Los ninfos (CanArg)

By Neko-Nikeru

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Escondidos en los bosques están los ninfos. Criaturas de delgados cuerpos masculinos y algunas partes de anim... More

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- Notas 7 -
Gracias por leer 💕💕

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By Neko-Nikeru


La luna se asomó por el horizonte, reflejando en el río el blanco más claro y brillante que pudiera ser imaginado, cubriendo a su vez los árboles, arbustos, flores y hierbajos con una capa de luz fría.
En el cielo, acompañándola, había cientos de miles de estrellas, adornando la oscuridad de la noche con su brillo, de vez en cuando cubiertas por las ligeras y pocas nubes, azules, casi negras, moviéndose con una lentitud que hacía parecer como si estuvieran dormidas.

A su alrededor los grillos se levantaban adormilados para comenzar su cantar, los vuelos y melodías de las aves diurnas eran remplazados por los ululares solitarios de lo búhos.
Los animales dejaban de rondar por el bosque para ocultarse en sus madrigueras y descansaban, así para dejar pasar la noche y volver cuando el sol volviera a despertar.

Otros animales se levantaban con el llamar de la luna, entre zorros y mapaches solitarios, hasta numerosas manadas de lobos, corriendo lado a lado guiados por sus instintos.

Argentina se encontraba junto al lado, escuchando como su rugir se volvía cada vez más calmo, hasta pasar a ser no más que un simple murmullo.
Su cola pulcramente rodeaba su cuerpo mientras se mantenía sentado sobre sus propias piernas.

Sus ojos se abrieron cuando la luz del sol dejó de darle en la cara, la gran luna se reflejaba en sus negras pupilas.
Se fijó en el cielo cautivado por aquella belleza que se mostraba obligado a observar completamente solo.

No había vuelto a la cueva, claramente... tampoco planeaba hacerlo.

Tendría que dormir al exterior, cosa que sería complicada, el frío nocturno podía llegar a mantenerlo temblando, además no estaba acostumbrado a dormir cuando no había alguien más abrazándolo o acurrucándose con él, compartiendo su calidez para que ambos estuvieran a gusto.
No, probablemente no dormiría aquella noche.
Pero tampoco volvería con sus compañeros aún.

Lo que dijeron abrió una herida que solía ocultar y no estaba contento con ello.

El viento con lentitud se levantó, golpeando directo en su cara, fue en ese momento en el que abrió la boca para hablar.

- Dile... Dile a Perú que estamos bien - Pidió en voz quebrada por la pena - Dile que lo extrañamos tanto que duele... pero nos mantenemos en pie -  Agregó

El viento se alejó, se fue, Argentina deseó que junto a él fueran sus palabras, cabalgando el aire hasta llegar a las orejas del peruano, perdido hace años...

Ni siquiera sabía si el viento lograba comprender sus palabras... o si era capaz de alcanzar a Perú... pero, si había aun que sea la más mínima posibilidad, no perdía nada en intentar.

Llevaba tiempo haciéndolo, en la soledad, cuando nadie pudiera verlo ni criticarlo.
Empezó cuando Perú fue llevado... buscaba tanto una manera de tenerlo cerca de nuevo que su único remedio para el dolor fue hablar con el viento como si de su amigo perdido se tratara.
Tenía conversaciones completas, le decía como estaba, le contaba como estaba el bosque... cada detalle que pudiera incluir.

Quizá nunca sabría si el peruano estaba consiente de aquello... pero a él le servía de consuelo pensar que sí.

El viento, habiendo sido nada más que una ligera brisa, desapareció tan rápido como había aparecido.

La luna finalmente pasó la línea del horizonte, y se mostró llena y redonda con majestuosidad, el ninfo de agua dejó salir un suspiro antes de levantarse del suelo, sacudiendo la tierra y pasto de su tapado de hojas.
Así, se dio media vuelta y comenzó a correr hacia la linde del bosque... la frontera prohibida... aquel lugar en donde lo esperaba alguien que presentaba todo un mundo nuevo para él.

Cuando llegó, el canadiense estaba sentado, apoyando su espalda contra una piedra alta, a su lado el papel y lápiz que siempre llevaba, jugaba con sus dedos como si estuviera nervioso o preocupado. Mas, al momento en el que subió la mirada y notó al argentino allí, todos esos sentimientos parecieron desaparecer, remplazados por un brillo de emoción y alegría en sus ojos.
Eso logró formar una sonrisa en el ninfo, lo alegraba saber que el contrario se mostraba igual de emocionado que él al encontrarse de esa manera.

Corrió hacia el humano para sentarse a su lado, mostrando una gran sonrisa.

