CUANDO TE VUELVA A VER [AMORE...

By ANGEL_SP

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TRILOGÍA AMORES [1] Se dice que a la vida de una mujer llegan dos hombres. Uno es su alma gemela y el otro... More

PRÓLOGO
PREFACIO
PLAYLIST
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPITULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPITULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPITULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36 🎃
CAPÍTULO 37 🎃
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58 🎂
CAPÍTULO 59 🎂🧨
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
CAPÍTULO 73
CAPÍTULO 74
CAPÍTULO 75
CAPÍTULO 76
CAPÍTULO 77
CAPÍTULO 78
CAPÍTULO 79
CAPÍTULO 80
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85 (FINAL)
EPÍLOGO
LQNTD (PARTE II)
EXTRA (CL)
¿CTVAV EN FÍSICO?

CAPÍTULO 60

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By ANGEL_SP

Me despojo del terrible mechón de cabello que cae sobre mi cara.

Al poco rato lo siento otra vez.

Arrugo mi nariz molesta con el inquietante cosquilleo que amenaza en sacarme de mi sueño. Una risita se escucha a mi lado, el colchón apenas tiembla, pero es lo que basta para que decida abrir los ojos. Me adapto a la luz del día, no muy feliz.

—Buenos días, loca.

Caleb está viéndome, sostenido por su codo clavado en el colchón. Sus dedos sostienen el mechón de mi cabello a centímetros de mi rostro.

Proceso lo que sucede, parpadeo un par de veces. Caleb sonriendo, sin camiseta y tomando mi cabello. Antes de poder reclamar algo miro mi cuerpo, apenas estoy cubierta por la delgada tela. Recuerdo cada cosa, otra vez, todo lo que ha pasado, recuerdos que aparecen y desaparecen.

Él y yo... nosotros... cama... de rodillas... lengua... sabanas... flujo...

Alzo la tela hasta la mitad de mi rostro. Puede que tenga la camiseta puesta, pero ahí abajo no siento nada.

—Buenos días— susurro. Caleb parpadea, relajado y risueño. Carraspeo viendo cualquier otro punto, menos a él. —Podrías...— señalo por donde mis recuerdos me dicen que puede estar mi ropa interior.

—¿Traerte tus bragas?— si, lo está disfrutando. —Yo fui quien te lo quito ¿Qué te hace creer que quiero que...?

—¡Caleb!— quito la sabana de mi rostro.

—Hum— frunce los labios. —Así no decías mi nom...

—¡No...— tomo aire— termines esa frase.

Caleb se abalanza sobre mí y hunde su cabeza en el hueco de mi cuello, me toma desprevenida y su brazo pasa por debajo de mi cintura abrazándome de esa forma. —Pero no te enojes.

Va a provocarme un paro cardiaco. ¡Lo juro!

Puedo sentir el momento que inhala y exhala sobre mi pecho, su cabello huele al shampoo que ya use. No puedo luchar contra él, relajo mi cuerpo tentada de pasar los dedos por sus cabellos negros.

Su pecho se infla mucho más cuando mis dedos pasan por sobre su cabeza. —No te detengas por favor.

Me hinco sonriendo. Mientras se mantenga oculto en mi cuello puedo seguir haciéndolo, acomoda su mejilla y empiezo a preguntarme si un algún día va a querer salir de ahí, porque no me gustaría que lo haga.

Cuando su respiración se hace un poco más pesada escucho que gruñe, no me he detenido así que decido preguntar si algo sucede.

—No quiero ir a clases— detengo mi acción.

También tengo clase.

—¿Podemos quedarnos aquí?

¿Me está dejando decidir?

Aunque quiera, no puedo. Hoy tengo la revisión de la Srta.Morgan.

—Eso quisiera. Pero hoy tengo algo importante.

Caleb se remueve hundiendo más su cabeza. Luego, exhala fuerte. —¿Al menos puedo llevarte? No quiero estar aquí sino estas.

Se me ensancha el corazón escucharlo hablar así. Me odio.

—Claro— digo tragando las ganas de ver sus ojos y besarlo.

Lo confieso, de todas las imágenes que creí que pasarían después de... anoche, ninguna involucraba tenerlo así, sobre mi pecho, sujetándome como si fuera un pequeño niño.

