Bella pov.
A la mañana siguiente desperté ansiosa por ver a Alexandra, sólo esperaba no haberla metido en problemas al parecer Alexandra era algo distante con su familia. En el exterior, el día era brumoso y oscuro, suspiro al recordar que Charlie había mandado él auto a Jacob para arreglarla después de lo que paso con la furgoneta de Tyler.
Por alguna razón decidí ponerme la chaqueta de Alexandra, ¿Acaso era posible que ella me gustará?.
Salí a toda prisa por la puerta. Con un poco de suerte, no empezaría a llover cuando Alexandra ya me estaba esperando afuera de la casa.
Mi corazón latió despacio, vaciló y luego reanudó su ritmo a toda velocidad. No vi de dónde había llegado, pero de repente estaba ahí, con la puerta abierta del auto para mí y con una sonrisa.
-Supuse que no tendrías como ir a la escuela.-Explico divertida por mi expresión, sorprendiéndome aún desprevenida.
-Si, gracias.-Acepté viendo el lujoso auto rojo. entré al auto y ella cerró la puerta detrás de mí y, antes de lo
que era posible imaginar, se sentó a mi lado y arrancó el motor.-Bonito auto.-comenté.
-Es un Ferrari F430, Esme me lo regalo por mi cumpleaños.-explico Alexandra con una leve sonrisa y pareció perderse por un momento en sus pensamientos.
-Si tu tienes esto, ¿por qué vienes con Edward?.-Murmuré.
-Intentamos no llamar la atención además me acostumbré a que Edward me lleve en su Volvo.-Explico Alexandra.
-No tienen éxito.-Me reí y sacudí la cabeza mientras salíamos del coche. No llegamos tarde; su alocada conducción me había traído a la escuela con tiempo de sobra.-
Entonces, ¿por qué has conducido hoy si es demasiado llamativo?
-No iba a prestar él Volvo de mi hermano y tampoco iba a dejar que vinieras con Jessica.-respondió encogiéndose de hombros.
-¿Por Qué?.-pregunte confundida, había notado que Jessica siempre le dirigía una mirada con recelo.
-Solo diré que no te conviene estar cerca de ella.-se limitó a responder. Todos nos veían algo que me hizo sentir incomoda, baje la vista.
-Y cambiando de tema ¿Estas segura que no te vas a meter en problemas si salimos este fin de semana?.-pregunte mientras evitaba ver como nos miraban.
-Ni que fuéramos hacer nada malo, no te preocupes por los idiotas de mis hermanos, ya estoy acostumbrada a sus típicos regaños.-Seguimos caminando, cuando me atreví a levantar la vista Edward Cullen me miraba.
-No me preocupo por lo que ellos te dirán.-Alexandra me miro elevando una ceja.
-Solo diré que como actriz morirías de hambre.-reí siempre se me dio mal mentir.
-He pensado que ellos están celosos, nunca tuve hermanos pero ¿Por Qué me miran de esa manera?.-Pensé en voz alta, ella rió entre dientes.
-Te consideran un peligro.-aclaró Alexandra, ¿un peligro?¿Por Qué?.-Por cierto mi chaqueta te queda demasiado bien.-agregó haciéndome ruborizar.
-Gracias.-Murmuré avergonzada.
Mike se acerco hasta nosotras y nos saludo, después su mirada se dirigió a Alexandra que parecía distraída mirando su libreta.
-Alexandra.-Ella no levantó la vista.-Me preguntaba si quisieras ir al baile conmigo.
¿Por Qué me sentía molesta de solo imaginarme que ella aceptara?, la mire ansiosa por escuchar su respuesta.
-Lo siento mucho Mike, pero no voy a ir le prometí a Bella darle un recorrido en Seattle.-me aliviaba saber que Alexandra le había una negativa definitiva, supuse que ella tampoco tenía interés en ir al baile.
-Le puedes dar él recorrido después.-dijo Mike esperando a que yo interfiriera, Alexandra negó con la cabeza.
-Ya te dije que no Mike.-la voz de Alexandra sonó firme, abatido Mike, se dio la vuelta para volver a su asiento.
Cerré los ojos y me froté las sienes con los dedos en un intento de desterrar de mi mente los sentimientos de culpa por tener pensamiento egoístas y lástima. El señor Banner comenzó a hablar. Suspiré y abrí los ojos.
-Pensé que aceptarías.-comenté.
-¿Por Que lo pensaste? Mike no me atrae para nada mas bien ningún hombre me atrae.-la voltee a ver confundida.-A mi no me gustan los hombres me gustan las mujeres y en especial las castañas.-me guiño un ojo.
Abrí la boca sorprendida sin saber que decir, por un momento me limite a observarla sin duda era hermosa su cabello rubio, la manera en que sonreía, la confianza en ella misma, la manera en que.....
¿Era posible que Alexandra me gustará?.
Al terminar la clase recogí los libros y luego me puse en pie para dirigirme hacia la puerta. Pero mi torpeza hizo acto de presencia haciendo que se me cayeran los libros y que Alexandra me agarrara antes de caerme.
-¿Estas bien?.-preguntó Alexandra preocupada.
-Si, deberías empezar acostumbrarte a mi torpeza.-ella sonrió.
-Lo haré.-Entonces suspiré y me agaché para recoger los libros. Pero Edward ya estaba ahí, los había apilado. Me los entregó con rostro severo.
-Gracias.-Murmuré incomoda, Alexandra paso su brazo por mis hombros y le dirigió una mirada severa a su hermano.
-¿Ya tomaste tu decisión?.-inquirió Alexandra.
-Todavía no.-respondió Edward alejándose de nosotras.
-A veces siento que es más bipolar que yo.-murmuró Alexandra para si misma.
Ella me acompaño hasta mi clase de gimnasia, la hora de gimnasia fue brutal. Cambiamos de deporte, jugamos a baloncesto. Mi equipo jamás me pasaba la pelota, lo cual era estupendo, pero me caí un montón de veces, y en ocasiones arrastraba a gente conmigo. Ese día me movía peor de lo habitual porque Alexandra ocupaba toda mi mente.
Intentaba concentrarme en mis pies, pero ella seguía deslizándose en mis pensamientos justo cuando más necesitaba mantener el equilibrio.
Como siempre, salir fue un alivio.
-Ahora entiendo porque eres un peligro en gimnasia.-la voz de Alexandra me sacó de mis pensamientos y fue inevitable no perderme es sus ojos dorados. Y era tan difícil ignorar las "famosas" mariposas en el estómago cuando ella me miraba así.
Al final había llegado a la conclusión de que Alexandra si me gustaba.