+ Hola +

Saludó el de habla-inglesa con la misma emoción, ya había preparado su celular para poder traducir lo que decía.
Aunque rápidamente estaba aprendiendo español, no le faltaría tanto para hablarlo fluidamente.
Era algo que siempre había caracterizado a los países, podían aprender otras lenguas como si ya estuvieran marcadas en sus cabezas, quizá como parte de su naturaleza.

Quizá algún día podría enseñarle a aquel ninfo su lenguaje.

- Hola - Respondió Argentina a su saludo - ¡Perdón por llegar tarde! Tuve algunos problemas a la tarde, me estaba recuperando... - Se explicó, veloz y nervioso, desviando la mirada mientras esperaba que el más alto no se molestara

El canadiense borró su sonrisa, abriendo un poco más los ojos con sorpresa.

+ ¿Problemas? +

Preguntó con un ápice de curiosidad, pero preocupado también.
El bicolor miró al suelo con algo de pena, sus orejas gachas.

- Me peleé con mis amigos... - Respondió, abrazando sus piernas - Fue tonto, pero no me gusta... -

+ Ya veo... Pero ustedes son como hermanos ¿Verdad? +

Al canadiense se le ocurrió una manera quizá lograría subirle un poco el ánimo, podía no funcionar, pero si podía tratar lo haría.
El ninfo de agua lo miró con extrañeza.

- Eh... sí, eso creo - Dijo, sin entender muy bien porqué Canadá preguntaba algo así

+ ¡Los hermanos pelean! +

Aseguró con voz alegre.

+ No tienes de qué preocuparte, ya se arreglaran, siempre pasa +

En una manera de pasarle algo de seguridad, apoyó con cuidado su mano en el hombro del ninfo, casi dudando por un momento.
Una especie de emoción pasó por el cuerpo del más bajo de la misma manera que un escalofrío, por un momento ese tacto logró paralizarlo por la sorpresa, mas, como atraído por las manos contrarias, se acurrucó contra su cuerpo.

Con una pizca de nerviosismo, el canadiense tragó saliva, lentamente pegando ambas de sus manos al cuerpo del celestino... su piel era suave y perfecta.

- ¿Vos tenés hermanos? - Preguntó en un murmullo el habitante del bosque

El país del norte carraspeó, tratando de ignorar el sutil calor de sus mejillas.

+ Sí, tengo varios, pero solo vivo con uno de ellos, USA +

Luego suspiró, recordando la manera en la que últimamente parecían estarse ignorando... o, bueno, más bien la manera en la que Canadá estaba ignorando a USA.

+ Yo también estoy peleado con mi hermano + 

Confesó , desviando la mirada mientras sonreía tristemente, el argentino llevó sus ojos verdosos hacia él, especialmente interesado por aquello, quizá algo preocupado también.

- ¿Por qué? - Preguntó con leve inocencia, ignorando por completo si llegaba a incomodar al contrario

Canadá miró alrededor, preguntándose como explicar la pequeña "Pelea" que había ocurrido entre ellos dos.
Tampoco quería confesar demasiado, no era como si aquel ninfo fuera alguien cercano a él.

+ Pues... dijo algunas cosas que me hirieron +

Explicó con simpleza, sonriéndole calmo al mitad-gato para demostrarle que no debía preocuparse por aquello.
Argentina otra vez clavó sus ojos al suelo, mostrándose apenado.

- Mis amigos también dijeron cosas... - Contó en voz poco pronunciada

+ ¿Quieres... contarme? +

Sugirió en voz suave. Quizá era buena idea ayudarlo a descargarse, Argentina tan solo tenía dos personas con las que podía hablar diariamente, y si se peleaba con ellos, pues... no había mucho que pudiera hacer.
El de colores del cielo lo observó por unos momentos, en su corazón brilló el agradecimiento mientras sus ojos pasaban de sorprendidos a sentimentales, junto a una pequeña sonrisita tierna. Mas esta se borró rápidamente apenas un segundo después.

- Dijeron... Dijeron que uno de mis amigos está muerto - Se sinceró con voz oscurecida

Canadá parpadeó varias veces de manera rápida por la sorpresa, por un momento se preguntó si había oído mal.

+ Oh... l-lo lamento +

Tartamudeó de manera nerviosa, sin saber muy bien que decir

Supo que había dicho algo que no debía al momento en el que el celestino clavó sus ojos en él con furia.

- ¡No está muerto! - Exclamó con brusquedad y exaltación, aunque luego su expresión se relajó mientras dejaba escapar un suspiro melancólico - Pasó hace años... Perú es un ninfo de viento, siempre fui más cercano a él que a los otros, él entiende como es comunicarse con algo que no es un ser vivo... él no se burla... - Agregó nostálgico y con una pizca de resentimiento en su voz - Él se hizo amigo de un humano... le dijimos que tenga cuidado pero nunca tratamos de alejarlo, confiábamos ciegamente en la confianza que Perú le tenía a ese hombre... -

El argentino por un momento se mantuvo en silencio, apretando sus brazos a la vez que sus ojos se cristalizaban, tomando de manera débil una bocanada de aire, como tratando de que su voz no quebrara.