Se levanta pareciendo aún más infantil, sus ojos están un poco rojos, puedo suponer en que ha estado con los ojos cerrados todo ese tiempo. Puede deberse a solo hemos dormido menos de tres horas.

—Ten— miro su mano hecha puño, extendida a la altura de mi rostro.

Sus dedos se abren mostrándome una bolita de encaje blanco en su palma.

¡Lo tuvo todo el tiempo!

Levanto mi rostro con los ojos entrecerrados; sin embargo, la imagen que encuentro me quita cualquier sentimiento, se está sobando uno de sus ojos.

¿Cómo hace para verse tan tierno y salvaje a la vez? ¿Caleb... que me estás haciendo?

Tomo mis bragas sintiendo el cambio en mi ritmo cardiaco.

—¿Qué pasa?— pregunta.

—Nada— quito importancia.

Igual no puedo moverme sabiendo que sigo desnuda en la parte más importante.

—Bien— ruego para que deje de observarme así. Hasta sus ojos soñolientos son hermosos. —Supongo que quieres que me vaya.

—Es tu departamento— señalo. —Y no, no quiero que te vayas— pero...

—Pero quieres que te deje para que te vistas— me lee la mente.

No lo niego.

Bosteza.

—Puedo hacer eso— me da un beso que apenas tocan mis labios. —Solo debes decirlo.

Quedo perpleja con Caleb levantándose y entrando en su baño. Volteo incapaz de entender a este chico. Él claramente me entiende mejor yo misma. Rápidamente, me coloco de pie y empiezo a vestirme, recojo mi short.

No tengo tiempo de volver a mi departamento, pero aún tengo el jogger.

No pasa mucho para que Caleb salga recién bañado, me quedo muda ante la vista, son las gotas que traen su cuerpo o la cadena que lleva puesto al rededor de su cuello.

—¿Me queda bien?— pregunta.

Él sabe la respuesta, pero aun así hace que me ruborice. Evito ver más abajo de su pecho, necesito moverme o nunca voy a salir de aquí, no tengo tiempo para distracciones. Ni siquiera de las buenas.

En el auto, recibo sus miradas mientras conduzco. Hemos salido juntos a pesar que él no tiene clases hasta más tarde. —¿Tengo algo en la cara?— estoy consciente que me arregle de prisa.

—Para nada. Te ves más radiante que nunca.

Ok. Recibir halagos no es lo mío.

—Me harás poner nerviosa— apreto el volante, concentrándome en la autopista.

—Dijiste que nada podría distraerte conduciendo— buen punto. Pero eso fue antes de que un pelinegro de ojos hermosos me estuviera viendo. —¿Te distraigo?

¡Si! Me estás mirando con esos ojos tan...

El claxon de un auto me hace saltar. Caleb se abalanza lo suficiente para mover el timón escapando de cualquier impacto.

—Cuidado, loca. No hemos procreado aún.

Mis mejillas se tiñen de un rojo que logro ver desde mi espejo retrovisor. Hasta el cuello se me ha puesto así.

—A decir verdad nos falta dar el paso vital para eso. ¿No crees?

¡Basta!¡No volveré a conducir con Caleb a mi lado!.

(...)

Corro todo lo que me permite mis piernas, llevo diez minutos tarde, doblo dos esquinas y para la última tropo un poco más despacio. La puerta está abierta, lo que quiere decir que no me quedaré afuera.

Antes que pueda llegar a entrar veo hacia los lados, hay dos personas hablando del otro lado del pasillo. Un pelirrojo y una rubia, los conozco, James y Katherine. Su plática parece más una discusión, el chico, que insulto a Sky en la fiesta en la casa de las Collins, mueve los labios muy rápido. Katherine nunca se queda atrás, levanta el mentón dispuesta a no quedarse callada.

Ambos se percatan de mi presencia por mis pasos. A él no le importa pues solo me mira con indiferencia y vuelve a ver a la rubia.

—Solo déjalo fuera— concluye saliendo de la conversación y tomando rumbo por el pasillo.

Katherine se cruza de brazos con su semblante endurecido y serio.

—¿Sabes donde está Nathaniel?

Me es difícil no enfocarme en lo que sé que crece en su vientre. Es muy pronto para notarse, está claro, pero de todas formas me pregunto como ha llevado la reacción de Nate.

