El Secreto mal Guardado De La...

By _imsander

16.8K 2.2K 228

La corona guardaba un pequeño secreto que acabó enlazando la vida de Cirene y Jungkook. -Jeon Cirene, hija de... More

Prólogo
1
2.
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34.
35
36
37
38
39
40
41
42
43
Epílogo

3

457 64 5
By _imsander

Bueno, al menos me había quedado agusto tras soltar aquello, aunque los soldados que se encontraban en la iluminada sala levantaron sus armas hacia mi persona. No me moví ni una pulgada, parecían cabreados como cuando mi hermano se percataba de que le había estado robando la ropa por días. Hablando de él, escuché cómo se acercaba lentamente hacia mí, pero fue frenado de inmediato; bueno, si moría lo haría tras haber soltado una bomba. Sentía la adrenalina por mi cuerpo, acababa de hacer lo que tanto había soñado: dar la cara frente al mismísimo Rey. Llevaba tanto tiempo odiando y maldiciendo a la corona, que ahora que podía desafiarla me sentía más liberada que cuando corría por el bosque, nadaba en el lago o el aire movía mi cabellera cuando me sentaba en la roca.

El chico castaño, que anteriormente había entrado, caminó hasta estar a mi lado, mejor dicho, un par de pasos frente a mí y me dio la espalda, una espalda bastante ancha.

Sabía que había más de un príncipe, pero odiando tanto a la corona que ignoré el hecho de que aprenderme los nombres o cuántos eran podía serme útil. Ni siquiera sabía la edad de los supuestos herederos de la corona. Mi mente estaba llena del falso Kerel, y no de su familia.

El castaño me examinó fijamente antes de dibujar una sonrisa en su rostro, una bonita sonrisa para ser exactos. Su atractivo era más que aparente, incluso con mi corto conocimiento sobre hombres podía afirmarlo. Además de mi padre y mi hermano, los únicos hombres que respetaba en mi vida, los aldeanos del pueblo de abajo eran también una pequeña referencia que tenía sobre hombres.

Me perdí en sus ojos grandes y oscuros, tal vez porque su mirada era penetrante y algo escalofriante. O a lo mejor era porque quería evitar mirar esa prominente nariz que de alguna forma encajaba bien en su rostro, y mucho menos quería fijarme demasiado tiempo en sus finos labios. A quién iba a mentir, de un vistazo había memorizado hasta la marcada mandíbula y su oscura cabellera que tapaba ligeramente su frente.

—Esto es humorístico, ¿No creen?—se burló antes de poner camino hacia la tarima de nuevo.

Acababa de ganarse mi odio en ese momento, ¿Cómo que humorístico? ¿Se lo tomó a broma? Yo no estaba tomándoles el pelo, pero ellos a mí sí. Toda esa aura de perfección que mi mente había imaginado se disipó en cuando se burló de mi persona. Yo era muy orgullosa, y eso fue una falta de respeto que no olvidaría en un largo tiempo.

Vi cómo se sentó en el trono al lado de la Reina, y sentí mi enojo subir provocando que me ardieran las entrañas. En ningún segundo quité el ojo de él, y al parecer se dió cuenta pues continuó sonriendo en mi dirección. Había un par de tronos más vacíos, ¿Eran tres?

—No me gusta su mirada—comentó en alto—Llevadlos a la torre de Celcar.

¿A dónde? Miré a mi hermano, ninguno pareció entender por qué los soldados se acercaban a nosotros tan abruptamente. Me agarraron de los brazos sacándonos casi a arrastras; antes de que cerraran la puerta vi la sonrisa diabólica de ese castaño. Definitivamente acababa de ganarse mi odio.

Caminamos por largos pasillos hasta acabar frente a unas escaleras de caracol que bajaban. Nos llevaron durante largos minutos escaleras abajo hasta llegar a una zona oscura y húmeda, olía bastante mal. Según caminábamos por ese oscuro pasillo se iban distinguiendo lo que había al final: celdas. Olía a rata mezclado con la carne podrida y el olor característico de la coliflor cuando se nos pasaba; mi hermano estaba teniendo arcadas tras de mí.

—¿Aquí mismo?

