett y Taehyung cruzaron miradas en ese instante y su tono cambió enseguida, vaciló. —Tenía miedo a defenderme o contradecirlo de alguna manera, lo que me decía me dejaba con la sensación de que era mejor sí sólo agachaba la cabeza, puro instinto de supervivencia.

Garrett terminó con rostro flojo, arrepentido ya sin mucho valor. Miraba a Tae con un rostro titubeante, pedía perdón, Garrett estaba pidiendo por su perdón.

El de cabello azul recordó lo de hace dos días otra vez y fue poco decir que ahora cobraba sentido. Haberlo visto siendo humillado en público frente al escenario ese último día fue… Garrett había hecho un sacrificio por todos para que el plan saliera bien, ahora podía comprender y él sintió una horrible lastima. Garrett sólo había sido uno del montón de peones de Jin igual que todos.

—Tengo conmigo el testimonio de todos los testigos presentes aquí en el que afirman haber sido amenazados e inducidos de alguna manera a hacer lo que Kim Seokjin quisiera por medio de tretas, palabras rebuscadas y mentiras deliberadas para “control de las masas”. Un tercer archivo llegó a las manos de la jueza, esta se puso los lentes de nuevo y habló mientras ojeaba.

—Abogado defensor, ¿tiene algo que decir frente a esta moción?

Woo se puso de pie titubeando en su silla y de palabra, no había nada en sus papeles sobre eso. Su voz vaciló al improvisar.

—Bueno, el que ninguno de estos jóvenes haya conocido al presunto chico, no significa que mi cliente haya mentido y que no estaba tratando sinceramente de protegerlos de salir al mundo exterior y enfrentar sus peligros sin experiencia.

«Vete a la mierda», gritó Jungkook en su interior.

La juez de giró a mirar a Junhae consciente de que Woo había dudado al hablar, sus ojos saltones viraban de uno a otro con nervios que lo delataron. Junhae tiró de la solapa de su traje.

—Bueno, por qué no le preguntamos personalmente al chico que todos tenemos la curiosidad de conocer.

Todos se giraron estupefactos en su silla al ver al mismísimo chico en vida entrando a la sala en medio del silencio, el chico que hasta este instante era sólo un fantasma, una lápida, una leyenda. Pero estaba aquí en carne y hueso, vivo. Se veía asombrosamente pequeño y joven mientras era empujado sobre su silla de ruedas por la rampa hasta al estrado hasta ocupar el lugar que Garrett anonadado había dejado libre, los presentes atónitos.

El silencio fue sepulcral de la impresión, todos susurrando de asombro.

El joven se veía dolorosamente acabado, manos y piernas engarrotadas hasta encogerse sin poder ser extendidas, rostro seco y demacrado. Era insaludablemente delgado y flacucho que hasta parecía un pequeño chico de menos de veinte pero a juzgar por su rastro de barba debía tener muchos más. Las clavículas y huesos de su rostro lo hacían ver como un esqueleto apenas forrado de piel. Y a pesar de todo, esbozan a una sonrisa ladina con una chispa en sus ojos hundidos dentro de esos halos de piel oscura y ojeras.

Junhae se acercó respetuosamente a él como su nuevo testigo.

—Nos gustaría mucho conocerte.

El abogado le sonrió amable y el joven no dudó en devolverle la sonrisa con tono elocuente para nada de acuerdo con el silencio que estaba penetrando la sala.

—No hay pro-pro-blema.  Mi nombre es Kyungmin, ecs-prostituto que trabajaba para Kim Sihyoon y su subgerente Kim Seokjin hace… cuatro años y medio. —Kyungmin levantó cuatro dedos en alto. —Y sí, tengo una ETS. —Entre todos los presentes sentados en alguna de las filas de las tribunas, Hoseok desvió la vista cerrando sus ojos en silencio. —Salí o me “dieron la patada a la calle”, como quieran llam-llamar-llamarlo y…. supongo que vine aquí a decir que no morí. Eso está genial, ¿no?

Los presentes no cabían de la impresión. Layla, Jenni, Taehyung; sobretodo Hoseok. No lo podían creer, se llevaron una mano a la boca en jadeos de sorpresa. Tanto tiempo dejándose engañar por esa historia.

El abogado rival y sus clientes están perdidos.

—Gracias, Kyungmin. Prometo ser breve. Sólo necesito hacerte una pregunta: después de contraer esta enfermedad, ¿cuál fue la verdadera razón por la que saliste de aquel prostíbulo?

—Me contagie hace… —Hoseok notó que tenía dificultades para recordar, con la memoria en general, —seis años, al cuarto año de entrar. Jin no me dejó ir por las ganan-ganancias que le generaba. Me obligó a quedarme dos años más, dijo que me darían tratam-miento pero no funcionó. Medio año seguí atendddiendo clientes estando enfermo.

Los testigos se perturbaron, arrugaron su rostro en un gesto de asco y otros miraron a Jin con repulsión sin tentarse el corazón.

