Enséñame, sensei.

By MaakaChaam

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AU. Nene Yashiro es una estudiante como cualquier chica de 15 años, sin embargo, desde que ingreso a la prepa... More

|NOTA IMPORTANTE|
Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
//Se vale saltarse esto
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
I. Capítulo Especial 7v7
Capítulo 14
Capítulo 15
🎃Spin-Off Halloween👻
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
II. Capítulo Especial 7v7
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 22

Capítulo 21

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By MaakaChaam

Mis sentidos de alerta se activaron al sentir su agarre sobre mi brazo.

Él no era Amane... era su hermano gemelo.

Y, a decir verdad, jamás imaginé que llegaría a conocerlo de este modo, ni mucho menos que me fuera a confundirlos debido a su apariencia.

Así que tú eres el juguete favorito de Amanedijo, mirándome fijamente con un brillo inquietante en sus dilatadas pupilas. Nunca esperé que tú vinieras a mí, pero eso me facilitó las cosas, gracias por ahorrarme las molestias. Supongo que fue una pérdida de tiempo haber robado el teléfono de Mei... ni siquiera atendías a sus mensajes o llamadas, ¿por qué? ¿no son amigas cercanas, uh? ¿acaso te desagrada?

A cada pregunta que hacía, acortaba la distancia entre nosotros, poniéndome más nerviosa. No entiendo nada de lo que está hablando y, ¿qué tenía que ver Mei en todo esto?

—¿Qué pasa? ¿Por qué no dices nada? —afiló la mirada, yo solo me encogí de hombros y volteé el rostro. De pronto, su semblante y tono hostil cambió radicalmente a uno amigable y juguetón— Oh~ ¿podría ser que estás decepcionada? Ja, ja. A quien tu esperabas encontrar era a otra persona, ¿no?

Tragué silenciosamente bajando la cabeza.

Ahora comprendo porque Amane se disgustaba al hablarme de su hermano. ¡Está loco!

Sigilosa, lo observé carcajearse y murmurar cosas entre dientes que opté por ignorar. Lo importante ahora era pensar en una vía de escapatoria. No obstante, volví de golpe a la realidad al sentir una fuerte presión en el brazo que mi oponente tenía afianzado.

—Oye niña, no te creas tan especial solo porque Amane así te hace sentir —masculló con palpable desdén dejándome boquiabierta-. Como su hermano yo sé las cosas que le convienen y justo ahora no está en condición de distraerse con seres insignificantes como tú. Aléjate de él.

Y tras aquel sermón amenazador, me liberó. Se alejó tranquilamente con una sonrisa petulante en los labios, dejándome completamente petrificada y desconcertada... parpadeé atónita mientras procesaba lo ocurrido...

¿Me estaba exigiendo que cortará el contacto con Amane?

—No.

Las palabras escaparon de mi boca con total naturalidad.

E incluso, aunque el gemelo se hallaba a varios metros de distancia, paró en seco al escucharme. Se giró lentamente, como esa clase de espectro escalofriante que aparece en las películas de terror y, me observó con los ojos bien abiertos.

—¿Qué dijiste? —su voz sonaba calmada, pero tenía una extraña forma de hacerte sentir intimidado.

—Dije que no—murmuré, y a pesar de que lo vi aproximarse nuevamente hacia mí, no me acobarde y defendí mi postura-. No voy a alejarme de él.

Se detuvo frente a mí, su expresión estaba estoica, pero sus ojos se habían oscurecido peligrosamente. Casi se me sale el corazón del susto al sentir su mano sobre mi cabeza.

—Supongo que no eres tan lista como pensé, —susurró a mi oído dándome suaves palmaditas— pobrecita. Al final, serás tú la que acabará sufriendo... de mí te acordarás— y se marchó.

Pero esta vez, en definitiva, lo hizo.

._._._.

Bajé del bus soltando un pesado suspiro. Me sentía agotada, habían ocurrido demasiadas cosas en este día que habían drenado mis energías. Además, por si fuera poco, el autobús suele dejarme bastante retirado de mi casa, por eso normalmente utilizo el metro, pero como me había desviado del camino tuve que cambiar de transporte...

En fin, no me enfocaré en lo negativo, más bien me motivaré con la idea de llegar a mi casa, recargar la batería de mi teléfono y llamar a Amane. Sí, eso sin duda me subirá el ánimo.

