A la mañana siguiente me desperté cansada y me recorrió un escalofrío al recordar los Oscuros que nos habían atacado. Alargué la mano para coger mi móvil que estaba en la mesita al lado de mi cama y le eché un vistazo. Sonreí al ver que Melanie me había mandado un mensaje.
Le contesté y rápidamente me vestí. Me arreglé y salí afuera para tomarme el desayuno. En el último momento cambié de decisión y me dirigí a la habitación en la que estaba mi hermana Gema y crucé los dedos para que se hubiera despertado. Tenía muchas cosas de las que hablar con ella.
Entré en la habitación y cerré la puerta detrás mío, sentándome en una silla cerca de la cama. Gema seguía inconsciente, con los brazos extendidos a su lado y su pelo de fuego alrededor de su cabeza como sí fueran algas. Tenía la piel más pálida de lo normal y los labios faltos de color, aunque estaba apretados en una especie de sonrisa siniestra.
- ¿Gema? - dije en voz alta sintiéndome estúpida. Hay gente dice que si le hablas a alguien que está inconsciente,te escucha. Aunque parecía que estuviera hablando sola como una loca. - Yo te voy a hablar y tú vas a hacer como que me escuchas, ¿vale?
Gema no contestó. Obviamente.
- ¿Quién es la Señora Colorines? ¿Qué significan todos esos dibujos que tenías colgados en la pared? ¿Y qué demonios era eso de los versos proféticos?
Sentí unas lágrimas calientes en mis ojos y parpadeé para no dejarlas caer. No quería llorar en este momento, en el que le hablaba al vacío y me estaba desahogando.
- ¿Por qué nunca le contaste nada a nadie sobre los dibujos y tus cosas extrañas? ¿Por qué no te despiertas? - la última pregunta fue más un susurro por el esfuerzo que hacía para retener las lágrimas. Le echaba de menos, a ella y a su estúpida adicción a las chuches.
De repente, Gema empezó a brillar otra vez. Levantó la cabeza de la almohada, con el pelo flotando a su alrededor y con sus ojos verdes oscurecidos hasta parecer negros.
- No vayas. -susurró con esa voz grave y musical de mujer. Y su cabeza cayó sobre la almohada, otra vez inconsciente, y el brillo se apagó. Ahora la sonrisa siniestra que estaba en su rostro era más pronunciada.
Me aparté de la cama tragando en seco porque, sinceramente, estaba cagada de miedo. Escuché unos pasos acercándose y la puerta se abrió. Darwin entró con una sonrisa de oreja a oreja.
- Buenos días, Chispas -me saludó alegremente. Luego se fijó mejor en mi cara y en que el cuerpo de Gema había cambiado ligeramente de posición-. ¿Qué ha pasado, Rose? ¿Se ha despertado?
- Algo así. -respondí con un hilo de voz.
Se acercó a mí y me cogió las manos entre las suyas.
- Cuéntame.
- Todavía estoy algo confusa. Simplemente había venido a ver como estaba y le he he hablado...
- ¿Le has hablado? Sabes que no te va a contestar, ¿verdad? -preguntó alzando una ceja. Fruncí el ceño.
- Pues la cosa es que sí que me ha contestado -dije con un escalofrío-. Ha vuelto otra vez a hacer eso de brillar y hablar con otra voz. Me ha dicho "No vayas" y ha vuelto a caer inconsciente. Y encima no tenía nada que ver con lo que había preguntado.
Darwin se sentó en la esquina de la cama, con cuidado de no pisar el cuerpo de Gema, y sin soltar la mano.
- No entiendo a lo que se refiere. -le dije.
- Yo creo que sí -admitió con una sonrisa tímida-. Te iba a preguntar si querías venir esta tarde conmigo y de paso conocer a mi familia, aunque creo que lo que ha dicho tu hermana es algo así como una advertencia de que no vayas.
Yo me ruboricé.
- ¿Querías presentarme a tu familia? - me derretí por dentro. Darwin parecía nervioso mientras afirmaba con la cabeza.
- Aunque ahora supongo que no deberías ir. No quiero ponerte en peligro.
Me sentí un poco decepcionada, aunque le entendía. Yo tampoco quería ponerme en peligro. Sería mejor hacer caso a mi hermana inconsciente poseída.