Los soldados se miraron entre sí antes de tirarnos dentro de una de las celdas; nos separaron. Era un cuadrado del tamaño de mi cocina. Estirándome en el suelo por completo con las manos tocando la pared, llegaba con los pies al otro lado. Sólo había unas mantas y lo que parecía un agujero...¿Era para mear? Dime que no...

Me apoyé en la pared mirando como me ponían las esposas en mis manos y la cadena de mi tobillo; me parecía ridículo. No me resistí, no quería más problemas y obviamente no podía con siete soldados.

—¿Mi arco?

—Confiscado, claramente, niña salvaje.

¿Salvaje? ¿Cómo que salvaje?

Las esposas pesaban mucho, además estaban demasiado apretadas y podía notar que me rozaban las muñecas. Salieron de allí dejando a un soldado allí, entre nuestra celda y la de enfrente en la que estaba mi hermano encogido; no dudaba que llorara. Por la situación me parecía una buena idea también, pero estaba demasiado enojada con esa arrogancia de los Jeon.

Mi hermano levantó la cabeza y me miró a través de los barrotes.

-Cuando papá se entere nos matará—murmuró entre sollozos.

-Ya me querrá matar, no fui a por sus semillas al pueblo-dije sacando una risa a mi hermano.

No había otra que tomárselo con humor. Bufé mirando el techo oscuro, como las celdas, iban a ser unos terribles días los siguientes.

-Aunque nos matarán aquí antes-confesé en bajo viendo la ventana por la que entraba algo de luz.

Eso de al lado de la ventana de barrotes era ¿una pelota de goma?

Llevábamos todo el día allí, mi hermano estaba durmiendo en el suelo encogido; al menos eso era bastante normal para nosotros. Se me estaba haciendo eterno el día, mi único entretenimiento era silbar y jugar con la aburrida pelota. Botaba, daba a la pared, rebotaba tras de mí, volvía a la pared y la agarraba; así todo el día. Bufé al ver como la pelota se había pinchado con una piedra y se iba desinflando poco a poco. Levanté la vista cruzando miradas con el guardia frente a la celda de mi hermano. ¿No tenía nada más entretenido que hacer? Yo estaba aburrida con una pelota, pero él llevaba todo el día ahí parado y comió lo mismo que nosotros: una manzana.

-¿Puede dejar de mirarme?-preguntó rascándose la nuca.

Tenía el pelo oscuro y bastante largo, parecía joven como el que vendía especias; Colmen era de los pocos con los que intercambiaba palabras del pueblo.

Me señalé con una sonrisa irónica, como si no supiera que hablaba conmigo en esos momentos.

—Mi entretenimiento acaba de fallecer—señalé la triste pelota desinflada—No tengo nada que hacer.

Los ojos del soldado me recorrieron lentamente, no parecía muy tranquilo hablándome. Aunque yo tampoco lo estaría en su lugar, normalmente, allá abajo no había niños, sino delincuentes.

—Puede calmarse, no somos asesinos.

Pareció dudar antes de preguntar qué hacíamos allí entonces. Sonreí antes de soltar que había, de alguna manera, ofendido a los reyes.

—¿Podría contarnos algo mientras deciden qué hacer con nosotros?

Ese soldado fue agradable con nosotros, tanto que llegó a hacerse nuestro compañero durante un par de días. Nos contaba historias realmente cómicas y nosotros le hablábamos de nuestras cazas; le sorprendía mucho nuestra forma de vivir. Él estaba acostumbrado a las comidas cortas en un horario específico además de ser todo proviniente de la cocina real.

La vida en el bosque era repetitiva pero complicada. Cazar era aleatorio, a veces había algo y otras no, la cosecha funcionaban de forma parecida. La comida no nos duraba días por lo que debíamos consumir lo que pudiéramos cuanto antes. Lo peor era el tiempo libre, yo leía algunos libros que compraba en el pueblo y mi hermano jugaba con un balón que también consiguió de sus "amigos" pueblerinos. A veces intercambiábamos hobbies para variar, aunque dar patadas a un balón no era mi fuerte.

—¿No os agrada?

Asqueé aquel plato repleto de un líquido algo espeso rojo y lo que había denominado antes el soldado: arroz. No me estaba agradando mucho.

—Claramente, no. ¿Qué decís que era esto?—preguntó mi hermano señalándolo.

—Arroz con tomate, ¿Qué coméis vosotros? Es algo natural aquí.