Seguí avanzando con un mejor semblante en mi rostro mientras tarareaba 'Tiny Light' por el resto del trayecto hasta mi departamento. Al entrar, simplemente me lancé a buscar el cargador de mi celular para después enchufarlo a la luz. Estaba tan absorta en mis pensamientos que no conseguí prestarles mucha atención a los llamados de mi madre, todo lo que me importaba era encender mi teléfono y cuando lo hice, tal como sospeché, las notificaciones de mensajes y llamadas asaltaron mi bandeja.

Mi corazón brincó de alegría al ver que la mayoría de ellos correspondían por parte de Amane.

—Otra cosa, Nene... —escuché decir a mi madre por encima de mi cabeza.

—Sí, sí, en un momento te ayudo con la cena— contesté vagamente sin despegar los ojos del teléfono, no entendía por qué ahora estaba tan encimosa.

—Nene, no se trata de eso... —murmuró entre dientes, como suele hacerlo cuando contiene su enojo en público-. ¿Podrías dejar tu teléfono un momento y voltear a verme?

Puse los ojos en blanco y volteé a verla soltando un exasperado suspiro y entonces, me petrifiqué por un instante al ver a mi madre en compañía de Mei Shijima, la cual me saludó con una divertida sonrisa en los labios. Quise cuestionar el motivo de su presencia, pero las palabras se ahogaron en mi garganta cuando a unos metros más al fondo, me crucé con la mirada de Amane Yugi.

El calor subió hasta mis mejillas...

—Como puedes ver, tenemos visita...—anunció mi madre con una sonrisa.

Me quedé muda, estaba feliz de ver a Amane, pero ¿Qué hacia Shijima aquí? Además, no recuerdo haberles compartido a ninguno de los dos mi domicilio, por lo que, no entendía de qué forma habían dado con mi departamento.

||Procesando...||

¡Agh! Mi cabeza era un mar de dudas, y lo peor es que no sabía si sería prudente el preguntar al respecto y, aun si pudiese hacerlo, ¿Por cuál interrogante debería empezar?

—¡Cariño! ¡Princesa! Ya estoy en casa—musitó mi padre apareciendo de pronto por la puerta de entrada. Sus ojos se iluminaron al enfocarme, sonrió, abrió sus brazos y aguardó a que correspondiera, ya que por lo general siempre suelo recibirlo con un cariñoso abrazo cada que llega del trabajo... pero, justo ahora la situación me resultaba algo bochornosa— ¿Nene?

Al notar mi vacilación, alzó la vista y se percató de la presencia del resto. Mamá nos explicó de manera rápida y vaga como los jóvenes presentes la habían ayudado con el mandado y que en manera de agradecimiento los había invitado a quedarse a cenar.

"Oh" fue todo lo que salió de la boca de papá con una expresión de desconcertada sorpresa. Mi madre, en cambio, aplaudió suavemente con emoción diciendo: "Bueno, ahora que estamos todos podemos servir la cena". Entonces me pidió que le ayudará a preparar la mesa mientras ella y Mei se retiraban a la cocina.

Mi padre y Amane tomaron asiento y permanecieron en un sepulcral silencio en lo que yo me encargaba de colocar los porta-manteles, platos, vasos y cubiertos. Fue un momento bastante tenso e incómodo para los tres, pero creo que en especial para Yugi dado que su semblante comenzaba a tomar un tono pálido.

—Y... ¿Qué tal tu día, papá? -pregunté con delicadeza, tomando la iniciativa en romper el hielo.

—Todo bien... supongo-contestó, nada cooperativo he de decir.

Mi mirada se cruzó con la de Yugi, al inicio se sobresaltó y me evadió, pero no tardó en arrepentirse y volver a hacer contacto visual conmigo. Sonreí ligeramente sin poderlo evitar.

Pocas veces tenía la oportunidad de verlo así de tímido. Me parecía de lo más adorable, aunque el pobrecito se estuviese muriendo de los nervios... ¡Je! De hecho, si lo pienso un poco, esta escena resulta un tanto irónica, y me hace fantasear con la idea de que así podría sentirse cuando llegase el momento de presentar formalmente a mi novio con mis padres.

Papá carraspeó de forma exagerada obligándome a desviar mi atención a él.

