Todo era silencio... estaba en calma, sentía como si mi cuerpo no existiera y estuviera en un sueño... ¿Había muerto... ? ¿No... resistí... ?
No... estoy viva...
"Claro que estás viva, eres fuerte Leah"
"¿Tú eres... ?"
"Así es. Soy Rieka, tu loba"
"Rieka... es un placer"
"El placer es mío, al fin puedo hablar contigo"
Suspiré calmada pero entonces escuché una voz conocida en un tono de gruñido de reclamo.
— Mía... —
Levanté la mirada y vi como Oliver apoyaba su mano en la mejilla de la cabeza lobuna de Jane quien chilla emocionada y se lanza sobre él quien sonríe ampliamente.
Ellos dos... eran Mates...
— Leah... — Los chicos se me acercan pero yo me levanté, aunque mis nuevas patas temblaron y casi caía de no ser por ellos.
Parecía Bambi aprendiendo a caminar.
— Eres hermosa, cariño — Dice mamá mirándome.
— Quiero verme... —
Miré a todos lados y salí corriendo hacia el río más cercano de la manada, me miré en el reflejo que la luz de luna me brindaba. Era hermosa... Rieka, realmente es hermosa.
Retrocedí un poco sonriendo emocionada, pero recordé lo que había decidido. Tengo que irme...
Regresé a casa rápidamente, busqué mi bolso y salí de nuevo, me encontré a mis padres y Adrián.
— ¿Ya... ? ¿No te quedarás un poco más? — Pregunta mamá.
— Si me quedo un poco más... no querré irme después, pero eso significaría ver como Oliver y Jane viven felices y juntos, me alegro por ellos pero no quiero sentirme mal por mi misma —
— Oh cariño... — Mamá me abraza y se aferra a mi, yo le correspondí y luego los dos hombres también me abrazan — No entiendo porque la Diosa Luna no los juntó... si debían de estarlo —
— Tendrá sus razones, no todo es como lo deseamos, no todas las batallas se ganan —
— ¿Cuando volverás? — Miré a Adrián.
— Cuando sienta que estoy lista para volver... no sabría decirte cuando, hermano —
Él suspira y baja la cabeza, noté las ganas de llorar que traía y eso me dolía, lo abracé y él se aferró a mi.
— Cuídate... —
— Lo haré, no tienen que preocuparse —
— Acuérdate de llamarnos — Dice papá y también lo abracé.
— Será constante — Me alejé unos pasos — Bueno... es tiempo de irme —
— Te ayudo con esto — Mamá agarra mi bolso que tenía en mi boca y me lo coloca y ajusta para que no caiga — Tienes todo lo necesario ¿No? —
Asentí, me despedí de nuevo y me alejé de ellos trotando, cuando salí de los territorios comencé a correr. Noté que podía correr mucho más rápido que en mi forma humana y eso me fascinaba, salté y disfruté un poco de mi corrida hasta que llegué a la ciudad humana.
Mi tía vive entre los humanos, dijo que me mandó a mi primo para guiarme y ayudarme. Se supone debía encontrarlo por aquí.
— Eh, lobita — Giré mi cabeza y vi al primo que no veía desde hace tiempo, corrí hacia él quien me recibió con los brazos abiertos, volví a ser humana.
— Hola Max —
— Hola, Leah... feliz cumpleaños — Dice entregándome una bolsa.
— Gracias... — Sonreí y miré el contenido viendo que era una bufanda y un diccionario para francés — Me servirá —
— Te ayudaremos cuanto sea necesario, mamá está feliz con saber que vivirás con nosotros, y yo igual —
— Si... gracias por ayudarme en esto y recibirme —
— Lo que sea por mi prima favorita —
Reí leve y guardé el diccionario y la bufanda, Max me guió hacia el auto fuera del bosque, en la carretera y abrió la puerta del copiloto. Antes de entrar di una última mirada hacia el bosque, dudé un segundo... mi instinto quería regresar y correr hasta Oliver, pero lo ignoré y me subí.
— Todo estará mejor, te lo prometo, no aseguraremos de hacerte sentir como en casa — Max se sube igual.
— Eso espero, aunque no creo que me tarde mucho —
Sonríe y pone en marcha el auto, tuvimos que pasar junto al bosque por un largo tiempo, yo miré por la ventana desoladamente, mi corazón palpitaba con fuerza... mi pecho dolía ¿Por qué me siento tan mal?
Seguramente por alejarme de todo lo que conocía y amaba, alejarme de mis mejores amigos y amor de la infancia... pero sabiendo que estará feliz con su amor destinado... la cual no era yo.