CUANDO TE VUELVA A VER [AMORE...

By ANGEL_SP

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TRILOGÍA AMORES [1] Se dice que a la vida de una mujer llegan dos hombres. Uno es su alma gemela y el otro... More

PRÓLOGO
PREFACIO
PLAYLIST
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPITULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPITULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPITULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36 🎃
CAPÍTULO 37 🎃
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58 🎂
CAPÍTULO 59 🎂🧨
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85 (FINAL)
EPÍLOGO
LQNTD (PARTE II)
EXTRA (CL)
¿CTVAV EN FÍSICO?

CAPÍTULO 62

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By ANGEL_SP

Lo veo en el momento que levanta la mirada del teléfono, es Nathaniel. Está aquí. Se aproxima a pasos largos con un maletín que sostiene con una mano. Quedo estática hasta que se encuentra a solo un metro de mí, no me he movido y él tampoco lo hace, me mira inspeccionando mi rostro.

—Hola— dice después. Mis ojos amenazan con cristalizarse, pero no permito que ese sentimiento me venza. —¿Un abrazo?

Sonrío viéndolo soltar aquel bolso mediano, sus brazos me envuelven y aunque él no lo sepa ahora estoy feliz de verlo. Me permito olerlo un segundo, la colonia de usual de Nate se percibe en su camiseta blanca. Extrañe ese olor, no es nada comparado con Caleb, pero lo extrañe.

—Lamento haberme ido así— susurra sobre mi cabeza.

—Lo que vas a lamentar es no salir al campo ahora Archer— el coach me hace tomar distancia de su jugador. Me fijo en mis pies, Locky está olfateando sus zapatillas Nike. Nate también lo ve, pero no hace pregunta al ver a su entrenador con el ceño molesto.

Le muestra una sonrisa amigable. —Es un gusto verlo coach— el castaño le tiende la mano y el coach fulminante la termina estrechando. Con fuerza tira de él que termina en un abrazo y una palmadita brusca en el hombro izquierdo.

—Es bueno verte muchacho.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro, puede que Gregory no creyera en su hijo, pero si alguien lo hacía era el mismo que lo había visto salir desde lo más abajo, su coach.

—¿Cree que puedan resistir el primer cuarto sin mi?— pregunta Nate.

El coach me mira un minuto y luego a él. —Haré lo que pueda. Date prisa.

Lo observo salir hacia el pasillo y Locky me hace presionar la correa, al parecer le ha gustado Nate porque intenta ir hacia él nuevamente.

—¿Quién es este pequeñito?— se sienta en la banca y con sus manos lo llama para jugar con él.

—Locky.

El mencionado se acuesta en el suelo, hasta deja que le acaricie la barriguita. Estoy celosa porque siempre tenga ese toque en niños y animales.

—Con que te gusta esto— dice moviendo sus dedos mientras que Locky mueve la colita.

El sonido de la banda empieza a sonar un poco lejano de nosotros, el juego está por empezar y él aun ni se ha vestido.

—Deberías ponerte tu uniforme.

—Estoy nervioso— frunzo el ceño, realmente lo estoy viendo ahora y no parece estarlo. —Ayer creí que no vendría. Y luego me vi conduciendo hasta aquí.

—¿Estás bien?

—Si— dice alzando la cabeza. Esos ojos verdes que no vi por días me interceptan. —Solo necesitaba un respiro. Y pensar bien

Doy un paso hacia él. —¿Lo has conseguido? — Nate asiente. —¿Quieres salir a jugar?

—Si— sonríe, conozco esa sonrisa. — Quiero poder contarle que cumplí uno de mis sueños.

—¿Contarle?

—A mi hijo— la respiración se me corta un segundo. Oh. —Aún suena raro decirlo... mi hijo— intenta de nuevo. Mueve la cabeza con una sonrisa aún más grande. —Lo he visto todo. Voy a darle todo el amor que necesite Harriet, seré el padre que apoye sus sueños, así suenen absurdas o tontas. Le daré la posibilidad de expresarse y luchar por lo que quiere, nunca le va a faltar nada, pero siempre tendrá que demostrar que lo merece. Yo voy a darle todo lo que tuve y lo que no tuve también.

Siento el oxígeno llenar mis pulmones observándolo desde arriba, necesito unos segundos para comprender que Nathaniel Archer ha dicho cada palabra. Las tiras de sus labios se estiran sin dejar de verme.

—¿Crees que he perdido el sentido?

—No— me acerco más.

—Lo he pensado mucho, quizás no pueda estar en un equipo profesional...

—¿Por qué no?