Sin embargo, antes de que pudiera decir nada, mamá llegó junto con Mei esparciendo las ollas humeantes al centro de la mesa. Nuestro comedor es pequeño con forma rectangular y cuenta con cuatro asientos, por lo general, uno de ellos siempre sobra, pero al ser cinco individuos tuve que añadir una silla adicional.

Uno de los extremos cuadriláteros de la mesa esta pegada a la pared, y a los lados se ubican dos sillas en cada uno de ellos, mi papá y Amane estaban sentados cara a cara al costado de la pared, luego, mi mamá se sentó al lado de papá y yo pensaba sentarme en la silla extra que traje, pero Shijima se dejó caer en ella y me dio las gracias con una fingida amabilidad... claro está, que su acción me estaba obligando a sentarme al lado de Yugi, algo que justamente deseaba evitar.

No sé cuánto tiempo me lo pensé, pero supongo que fue durante un momento prolongado ya que mi madre tuvo que pedirme con tono impaciente que me sentara de una vez.

Y al hacerlo, el ambiente se tornó aún más tenso entre mi padre y Yugi.

—Por favor, sírvanse con confianza-indicó mamá con una sonrisa—. Espero que les guste, la verdad es que lo preparamos a las prisas, pero estoy segura de que está delicioso dado que Shijima-san me ayudó a prepararlo. Es una gran ayudante de cocina.

—Me halaga Señora Yashiro, pero yo solo seguí sus instrucciones, —murmuró la castaña sirviéndose una generosa porción de pasta, ensalada y pure de patatas en su plato- usted es la chef que merece el reconocimiento de esta delicia.

—Que encantadora-musitó mi madre, cautivada con la elocuencia de Shijima. Luego volteo a verme-. Nene, sé educada con nuestros invitados y sírvele al joven.

Me sonrojé totalmente.

—N-No es necesario, yo...—balbuceó Amane nervioso, apresurándose en tomar el cucharón, pero sorpresivamente mamá fue más rápida, lo arrebató casi de sus manos y me lo extendió frente a mi rostro.

—Nene—ordenó, lanzándome una mirada que decía "Hazlo o verás".

Pude percibir como, por un lado, Shijima contenía las ganas de reírse y, por el otro, Amane se encogía de los nervios. Para colmo, papá estaba notoriamente rígido en su asiento, parecía deseoso por querer intervenir, pero conocía a mamá y por ende decidió muy a su pesar mantenerse al margen del asunto.

Suspiré levemente y tomé resignada el cucharon.

—Ahora que lo recuerdo, Nene, ¿sabías que el joven Yugi trabaja como docente suplente en tu Academia? —soltó de pronto mi madre que, de la sorpresa, casi provoca que cometa un desastre en la mesa. Miré a Amane, su rostro seguía cargado de ansiedad, pero su tez había abandonado el tono pálido sustituyéndolo por un nervioso sonrojo—. Sinceramente me parece alguien admirable-mencionó dirigiéndose a Amane con una sonrisa— siendo tan joven, es alguien servicial y responsable, ¿de casualidad no llegó a darle alguna clase a mi hija?

El cucharon resbaló de mis manos haciendo un sonido metálico.

—¡Mamá! —chillé, con las mejillas coloradas.

¡No puedo creer que esto esté pasando justo ahora!

—Por dios, Nene, sé más cuidadosa-me reprendió mi madre, pero enseguida volvió su atención a Amane—. Justamente por esta razón le pregunto, mi hija siempre tiene la cabeza en las nubes y, bueno, no es por exhibirla ni nada—murmuró dándome una fugaz mirada. Ya sabía hacia donde apuntaba el asunto, y lo único que quería era que esta pesadilla acabará—, sin embargo, estoy preocupada por su futuro académico. Me gustaría que prestará más atención a los libros, en lugar de andar perdiendo el tiempo con tonterías infantiles.

Ojalá la tierra se abriera en este momento y me tragara.

Escuché un chistido a mi costado, como una risa estrangulada, y no me extrañé de ver a Shijima escondiendo la sonrisa detrás de su vaso de limonada. Seguramente para ella este era todo un espectáculo del cual divertirse y eso me enfurecía. ¡Como me gustaría jalarla de sus trenzas hasta la puerta de salida!