—Me imagino que en ese entonces no te sentías tan mal como para hacerlo.

El chico tardó en contestar el comentario, su cabeza giraba hacia los lados y al techo con déficit de atención como si persiguiera una mosca. A veces daba la sensación de que estaba en otro lado aunque se veía que sabía muy bien que se encontraba en un tribunal y la seriedad del asunto.

Su boca se quedó atrás cuando quiso responder y luego su lengua también al trabarse con sus propios dientes.

—Es correc-cto. Jin me exprimió hasta que el dolor de las llagas en mi pene se hizo inso-portable y los clientes se podían molestar. —No había sido despectivo ni grosero, mucho menos gracioso, solamente era como si Kyungmin tuviera el filtro de comunicación social descompuesto y no se hubiera dado cuenta de lo incómodo que había sonado eso ni que hizo arrugar la nariz del horror a varios. —Acabé en cama, mejoré, el médico le explicó a Jin que pasaría un tiempo asin-asin-asintomático, meses, aprovechó y por eso no me dejó ir. Hubo más clientes, usé analgé, anal-gésss, pastillas para el dolor hasta que pasé a la tercera etapa del sífilis. Me botaron hasta que tuve pro-problemas para caminar, trabarme con las palabras y olvidar las cosas. Afuera mi mayor amenazza era mi propio cuerpo, ninguna mafia me estaba esperando afuera, fue mi propio daño cerebral lo que casi me mata.  

—Tengo entendido que jamás tuvo problemas con que alguien lo interceptara al salir o regresar a casa.

Kyungmin bufó.

—Claro que no. Fui al hospital, me atendie-ron, me dieron dinero, bla bla bla y hasta ahorita después de… —contó con los dedos, —diez años es que realmente alguien me molesta con algo de buen drama.

Kyungmin y Jin cruzaron miradas por primera vez desde hace diez años. El joven que ahora es un hombre de al menos unos treinta, aún con su cerebro fracturado y mala memoria pudo reconocerlo, creyó recordarlo más empoderado, ese traje de prisionero no le queda y el naranja definitivamente no es su color. Aunque no lo dijo en voz alta y algo se removió en su interior al traer al frente de su corazón todo lo que sufrió por culpa de Seokjin, estuvo seguro de una sola cosa: puede perdonar, solamente por eso había accedido a venir, la verdad tiene mejores cosas que hacer con su vida que estancarse en algo que ya pasó, su vida es muy corta como para perderla sintiendo rencor. Hoy pudo cerrar su capítulo al contribuir a la justicia, aún pudo serle útil a esta sociedad.

—Muchas gracias Kyungmin, no queremos abusar del gran esfuerzo que sabemos estás haciendo para estar aquí. —El joven maduro en años le dio un asentimiento de cabeza y por fin rompió el contacto visual prestando atención a otras cosas por encima de su cabeza. —Me tomé el atrevimiento de prestarle meticulosa atención al estado físico del señor Kyungmin y pedí una copia de sus estudios clínicos. —Otra carpeta más para añadir a las que la juez iba apilando con interés. —Médicamente, Kyungmin tiene la credibilidad suficiente para servir de testigo confiable ante este tribunal por si alguien estaba dudando de su capacidad.

Con medida frialdad rígida, Junhae le dio una clara mirada de advertencia a Woo de que si abría la boca y acusaba a su testigo de mentir o ser incapaz de ser un testigo legítimo, se las vería con él.

.

.

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Reacomodó el botón de su saco al ponerse de pie una siguiente vez.

Como un buen hermano y abogado estudiado en una de las mejores escuelas de criminalística, Junhae estaba logrando que el caso fuera resbalando como cuchillo caliente en mantequilla. Fue un golpe bajo para el bando contrario que Junhae haya conseguido hablar con el Doctor Seuhwoo en persona, el doctor que se había encargado de todos y cada uno de los chicos de ese subterráneo. Este que se encuentra sentado al estrado ahora.

—Me gustaría mucho que nos explicara en términos universales cuál fue el diagnóstico del señor Kyungmin y cómo se llevó acabo su rehabilitación dentro del burdel si es que hubo alguna.

El Doctor Seuhwoo miró a los presentes con vergüenza, había accedido a venir aunque fuera con la cabeza gacha arrepentido por todo lo que no había hecho cuando debió.

Con voz seca y cansada explicó qué pasó al momento de que Kyungmin contrajera la enfermedad:

“No se le dio tratamiento adecuado”, aclaró.

“Mi jefe me obligó a darle simples analgésicos para el dolor, no algo apto para que contrarrestara el virus. Lo llamó un gasto innecesario”.

Se sintió culpable al decir que había aceptado un soborno a cambio de su silencio. Aclaró que hubo momentos en que Jin lo amenazó también.

Igual que a todos.