—Porque me enfocaré en ABC. Soy bueno en eso también.

—Pero es otro de tus sueños...

—Lo era. Si me das a elegir entre un equipo profesional o mi hijo, lo elegiré a él. Siempre— sus ojos llevan un destello que nunca antes he visto. —Podre enseñarle a jugar— sonríe ante sus propias palabras. Yo debo hacerlo también porque la imagen llega a mi mente. Nate enseñando futbol americano a su hijo.

—¿Y si es niña?

—Defensa personal— suelto una carcajada.

—¿Lo has pensado todo cierto?— pregunto viendo como esa sonrisita no desaparece.

—Así es— se coloca de pie. —También en ti.

—¿En mí?

—Harriet has sido parte de mi desde que tengo uso de razón— es cierto. —Te amo— eso es muy repentino y está muy cerca. —Eso no ha cambiado, pero entiendo que ahora tu corazón le pertenezca a alguien más. El mío será tuyo por siempre, cometí errores y no puedo lamentarme ahora que uno cambiará toda mi vida— intento seguir el ritmo con el cual se desenvuelve. —Pero puedes contar conmigo, si algo te pasa puedes venir hacia a mí. Quiero que lo tengas claro porque yo estaré cerca... como cuando éramos niños.

Mi corazón se me encoje con lo último, no quiero llorar, pero sé que he soltado una lagrima cuando él pasa su pulgar sobre mi mejilla.

—Perdón por haberte lastimado— niego refugiándome en su pecho.

Realmente necesitaba mucho de esto. Ya no me importa lo que paso entre nosotros, lo que paso en Halloween y después, que importancia puedo darle después de escucharlo. Me hacía falta, Nate me hacía falta.

—Hey— me hace verlo. —¿Ha pasado algo? O...

—No— miento. —Me he puesto emocional. Tienes que salir. Vamos.

Nate me sigue con sus ojos hasta que llego a la puerta. Locky se resiste en salir. —No voy a partirle la cara si no quieres.

Alzo a Locky evitando contestar eso. —Te veo afuera.

—Harriet— me llama de nuevo. Me asomo solo un poco por la puerta. —Gracias por venir hoy.

—Soy un amuleto— me encojo de hombros y salgo.

Si no fuera por el partido me hubiera quedado, hubiera preguntado donde estuvo y que hizo, pero no puedo hacer eso, afuera hay un equipo que lo necesita, no puedo ser egoísta y menos provocar un problema en medio juego. Nate necesita salir a ese campo y demostrar de lo que está hecho. Las tribunas han sido llenadas por dos hordas de fanáticos, los Falcons de rojo y los Guerreros de azul, ambas complementadas por familias, jóvenes y hasta niños de todas las edades.

Las palabras de Nate vuelan por mi mente, va ser padre, y en el fondo sé que lo hará bien. Su carrera esta punto de acabar y una nueva faceta empezara con el.

Tomó asiento en la fila delantera, Sky está aquí con las palmas clavadas en el asiento de plástico.

—¿Y esa sonrisa?

—¿Cuál?— digo borrando su existencia. Acomodo mi cabello.

—La de boba.

Bien, puede que Nate me contagiara su felicidad. ¿Cómo no hacerlo?

—Ya sabes— me enojo de hombros.

De pronto, escucho el grito de la gente. Sky voltea con prisa y admirada. Ahí está él, corriendo con su casco blanco en mano, con una mano saluda a la tribuna hasta llegar a sus compañeros de banca, les da un golpe de puño a cada uno.

—No me dijiste que Nate volvió— chillan a mi lado.

Sky esta tan entusiasmada que toma mis hombres agitándolos un poco, no es la única pues una mirada sobre mi hombro me hace ver a la hinchada del blanco y azul levantarse para ver al número 10.

Mi sonrisa se agranda hasta que unos ojos curiosos se cruzan con los míos, es imposible no verlos, son grises e intensos, no sé por qué, pero creo que podría reconocer esos ojos en cualquier lugar.

Su gorro negro cubre sus cabellos oscuros. Caleb está en la fila situada arriba del túnel de ingreso de los jugadores, sus brazos se recargan en el parapeto de concreto mientras que sus dedos se unen en un gran puño.

Si vino, pero dudo que sea a verme. La persona sentada a su lado se levanta asomándose a ver lo que la mayoría de personas ya ha visto. Volteo desconectándome de él. Esta con compañía, Amber, claro que tenía que venir con ella.

—Ay no— me enfoco en mi amiga. —¿Quién la dejó entrar?

