MARATON FINAL DE TEMPORADA
Capítulo 22: La tortura del pasado.
—¿Qué haces aquí? —solté mirándola como si fuera un espejismo, como si era mi mente jugándome una mala jugada, su cabello estaba corto, parecía más adulta con las arrugas que invadían la piel de su rostro. Ella apretó los labios.
—Yo también me alegro de verte, Ola —dijo Lilian.
Ola.
Odiaba recordar que ella era la única persona que me llamaba así, recordaba los abusos, el asco, el trauma, cosas que había hablado con mi psicólogo y seguían siendo igual de dolorosas.
—No me lla... —comencé a decir dispuesta a comenzar a discutir, cuando de repente, un chico de tal vez 10 años o menos, se asomó, por un momento me quedé en shock y es que vi el rostro de mi mamá.
«No seas idiota, tu mamá está muerta».
Pero entonces... ¿él?
—¿Es tu hijo? —solté mirando más allá de Lilian, ella volteó sin ocultar su cara de culo.
—Desgraciadamente —respondió.
La ignoré, aun cuando se refirió de forma despectiva a su hijo y entré a la casa mirando al niño, solo me veía fijamente.
«Es idéntico a mi madre».
Cuando estuve frente a él, estiré mis brazos y lo abracé, él se quedó muy rígido, incluso lo sentí temblar de miedo.
Lo miré nuevamente al rostro, solo me miraba.
Este niño... mi sobrino, era la primera vez que lo conocía pero notaba lo asustado que estaba, miré a Lilian y tuve el presentimiento más real de mi vida; ella lo maltrataba, si pudo abusar de mí, ¿qué no podía hacer con su propio hijo?
Antes de que dijera algo, vi a mi papá bajar las escaleras con su deslumbrante sonrisa, y su vieja bata de post guardia. Fui hacia él fingiendo una sonrisa, fingiendo que todo estaba bien y que no me afectaba la visita de mi hermana.
Pero los recuerdos del pasado estaban en mi cabeza y no sabía por cuanto tiempo podría mantener la boca cerrada.
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Dos días.
Ya habían pasado 2 días en la casa de mi papá con Lilian y su hijo.
Ayudaba a mi papá en algunas cosas de la casa, en las compras de la comida y el mantenimiento, en cambio mi hermana además de guardar su distancia de mí, se la mantenía saliendo con sus amigas y no aportaba absolutamente nada a los gastos.
Me estaba cayendo cada vez más pesado.
Lo poco que hablaba con mi padre cuando no estaba trabajando, me dijo que al parecer ella estaba aquí porque se divorció de su esposo multimillonario cuando quedó en quiebra y ahora estaba con mi padre desde hacía 1 mes, sin trabajar y con su hijo.
Claro, solo había regresado porque su esposo ya no tenía dinero.
Ni siquiera cuando nuestra madre estuvo bien se dignó a aparecer, nunca se preocupó por nosotros, me parecía egoísta que ella ahora volviera y ni siquiera buscara un trabajo.
En resumen, odiaba a mi hermana y ahora me caía peor.
Al menos lo bueno de esto era que pasaba mucho tiempo a solas con mi sobrino Eddy, de ese modo podía conocerlo mejor y saber si mi impresión era cierta, que estaba recibiendo abusos por parte de Lilian...
Esperaba estar equivocada, pero como conocía a Lilian, sabía que esto podía ser posible, que su introversión se debía a algo más allá de su personalidad.
Lo veía encerrado en la habitación la mayor parte del día con las manos sucias de pintura y sus hojas de block de dibujos con diferentes obras conocía esa dedicación al arte; era su escape... ¿pero de qué escapaba?
Fue esa mañana que toqué su puerta y entré, quedándome por mucho tiempo en silencio, después empecé a hablar de cuando empecé a escribir, de lo sola que me sentía, que a veces tenía miedo del mundo real... y entonces luego de tal vez 3 horas, él comenzó a hablar conmigo, y noté las marcas en su cuerpo, todo hecho por su madre; Lilian.
Ahora mi odio y desprecio por ella, había pasado a algo más personal, no iba a dejar que le hiciera lo mismo a mi sobrino, no iba a arruinar su infancia.