Los ojos de Jungkook empezaban a temblar de la impotencia con un tic en el ojo al sentir que tenía justo al otro lado a un completo adefesio de ser humano y un completo desconocido que había dicho ser su hermano.

“Para el cuarto año, Kyungmin llegó a su límite. La etapa tres estaba muy avanzada y yo sabía que poco le faltaba para que el virus empezara a causar daño en su corazón o cerebro, daños que le llevarían a tener una vida miserable”.

Seuhwoo miró al chico que conoció desde sus tiernos dieciocho años retorcerse arrático sin ser consiente de sus propios espasmos sentado en esa silla de ruedas a unos metros de distancia y su corazón se rompió en culpa.

“Si tan sólo hubiera hecho algo antes o llamado a la policía, él no estaría…” “Estaba dispuesto a perder mi título con tal de acabar con su sufrimiento y al final lo enfrenté. Traté de ser razonable con Jin pero cuando las amenazas se fueron de mi carrera hacia mi familia, no supe qué hacer”, Seuhwoo sentía lastima por ese chico indefenso que tuvo que sufrir por su cobardía, sentía lastima por sí mismo.

“Los guardias me vigilaban todo el tiempo y lo siguieron haciendo cada vez que un chico se contagiaba. No me dejaba acercármeles a revisarlos porque sabían que me tentaría el corazón”.

Entonces Seuhwoo pensó en Hoseok, la historia se volvió a repetir, es por eso que esta vez quiso ponerle un alto antes de que fuera demasiado tarde.

Por la misma razón, varias veces Yoongi tuvo que fungir de médico para cuidar de ellos.

No era algo que tuviera que decir para al caso pero…

—Lo siento mucho, de verdad, a todos. No saben cuánto. —El doctor Seuhwoo se tomó la boca con dos palmas balanceándose hacia adelante en reverencias con mil y un disculpas que aún así sentía no ser suficientes para compensar todo lo que hizo; tratando de hacerles llegar su sincero arrepentimiento a todos y cada uno de los chicos que le tocó la suerte no sólo de tratar sino de conocer, cuidar y encariñarse. —Si pudiera regresar el tiempo para hacer algo, lo haría.

Con pesar, el doctor regresó a su lugar en las gradas de madera, se sentó pasando una mano por su cabello oscuro como el carbón chispado de canas por el estrés. Al momento, los chicos que estaban sentados detrás se inclinaron a palmearlo en los hombros mirándole con compasión, perdón.

Fue Taehyung quien giró su cuerpo por completo y con una mirada suave le susurró desde ahí un “Gracias” dándole el descanso que su conciencia necesitaba.

.

.

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Jungkook entendió por qué al entrar al oficina de Jin en medio del caos la había encontrado saqueada. Junhae tenía en sus manos una copia de varios archivos.

—Antes de que las instalaciones fueran destruidas, recuperamos el historial y estudios médicos de muchos chicos que se cruzaron por ese infierno. Resulta que el doctor no fue el único amenazado, muchos fueron despedidos o peor, por no mantener la boca cerrada. Parece que Kyungmin no fue el único que contrajo una ETS. —Los ojos de Junhae no cedían ni vacilaban al mirar a Woo, retando a llevarle la contraria. —Recibir atención médica inmediata es un derecho del ser humano en casi todos los doscientos treinta países y negarlo además de cometer negligencias durante un proceso médico es un delito que se castiga con dos años de cárcel, cinco si el paciente muere. Creo que lo que procede aquí está implícito.

—Muy bien señor Jeon, gracias por su objetiva aportación.

Los argumentos de su enemigo le fueron tirados a la basura. Woo cedió a la moción sin nada más que decir al respecto pero todavía fue lo suficientemente infeliz como para abrir una nueva: que “ninguno de los chicos vivió en malas condiciones”, pero el argumento seguía siendo absurdo si tomamos en cuenta con qué se compara. Es como creer que se es afortunado de tener comida podrida si siempre se ha comido gusanos. Jungkook se removió incómodo en su asiento recordando lo mal que había estado por pensar antes así.

Y talvez se entendía a dónde quería llegar Woo, no es un secreto que cuando la prostitución se ejerce en un lugar insalubre, inseguro y hostil, se agregan más años de cárcel al proxeneta responsable pero eso ya era mendigar de una forma muy humillante hasta para él aunque pueda lograr que Sihyoon como dueño remoto y no enterado de mucho según dicen, se pueda salvar de unos cuantos años que no valen ni el papel gastado para la evidencia.

En cambio Jin ya se había rendido de luchar hace mucho por seguir ocultando sus verdaderas intenciones pero sigue rogando con las manos esposadas apretadas debajo de la mesa que pase lo que pase, Jungkook no debe enterarse de la verdad por medio de otros.

—Cada individuo firmó voluntariamente ese contrato y accedió a todo lo que trabajar ahí implicaba sabiendo las consecuencias.

