Capitulo extra: Un final inesperado
Todo estaba cubierto por una enorme nube negra, olía a quemado casi estaba intoxicándome en este lugar.
Maldita sea, y yo que no podía estar bajo estrés, ahora estaba corriendo hacia la cocina con todas mis fuerzas intentando no caerme por las escaleras cuando bajaba a la casa.
—¡Ramson! —grité cuando entré a la cocina todo estaba oliendo a fuerte humo, tuve que aguantar la respiración.
Justo hoy que me había lavado el pelo ahora iba a oler a parrilla.
Fui hacia el horno, mi corazón completamente acelerado.
—¡Ramson! —volví a gritar.
Apagué el horno y me coloqué los guantes para abrirlo.
Uhg.
Mala idea, salió el humo negro caliente y negro de las malditas galletas de avena; ahora quemadas.
—Joder ¿se quemaron? —escuché la voz de Ramson mientras abría la puerta del que conectaba hacia el patio, él cargaba a Eros en sus brazos.
No, no, no.
—¡Saca al bebé amor! —le grité— hay mucho humo.
Encendí el extractor de la cocina para que se esfumara más rápido el humo.
Ramson salió nuevamente para dejar a nuestro bebé en el coche afuera y se acercó a mí.
—Vente tú —dijo Ramson—, este ambiente no es bueno para ti.
—Dejaste quemar las galletas —dije algo enfadada, las galletas eran algo muy serio para mí.
Las galletas llenaban mi espíritu, en especial las de avena.
—Son solo galletas —dijo Ramson sin comprender.
—Sin sili guillitis —repetí girándole los ojos en forma de burla, Ramson fijó sus ojos azules verdosos en mí sin muchos ánimos, se notaba que también le había molestado haberse equivocado con el temporizador del horno.
—Paola —soltó un suspiro—, anda con Eros, por favor.
Bueno, si me llamaba Paola en vez de Fea, sabia que Ramson ya estaba molesto, así que le hice caso, había aprendido en estos 2 años de casados que era preferible simplemente alejarme cuando estaba molesto para no empezar una pelea.
En especial con Eros presente, no nos gustaba que nos escuchara discutir.
Fui con Eros al coche, era un niño muy tranquilo, tenía los ojos profundamente verdes, su sonrisa era perfecta, parecía ser uno de esos bebés que se reía por todo, sus mejillas regordetas y sonrosadas le daban la apariencia más dulce…
Nunca pensé en poder amar incondicionalmente a alguien como lo hacía con mi bebé, claro, amaba a Ramson, pero este era un amor diferente, era un amor de protección, un amor mucho más profundo que me hacía estar pendiente de él las 24 horas del día.
Mi bebé era lo más sagrado para mí, y demostraba mi amor cambiándole el pañal sucio de su popó cada día y aguantándome sus noches de desvelo…
Ramson salió de la casa cargando una cava con hielo, mi esposo era tan perfecto como siempre; al menos a mis ojos, él era como el vino, cada vez se ponía más bueno, y no iba a mentir de vez en cuando teníamos diferencias, pero eso era normal en cada pareja y solo nos hacíamos más fuertes...
…En especial al saber que solo me quedaba un tiempo indeterminado de vida…
«Eso fue muy depresivo Paola».
Sí lo era, pero era la verdad, me habían dado 2 años de vida con el tumor que se alojaba en mi cabeza y esos 2 años ya se habían cumplido, así que elementalmente vivía los días extras como un regalo…
…Días u horas que podían acabar en cualquier momento.
«Basta Paola, ya no pienses en eso».
Solté un suspiro intentando que ese pensamiento no me desanimara y me incliné hacia Eros, él jugaba con sus dedos, era la persona más tranquila del mundo, al menos cuando se entretenía con algo, de resto solo quería andar gritando por atención y para que lo sacaran a jugar.
—Día de picnic —dije acaparando su atención—, ¿puedes creer lo torpe que es tu papá?
Eros enfocó sus ojos verdes en mí como si me entendiera, lo más increíble era que su mirada era fuerte, como si traspasara mi alma.
—Te escuché —dijo Ramson volteando a mirarme con el ceño fruncido.
Me reí un poco.
—Era la idea, señor gruñón —murmuré, a Ramson no le pareció gracioso.
Entrecerré los ojos cuando me mareé, eso solía ocurrirme de manera muy frecuente, y entonces…
…Vomité, me aguanté el estómago y aparté el pelo de mi rostro.
Asco.