- Un día llegaron más hombres y se llevaron a Perú... no tenemos ni idea de que pasó con él desde entonces... - Terminó de contar

De repente, levantó la mirada con extraña desesperación, como si repentinamente comprendiera que estaba en la misma situación que su amigo años atrás.

No era el único, Canadá buscaba en su mente las palabras exactas para demostrar que sus intenciones eran buenas, no buscaba dañar a nadie en lo más mínimo, pero nada parecía sonar lo suficientemente efectivo, esa historia le creó un nudo en la garganta... No supo realmente si fue buena o mala suerte la que hizo que el argentino hablara primero.

- Yo confío en todos... - Dijo de manera herida, estupefacto - Así soy... y no quiero tener motivos para cambiar... - Confesó cuando las lagrimas empezaron a juntarse en sus ojos, haciendo lo mejor para retenerlas - Así que, por favor... si sos de esos hombres malos... llévame con Perú... llévame, pero con él - Rogó, colgándose de la ropa, sin percatarse de las pequeñas lagrimitas que salían de sus ojos

Algo sorprendido por la reacción, el más alto hizo lo posible para calmarlo, apoyando sus manos con suavidad y dulzura en la cara de Argentina, secando sus lágrimas con su dedo pulgar.

- No estoy aquí para hacerte daño, ni para llevarte, ni nada de eso... - Prometió, haciendo su mejor trabajo para mostrar su sinceridad en sus ojos - Pero tampoco se dónde está tu amigo... lo lamento... - Se disculpó, en parte por no tener las palabras que necesitaba para subirle el ánimo

El parte-gato soltó un suspiro, en parte de desilusión y en parte de alivio.

De la nada pareció recordar las lágrimas que caían de sus ojos, separándose al instante de manera algo ansiosa para poner ambas de sus manos en sus mejillas, como si eso lograra detenerlas.

+ ¿Está todo bien? +

Preguntó un algo extrañado canadiense.

- No me gusta llorar - Respondió el contrario algo nervioso mientras apretaba un poco más su agarre

Creyendo saber a lo que este se refería, el de hoja de arce le regaló una sonrisa amable.

+ No te preocupes, llorar está bien +

El de tez celestina regó la cabeza mientras soltaba pequeños sonidos de frustración, finalmente dejando sus manos apoyarse sobre el césped.

- ¡No es eso! Me da miedo que las gotas se lastimen al caer... - Confesó, desviando la mirada con leve vergüenza, como temiendo que el más alto se burlara

El canadiense estuvo, en efecto, a punto de soltar una risa al creer que aquel ninfo estaba bromeando... mas en sus ojos comprendió que lo decía con seriedad, obligándose a ahogar esa risa y mantener una cara serena.
Pensó por un momento antes de acercar su mano derecha hacia el rostro del otro bicolor, tomándolo por sorpresa, con la mayor delicadeza del mundo usó su ojo para tomar la última lagrimita pequeña y solitaria que corría por su cara, depositándola después en una tira de hierba con la misma suavidad.

+ ¿Mejor? +

Le preguntó al argentino con una sonrisa tierna, a lo que argentina le costó responder por un momento, gracias a la sorpresa, mas finalmente sonrió algo incrédulo pero agradecido.

- Sí - Rió enternecido - Gracias... -

Canadá tan solo respondió con una sonrisa, diciéndole con los ojos que realmente no era nada.

El canadiense sostuvo al contrario en sus brazos mientras este se calmaba, claro, quizá tenía preguntas... pero le importaba más como se sentía en ese momento.

Observaron la luna nadar a través del azulado cielo nocturno, llevándose cada pena que su luz tocaba y remplazándola con suaves sueños como caricias, brillando elegante mientras lograba a opacar a algunas de las estrellas a su alrededor.
No supieron cuanto tiempo estuvieron allí... ni cuanto tiempo estuvieron en silencio... pero no les desagradaba.

No les desagradaba para nada.



Okey, para empezar, perdón si está medio trucho, son las dos y media de la mañana, ayer no dormí y mi cerebro apenas me alcanza para respirar en estos momentos-

Con eso ya dicho...

Hi, hello, buenas ✨
Como andan?

Yo... creo que ya quedó claro, jkdsjka

aAAAH, por fin sabemos con exactitud que le pasó a Perú.
Bueno, no, todavía no sabemos si sigue vivo-
Pero se entiende, jkdsja

Así que... nada, espero que les haya gustado este capítulo nn

BaiBai ✨


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