Capítulo 9

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Suelto un suspiro mientras tamborileo suavemente mi lápiz contra la superficie de la mesa.

¿Cuántas veces me he enamorado ya...?

Acuno mi rostro con mi mano izquierda anclando mi vista en algún punto del infinito.

Supongo que he perdido la cuenta, han sido tantas veces que ya ni siquiera logro recordarlo... pero, por alguna razón esta vez que alguien nuevamente se ha adueñado de mi corazón, me siento diferente.

Cierro los ojos y me sumerjo de lleno en mis pensamientos.

Por lo general, cuando alguno de mis "crushes" me rechazaba, simplemente me rendía y pasaba al siguiente objetivo sin deprimirme tanto...

—¿Yashiro-san, estás durmiéndote en medio de mi explicación?

Pero con Amane Yugi, no quiero renunciar. Él es especial y creo que en verdad me gusta mucho.

—Oye... Yashiro...

Sin embargo... ¿Cómo podría convertirme en la "persona correcta" para él?

Abrí los ojos y alcé la mirada hasta enfocar el ceño fruncido de mi profesor. Sostenía un libro mientras que con la diestra toco mi frente con el dorso de su mano. Mis mejillas ardieron ante el tacto cálido de su piel.

—No pareces tener fiebre y aun así tu rostro no ha dejado de estar tan rojo—declaró con un timbre preocupado. Yo me limite a parpadear con los labios aplanados, pues sabía que desde el momento en que cruzó esa puerta e hizo acto de presencia en el aula, no he hecho otra cosa más que pensar en mis sentimientos por él— Puede que se trate de un golpe de calor, estamos a 36°C el día de hoy... ¿Te sientes mal? ¿Quieres que hagamos una pausa?

Apartó su mano y cerrando el libro se inclinó a la altura de mi rostro. Tenerlo tan cerca de mí solo empeoraba mis emociones, por lo que tuve que desviar la mirada.

—Incluso has estado tan callada, y eso es raro en ti...—meditó.

Podía sentir sus fijos ojos dorados sobre mí. Tan agudos y penetrantes que lograban estremecer con gran facilidad cada célula de mi organismo.

—¿Hay algo que te esté inquietando?

Sí, así es. Me siento afligida, pero no hay forma de que usted lo comprenda...

—Yashiro...

De hecho, se supone que ambos así lo acordamos...

—Yo... ¡Baño! —balbuceé levantándome de golpe y sin esperar por su permiso, únicamente corrí fuera del aula.

Olvidar lo que pasó esa noche...

Al entrar a los sanitarios, lo primero que hice fue sostenerme contra el lavamanos cuando sentí que estaría a punto de colapsar.

Pero... ¿Qué pasa si no quiero ignorar esto que siento? ¿Qué pasa si me encapricho un poco? ¡Él mismo dijo que sentirse así es inevitable! Entonces... ¿Por qué debería abstenerme?

Observo mi reflejo en el espejo corroborando que efectivamente mis pómulos están de un notorio carmín. Abro la llave y me salpico repetidas veces el agua tibia del grifo en mi cara queriendo borrar la tristeza de mi semblante, queriendo desvanecer esas lágrimas que comienzan a escapar de mis párpados al recordar los sucesos de aquella noche...

._._._.

Deseé detener el tiempo cuando aún me encontraba entre sus brazos, olfateando su dulce aroma y escuchando los rítmicos latidos de su corazón. Pero más me hubiera gustado haber hecho la atrevida idea que asaltó mis pensamientos.

Enséñame, sensei.Where stories live. Discover now