—¿Estás bien? —dijo Ramson ofreciéndome una toallita para que me limpiara la boca.
—Sí —susurré.
Me ofreció una menta, siempre llevaba de estas desde que comencé a empeorar, se lo agradecía porque me quitaban el mal sabor.
—Gracias —susurré metiéndomela a la boca, Ramson solo me acarició el cabello con una sonrisa inquietante, como si temiera perderme o como si temiera que fuera el último momento juntos.
—Ya ¿vale? —dijo—, se supone que es un día de picnic lindo para relajarnos, así que solo seamos felices.
Me reí un poco en burla.
—Pero las galletas…
—Que seamos felices —me interrumpió con petulancia yendo hacia donde estaba Eros para subirlo a su puesto en el carro.
Aguanté las ganas de reírme, Ramson siempre hacia algo que me hacía poner de buen humor, en este caso, las galletas. Estos últimos años habíamos estado yendo a la iglesia a buscar consuelo; eso de alguna manera llenaba el alma, porque… solo un milagro me mantenía con vida estos dos años; solo un milagro hacía que estuviera más tiempo junto a Ramson y nuestro hijo.
Pensar en no volver a verlos me descomponía la vida entera…
…Pero si me dejaba llenar del miedo de lo que ocurriría, nunca iba a vivir el presente, solo iba a vivir aterrorizada del futuro y eso no valía la pena vivirlo.
—Vale —susurré.
Nos montamos en el auto y fuimos al día de picnic, habíamos estado teniendo estas salidas; acumulando recuerdos, fotos para el álbum que Ramson hacia de nuestra familia…
…Yo no podía ver ese álbum, lloraba al saber que en algún momento no iba a lograr llenarlo porque ya no iba a estar y solo serían recuerdos que te sacarían una sonrisa, pero que jamás podrías volver a abrazar.
«Joder Paola, ya basta, respira».
Después de media hora llegamos al bosque de campamentos turísticos, aquí venían las personas a hacer picnics o a acampar, a manejar bicicleta… distintas actividades. Nos bajamos, Ramson cargaba a Eros en el canguro, y unos bolsos en las manos, yo iba con la canasta de comida, subiendo las escaleras que parecían infinitas.
—¿Cuánto falta? —dije sin aliento.
Eros ya se había dormido, no rechacé la oportunidad y maniobrando para que no se me cayera la sesta de comida le tomé una foto, lucía siempre hermoso nuestra obra maestra.
Ramson había dicho que teníamos que ir a un lugar perfecto arriba de la montaña que le recomendaron para acampar, así que hacia allá íbamos.
—Falta poco —dijo Ramson pareciendo también un poco agotado y es que el sol estaba fuerte.
Me mareé un poco, me aguanté del reposabrazos de la escalera, no quería volver a vomitar, menos ahora que estábamos en una zona tan alta.
—Hey —dijo Ramson— ¿estás bien?
—Si… —susurré sin aire, no podía moverme sentía que el mundo se me iba.
—Dame la mano —pidió Ramson.
Le iba a tomar la mano, pero de repente fue como si todo se me fuera encima y caí de espaldas sin poder aguantarme de nada, solo sentí el borde del reposabrazos cuando no pudo sostener mi cuerpo y caí en caída libre hacia abajo a la gran altura en la que estábamos.
Mierda.
MIERDA.
«Dios ten piedad de mi hijo».
Impacté contra la grama, entreabrí los ojos, todo estaba borroso, todo sabia a sangre, era mi momento... Cerré los ojos.
Pasaron los segundos…
¿Aún estaba viva?
Abrí los ojos ahora sintiendo una leve jaqueca, miré hacia arriba, guao, sí había sido una gran caída.
«Joder Paola, siempre siendo un imán para el piso».
—Hola, Fea ¿puedes oírme?
Ramson apareció en mi campo de visión, parecía preocupado, Eros me veía confundido, como si no comprendiera qué hacía yo tirada en el piso.
—Si —susurré, extrañamente, no me sentía mal, solo… extraña, tal vez si no me movía, nada dolería.
—Vamos a llevarte al hospital —dijo Ramson, unos socorristas vinieron a mi rescate subiéndome a la camilla y luego a la ambulancia.
Maldita sea, creo que había roto el récord de más visitas al hospital en toda una vida.
Me hicieron muchos exámenes y vi al doctor hablar con Ramson de manera muy eufórica, no entendía lo que pasaba, solo veía a Ramson afirmando con la cabeza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Y entonces me metieron a quirófano, yo no quise decir nada, ni preguntar, porque sabia que para que me metieran a quirófano entonces era porque mi turno de morir ya se acercaba…
***
Abrí los ojos poco a poco, todo estaba borroso, sentía una leve presión en la cabeza, ¿Seguía viva?