Como la rata repugnante que es, Woo se estaba metiendo en un hoyo del que no sabía no podría salir pero sabe muy bien que la ley también condena a los prostitutos voluntarios.

—Que bueno que se menciona porque tengo aquí una copia del contrato del que tanto se habla. —La juez recibió una copia. Woo casi tira todos sus papeles al suelo haciendo una rabieta. —La redacción es rebuscada, confusa y está planeada para ocultar muy bien las partes que podrían asustar o abstener a una persona de firmarlo. —Tomó aire con paciencia. —Si vamos a tratar este caso como simple “abuso laboral” y no como un claro abuso a los derechos de libertad y dignidad humana, entonces contemos esto como falta de “transparencia laboral”, lo que también es un delito.

Nadie tuvo nada qué decir al respecto, se les acababan las opciones. Woo se sentó en silencio y pensó, necesita desviar la atención, sino de una manera y otra acabarán con cadena perpetua.

A Sihyoon en realidad le importaba un carajo. A estas alturas lo que único que quería era ver a su hijo, le busca la mirada y Taehyung puede sentirla penetrante sobre su hombro aunque Jungkook esté sentado interponiéndose entre ellos. Le negó por completo su atención, no va a mirarlo, él no es su padre, no se lo merece.

El caso estaba casi cerrado, la audiencia llegaba a su fin.

Se dio un descanso de quince minutos antes de dar esto por terminado después de que se interrogué a las principales víctimas por protocolo. Los presentes soltaron suspiros de tensión susurrándose entre sí, murmurando en espera y Jimin ya estaba en los brazos de Yoongi acunando su rostro y asegurándole la buena persona que seguía siendo sin importar lo que pasó, que dejara de preocuparse, que no estaba molesto con él por nada. Todo lo que debían aclarar en la intimidad de su hogar sobre las decisiones que alguna vez tomó respecto a su forma de ayudar a su difunta madre podría ser negociable siempre y cuando Yoongi siguiera siendo el mismo chico del que se enamoró.

Después de darle un abrazo y un beso en la cabeza a Taehyung, Jungkook se levantó para acercarse a su hermano entre el murmullo expectante de la sala. La juez se había retirado unos minutos, Junhae repasaba sus notas y transcripciones en otra mesa.

—Se puso divertido —dijo su hermano con sarcasmo. Jungkook pudo sentir su aura caliente como si se estuviera asando dentro de su propio saco, el sudor que le vio correr por sus patillas oscuras lo delató. No sabía que un hombre como él pudiera sentir nervios. —Lamento que no podamos acelerar esto y debas subir al estrado. Woo es un bastardo sin vergüenza, cínico, incompetente y para colmo sabe hacer la suficiente guerra como para disfrazar su ineptitud con argumentos mediocres. —Su hermano mayor sacaba y metía papeles de su maletín negro con ansiedad porque todo saliera conforme al plan, no podía fallarle. —Tranquilo, lo tengo todo bajo control —repitió Junhae. Eso fue un comentario más bien para sí mismo.

Jungkook detuvo sus movimientos tomándolo de una muñeca, quiso decirle: “Sé que así será”, “Siempre has sido el mejor”, “Lo estás haciendo muy bien”, pero la falta de práctica al dirigirse a su propio hermano le hizo descartar las palabras por completo. Se le acercó un poco más y pidiendo su atención lo atrajo en un fuerte abrazo que duró más de lo que admitiría, Junhae se quedó quieto.

—Gracias —dijo fuerte y claro contra su hombro. —Me salvaste la vida, ni siquiera sé cómo pagarte.

Después de unos segundos, su hermano mayor le regresó al abrazo con la misma fuerza y calidez. Dos pares de cabezas oscuras casi gemelas apretándose con fraternal cariño.

—Vuelve a casa y con eso tendré suficiente.

Casi seis años después y aunque en un tribunal, Jungkook puede ver a su hermano con otros ojos, ese verdadero hermano que tampoco es de sangre pero a diferencia demuestra con acciones legítimas que puede ser la familia que no tuvo al ayudarlo en el último tramo que deberá cruzar al salir del agujero.

Continuaron hablando durante el descanso después de eso, mientras tanto un pequeño Hoseok se escabullía entre la gente con las manos inseguras a la altura de su pecho. Cruzó su fila, bajó los escalones hacia el jurado y en uno de los pasillos a los bordes de la sala tocó el hombro de un señor alto y ancho con timidez. Este se giró hacia él.

—Hola, mmm… Me llamo Jung Hoseok, mucho gusto. Yo…. Me gustaría hablar con él por favor. ¿Podría?

Kyungmin se asomó la cabeza por detrás del hombre ancho que lo cuida y empuja su silla.

—¡Por supuesto! Mi sobrino y yo estábamos a punto de irnos pero todavía hay tiempo. —El hombre canoso resultó ser más amable de lo que pensó. —Te lo regalo unos segundos, iré a por un poco de café.