Darwin me atrajo hacia él, mirándome con sus ojos de un profundo turquesa. Me besó intensamente en los labios y me derretí en sus brazos por el calor que me transmitía.
- Otro día. -me prometió cuando nos separamos respirando agitadamente. No me dio tiempo a responder ya que me estaba volviendo a besar.
***
Después de comer nos dirigimos todos juntos y rodeados de guardias hacia el lago para recibir a mis tíos y a mis primos, que venían para quedarse en Harliam con nosotros.
La verdad, hacía bastante que no los veía. Echaba de menos a los mellizos, Maddie y Harry, que eran los que mejor se llevaban conmigo. Como Robert era cuatro años más mayor y Annabelle cuatro años más pequeña... También venían Ashley y William, mis padrinos y mejores amigos de mis padres. Siempre he creído que alguno de mis hermanos estaba pillado por Fanny, la hermana de Josh, aunque nunca he sabido cual de los dos es.
Darwin y yo nos adelantamos cuando vimos el lago. Cuando me arrodillé en la orilla pude distinguir el rostro sonriente de Fanny y su pelo negro. La agarré por la mano y la saqué de la mano, mientras Darwin hacia lo mismo con mi prima Annabelle.
- ¡Rosie! - Fanny me abrazó.
- Vaya -dijo mi prima Annabelle cuando vio a Darwin-, menudo recibimiento.
Fulminé a mi prima. Pues menuda espabilada, para tener doce años. Adam se arrodilló cerca de la orilla también y metió el brazo en el agua. Perdió el equilibrio y cayó en el lago, que debía de estar súper frío. Cuando lo consiguieron sacar del lago y lo envolvieron en mantas, Adam se giró hacia nosotros levantando la barbilla.
- Era sólo para comprobar si el agua estaba fría. -dijo. Como sí no nos hubiéramos dado cuenta de que quería demostrar que él podía hacer lo mismo que Darwin y yo. Me tapé la boca con una mano para que no vieron que me estaba destornillando de la risa.
Luego subimos a los mellizos, que me envolvieron en un abrazo asfixiante y a Robert, que me dedicó una gran sonrisa. Luego a mis tíos, Fred y Jake, y a Will y a Ashley, que fueron directos a mis padres. Por último sacamos a mis tías, las gemelas.
- Como ha crecido, nuestra pequeña Rose de ojitos dorados. -dijeron a la vez mientras me abrazaban. Yo puse una mueca por lo que habían dicho y le saqué el dedo a Darwin, que por detrás de mis tías se estaba riendo.
- ¿Te cuento un chiste? - me preguntó mi tía Amaia entusiasmada.
- Si quieres. - respondí con cortesía.
- Vale, ¿qué es rojo y malo para los dientes?
- ¿Una piruleta?
Mis tías negaron las dos con la cabeza.
- ¡Un ladrillo! - y empezaron a reírse como si no hubiera mañana. Darwin tenía la boca abierta, de la sorpresa por lo malo que había sido y yo solamente negué con la cabeza. Ya las conocía.
- Otro. -dijo la tía Carol a Amaia, que se lo pensó y dijo- ¿Qué es blanco y no puede trepar un árbol?
Nadie respondió.
- ¡Una nevera!
Y luego se alejaron, riéndose de su propio chiste, hacia donde estaban los demás y a presentarse ante los reyes de Harliam.
- Al menos tus tías tienen sentido del humor. - me susurró Darwin al oído con intención de molestarme, mientras pasaba un brazo por mi cintura. Me giré hacia él con una sonrisita.
- Te pegaría, pero estoy en contra del maltrato animal.- susurré de vuelta. Él puso una mueca ofendida y su agarre en mi cintura aumentó.
- Entonces bésame. - y no hizo falta que lo dijera dos veces. Alguien pasó cerca nuestro y tosió un par de veces para que nos separásemos. Me di cuenta, con mucha incomodidad, que era mi padre y que estaba fulminando con su mirada verde a Darwin.
- Las manos-ordenó mi padre, haciendo que Darwin se soltara- y un poco de espacio. - Darwin se alejó dos pasos de mí, mirándose los zapatos- Así me gusta.