—¿Acaso quieres una ecografía? Puedo darte una mensual

Aprieto los dientes para soltar algo que pueda herirla. Quiero paz, nada más.

—No sé donde está. Pero me dijeron que quería estar solo.

Katherine bufa blanqueando los ojos. —Típico de él. La última vez que me dijo eso se fue contigo. ¿Crees que ya consiguió a otra?

¿Cómo puede hablar así del padre de su hijo? ¿Son las hormonas?

—Srta. Moore— veo a la Srta.Morgan salir del salón. —¿Va usted a entrar a clase o no?

—Si— digo con pena. Giro a ver a Katherine, pero ella ya ha empezado a alejarse. —Lo siento— digo antes de ingresar.

Han pasado horas cuando el reloj marca la culminación de la clase. Mi pierna deja de moverse impaciente por salir, todo el rato he estado pensando en Caleb, que está durmiendo debajo del árbol donde comemos y hablamos.

Dios, tienes que sacarlo de mi mente. Por lo menos en clases.

Me doy prisa en llegar a ahí, pero él ya no está. Me imagino que su clase ya empezó o le surgió algo, como sea me entristece no verlo.

—¿Buscando a tu romeo?— me encuentra Sky.

—Paseando— miento.

—Claro. Y yo no tuve el mejor sexo anoche.

Abro los ojos, no hace falta pensar mucho en que es lo que se me viene a la mente.

No por favor.

—Oye—me señala Sky. Un pánico entra en mi cuerpo. —¿Es la ropa de ayer?

—Eh...

—Claro que lo es. Nunca olvidaré la noche que Harriet probo de la buena— pasa su mano por el aire, como si estuviera escrito ahí en el aire.

—No es para tanto.

—Cierto. Todo porque tu noviecito quiso llevarte a dormir.

Sí. Dormir.

—Espera. ¿Qué fue eso?

—¿Qué fue que?

Me observa más detenidamente. —Déjame verte— toma mis hombros y yo empiezo a sentir temer por mi estabilidad. —Aquí hay algo diferente.

—No sé de que hablas.

—Solo dices eso cuando si hay algo.

¿En serio? No me di cuenta.

—suéltalo.

—No— camino a mi auto antes que diga algo.

—¡Soy tu mejor amiga! Debes decirme.

Mejor sigo caminando.

—Vamos, no puede ser tan malo. Yo sé cuando tuviste tu primer beso, tu primer periodo, tu primer tampón, tu primer...

—Ya entendí.

—Entonces. Acaso él... — su silencio me confirma mis sospechas. — ¿Te desfloro?

—¡No!.

—¿Te propuso matrimonio?

—¿Qué? De dónde sacas.... Olvídalo.

Quito el seguro y abro la puerta.

—Aja. Pero hizo algo ¿no?

Le doy una mirada reprobatoria y finalmente subo a mi auto sin darle lo que quiere. Espero que nadie más intente eso en Fiore.

(...)

Las puertas metálicas se abren y un montón de trabajadores se atraviesan en mi camino. La única que viene a salvarme es Cassie.

—Harriet— viene a mí con una expresión de terror.

No llegó a preguntar que ocurre pues veo como detrás de ella aparece el Sr. Lodge a pasos rápidos y largos.

—¿Dónde está?— exige saber.

No entiendo a qué se refiere.

—Caleb, niña. ¿Dónde está?

Mis manos tiemblan sintiendo mi teléfono entre una de ellas. Entonces no ha llegado aquí tampoco.

—No lo sé Señor. No lo... — el hombre alza una mano para que me calle.

Sus manos en su cintura y lo impaciente resaltan en él. Acomoda su traje con la mirada más severa que le he visto.

—Ese crío me va a oír— dice desafiante antes de dar media vuelta.

Me quedo estancada en mi lugar viendo como ingresa a sala de juntas, hay otros hombres ahí.

—Hoy es la junta de fin mensual— explica Cassie. —¿De verdad no sabes dónde está?

Niego.

Alzó mi teléfono y reviso los mensajes.

No hay nada.

Supongo que debo avisarle que debería venir ahora, quizás aún está en la universidad o fue al hospital. Hago la llamada y dejo que timbre hasta el último pitido. No responde.