—Bueno, yo... entiendo su preocupación—no obstante, la suave voz de Amane hizo que mis ganas por querer tomar represalias se disiparan—, como madre es lógico que desee lo mejor para su hija. Pero, también estoy seguro de que ella es alguien inteligente, que posiblemente ha aprendido de sus errores y ahora se esfuerza por dar lo mejor de sí—. Nuestros ojos se encontraron y las mariposas cobraron vida en mi estómago—. Ha decir verdad, hubo un tiempo en que yo también tuve muy malas calificaciones... pero la vida da giros inesperados, y bueno, supongo que la clave está en no perder la esperanza en uno mismo.

Sus ojos se ensombrecieron casi en la última oración, como si dentro de su cabeza hubiera revivido algún recuerdo doloroso. Amene cortó el contacto visual conmigo y cambio de tema, centrando la conversación a las habilidades culinarias de mi madre quien, halagada por los cumplidos, comenzó a revelar sus tips secretos de cocina. Realmente fue un alivio que el resto de la cena se desenvolviera con más tranquilidad, sin embargo, no podía dejar de pensar en las palabras de Amane y en la sensación que me había provocado su mirada.

._._._.

—Muchas gracias por la cena, estuvo deliciosa.

—Al contrario, estoy agradecida con ambos por haberme ayudado.

Nos encontrábamos despidiendo a Shijima y Amane, aunque lo cierto es que, todavía no quiero despedirlo a él, hay mucho que quiero decirle...

—Cuídense jóvenes, espero que volvamos a encontrarnos en el futuro...—dijo mi madre abriendo la puerta del departamento, ambos salieron inclinándose en respeto, yo los despedí agitando mi mano, pero mi madre me dio un empujoncito por la espalda y añadió elevando la voz—. Mi hija los acompañará hasta la puerta de salida.

Miré a mamá, quien me lanzó una mirada que decía "ya lo dije, apúrate". Y al salir, cerró la puerta tras de mí. Los tres intercambiamos miradas silenciosas, no hablamos hasta después de habernos alejado lo suficiente.

—¿Cómo dieron con mi madre? Eso de que se le rompiera la bolsa del mandado y estuvieran ahí listos para socorrerla en el momento preciso es demasiada coincidencia.

Avanzamos a paso lento por el corredor. Shijima me contó lo que el hermano gemelo de Amane le había hecho y cómo ambos se habían cruzado en el camino dando inicio al objetivo por localizarme. Ahora tenía sentido el motivo por el estaban juntos y también por qué el hermano de Amane había dicho lo que dijo.

«Supongo que fue una pérdida de tiempo haber robado el teléfono de Mei... ni siquiera atendías a sus mensajes o llamadas»

—¡Oh! Ahora que lo recuerdo, me confesó justo eso cuando nos encontramos—dije, llegando a las puertas del ascensor y presionando inconscientemente el botón.

—¿Qué? ¡¿Te topaste con él?! ¿Te hizo algo? —exclamó Amane alarmado, tomándome de los brazos.

—¿Mi celular está bien? ¿Aun lo tiene? —secundó Mei, asomando la cabeza por encima del hombro de Yugi.

Por alguna razón, sus preocupaciones totalmente contrarias me resultaban un tanto cómicas, pero por los semblantes serios y angustiados que reflejaban, supondría una estupidez de mi parte echarme a reír, aunque fuese un poco. En cambio, empecé a sentirme abrumada al no saber a quién responder primero.

El elevador soltó un ping al llegar y abrió sus puertas, aguardando pacientemente a que lo abordáramos.

—Respóndeme, Nene...—suplicó Mei.

Pero no sabía qué decir, ni siquiera había visto el aparato en sí.

—Demonios, Shijima, hay cosas más importantes que un estúpido teléfono—masculló Amane arrastrando a la chica dentro del ascensor, presionó un botón y cuando las puertas estaban por cerrarse añadió—, ya sabes donde vive Tsukasa, ve y recupéralo.

Lo último que vi fue el rostro molesto e indignado de Shijima antes de que las puertas se cerraran en su totalidad. Miré a Amane, parecía un poco perdido en sus pensamientos, pues se quedó observando a la nada.

—¿Esperamos a que regresé el ascensor? —pregunté titubeante.

—No— contestó él, volteando a verme—, nosotros tomaremos la ruta más larga.