Y se fue de vuelta con los mayores. Nos miramos y nos entró la risa, hasta que no me pude aguantar y me lancé de vuelta a sus brazos. Mi padre, desde la lejanía, nos observaba y sonreía. Yo estaba demasiado ocupada abrazando a Darwin como para darme cuenta.
Cuando volvimos a palacio, la mayoría de los familiares que habían llegado se fueron a visitar a mi hermana inconsciente. Darwin se subió a su habitación a cambiarse y coger un abrigo, y se despidió de mí, ya que se iba a visitar a su familia para ver si estaban bien por la advertencia que había hecho Gema.
Naomi y Josh estaban en un sillón, sentados muy juntos y sin advertir siquiera mi presencia. Intenté no sentirme muy sola, aunque al verlos juntos charlando y riendo son darse cuenta de que su otra mejor amiga también estaba allí dolía un poco. A pesar de todo, me alegraba por ellos.
Como no tenía nada que hacer ni nadie con quien estar, decidí recurrir a mi móvil, y gratamente, me di cuenta de que Melanie me había mandado un mensaje por si quería quedar con ella.
-"Estoy allí en cinco minutos" -escribí de vuelta. Melanie me envió un emoticono lanzándome un besito en respuesta.
Cogí mi chaqueta y me di prisa por llegar hasta el lugar apartado en el que siempre quedábamos. Llegué antes que ella, ya que no la veía por ninguna parte. Esperé, inquieta, por si me atacaban o algo. Al cabo de unos minutos, apareció Melanie sola, sin el perro.
Me sonrió, pero fue una sonrisa distinta de las que siempre me dirigía con amabilidad. Esta sonrisa era feroz y triunfante. Me puse de pie, guardando las distancias.
- Hola, Mel.- dije cautelosa.
Su risa resonó por el vacío. Asustada, me di cuenta de que llevaba un cuchillo en la mano.
- Pobre estúpida e ingenua princesa -dijo mirándome lastimosamente-. Había oído que eras inteligente y que me iba a costar llegar hasta ti, pero te sentías tan desesperadamente sola y con necesidad de una amiga, que prácticamente te lanzaste a mis brazos la primera vez que quedamos.
- No sé de qué estás hablando, Melanie. Estás extraña.- dije haciéndome la tonta mientras buscaba con la mirada algún lugar por el que pudiera escapar. Maldito bosque. Y maldita yo.
- De verdad, siento mucho todo esto -confesó con pena-. Eras divertida y tenías un estupendo gusto para escoger helados, pero las órdenes son órdenes.
Me sentía traicionada. No hay nada peor que la traición en este mundo.Recordé las palabras de mi hermana. No se refería que no fuera con Darwin, sino que no fuera con Melanie. Podría haber sido un poco más específica.
- Este es el momento en el que tú hablas mucho y me cuentas tu malvado plan para matarme, ¿no? -repuse con ironía.
- Y entonces tú encuentras una manera de escapar y vencer al malo.-me siguió el juego - Que pena que no vaya a pasar así, pero bueno, no todo el mundo tiene un final feliz.
Sentí un golpe muy fuerte en la nuca y todo se volvió oscuro. Lo último que recuerdo son los ojos de Melanie. Sus ojos violetas.
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HELLO EVERYONE!!
Puedo pedir perdón por tardar tanto en actualizar? Y puedo pedir perdón por como he terminado este capítulo? Bueno, en realidad, no siento haberlo terminado así. Me gusta dejaros con suspense XD
Bueno,bueno,bueno... Qué tal está el capítulo?
La verdad es que Gema me asusta un poco, y eso que me la he inventado yo. ¿A vosotros no?
¿Alguien se esperaba lo de Melanie?
¿Qué creéis que le pasará a Rose?
¿Y qué pasará con los demás?
Muchas preguntas que dentro de poco tendrán su respuesta. De todas formas, pronto actualizaré porque me han nominado a otro cuestionario de preguntas que va rondando por wattpad, parecido al de los 11 pasos que hice anteriormente. Gracias, Cris XD
Votad si os ha gustado y dejad vuestra opinión con algún comentario y me haréis la persona malvada más feliz del mundo.
En los anteriores comentarios me pidieron que les enviara nutella, así que para recompensar un poco el suspense de este capítulo, os envio a todos nutella virtual.
~Gem_bc~