El Secreto mal Guardado De La...

By _imsander

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La corona guardaba un pequeño secreto que acabó enlazando la vida de Cirene y Jungkook. -Jeon Cirene, hija de... More

Prólogo
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Epílogo

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By _imsander

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—Pro-procreando—murmuré avergonzada.

Esa palabra sí la conocía, los libros de ciencia animal que había leído a lo largo de mi vida hablaba de la reproducción de los animales. Mi hermano y yo los leíamos casi todos los días cuando éramos algo más pequeños.

—Tú—me agarró de la barbilla para que dejara de desviar la vista—sientes la necesidad de-

—Ya lo entendí —dije sonrojada como un tomate de los del huerto.

Nunca se me había pasado por la cabeza nada de ese tema, ni siquiera entendía con exactitud cómo funcionaba. Me sabía lo básico, al fin y al cabo la reproducción es puro instinto; pero entre humanos no tenía ni idea.

—¿Entonces? ¿Lo apañamos o lo dejas estar hasta que se vaya?

No era broma, no lo era. Quería que me tocara, sus manos quemaban y era la maldita mejor sensación. Su mirada estaba hundiéndome, clavándose en mí y eso no estaba ayudando a calmarme. Él lo había dicho, o me ayudaba o me tendría que apañar sola. Estaba avergonzada, no sabía si lo más sensato sería huir diciendo que lo apañaría sola o...pro...pro...

Joder, ¡Nunca había pensado en algo sexual!

Su mano derecha se deslizó bajo mi camiseta, busqué sus ojos encontrándolos completamente sumergidos en una oscuridad diferente a la que solía tener cuando le molestaba algo.

Instinto, siempre me fie de él y en esos momentos me estaba fallando.

Me relamí los labios al bajar a los suyos, empujé su pecho hasta que tocó la pared, no aguanté más. Junté nuestros labios dándole a entender que la primera opción era la escogida. Comenzó a subir mi camiseta con lentitud, como si no pudiera concentrarse en deshacerse de ella mientras nuestras lenguas jugaban entre sí. Sus dedos me erizaban la piel según subían. Me quitó la camiseta, pero no tuve tiempo de avergonzarme porque había vuelto a juntar nuestros labios. Se separó de la pared y comenzó a andar conmigo de espaldas hasta el sofá sobre el que caí. Jungkook se quitó la camiseta, esa sonrisa misteriosa...

Se rascó la nuca mirándome y mordiéndose el labio. Estiré las manos para tocar su abdomen, fui subiendo hasta donde mis manos me lo permitieron. Era extraño poder sentirlos con los dedos, más aún al notar el calor que radiaba.

—¿Quema?—pregunté sin despegar la mirada de su desnudo torso.

—¿El qué?

Agarró mi mano derecha y la acarició mientras la otra seguía tocando su torso.

—Mi tacto.

Levanté la vista. Jungkook se dejó caer en el sofá sujetándose en el respaldo y con una de sus rodillas entre mis piernas. Su rostro estaba a milímetros del mío.

—No sabes cuánto—susurró antes de unir nuestros labios de nuevo.

Sus manos recorrían mi cintura mientras las mías hacían un paseo por sus brazos hasta su nuca. Cada músculo, cada centímetro de su cuerpo...

Los besos de Jungkook bajaron por mi mandíbula.

—¿Estás segura?—se alejó un par de centímetros—Puedes acabar emba-

—No me importa—respondí antes de unir nuestros labios.

Más que no importarme estaba tan cegada por mis instintos primitivos que ni había parado a analizar lo que trataba de decirme.

Mis pantalones desaparecieron rápidamente. Jungkook siguió tocando todo mi cuerpo al mismo tiempo que sus labios besaban, lamían y mordían mi cuello. El calor, me estaba quemando. Mis manos se dedicaban a acariciar la suave piel de Jungkook y mi boca soltaba suspiros y algún que otro quejido. Me dio la vuelta dejándome sobre él. Ambos teníamos la respiración agitada. Llevó una de mis manos a su pecho, su corazón iba realmente rápido, luego la subió hasta su cuello dejándola al final en su mejilla.

Mis ojos observaban la blanca piel del Rey.

—Muerde a tu presa—murmuró.

Y así hice, ataqué su cuello con cierta delicadeza; era consciente de que no era un trozo de carne el cual me iba a comer literalmente. El gruñido que soltó impidió que cualquier indicio de apaciguamiento del fuego se diera. Sus manos fueron a parar a mi cintura, me movió sobre él. De sus labios salían gruñidos e incluso mi nombre. Podía sentir su hombría contra mí. Escuchar su voz entrecortada provocaba ciertos escalofríos en mi espalda. Mis manos bajaron junto a mis labios por su pecho. No fue hasta que llegué a su ombligo que me levanté y observé como se quitó los pantalones.

