Los ninfos (CanArg)

By Neko-Nikeru

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Escondidos en los bosques están los ninfos. Criaturas de delgados cuerpos masculinos y algunas partes de anim... More

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-Notas 2/2.5-
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- Notas 4 -
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- Notas 7 -
Gracias por leer 💕💕

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By Neko-Nikeru

El sol salía a la distancia, pintando de un brillante naranja todo lo que sus rayos tocaban, desde la tierra, hasta la copa del más alto de los árboles.

Los pájaros volaban por sobre su cabeza y bajo sus pies, sus bellos plumajes de colores resaltando entre las hojas y la maleza, algunas tan rápidas que era casi imposible verlas.

El viento provenía desde  el horizonte para golpear directo en su cara, haciendo bailar el césped bajo él, al igual que su propio pelo desordenado y las hojas con las que se tapaba, aun que más como decoración que como ropa, pues la desnudez en el bosque nunca estuvo mal vista.

Desde la alta rama de árbol en la que se sentaba, vio una figura oscura a la distancia, dándole la espalda a la luz y avanzando lentamente hacia su zona, levantó las orejas con atención, interesado en saber quien sería, atento al color que poco a poco podía ver en aquel a través de la sombra que se le creaba por estar a contraluz.
Cuando reconoció ese rojo y blanco, junto a la hoja en el centro de su cara, sus ojos se iluminaron a la vez que su corazón se llenaba de una incontrolable emoción.

Con rapidez pasó de estar sentado en la rama de ese árbol a colgado de su corteza, de allí saltó al suelo, una caída grande para algunos, pero mínima para alguien que llevaba haciendo saltos así desde tu nacimiento.

Corrió hacia la figura, sin detenerse, con cada paso aumentando la velocidad.

Canadá, por su parte, caminaba con tranquilidad, sin apresurarse, mirando al suelo pensativo, algo que desde el día anterior no dejaba de hacer... pensar.
Incluso su familia había notado ese curioso cambio en él, en vez de saludarlos con esa característica sonrisa suya, riendo y saludándolos, tratando de aclarar el aire, como siempre, esa mañana no había salido de su mente, su saludo alegre pasó a una onomatopeya... y la conversación animada que solía comenzar, no más que silencio.

Pero ¿Podían culparlo?
Había logrado ver, con sus propios ojos, a lo que era conocido como una criatura mitológica, una creación del hombre, la imaginación de un niño, la historia de una madre a su hijo...
Él había sido el primero en saber que era real.

Subió su mirada tan solo para encontrarse ese cuerpo celestino en el que estaba pensando corriendo hacia él a gran velocidad, aparentemente sin intención de parar.

Tan solo logró soltar un jadeo de sorpresa antes de ser tacleado y derribado por el ninfo, cayendo al piso con dureza, quedando algo atontado.

Trató de levantarse, sobándose la cabeza por el dolor del golpe, aún que tampoco pudo, en sus piernas había un ninfo alegre, soltando risitas pícaras y moviendo su cola gatuna de lado a lado.
Canadá soltó un quejido por el dolor, pero aún mostro una sonrisa, por un lado le parecía adorable la inocente alegría del chico, por el otro... se sentía extrañamente emocionado de que el día anterior no hubiera sido tan solo un sueño.

De repente, el canadiense recordó un poco de lo que había estado estudiando a la noche.

- ¡Oh! Um... Hey... Hola - Saludó en español

El ninfo lo miró con sorpresa, para que después, poco a poco, su sonrisa se fuera ensanchando, junto a sus ojos ganando cada vez más brillo.

Canadá comprendió que había cometido un gran error.

- Jodeme... - Habló el argentino con emoción - ¿¡Todo este tiempo hablabas español!? Nooo, que piola, todo este tiempo estabas hablando re rarito ¡No sabes todo lo que te quiero preguntar! Hay cada cosa que no entiendo de los humanos... Como los monstros esos con ruedas en los que se meten, o los lugares en los que duermen... O... -

- Wait! Stop! Um... - El bicolor lo interrumpió, sacando con velocidad su celular para abrir la app que traducía lo que decían

+ Perdón, aún no hablo español... tan solo se decir algunas cosas +

Se disculpó, riendo nervioso.

- Oh... - Argentina parpadeó varias veces, como confundido - ¿Cómo es que no sabes español? Es fácil, yo nací sabiéndolo - Habló como si fuera lo más normal del mundo

+ Pues... verás... yo nací sabiendo otro idioma, inglés... francés también +

Explicó con una sonrisa.
El ninfo bajó de sus piernas, sentándose a su lado y rodeando su cola alrededor de su cuerpo para después mirar con curiosidad al humano.

A Canadá le pareció adorable.

- ¿Frances? - Repitió el joven

El canadiense asintió.

- Oui, je parle français (Sí, yo hablo francés) - Respondió

- Wow... Es bonito - El ninfo mostró una sonrisa, sintiéndose tan atraído al canadiense como nunca se había sentido con nada - ¿Podes seguir? -

Las mejillas del norteamericano se sonrojaron de manera leve, alagado de encontrar a alguien que se veía encantado de todo lo que tenía que ver con él.
Era un pequeño subidón de confianza que le hacía sentir mejor de lo que su familia lo hacía sentir a veces...

Je doute que tu me comprennes, mais tout ce que tu veux (Dudo que me entiendas, pero como tu quieras) - Accedió a decir

La emoción hizo que el corazón del sureño latiera con velocidad, de su garganta brotando un dulce ronroneo que tomó por sorpresa al canadiense.

+ ¿Ronroneas? Los músculos de tu laringe deben ser similares a los de un gato... +

Observó con fascinación, escribiendo rápidamente su nuevo descubrimiento en uno de los papeles que se había traído.
Argentina lo miró anotar con curiosidad.