—Xavier, Xavier, Xavier...—señalé el plato—Cultivo tomates, y esto no lo es.

La comida que nos traían sabía realmente mal, a pesar de que Xavier, el soldado, nos decía que era lo normal para ellos.

—El arroz se lo compramos.al reino de al lado, aquí no se cultiva.

—Arroz...—susurré, no había escuchado hablar de él.

¿Cuánto tiempo pasaríamos allí? Ya había descubierto el arroz, un filete mal cocinado, un pan más duro que las piedras y lo que ellos dijeron que era cerdo... pero poco sabía a eso.

Xavier me había conseguido otra pelota.

Cuando mi tripa rugió de nuevo comencé a escuchar unos pasos acercarse. Iba a preguntar a Xavier, pero parecía demasiado concentrado en el truco de magia que hacía mi hermano con el vaso y los huesos de la comida de antes de ayer. Pronto supe quién era aquel que se acercaba. Una voz se presenció haciendo eco en la torre. Reconocí la voz y por eso volvió mi mal humor al instante.

-¡Xavier, sácalos!

El soldado saltó del susto, miró aterrorizado al irritante chico que nos metió allá abajo antes de acercarse rápidamente a la celda de mi hermano para abrir. Cuando abrió la mía me quedé en el suelo observando su sonrisa, ¿Qué era tan gracioso? Xavier me desencadenó agradeciendo que nos liberaran, al parecer no le agradaba que unos niños tan "agradables" estuvieran allí abajo.

Me levanté entumecida, llevaba mucho tiempo sentada.

—Se os ve bien.

¿Ese chico quería pelea? Afortunadamente para él, aparecieron varios soldados más en aquel lugar; sino no hubiera podido controlar mi temperamento. Comenzaron a caminar hacia la salida, no les seguí hasta después de abrazar a mi compañero Xavier. Algunos de los soldados trataron de llevarme agarrada, no sólo a mí, a mi hermano también; pero no me gustaba esa idea. Estuve todas las escaleras discutiendo con algunos soldados hasta llegar a una amplia sala iluminada. El tejado estaba demasiado alto, y todo alrededor eran cristaleras que iluminaban sorprendentemente la habitación sin necesidad de velas. No pude disfrutar de aquel lugar debido a las aparentes prisas, continuaron caminando a paso rápido por los largos pasillos hasta volver a la sala del trono; recordaba al detalle esa puerta. Nada más poner un pie allí, una figura completamente reconocible me causó escalofríos: mi padre estaba frente a los Reyes estos últimos sorprendidos.

El chico que nos había guiado continuó andando hasta su elegante silla. Se sentó colocando su pierna sobre la otra rodilla y cruzado de brazos nos observó. ¿He dicho ya lo mucho que odio su sonrisa?

Los soldados se dispersaron, y en cuando hizo eco el sonido de la puerta al cerrarse, mi padre se dio la vuelta mostrando su ira pura. Tragué en seco maldiciendo la suerte de mi hermano que se había escondido, como si mi altura le opacara, tras de mí.

-¡Vosotros dos!

Llevé mi mano a la nuca con nerviosismo y sonreí nerviosa. Mi padre cabreado era peor que tener un par de lobos delante.

-Hombre, papá...—di un par de pasos echando mi, tras unos cuantos días, sucio cabello—lamento no ir a por tus semillas el otro día—sabía que no estaba cabreado por eso, pero había que destensar el ambiente asesino en mi dirección—se me complicaron las cosas-dije señalando el palacio en el que estábamos.

Típico de mí, algo de humor para suavizar el ambiente.

-¡Estáis muertos niños!

Bueno, podría ser peor...

Continue Reading

You'll Also Like

7.9M 308K 58
Ebony is haunted by the voice of a man who claims she is his long lost bride. ⭐️Number #1 in Vampire⭐️
16.1K 1.3K 15
"A love built on greed cannot long endure..." (Y/N) never really wanted much of anything. She was happy enough having a roof over her head, food in...
35.3K 650 21
The Scooby Gang go to KISS World for some fun; but, of course, like everywhere they go, there's a mystery to solve. Ember, also known as the She-Dem...
1.6M 39.6K 52
all elena needed was just a little bit of money to get through the tough times that college can bring. her friend offers to help her out by taking he...