Con una sonrisa amigable se fue agradecido de poder descansar de su sobrino un rato.

Hoseok no supo muy bien por dónde empezar cuando se quedaron solos. Se presentó de nuevo, no estuvo seguro de si darle la mano y si este podría físicamente tomársela, así que sólo le sonrió con una incomodidad que Kyungmin no podía procesar o no le importó.

Se veía mucho más joven de cerca, casi como un pequeño niño delgado y frágil de treinta años, su cabello estaba demasiado corto y Kyungmin se veía muy serio comparado a su propia mata naranja deslavada y seca. Trató de romper el hielo primero y no ser directo pero entre su desesperación y enojo frustrado, no lo logró.

—Yo también tengo una ETS —soltó de pronto.

—¡Felicidades!

Hobi le miró con un gran siglo de pregunta sobre su cabeza, frunciendo la comisura de delgados labios. Parado frente a él mirándolo hacia abajo sentado en su silla de rudas fue más evidente su déficit, tiene la atención de un cachorrito e incluso en los momentos en que Kyungmin sí lograba mirarlo a la cara, entrecerraba los ojos como si estuviera tratando de leer un letrero que está muy lejos.

—Mmm, creo que no me entendiste. Tengo una enfermedad degenerativa —explicó Hoseok.

—Bien por ti —repitió. —Y yo tengo un perrito. Normalmente no es lo primero que le digo a la gente cuando la conozco pero… qué bien.

Hoseok iba a rendirse e irse resignado pero en su lugar esbozó una sonrisa entendiendo su sarcasmo, Kyungmin tampoco sabe modular su voz como para hacer su ironía obvia. Carencias sociales.

—No quería incomodarte, es sólo que cuando te vi, creí que podrías… Me lo acaban de diagnosticar hyung y aún no sé cómo sentirme al respecto. Pensé que talvez podrías…

Hoseok creyó que Kyungmin podría algo así como darle el pésame o empatía dado que usaban la misma marca de zapatos pero Kyungmin realmente no entendía cuál era el problema de su enfermedad porque para él ya no era uno.

—No lo sien-tas. Vive.

—¿A qué te refieres?

—Si no hay qué hacer, no puedes cambiarlo. Dos años de mi vida negando hasta que entendí que simple-ple-ple, odio esa palabra; que debía olvidarla. Vivir.

—Pero los síntomas te deterioran. —Hoseok no entendía cómo es que a pesar de sus precarias habilidades de comunicación, Kyungmin se veía tan relajado.

—No por eso voy a lamen-tarme todos los días. Sé que eventualmente perderé el habla o tal vez mis fuerzas pero no por eso dejo de usarlos de una vez. Yo hablo mucho. Hablar se siente bien. Lo aprove-echo.

Hoseok se tomó un tiempo para reflexionar en sus palabras.

—Quisiera tener tu actitud.

—Y yo tus piernas.

Hoseok se congeló, hasta que vio que Kyungmin sonrió, entendió que era una broma y pudo reír también. 

No siempre se tiene lo que uno desea, pero definitivamente a algunos les va peor, se debe valorar lo que sí se tiene.

Kyungmin miró al techo unos segundos.

—No te tumbes solo, no se lo pongas fácil a la vida —regresó su vista a él, poniendo intención en no trabarse en lo último. —Eso dice mi tío, pero en palabras mías, “la vida es una perra, eres poco hombre para controlarla o te la follas”.

Hobi dejó salir un bufido y luego una risa auténtica de esas que contagian. Notó el reflejo que tiene Kyungmin por rascarse la palma de una mano con las yemas de la otra, seguramente porque ahí también se llenó de llagas. Debió de ser duro para él y aún así presta atención a otras cosas, se ríe, es auténtico, optimista y se burla de su propia tartamudez.

Si él pudo…

Kyungmin perdió fácilmente el hilo de la conversación, empezó a divagar hasta que su tío volvió por él. Se despidieron con una sonrisa amigable y se llevó a su sobrino haciendo escándalo por los pasillos porque según él, descubrir a qué sabe el “café de tribunal” como en las películas era uno de los renglones en su lista de cosas por hacer antes de morir.

—¡A rancio y a drama! —gritó llamando la atención de la gente. —¡Tienes suerteee! —fue lo último que le gritó a Hoseok desconcertando a todos antes de ser empujado en su silla a través las pesadas puertas de salida.

¿De verdad la tiene? ¿Suerte? Talvez la tenga o puede empezar a buscarla con tal de hallarla.

.

.

.

Taehyung y Jungkook serían los siguientes interrogados y después los acusados.

Jungkook fue el primero en dar su testimonio al reanudar la sesión. Tener a su hermano haciéndole preguntas en su papel de abogado, serio y profesional fue algo nuevo para él, no se sintió intimidado pero le hizo recordar lo importante que era esto. Taehyung lo observaba desde su lugar en el jurado pidiendo que se cuidara, hacía gestos de que tomara aire profundo y no se pusiera nervioso, que todo saldría bien.