Sus ojos se clavan en la otra Collins, Katherine viene caminando como si se tratara de una pasarela, no sé si sabe que este es un partido, pero ella usa tacos y vestidos, últimamente prefiere de esos que no se ajustan al vientre. El silbato suena sobresaltándola a ella y a mí, opto por volver a ver al frente.

Los chicos ya han empezado con el segundo cuarto y no van tan mal. A unos tres metros más adelante puedo ver al coach con las manos en la cintura.

Justin, a quien encuentro por su número de camiseta hace una señal al número 54 no estoy segura que significa pero puedo asegurar que es la siguiente jugada que Nate entiende agitando la cabeza. El balón es lanzado hacia atrás y el número 18 lo recibe mientras que otros cinco corren a asegurar la zona, es como una manada detrás de carne fresca. Aterrador y anhelado. Encuentro a Nate al otro lado del campo, ni siquiera se en que momento corrió hasta ahí, pero con una mano pide el balón. Lo lanzan y....lo atrapa. Silbato.

Todos vuelven al centro formando fila y siguiendo a sus posiciones correspondientes. Sky se ha comido todas las uñas de sus manos y estoy a punto de entregar las mías para que siga en su labor. Los Falcons son muy buenos, su coach es muy reconocidos como la universidad a la que pertenecen, es normal que llegaran a la final. Se encuentran entre los tres mejores equipos.

Mi pecho tiene una revolución cuando hay otro tiro del balón, Justin corre por el, su mano se levanta para capturarlo... solo sus dedos llegan a rozarlo. Se le escapa.

—¡Por favor Garret!— grita el coach de los guerreros.

Otra vez, el silbato vuelve a sonar y los Falcons aprovechan en recibir el balón, nuestro equipo de ofensiva va traes él y con una atrapada del jugador rojo dos jugadores caen sobre el césped. Balón suelto.

Las personas del estrado empiezan a inquietarse y a susurrar que posiblemente no acabemos ganando, Si esto se tratara de murmullos ya hubiéramos perdido, estos chicos están matándose en el campo. Yo creo que aún tenemos posibilidad.

Nate hace una señal a Justin y este inmediatamente hace un gesto con los brazos al árbitro cerca de él. Tiempo muerto. Los jugadores se aproximan a tomar agua mientras que el capitán y el mariscal de campo se acercan a coach. Nate me sonríe detrás del caso puesto, no ha pasado más de cuatro jugadas y el ya está con el rostro empapado de sudor.

El coach toma de las rejas del casco del número 12 y con unas palabras le da un golpe al lado del casco. Nate es más paciente en ver a nuestros lados, se a quien busca. Katherine se levanta y con los dedos hace un llamado. No me dijo si ya hablo con ella pero por su hazaña entiendo que no.

—Me va dar algo— ya somos dos.

El partido se reanuda llamando a cada jugador al centro, los guerreros van cuatro puntos abajo. El rector de Hasting se cruza de brazos observando al equipo que ha apoyado desde inicio de temporada, hay varias partes administrativas entre el público que no había podido apreciar antes. Locky ladra con el sonido del silbato.

El árbitro está atento todo, pero cuando un montón de jugadores rojos caen sobre uno de los nuestros el juego vuelve a detenerse.

—¿Quién es?

Por más que reviso el número no lo recuerdo. El jugador se levanta y como si no hubiera pasado trota por el campo. No se ha hecho nada. La otra parte del juego los Falcons se mantienen con una buena racha, repito, estoy segura que los guerreros pueden hacer algo aún.

El snapper recibe el balón y con una rapidez logra evadir a varios Falcons para lanzarlo lo más lejos posible. El número de Justin corre por el campo en un segundo intento de atraparlo.

—¡Si!— grita Sky con los puños arriba.

El coach aplaude a su capitán y todos tomamos un respiro de esperanza, nadie sabe lo que puede pasar ahora. Pero una cosa es segura, el marcador esta 28 - 28.

La alineación vuelve a formarse, esta puede ser la última jugada y yo quiero ver que es lo que hace Caleb antes. Volteo con un poco de temor de ser atrapada, sus ojos están en el campo mientras que Amber mueve los labios. ¿Ahora están juntos? La pregunta aparece en mi mente como los ojos de la rubia atrapándome en mi desfachatez. No hay burla cuando lo hace, solo sorpresa. Una que a mí me duele.

—Si ganamos hoy voy a nombrarte mi amuleto de por vida— escucho a Sky.

No me atrevo a responder a eso. Ahora en serio que necesito confiar en aquella tonta creencia, quiero que ganen, quiero la victoria para el blanco y azul. Para Nathaniel.