Me besó agarrando mi cintura. Sentía su hombría contra mí de nuevo y eso se encargó de que la necesidad que antes dudaba tener se agrandara. Necesitaba más, más y más de él. Sus dedos bajaron mi ropa interior como si fuera un castigo y quisiera hacerme sufrir, lento, delicadamente. Gemí contra su boca cuando sus manos agarraron mis nalgas.  Me sentó de nuevo en el sofá y abrió mis piernas. Me acercó a la boca dos de sus dedos, lo miré extrañada.

—Chúpalos, enteros.

Me metió en la boca dos de sus dedos. Comencé a cogerle gustillo a estar lamiendo sus dedos con la mirada fija en sus enorme orbes negras, de sus labios salió un gemido y un susurro con mi nombre. Los sacó de mi boca completamente brillantes.

—Cierra los ojos.

Así hice, los cerré sin cuestionar nada. Lo siguiente que sentí fue una sensación arrolladora, sus dedos se introdujeron dentro de mí haciéndome gritar como nunca lo había hecho. Me besó para silenciarme. Sus dedos salían y entraban dentro de mí. No sabía definir lo que estaba sintiendo, era un placer doloroso que no quería que acabara.

Sacó los dedos de mí a la par que su lengua de mi boca.

—Si te vieras...

Su mano izquierda pasó por mi mejilla, metió en mi boca su pulgar y después lo sacó tirando de mi labio.

—Tan inofensiva—susurró besando mis labios castamente.

Se alejó lamiendo los dedos que habían sido introducidos en mí anteriormente y se quitó su última prenda dejándome aún procesando esa arrolladora sensación que estaba a punto de llevarme a la locura. No podía respirar con normalidad y me había quedado sin palabras.

Jungkook estaba desnudo, completamente desnudo frente a mí; igual que yo. Ahí fue cuando la vergüenza volvió a mi persona. Desvíe la vista.

—Mírame, quiero que me veas, Cirene.

Busqué sus ojos. Jungkook volvió a dejarse caer sobre el sofá apoyándose en el respaldo. Puso una mano en mi boca desconcertándome. Él sonrió y en ese momento sentí un pequeño, bastante gran ardor en mi zona baja. Grité, y joder que si grité. Jungkook besó mi frente.

—No me muevo, tranquila—quitó su mano apoyándola en el otro lado de mi rostro—Fui algo brusco, perdóname.

—Duele—murmuré aguantando unas pequeñas lágrimas que amenazaban por salir.

—Pasará, confía en mí.

Sonrió cariñosamente antes de besarme con delicadeza. Se comenzó a alejar lentamente y volvió a entrar igual de lento. Gemí algo adolorida aún.

—¿Lo sientes?—murmuró acelerando un poco—el placer...

Gemí de nuevo, realmente estaba sintiéndolo. Una sensación satisfactoria y placentera que opacaba el dolor.

—Se siente tan bien—murmuró casi en un gruñido.

—Más—susurré avergonzada.

—Repítelo.

—Más... rápido—gemí por su embestida.

Aceleró, con ello aumentaron sus maldiciones y gruñidos a la vez que mis gemidos y súplicas de más.

Sentí que me estaba meando, urgentemente. Pero la sensación se extendía al cuerpo entero, era algo nuevo. Me arqueé cuando Jungkook comenzó a profundizar las embestidas, no tardé en sentir que realmente me había meado encima. Jungkook gimió fuertemente unos diez segundos después. Sentí que algo me llenaba, no sabría explicarlo.

—Fue asombroso—murmuró.

—Estoy agotada—susurré, ni fuerzas para hablar me quedaban.

—Yo también...

Apoyó su frente en mi hombro, estaba sudado, tanto como yo. Acaricié su cabellera.

Había anochecido y seguíamos en el sofá abrazados. Estaba literalmente sobre su pecho abrazándolo, tenía la oreja en su pecho escuchando sus latidos y divirtiéndome subiendo y bajando mientras respiraba.

—Nada de esto a nadie.

—¿Por qué?—pregunté aún hundida en su pecho.

—Porque no podía tener relaciones sexuales hasta después de casarme.

Reí junto a él. Supongo que ambos habíamos hecho algo completamente nuevo.

—Fue arrollador—murmuró rozando mi nariz con la suya.

Me sentía completa, y eso me aterraba por alguna razón.

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