—Me sacó de la calle, esa habitación fue la mejor que he tenido nunca si lo comparamos con dormir en el suelo o despertar siendo golpeado por el novio de mi madre. —Jin levantó el rostro rápidamente de la mesa y bajó sus manos esposadas a su regazo con sorpresa, pero contrario a lo que pensó, no hubo sentimientos la forma en la que Jungkook lo dijo. No lo estaba defendiendo. —Me decía una y otra vez que yo era diferente, que yo no merecía esto, que algún día me sacaría. Talvez abrí los ojos muy tarde, Jin me metió en una burbuja mientras los demás sufrían en lugar de mi.

Jin quiso gritarle hasta su lugar que todo lo que había hecho había sido para protegerlo, que entendiera. Pero no le salieron las palabras, era un cobarde, sabía que Jungkook ya no quería tener nada que ver con él. Ni siquiera se ha dignado a mirarlo todavía.

—Tengo entendido que ustedes eran muy cercanos.

—Era mi hermano —se adelantó a decir sin una pizca de emoción en su voz, rostro en alto y al frente.

—Aún así, ¿consideras a Jin culpable?

—Sí. —Estaba declarado y no lo podía devolver, un “sí” que dio oficialmente por terminado su “parentesco” y relación con él, era irreversible. Y Jungkook no dio más explicaciones.

Jin se tomó la cabeza con las manos y codos sobre la mesa sabiendo que jamás iba a recuperarlo.

—Si el Señor Kim se atrevió a traicionar a su propio hermano por intereses egoístas, ¿qué nos garantiza que no lo haya hecho con todos los que se han cruzado en su camino? —Junhae se dirigió a la audiencia. Los chicos en las tribunas asintieron muy de acuerdo.

Minutos después fue el turno de Taehyung, para cuando ya estaba arriba apunto de dar su testimonio también, Sihyoon aún no entendía para qué necesitaban interrogarlo. De todos, el de cabellos azules fue el que menos se tentó a decir la cruda verdad. Sihyoon se retrepó en su silla con rostro atento.

Woo fue el primero en interrogarlo. Se paró frente a Taehyung con semblante altanero y rebuscado.

—Díganos Señor Kim, —le alzó una ceja con superioridad disfrutando mucho lo que iba hacer, su último movimiento, —¿no es cierto que usted mismo le rogó a su jefe que le permitiera trabajar ahí?

Todos se quedaron muy callados, ojos abiertos, Jungkook cerró los suyos sabiendo que todo estaba apunto de irse a la mierda. Sería un golpe público a su dignidad y Woo lo sabía.

Por otro lado, Sihyoon era la misma bola de nervios sólo que no dejó que nadie lo notara, fue su culpa que Taehyung terminara metido ahí y todo se saliera de control, debió haberlo previsto, debió protegerlo. Negaba con la cabeza arrepentido de haber tomado esa medidas con él…

Tae titubeó.

—Si.

Cerrando los ojos por una milésima de segundo apretando los labios en una fina línea recordó el error más grande de su vida.

—¿Y disfrutó haber huido de casa por fin para poder moverse entre gente adulta; hacer dinero y sentirse atractivo para todas esas personas? —La barrera indiferente de Tae se cayó ante la trampa que Woo le tendió. No tiene idea de cómo pero al parecer Woo sabe más sobre él de lo que creía. Tae tartamudeó al abrir la boca pero Woo lo interrumpió con altanería. —Porque de no ser, creo que estas fotografías dicen lo contrario.

Se acercó a su asiento y en la mesa le deslizó un paquete de fotografías impresas, las fotografías de la sesión que Jungkook le había tomado. Ese había sido el día que sintió su primera conexión con él. Por supuesto que lo había disfrutado y mucho pero no por lo que creen. Le quemó que se atreviera a usar eso en su contra.

Todos se inclinaron sobre sus asientos al ver que Tae se había quedado sin palabras, su rostro se volvió pálido y quiso gritarle. Levantó la vista a Jungkook pidiendo ayuda, su novio sintiendo sus nervios como si fueran suyos. Incluso Garrett lo miró con pena. 

Lo único que pudo hacer fue agachar la cabeza con vergüenza, sin mucho que decir.

—Si.

—¿Usted mismo accedió a prestar sus servicios? ¿No es cierto que estuvo dispuesto a prestar su cuerpo a la prostitución?

Jungkook apretó los puños sobre sus muslos con impotencia, quería poner una mano en su cuello, apretar y quitárselo de encima. Ver su rostro rojo y ojos brillantes negándose a penas a dejar salir lágrimas le hizo querer correr hasta él y tomarlo para llevárselo de ahí para que nadie le hiciera daño. Sabía que llorar frente a todos sería tocar fondo para Taehyung.