El silbato hace que abra los ojos esperando no parpadear ni una sola vez, el balón es pasado por las piernas del número de Archie y es Justin quien lo obtiene, con estrategia más de tres chicos intentan impedir que lleguen a él. Uno mis manos viendo al valioso objeto ser arrojado por el aire. Nate lo atrapa y con toda la velocidad que alcanza evade a un Falcon que viene dispuesto a derribarlo. El estadio se envuelve en un suspenso cuando está justo por anotar... no hay defensas cerca, pero si un oponente dispuesto a tirarse sobre él. Puedo ver la línea pintada de blanca cuando su cuerpo cae muy pero muy cerca.

—¿Lo hizo? —grita Sky confundida.

El silbato suena y el Falcon que cubre el cuerpo de Nate se levanta. Hay un montón de murmullos y gritos cuando el hombre de líneas blanco y negro estira el brazo hacia la derecha. La tribuna explota en gritos ahogando el mío.

Es oficial, los Guerreros son los ganadores.

—¡Lo hizo!— grita mi amiga saltando sobre mí.

Sus brazos me aprietan para dar saltitos. En media celebración el papel picado empieza a caer sobre mi cabeza, el equipo se reúne entre abrazos. Nate es alzado en los brazos de sus compañeros mientras sostiene el balón al que se ha aferrado más años de los que alguien puede creer.

Nadie, pero nadie podía pensar que hoy habría un desempate tan reñido. Nate y yo cruzamos miradas y aunque esta en los hombros de sus compañeros alcanza a levantar la palma abierta a su pecho, el mismo lugar donde antes formaba el medio corazón. Lo entiendo sin que tenga que decir una sola palabra, asiento con la más sincera sonrisa que puedo darle. Él alza la cabeza al cielo con los ojos cerrados.

Sky sale disparada a los brazos del rubio, capitán del equipo con la victoria, con dulzura veo que Justin se quita el casco para dejarlo caer sobre el césped. Sky termina por saltar sobre el otorgándole un beso lleno de desespero. Cada novia, familia y amigo de jugadores se anima a bajar de las tribunas para felicitar a los chicos.

Mis ojos viajan a Locky quien también intenta ir a Nate, no se lo permito ya que veo a la madre de su hijo adelantarse. Nate le da un abrazo y aunque sé que pronto formaran una familia me es inevitable recordar los días donde yo era la que iba hacia él.

Casi puedo ver al niño que se disfrazaba de jugador los 31 de Octubre, nada va quitarle esto a Nathaniel, este logro por el que tanto lucho al fin se cumple en su último año. Su sonrisa es genuina y aunque muchos festejen con él ninguno sabe todo lo que ha tenido que hacer para conseguirlo, ni yo me encuentro segura de saberlo por completo.

La correa de mi amiguito vuelve a tensarse con los ladridos que no se detienen. Sé que quiere ir con Nate pero me llevo la sorpresa de que no es esa dirección a la que intenta acercarse. Ha tomado posición segura y lucha por salir de mi control.

—Dante— grita un chico que va bajando la gradas.

Necesito entender que le habla a Locky cuando de un salto llega a nosotros, lo acaricia con desesperación y debo admitir que he quedado absorta viendo la escena.

—Eres tu— dice el chico con emoción palpante.

Sus manos los acarician mientras que el cachorro intenta subir por su cuerpo. El sollozo que oigo provenir de Locky me derrumba.

—¿Tú eres su dueño?— pregunto con un poco de tristeza.

El chico se deja lamer el rostro mirándome desde abajo. Tiene ojos azules. Por su camiseta se que pertenece a Hasting.

—Si. Lo he estado buscando por todos lados— se coloca de pie. —¿Dónde lo encontraste? —parpadeo. —Perdón. Soy Ben.

Analizo su rostro, tiene la mandíbula marcada y dos hoyuelos singulares. Quisiera encontrar algo negativo en él, pero es que no veo nada que señale peligro.

—Harriet.

—¿Tú lo has estado cuidando?—pregunta sin dejar de mirarme.

Miro detrás de él, en esos asientos donde antes estaba Caleb, ya no hay nadie ahí. Ni Amber.

—Si.

—Necesito agradecerte, deja que te invite a...— niego repetidas veces. —Claro que sí. Por favor...

—No es necesario.

—Pero lo has estado cuidando por mi...

Antes de que pueda decir algo alguien más se me adelanta.

—Como odio a los tipos que no entienden un no de respuesta.

150322

Nadie debe esperar una semana nunca más Actualizaciones Martes y Sábados. Si esto no fuera posible la publicación seria al día siguiente.

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