Viviendo una mentira (Marco R...

By Reusie

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El muy ingenuo de Marco debería aprender a desconfiar de la primera falda que se le acerque. Él es un proble... More

PROLOGO
Nueva Identidad
Esperando un rayo de sol
La felicidad hecha persona
Errores de cálculo
Una dulce mentira
Favores
Dime que si
El amigo de mi novio
Matchday
Un gran observador
Cambio de Planes
Verdades a medias
Viejos conocidos
Mantenida
Admitiendo verdades
Un pañuelo para sus lágrimas
Día de entrenamiento
Necesitamos hablar...
Dudas existenciales
Una "pequeña" reunión
Estrechos
Un poco de acción
AVISO
Dejándose llevar
Miedos
Let's Play
Aliados
90 minutos
Mentiras Verdaderas
Capítulo Final
Epílogo

Como si fuera la primera vez

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By Reusie

Y sus miradas se encontraron, aunque estaban tardando en hacerlo. Él la miraba con ese brillo en los ojos que había aparecido hace un par de días acompañado de un café regado en la blusa de la mujer.

Ella trataba de mirarlo de la misma manera, como miles de veces lo había hecho con muchos chicos, pero algo en Marco le impedía mentirle con respecto a fingir sus sentimientos.

Quizás sea su mirada tierna, su sinceridad para dirigirse hacia ella. Sus ojos son como el agua, tan puros y cristalinos que podías observar todo su ser. Y dentro de ellos encontraba solo felicidad. Le era casi imposible mentirle, se sentía mal haciéndolo.

"Vamos Jules, haz hecho esto miles de veces, ni yo me lo creo. Y eso que estoy soltero" – dijo el agente Hill cubriendo el turno del agente Muller, que en estos momentos se encontraba en el apartamento del rubio buscando más información de lo que las redes podían proporcionarle. Un procedimiento de rutina en el que prácticamente se "escanea" la casa del objetivo.

- Gracias por el apoyo Hill – dijo en un tono irónico Valentina para desconectar su auricular y acercarse al jugador.

- Marco... - pronunció su nombre con una sonrisa

- Julianne... - él se quedó observándola más de lo normal ocasionando que la joven se sonrojara.

"¿Te sonrojaste?, parece que el chico te gusta más de lo que..." – Valentina arrancó disimuladamente la línea que conectaba al auricular que hace segundos juró que había desconectado.

- Jugaste... bien. Muy bien – tartamudeó la joven sin saber qué más decirle. En este momento se arrepentía de no prestar más atención a los partidos que Muller veía.

- Gracias. Y ¿Qué te parece si cenamos?

- Sería genial – y antes de terminar la frase apretó con más fuerza el botón de emergencia que se ocultaba dentro de su bolsa.

Ahora tenían que mover la dirección de rastreo y la ubicación de los agentes que resguardaban la operación.

Marco la invitó a subir a su auto mientras que Valentía transpiraba más de lo normal. "¿Desde cuándo siento nervios por una simple cena?"

 

- ¡Oh espera! – gritó Marco ocasionándole un buen susto a la castaña que ahora llevaba su mano al pecho para tratar de tranquilizarse –Tranquila no era mi intención asustarte.

Ella no respondió, el susto no dejaba su cuerpo. "¿Qué te está pasando Aller? Tú no te asustas con unas cuantas palabras"

 

Él posó su mano sobre una de sus piernas y el contacto hizo que ella se erizara por completo. Sus manos eran firmes y se ubicaban con propiedad por sobre su anatomía. Su simple roce hacía que sintiera un nudo en el estómago y unas ganas de terminar con todo lo planeado en ese mismo instante.

Pero su preocupación se incrementó cuando el rubio sintió un pequeño bulto al costado de su ajustado pantalón.

"Mi navaja" fue el primer pensamiento de Aller mientras Marco la miraba interrogante.

Pero él no hizo ninguna pregunta al respecto. Y ella lo agradeció.

- Pasamos un rato por mi casa para cambiarme. No me gustaría ir con ropa de entrenamiento.

Valentina asintió, pero luego recordó quién se encontraba en casa de Reus.

Bajaron en el estacionamiento del edificio donde se hospedaba el rubio. Dejó que se adelantara por unos metros y desesperada sacó su celular marcando a Muller.

"Contesta... contesta" repetía en su mente rogando que contestara, pero inmediatamente se dirigía al buzón de mensajes.

Entró en el ascensor con su acompañante y dentro de sí se imaginaba lo peor.

- Bienvenida a mi humilde hogar...- dijo Reus abriendo la puerta de su apartamento mientras la castaña cerraba los ojos para no encontrarse con Muller registrando sus cosas y teniendo el departamento hecho un desastre.

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