-Había una montaña así de grande-dije abriendo las manos exageradamente -y Haise me empujó dentro, no sabía salir.
Jungkook se echó a reír mientras colocaba la leña en la pequeña chimenea de la casa. Me apoyé en la silla mirando el perfil de Jungkook. Me seguía pareciendo una maravilla.
-Sobre la boda, ¿Quieres algo en especial?
-¿En especial?-pregunté sentándome en la silla.
Jungkook se levantó del suelo y crujió su espalda. Parecía agotado, y quién no lo estaría después de haber vuelto de un viaje y haber cortado leña.
-Ya oíste a mi madre, quiere organizarla. Si quieres que sea tu boda y no la suya, deberías de aportar ideas-dijo divertido-Seguro que quiere hacerla increíblemente deslumbrante en palacio con muchos invitados y todo elegante y extravagante.
-¿Eso es malo?-pregunté algo extrañada-No sé ni qué se hace en una boda.
Nunca había ido a una, a parte de "contraer matrimonio" no sabía más del tema. Mi padre simplemente me contó que era ponerse un anillo jurar querer y estar junto al otro y ya; ¿Había más acaso?
Jungkook me ofreció su mano, su cálida mano, la agarré y me dejé llevar hasta el sofá. Miré su figura aún de pie frente a mí.
-No es malo, solo quiero que la boda sea de tu agrado-se sentó a mi lado-No creo que ese estándar de fiesta sea para ti.
Así que una fiesta...¿Como las de cumpleaños? Dudo que fuera así, no me imagino a nadie regalándose anillos y poniéndose gorritos.
-Explícame una boda.
Jungkook pasó su brazo por mis hombros y frunció el ceño.
-¿Que te la explique?
Asentí poniendo la manta sobre los dos. Jungkook sonrió ligeramente antes de obligarme a apoyar mi cabeza en su pecho. Podía notar como su aroma se colaba en mi nariz, escuchar su corazón latir; extrañaba estar así con él. Eso de ser Rey lo mantenía ocupado con frecuencia. Y eso que acababa de empezar.
-Simplemente es prometer y celebrar que estaremos juntos siempre. Se baila, se come, dan regalos...
Me imaginé por un segundo bailar con él, por alguna razón sentí la necesidad de hacerlo, aunque seguramente tropezara.
—¿Y no tan simple?
Jungkook sonrió.
—Primero, te vestirían con un vestido enorme y con el que a duras penas te moverías; pero estarías preciosa. Luego pasarías por un corredor delante de un montón de invitados tanto familiares como personas políticas en tu caso. Llegarías a estar frente a mí y me verías en traje sonreír como un gilipollas—negó mirando al techo—después de una habladuría aburrida, muy aburrida, nos daríamos unos anillos y nos besaríamos delante de todos. Hasta ahí la ceremonia, luego viene la fiesta.
Pasó sus dedos por mi cabellera, extrañaba un poco cuando era extremadamente largo.
—En la fiesta te dejarían un vestido más sencillo, pero igual de bonito. Bailarías conmigo, con tu hermano... Con quien quisieras. Habría banquetes por todas partes y música extravagante.
-¿Por qué dices que no encajaría yo en eso?
Levanté la cabeza buscando sus ojos.
-¿Tú y la elegancia extravagante de palacio?-negó-Ambos sabemos que no. No te veo ni en palacio rodeada de gente importante ni bailando música que pondría mi madre.
-¿Entonces qué hago?
-Dime dónde te gustaría decirme lo mucho que me quieres.
Me sonrojé, bueno, eso se queda corto. Coincidieron nuestras miradas unos segundos, qué vergüenza. Desvíe la mirada. ¿Dónde? Era fácil, no había lugar más íntimo para los dos.
-En el bosque-murmuré-donde empezó todo. Junto al lago.
En el lugar donde me crié, en donde mi padre le hubiera gustado verme feliz. Sabía que no era algo muy asequible para la "realeza" pero tenía que ser allí.
-¿Ves? Eso es más propio de ti. Una boda en el bosque—se quedó en silencio— me gusta.
Me emocioné.
-¿Sí?
-Te lanzaré al lago tras darte el anillo.
Y ahí se me fue toda la emoción.
-¿Qué? ¡Ni se te ocurra, Jungkook!