No entendí lo que quiso decir con aquello, pero cuando me guio hacia las escaleras de salida, sonreí por lo bajo. Me parecía encantadora la idea de pasar más tiempo con él aun cuando eso significaba bajar cuatro pisos a pie.

Amane abrió la puerta y me concedió caballerosamente el pase. Tal como imaginé el área estaba desolada, casi nadie utiliza las escaleras a menos de que el elevador este averiado o se encuentre en mantenimiento. Escuché la puerta cerrarse tras nuestras espaldas mientras descendía el primer peldaño y esbozaba una sonrisa bobalicona: finalmente teníamos un poco de privacidad luego de este día de locos.

—Yashiro, espera...

Amane tomó con delicadeza mi muñeca, haciéndome girar de regreso. Pensé en preguntarle algo, pero mi mente se quedó en blanco cuando sentí sus yemas acariciar mi piel, lo miré a los ojos, lucían de un color oro oscuro debido a la dilatación de sus pupilas.

Oh~ como adoro el modo en que me mira. Siempre me transmite una sensación cálida y agradable, tan similar como apreciar la puesta del sol en un día de verano.

Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me percaté del momento en que Amane alzó mi rostro y se inclinó hacia mí. Al inicio me quedé inmóvil por causa de la sorpresa, y mi cerebro tardó un poco en procesar lo que él hacía. Me besaba con suavidad.

Cerré los ojos por acto de reflejo y entrelacé mis brazos alrededor de su cuello, en parte para mantener el equilibrio y también para atraerlo más a mí. Suspiré levemente contra sus labios al sentir como deslizaba sus manos a mi nuca, profundizando el beso. Era como si nuestras bocas se estuviesen cobrando la falta de contacto que habían sufrido durante los últimos días que no nos vimos. Mis nervios estaban a flor de piel, sentía brotar placenteras descargas que iban y venían desde la punta de mis talones hasta la coronilla de mi cabeza, nublando mi juicio.

No quería separarme de él, ni tampoco quería que este momento terminara. Mi corazón latía con fuerza, y no sabía si la cabeza me daba vueltas debido a la emoción del suceso o porque mis pulmones empezaban a quejarse por la falta de oxígeno... probablemente fueron ambas cosas, por eso muy a mi pesar nos separamos apenas lo suficiente. Juntamos nuestras frentes y nos miramos fijamente.

Nuestras respiraciones estaban bastante agitadas, y eso que aún no habíamos ni bajado un piso.

Sonreí tiernamente para él mientras acariciaba los cabellos de su nuca. Amane cerró los ojos y yo reí complacida al percibir la reacción que mis acciones le provocaban. Entonces, él me abrazó atrayéndome más y colocó su mentón sobre mi hombro.

—Te quiero tanto...—susurró dulcemente a mi oído, mis piernas temblaron y tuve que aferrarme a su cuello para no caer—. ¿En verdad Tsukasa no te hizo algo? —¿Tsukasa? Con que así se llama ese lunático...—Dios... si se atrevió a tocarte, aunque sea un poco, —ahogué un jadeo de sorpresa cuando me estrechó con más fuerza— juro que no me importa que sea mi hermano, yo lo mato.

Su respiración se había elevado, pero esta vez por causa de la ira. Y a pesar de que era consciente de la gravedad que suponía su declaración de posible crimen, ¿quién soy yo para juzgarlo? Hasta ahora solo he comprendido que la relación entre ellos es bastante complicada. Aunque claro, me dolía verlo dominado por esos sentimientos tan negativos y destructivos.

—Tranquilo, no pasó nada...—le dije con el tono más tierno que pude mientras le acariciaba la espalda. Sin embargo, él no aflojó su apretón—. Amane, mírame.

Traté de separarme un poco, pero él seguía absorto en su preocupación, rígido y sordo como una estatua. Incluso a esas alturas en que su fuerza empezaba a lastimarme, no sentí más que tristeza, impotencia y confusión.

—Entonces, ¿qué demonios quería? ¿para qué fue a buscarte? —siseó ensimismado.

Me estaba mareando... cielos, ¡vaya ironía! Minutos antes la falta de aire se debía a los besos, y ahora resultaba por causa de la asfixia.