Cassie mira desde su mostrador la sala de hombres mayores. —Pocas veces he visto a todas las áreas reunidas. ¿Crees que nos despidan?

No pienso que eso pase en una junta mensual, pero de todas formas creo que el que estaría con mayores problemas es Caleb.

Mi teléfono vibra y rápidamente compruebo.

Mensaje — Caleb

Estoy resolviendo un asunto.

¿Un asunto? ¿Más importante que venir al trabajo? Creo que si fuera Alessia él ya me hubiera dicho. ¿O no?

¿Alessia está bien?

Sí. No te preocupes.

Si hubiera querido decirme que pasa ya hubiera escrito algo más. Bloqueo la pantalla.

—Oye— me estira su teléfono. —¿Está guapo?

Hay una fotografía de un chico moreno. Es simpático.

—¿Por qué?

—Saldré con él— teclea su pantalla táctil, y luego vuelve a verme. —Ya puedo tener citas y todo por Caleb.

—¿A qué te refieres?

—Mi ex, el psicópata — lo recuerdo por Devi. —Caleb le dio un golpe ayer. O eso me dijeron. Me hubiera encantado verlo, siempre creyó que Caleb no mataría una mosca por lo relajado que siempre se mantiene. Hasta cuando me vio con él, en el centro comercial.

—¿Salias con Tanner Hill?

—Por error. Caleb me ayudó a deshacerme de él. Aunque tuve que insistirle— es por eso que lo vi así los primeros días de clase. ¿Fingiendo?. —Por cierto. ¿Por qué lo golpeó? Siempre era de mantener calma y eso.

—Él... dijo algo que no le gusto.

Cassie alza las cejas pensando en mis palabras, no insiste en saber que fue lo que dijo.

Tras una mirada en la sala, los ojos del padre de Caleb me atrapan de imprevisto. Me enderezó y me despido de Cassie para ir a la oficina.

Realizo mis obligaciones mucho antes de poder ver la hora de mi computador o teléfono. Dejo preparado cada encargo que se me ha asignado, una revisión de Caleb bastará para cerrar folios. Si tan solo hubiera señales de él.

Cassie es la que me despierta del trabajo para irnos de la editorial. Ambas nos despedimos en la acera. Me lo pienso cuando enciendo el motor de mi auto, viendo el asiento vacío de mi lado. Departamento si, pero mío o... de Caleb.

Tal vez paso algo y necesita ayuda. Asimismo puedo aprovechar en ver a Locky.

Decidido.

Entro al Black Day. Devi me estrecha en brazos apenas me ve, está sola en la barra, atendiendo.

—¿Ya te sientes mejor?

Que vergüenza. Ella también fue testigo de mi poca solidez. —Sí. No comeré nada en fiestas a partir de ahora.

Devi ríe, pero debe detenerse porque la llaman del mostrador. Antes que se vaya pregunto.

—¿Caleb no está?.

—Está arriba— el viaje no fue en vano. —Puedes subir por acá.

Me señala. Entro por la puerta de detrás de la barra, y me encuentro a un Locky acostado en el suelo.

—Locky— llamo confundida de verlo aquí.

El cachorro se levanta y se acerca a mí para que lo llene de caricias que siempre espera. No puedo darme una explicación de que esté aquí. Tampoco quiero volver a interrumpir a Devi.

Tomó su correa. —Vamos— hago ruidos para que me siga.

Solo toco una vez a su puerta. Sé que está adentro y no debe tardar en abrir. Y así pasa, la puerta se abre y un Caleb asombrado me recibe.

Diría sorpresa, pero sé que algo anda mal. Lo sé porque no ha terminado de abrir la puerta y por un momento la cierra un poco.

Tengo dos opciones, pregunto que pasa o entro y lo averiguo.

—Loca— sí. No es momento para llamarme así.

Empujo la puerta. Y la veo. Una chica parada al lado de su cama, no necesito entrar, todo está expuesto en su departamento.

¿Lo peor? Lo peor es que lleva una camiseta de Caleb, tal y como yo lo hice por la mañana.

040322✨

Me informaron la creación de la cuenta de IG: De Harriet 👉 @harriet.moore_ 

Ahora si, me despido... lentamente.

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