Capítulo 16

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—Es hora de hablar de misterio número siete~

Tamborileé con los dedos sobre mis rodillas al ritmo de la guitarra eléctrica. La música retumbaba en nuestros tímpanos haciéndonos mover la cabeza de arriba hacia abajo. Sonreí divertida al observar la manera en que Amane golpeaba el volante al compás de la batería.

Entre el pasado y el futuro verás, emerger a dos sombras tan idénticas~

Cantamos a coro gran parte del camino, especialmente la de "No. 7" que para sorpresa de ambos resultó ser una de nuestras canciones preferidas que teníamos en común.

Reí relajada, recargándome en el respaldo del asiento para posteriormente perderme en la arboleda del paisaje que se podía apreciar a través de la ventana.

A penas llevábamos dos horas y media de camino, pero no estaba aburrida ni cansada. En realidad, desde ayer no he podido borrar la radiante sonrisa bobalicona de mi cara tras conseguir el permiso de mis padres. Claro que para conseguirlo no tuve más alternativa que mentirles, eso es lo único que me remuerde en la consciencia... pero, sinceramente no iba a dejar pasar la oportunidad de tener unas mini vacaciones exprés con mi novio. ¡Y mucho menos cuando el verano está a punto de terminar!

Además, fue una fortuna contar con el apoyo de Aoi, pues sin ella el plan posiblemente no hubiera funcionado, ya que mis padres creen que el repentino viaje de fin de semana es con la compañía de mi mejor amiga. ¡Oh! Eso me recuerda... que tengo pendiente la famosa charla con ella. Resultó una suerte que no me bombardeará con preguntas mientras le pedía que solapara mi ausencia y como tampoco quise entrar en detalles, solo me limite a decirle que otro día con más calma le explicaría todo.

Sin embargo, ¿sería apropiado contarle mi secreto? Aunque sea mi más querida amiga y a quien le tengo mucha confianza, sin duda el revelarle que durante mis clases de recuperación mantuve un romance con mi profesor... ¡Lo más probable es que le parezca algo imposible de creer!

Uhm, incluso hasta yo de solo recordar que al inicio la simple idea de aceptar que me había enamorado de mi maestro me parecía algo tan descabellado. ¿Qué expresión pondría Aoi al enterarse de mi peculiar romance? Por alguna razón me causa gracia el imaginármela haciendo una cara de poker, jaja. Aunque no la culparía, pues si los papeles estuvieran invertidos yo también reaccionaría de la misma forma.

—¿En qué piensas? —preguntó curioso Amane, despojándome de mis lagunas mentales.

Noté que me daba fugaces miradas por el espejo retrovisor.

—En tu cara—mentí con lo primero que se me vino a la mente.

—¿Qué acaso tengo cara de payaso? —inquirió alzando una ceja, sin despegar los ojos del camino.

Reí cuando un recuerdo asaltó mis pensamientos en el momento justo.

—Pues... ¿Recuerdas aquel día que tuvimos nuestro combate con las donas glaseadas? —Yugi sonrió y asintió— Tu rostro acabo todo cubierto de betún, jaja.

—¡No solo el mío! Tú también acabaste en el mismo estado que yo—me lanzó una fugaz mirada manteniendo la risita juguetona en sus labios.

—¿Te regañó mucho Tsuchigomori ese día? —creo que nunca le pregunté al respecto.

Esa vez solo escuché la parte final de su conversación, y también fue cuando descubrí en consecuencia lo de su traslado. Ahora que lo medito un poco, ¿Qué habría pasado si yo no hubiera escuchado su plática a escondidas? Estoy segura de que él nunca me habría dicho nada con relación a sus planes. Además, es posible que yo tampoco hubiera tenido el valor para confesarme, pues de no haber sido por la presión que sentí al pensar en el tiempo limitado que nos quedaba, quizás habría dejado las cosas pasar...

Enséñame, sensei.Where stories live. Discover now