—Perdóname por esto...—jadeé con mi último aliento mientras reclinaba la cabeza hacia atrás para después darle un cabezazo por la altura de su sien— ¡Auch!

El impacto nos obligó a separarnos y yo aproveché para sobarme la zona dañada. ¡No imaginé que dolería tanto! No obstante, me sentí aliviada al ver que el semblante de Amane se había ablandado... bueno, al menos un poco, lucia una mueca en señal de que estaba igual de adolorido que yo, pero la ira se había esfumado. Me miró desconcertado y yo le devolví la mirada con ojitos suplicantes.

—Supongo que me lo merecía-reflexionó alzando su brazo a mi frente, pero sin atreverse a tocarme—. Lo siento, ¿puedo?

Asentí sin dudarlo.

Y es que, ¿cómo podía negarme si me veía de esa forma tan lastimera? Además, estaba arrepentido y no quería hacerlo sentir más incómodo ni mucho menos reclamar por algo que ya había ocurrido.

—Discúlpame, me ganó la emoción-dijo apenado, depositando un casto beso en la coronilla de mi cabeza—. Lo siento.

—Está bien, ya no importa. En realidad, no pasó nada importante cuando me crucé con tu hermano, solo me dijo que sentía curiosidad por conocer a la chica que traía como un loco enamorado a su gemelo, nada más. —mentí.

Obviamente no le iba a revelar las palabras amenazadoras que me dijo. Simplemente quería ya cambiar de tema, por eso antes de que lo meditará y notará el engaño, desvíe su atención a otro pensamiento.

—De cualquier modo, creo que soy yo quien debería disculparse contigo. La cena de hoy estuvo un poco, hum... tensa. Generalmente papá no suele ser tan serio—repuse encogiéndome de hombros—. Supongo que solo venía cansado del trabajo, no quiero que vayas a pensar que le desagradas o algo por el estilo, la verdad es que verlos allí fue toda una sorpresa incluso para mí.

—Sí... de hecho nunca se me cruzó por la cabeza que podría llegar a conocerlos en este tipo de circunstancias. Pero si te soy honesto, creo que me gustó.

Nos quedamos viendo fijamente durante unos segundos.

—Se hace tarde, deberías volver -dijo para mi pesar mientras acomodaba un mechón de cabello detrás de mi oreja. No pude ocultar la mueca de decepción en mi rostro. Amane rio por lo bajo—. Eres tan tierna cuando haces berrinches- pellizcó suavemente mis mejillas, yo solo emití un gruñido-. Bien... entonces, ¿Te parece tener una cita el sábado?

Mis ojos relampaguearon de la emoción.

—Tsuchigomori-sensei me ha dicho que has mejorado bastante, y... —lo meditó un momento, yo ni siquiera parpadeé. Mi corazón latía tan bruscamente que lo sentía retumbar hasta en mis oídos, tuve que respirar profundamente y despejar mis pensamientos para lograr calmarlo. Sin embargo, resultaba todo un reto teniendo a Yugi tan cerca de mí y mostrando una expresión de lo más cautivadora. Entonces, se inclinó un poco más rozando su mejilla contra la mía y ronroneó a mi oído—. Creo que jamás te recompensé adecuadamente por tu desempeño, pero si aceptas, te prometo que será algo que nunca olvidaras.

Luego me besó suavemente la mejilla a modo de despedida y descendió con calma los peldaños. Sinceramente me había quedado en blanco, y seguramente estando consciente de ello, Amane me dio el tiempo necesario para que recobrara el sentido.

—S-Sí... ¡Acepto! —exclamé apoyándome en la barandilla y asomando la cabeza para verlo. Él ya estaba un piso más abajo, pero eso no impidió que logrará captar la bonita sonrisa que soltó al escucharme.

'Tonto, claro que aceptaría. Siempre lo haría.'

Amane hizo el ademán de llamarme por teléfono, a lo que asentí con la cabeza, después sacudió la mano y siguió avanzando. Esta vez con mayor rapidez.

Por mi parte, volví a mi departamento con una soñadora sonrisa en los labios... deseosa por que se llegará pronto el día de nuestra cita.

El día que, como bien dijo, nunca olvidaríamos.

CONTINUARÁ...

._._._.

PD: Si les salió que volví a publicar el capítulo es porque Wattpad cambió todos los guiones largos por cortos :C ...espero haberlo solucionado.

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