Realmente, cada vez que abría los ojos, me sentía sorprendida.
—Hola, Fea.
Esa voz me hizo voltear un poco la cabeza, y ahí estaba él; Ramson, como siempre a mi lado.
—¿Eros? —susurré con voz ronca.
—Está durmiendo —dijo Ramson girando sus ojos hacia el coche, ahí estaba Eros, su cabeza ligeramente inclinada a un lado y un poco de saliva en su boca.
Era mi creación; mi mejor creación.
Relamí mis labios volviendo a reposar mi cabeza en la almohada, me sentía muy débil, todo me dolía.
—Me siento muy mal —suspiré— creo que ya estoy mal.
Creo que… ya era la hora para mí.
Ramson negó con la cabeza.
—No digas eso —dijo Ramson, sus ojos se cristalizaron—, no lo digas más.
—Amor —sollocé sintiendo que realmente mi alma se estaba despegando de mi cuerpo poco a poco—, yo siento que ya no puedo mantenerme consciente, veo... Veo que ya no hay más días de prórroga.
Ramson tragó pesadamente, sus ojos botaron las lagrimas que tanto luchó por no soltar.
—Sabíamos que iba a pasar —dije en un hilo de voz.
—No, no puedes dejarme —dijo—, piensa en Eros…
Eso era lo que me desgarraba el alma; Eros.
—Te amo —susurré sintiendo que mi alma se partía en mil pedazos— siempre fuiste el amor de mi vida...
—Fea… —susurró.
—Cantame —pedí siempre fue mi ultimo deseo, que me despidiera cantando.
Ramson tomó una profunda respiración tomando mi mano, parecía tembloroso.
—…Algún día desearé, sobre una estrella, despertar donde las nubes están bien por debajo de mí, donde los problemas se deshacen como gotas de limón, bien por encima de las chimeneas ahí es donde me encontrarás…
Cuando terminó de cantar Somewhere over the rainbow cerré los ojos sintiendo que se me iba el alma y entonces…
…Todo se volvió blanco junto al sonido de su llanto…
***
Abrí los ojos y vi que seguía en la habitación y me había dormida por lo que me parecieron horas, pero Ramson seguía en el mismo lugar junto a mí sosteniendo mi mano y yo ya no me sentía tan mal.
—¿Aun no me muero? —pregunté.
Ramson relamió sus labios negando con la cabeza, sus mejillas con lágrimas secas.
—No —susurró y comenzó a reírse.
—¿De qué te ríes? —pregunté.
—Porque ya no tienes tumor Fea —dijo— en la caída el tumor pareció despegarse a un lugar donde pudieron extraértelo, fue… un milagro.
Me quedé en shock por casi una eternidad, no podía creer lo que me decía.
Ya no tenía tumor.
Ya no me iba a morir.
—¿Por qué no me habías dicho nada?
—¿Y perderme tu actuación de Hollywood? No —dijo comenzando a reírse, las lágrimas salían aun de sus ojos por la felicidad.
Ese hijo de…
Me había ocultado que me habían operado y me había hecho pensar que seguía enferma y que estaba por morirme.
—No puede ser Ramson —susurré sentándome con esfuerzo; ignorando los dolores de mis músculos para abrazarlo— maldición Dios nos escuchó, ¡Dios nos escuchó!
—Eres el mejor regalo que tengo —dijo Ramson correspondiéndome el abrazo, éramos una confusión de risas de alivio, felicidad y lágrimas.
—¿Y Eros no es tu mejor regalo? —susurré.
—Él es mi vida, al igual que tú —murmuró buscando mi boca y nos besamos sintiendo que ahora era cuando nuestra vida iniciaba después de pensar que se había acabado…
…Este no era el final, era el inicio de nuestra vida.
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Holaaaa! Chicassss como estann???? Tanto tiempoooo Dios mio, que tal les pareció? Bueno yo lloré escribiendo esto, no queria darle el final pero todo fluyó asi bien lindo como si me hablara la Paola (¿pero que dices ysaris? Ya estas loca okey no xD) 🥺 ven que no soy cruel? Jeje espero tengan un hermoso dia❤❤ se les ama con el hígado❤❤
Recuerden votar❤
Este es mi instagram por si desean hablar conmigo: Ysarisareinamoo
Tengan un hermoso día❤🙈