Miró a Junhae por ayuda frunciendo sus cejas en preocupación. Este le miró serio a dos sillas de distancia y le levantó una palma por abajo pidiendo que fuera paciente.

—Sí. ¿Cuál es tu punto? —Taehyung levantó la mirada impidiendo que las lágrimas se consumaran hasta caer, obligándose a mantenerse fuerte. No es el mismo cobarde de antes.

Dándole las fotos dentro de una carpeta a la juez, Seung habló.

—Como él pueden haber muchos. ¿Cuántas personas prestan sus servicios a la prostitución voluntariamente afectando nuestra integridad y valores como nación? ¿Cómo sabemos que este no es otro caso en el que el individuo se hace víctima para aprovecharse de su jefe ahora que todo a salido a la luz? No es un secreto que las víctimas recibirán una compensación pero si todo fue consensuado, habrá multas y condenas por igual. —Taehyung lo fulminaba hirviendo con la mirada y Woo lo ignoraba olímpicamente. —Mi compañero Jeon Junhae no es el único que tuvo la oportunidad de entrevistar a los involucrados. Dicen haberse sentido engañados pero eso es sólo su percepción, su palabra contra la de mi cliente. La única realidad de la que tenemos pruebas físicas son los contratos que todos firmaron con gusto. Además, todos afirman que las condiciones en las que vivían eran de calidad, lo que les abstuvo varias veces de salir cuando libremente pudieron. Mi cliente no hubiera retenido ni privado de su libertad a nadie si ellos hubieran querido irse. —Con las manos detrás de la espalda, esbozó una discreta sonrisa ladina. —¿Cómo es que de pronto se declaran víctimas ante un tribunal si todos cedieron su libertad ante un acuerdo con su jefe, bajo excelentes condiciones materiales, un trabajo, protección y ahora lo acusan de privación de los derechos humanos?

La juez se quedó pensando un segundo. Le agradeció la moción por protocolo y hojeó el material que tenía en sus manos.

—Su señoría, pido permiso para acercarme al testigo. —La mujer le concedió pero con sus reservas, Sihyoon no muy de acuerdo tampoco pero no tuvo opción.

Jungkook casi se levanta de su silla al verlo dar un paso. Poniendo ambas manos sobre la mesa, Woo se acercó a Taehyung hasta susurrarle.

—Gracias por tu cooperación bonito. Tus problemas con tu padre son una lastima, triste que el tiro te haya salido por la culata.

Tae le negó la cara haciéndose hacia atrás con repulsión.

Woo se alejó a sentarse a su lugar no sin antes mirar a Jungkook sufrir por no saber qué le dijo a su novio. El azabache le respondió con unos ojos oscuros de muerte que le siguieron hasta que pegó su culo a esa silla con altanería.

Ese bastardo jugó sucio. Layla tomó la mano de Jenni a su lado y Hoseok se removió las uñas del índice con fuerza mientras Junhae sentía las miradas encima de él, esperando. Tragando duro se levantó de la silla abotonándose el saco con brazos rígidos y se acercó al estrado por última vez.

No conoce mucho a Taehyung pero ve cómo su hermano lo mira como si fuera lo más valioso del mundo. Desde su punto de vista profesional, defenderlo se ha hecho su prioridad.

Antes de hacer la primera pregunta, Junhae le dijo a Taehyung que todo estaría bien usando sólo sus ojos, o al menos eso es lo que creyó Tae que le dijeron Jungkook y su hermano sin palabras, los nervios le querían traicionar.

—Creo que el problema aquí es que es imposible tomar este caso como un crimen de abuso laboral. —Se estaba cansando tanto de explicarlo que su voz ya se oía impaciente y más directa. —Un burdel no es un trabajo, es una forma de explotación. No hay jefes y empleados, hay amos y esclavos que someten a otros a la fuerza… —Se giró sobre sus talones a mirar tanto a Sihyoon como a Jin. —O en este caso, por medio de tretas para despistar, no hay diferencia. Taehyung, prometo que esto no durará mucho. ¿Tu sabías que se trataba de una oferta de prostitución?

—No, Jin lo disfrazó con una oferta de trabajo —declaró. Sihyoon levantó la cabeza prestando oído, repentinamente poniéndose alerta. —Hasta que volví y yo mismo me metí en la boca del león a voluntad, la cerró. Sonaba tan bien en ese momento considerando lo perdido que me sentía, se aprovechó de eso y se aseguró de que yo quisiera estar ahí para que el día que alguien preguntara, pudiera decir que él no me obligó a nada.

Sihyoon se puso de pie haciendo rechinar la silla tras él. Todos se giraron a mirarlo.

—¡Señor Kim, siéntese!

Sihyoon tuvo que obedecer cuando los guardias pusieron una mano en sus propios cinturones listos para sacarlas, pero el mafioso siguió mirando de Taehyung a Jin, impasible, como un león apunto de rugir.

—¿En qué momento la oferta se convirtió en una petición por atender clientes?