Besó mi frente antes de cambiarme de tema. Comenzó hablando de los problemas políticos que tenía el Reino, no me molestaba que me hablara de eso ahora; eran cosas que le preocupaban y por ello cualquiera momento era el adecuado. Al parecer, no saber cuál sería el próximo movimiento de su padre no le dejaba dormir. También estaba algo confuso por San, sabía que no estaba de su lado pero tampoco parecía hacer movimientos lógicos como su padre; simplemente tocaba las narices constantemente. También Haise, me comentó las dudas que tenía sobre él, dudas totalmente normales. Hasta yo dudaba si realmente estaba de nuestro lado, y era mi hermano. Pero deseaba que así fuera.
Comimos lo que cazó mientras yo buscaba leña. Fue un día tranquilo, estuvimos hablando tranquilamente hasta tarde. Frente al sofá, allí estaba la pequeña chimenea encendida. Miraba esta fijamente mientras Jungkook dormía sobre mi hombro. Estábamos abrazados en el sofá, la manta nos rodeaba a ambos. Tenía los labios entrecerrados, se veía tan adorable así. Miré por la ventana, estaba nevando. Sonreí ampliamente, mañana podría ver el bosque nevado. El único problema sería el lago, nada de bañarse ahí.
Desperté en la misma postura en que me dormí. Jungkook en cambio se había acomodado entre mi hombro y el cuello, podía sentir su respiración chocar con mi piel. Acaricié su rostro sin apartar la vista de él.
-Buenos días-susurré al ver que comenzaba a abrir los ojos.
-Buenos días-murmuró acurrucándose más en mi cuello.
Llevé una de mis manos a su cabellera y la otra rodeó su cuello. Me incliné hacia un lado acabando tumbada en el sofá con el pesado cuerpo de Jungkook sobre mí. Él rió antes de darme un casto beso en el cuello.
-¿Dormiste bien?-pregunté.
Se levantó de encima y besó mis labios en un cálido beso antes de asentir. Estaba fascinada, totalmente. Él me fascinaba.
Ya de pie se despeinó esa cabellera bastante larga. ¿Me dejaría cortársela?
-Qué frío-murmuró abrazándose.
Y era verdad, en el ambiente se notaba que había helado fuera, y eso sólo significaba una cosa.
Me levanté con él y agarré su mano, me miró confundido cuando tiré de él hacia la puerta. Suspiré sonriente antes de abrir.
Ahora, a lo que habíamos ido al bosque.
El paisaje estaba blanco, la nieve llegaba a la entrada cubriendo los pequeños escalones de la casa, incluso los bancos de la fogata de fuera. Sólo se veían los troncos y alguna que otra gran roca. Jungkook se quedó fascinado, tenía la boca abierta mirando con detalle el paisaje. Hacía un frío para morirse, era algo tarde y el día estaba nublado.
-Es hermoso-susurró.
-Lo sé.
Miré de reojo, seguía concentrado en el acendrado paisaje por lo que no dudé en empujarlo hacia delante. Vi como su cuerpo se hundía en los posibles 20 centímetros de nieve.
-¡Cirene!
Me asomé al agujero que había formado y sonreí inocente. La nariz de Jungkook ya estaba roja, igual que sus manos. Le ofrecí la mano para levantarse, qué mínimo.
-Tramposa-dijo tirando de mí hacia delante.
Caí en la nieve a su lado. Tenía la cara contra la fría nieve. Por un momento me entró un Deja Vu, mi hermano también me tiraba a la nieve.
-Te odio-dije quitándomela de la cara.
Jungkook me abrazó por la espalda y me levantó llevándome a la casa. Ambos estábamos demasiado ligeros de ropa para haber hecho la idiotez que hicimos. Estornudé en el mismo instante que mis fríos pies tocaron la madera de la casa y Jungkook cerró la puerta.
-Ya entiendo por qué querías venir tanto-dijo sonriendo.
-¡Y lo mejor aún no está!-dije dando saltitos agarrando la manta-¡Mañana el lago estará congelado!-me subí al sofá y salté sobre este.
Jungkook abrió los ojos como dos enormes platos. Sonrió ampliamente antes de acercarse y agarrarme de la cintura. No me quedó de otra que agarrarme de sus hombros y enredar las piernas en su cintura. Puse la frente sobre la suya y me concentré en sus ojos, esos que no se despegaban de los míos.
-Nunca pensé que me enamoraría tanto de ti-murmuró.
-Yo tampoco-respondí sonriendo.
Nos pusimos la ropa de invierno, esa que escondía mi padre al fondo de un armario. Me até las botas y salí disparada fuera. Me tiré a la nieve como si me acabara de dejar caer sobre la cama tras un largo día en palacio. Comencé a andar entre la nieve haciendo un caminito.
—¡Con cuidado, Cirene!
—¡Estoy embarazada no inválida!