—“Eres especial”, esas fueron sus palabras. Empecé trabajando de bar tender. —Con lujo de detalle les explicó a todos cómo fue que volvió al Bar después de haberse quedado sin dinero. —Hasta después me enteré de que había un subterráneo. —Tae agachó la cabeza de nuevo bajando su volumen. Aceptar por primera vez en voz alta que había sido su culpa en parte era esclarecedor pero no está siendo fácil aunque Jungkook ni se inmute y se dedique a hacerle saber su aprobación. Lo mira con calma, orgullo y nada más que amor… —Desearía no haber sido tan ingenuo. —Lo lamentaba con el alma. Sihyoon miró a Jin a su lado escuchando cada sílaba saliendo de su propio hijo. —Me hizo creer que había sido completamente mi decisión. Se aprovechó de mi curiosidad, me insinuó que había cosas que aún no podía decirme. Sabía que soy orgulloso e inseguro, sentí que me estaba retando a no ser lo suficientemente bueno como para decirme qué había allí abajo…

Una voz grave y rasposa le interrumpió alzándose por encima de las demás pero no se dirigió a él.

—Así que tú eres la razón de que haya encontrado a mi hijo bailando en un escenario vendiendo su cuerpo. —Sihyoon emitió un voz sombría, al borde, hablándole a Jin sentado a su lado antes de explotar y lanzarse contra él para agarrarlo por el cuello de la camisa del uniforme de preso levantando a ambos de la silla en un estruendo que dejó atónitos a todos. —Dame una razón para no hacer que mis hombres te saquen de tu sucia celda mañana y te echen a los perros. —Sihyoon era una bomba de tiempo susurrando siniestro entre dientes contra su rostro, lo siguiente fue verlo abrir la boca y devorarlo vivo. —¡¡MALDITO TRAIDOR!! ¡¡CONFÍE EN TI!!

Los guardias ya estaban encima de los dos hombres tratando de arrebatarle a Jin de las garras sin lograrlo. Sihyoon se aferraba a su traje con rabia y algo más fulgurando en sus ojos mientras Jin levantaba las manos a su pecho pidiendo que lo soltara, compasión.

—¡Sihyoon por favor, déjame explicarte!

No lo soltó. Los guardias forcejearon con él y lograron separarlo unos metros sólo para que consiguiera soltárseles de nuevo dando zancadas hacia Jin como una bala directo a su cuerpo. Su brazo se levantó en el aire seguido por el otro al que estaba esposado, ambas manos cerrándose en un puño que se estrelló con fuerza en el perfecto rostro de Jin emitiendo un sonido sordo. Jin cayó al suelo golpeándose con la mesa, la silla luego el suelo quedando completamente inmóvil de cara a la superficie, retorciéndose en agonía.

Jungkook se paró rápido y corrió a sacar a Taehyung del estrado anteponiendo su cuerpo para protegerlo del peligro, todos los demás con miedo y gritos ahogados ante la escena.

Y esta vez, Jungkook sí miró a Jin, cómo este apenas levantó el rostro del suelo, nariz rota doblada en una posición antinatural, boca escupiendo sangre y espesa saliva, sus mallugados pulmones quedándose sin aire.

Uno de los guardias se lanzó por detrás, le dio choques eléctricos en las costillas y Sihyoon cayó al suelo retorciéndose como una lombriz, gruñendo y trabado con los dedos engarrotados y los ojos saliéndose de sus cuencas. Cinco guardias más se apresuraron a esposarlo después de que el efecto pasara demasiado rápido, era incontenible. Tuvieron que tirar de él hasta la salida con jalones y gruñidos que llenaron la sala.

—¡Lo único que te pedí fue que cuidaras de mi hijo! —Escupía al hablar, forcejeando con los guardias, rostro rojo, apretado e hirviendo con la garganta seca. Jin apenas reincorporándose aturdido—¡¿Te di todo y así me pagas?! —Alcanzó a golpear a uno de los guardias pero los otros cuatro lo volvieron a someter con violencia.

Los gritos continuaron por todo el pasillo, sorprendentes dando un escándalo hasta perderse. Golpes secos retumbando en las paredes. Taehyung apretó el brazo de Jungkook por unos segundos pero luego se asomó saliendo por detrás de su hombro para ver a Jin.

Jungkook también estaba en shock cuando cruzó miradas con Jin y pudo ver su deplorable rostro de frente por primera vez. Además de su nariz sangrante, tenía un ojo reventado y morado escurriendo liquido sólo del lado derecho al ardor. No podía parpadear ni abrirlo, no era capaz de ver absolutamente nada pero sí pudo enfocar a Jungkook con el ojo izquierdo y tumbado en el suelo a pocos metros jadeando por oxigeno, él le habló encogido de dolor.

—P-perdóname Jungkook. —Se lo llevaron a rastras fuera de la sala también. —¡Perdóname!

Pero Jungkook no sintió más que lastima por él.

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