- ¿Qué es eso? - Preguntó

+ ¿Esto? + Señaló al papel que traía + Son mis notas, aquí escribo todo lo que aprendo sobre tí +

Canadá se sintió nervioso al verlo dudar, esperaba no haber confesado algo que llegara a ser ofensivo para el ninfo.

- ¿Solo le ves vos? - Preguntó este con cuidado

Se dejaría ver por el canadiense... pero la idea de que otros supieran de su existencia generaba una pequeña preocupación en su corazón que no podría dejar de lado.

 + ¡A-Así es! No le diría a nadie más sobre tí +

Se apresuró a responder.
No lo había pensado antes... pero realmente ¿Qué sería capaz de hacer la raza humana si se enterara de los ninfos? Quizá la propia vida de ellos estaría en riesgo, atrapados sin oportunidad de ver la libertad nuevamente.

- Bien... no quiero... que otros sepan de mí - Confesó el argentino

Una nueva imagen llegó a su mente.
Un recuerdo, más bien.
De aquél día en el que cuatro ninfos pasaron a tres... Chile dijo que los árboles lloraron, México que los animales se mantuvieron en silencio, como guardando luto por aquel perdido.
Argentina... él no salió de la cueva en días, dañado, dolido... algo perdido también, como si recién en ese momento se le hubiera mostrado el verdadero peligro en el que estaban.
También por haber perdido a su mejor amigo.

+ ... ¿Te molesta si te hago algunas preguntas? +

Argentina volvió al presente, esperando unos segundos para aclarar su mente antes de mostrar una sonrisa.

- Sin problema - Respondió

Canadá, que había notado el aire apenado que había rodeado antes al ninfo, se alegró de poder calmarlo un poco.

+ ¿Cuántos años tienes? +

El argentino llevó sus ojos al cielo, pensando por unos momentos.

- Doscientos cinco - Habló finalmente, acostándose en las piernas del canadiense 

El bicolor de habla-inglesa abrió los ojos con sorpresa.

+ Wow ¿En serio? + Habló sorprendido + Los únicos que conozco con tanta edad son países +

- ¿Y vos? - Preguntó el otro con curiosidad

+ Ciento cincuenta y cuatro  +

Rió nervioso.
Argentina soltó un "Ooh" interesado.

- Entonces ¿Vos sos un país? - Le preguntó, aún que sin estar muy seguro de la definición de "País"

+ Así es, todos en mi familia son países  +

De repente, otra pregunta llegó alimentando la curiosidad del país del norte.

+ ... ¿Tu tienes familia?  +

El del sol le regaló una mirada, como si no hubiera comprendido la pregunta.

+ Familiares, amigos... algo +

Aclaró.
Argentina pensó nuevamente, realmente no tenía idea de algún tipo de familiar que pudiera tener... México era el mayor de ellos, y siempre dijo que habían sido creados por el bosque... Chile, siendo el menor, tan solo había aparecido de la nada... No tenían una madre, ni padre, ni nada parecido...
Al menos se tenían entre ellos.

- No que yo sepa... aún que sí vivo con estos otros dos ninfos que... - De repente, notó la posición del sol, la luz pronto llegaría a entrar a la cueva y, por ende, despertar a sus compañeros - Me tengo que ir - Dijo preocupado, levantándose de un salto

Canadá también se levantó

+ ¿Qué? ¿Ya? +

Aún tenía tantas cosas que quería saber...
Pero la frustración era mutua, el argentino también deseaba poder quedarse unos momentos más, pero no le era posible...

- No pueden enterarse de que me fui... menos de que te estoy hablando... - Explicó, en sus ojos un gran pesar

Canadá, a pesar de no estar alegre, comprendió que no podía hacerlo quedar... Tampoco quería hacer que se metiera en problemas o algo así.
Además, si otros ninfos no le permitían verlo, quizá si se enteraran lo obligarían a no volver a hablar con él...

Asintió con tristeza y se dio media vuelta, listo para irse, más siendo detenido por el mismo ninfo.

- Pero... podríamos vernos a la noche... mis amigos están dormidos así que me podría quedar por más tiempo - Sugirió

El canadiense, olvidando por completo la necesidad humana que tenía de dormir, asintió con rigurosidad y emoción, sus ojos brillando contentos.

Ya con eso arreglado, Argentina le regaló una sonrisa igual de emocionada y volvió corriendo hacia su bosque, impulsado por la alegría y la excitación.

Estuvo largos momentos corriendo, hasta que el final del bosque era inalcanzable a sus ojos, en ese momento se recostó sobre la rasposa madera de un árbol a la vez que soltaba un suspiro.
Movía su cola de lado a lado, apoyando su mano en su pecho para sentir los acelerados latidos de su corazón, hacía tiempo que no se sentía así... le encantaba.
Canadá le daba ese sabor que su vida había perdido, lo sacó de la rutina para mostrarle algo nuevo... y amaba con cada parte de su ser aquello.
Quería mantenerse a su lado, aprender todo lo que pueda enseñarse, camuflarse en su mundo y quizá ayudarle a hacer lo mismo con el suyo, incluso si eso arriesgaba su vida.
Es más... Quizá eso lo hacía incluso mejor.

Se sobresaltó al ser tomado bruscamente por alguien, pronto notando que tan solo era Chile.
Este, aun teniéndolo fuertemente, subió a un árbol con complicación, ganándose un quejido adolorido del mayor.
Se pararon en la rama del mismo árbol, el argentino estuvo a punto de reclamar, hasta que vio la cara seria, pero con los nervios a flor de piel, del chileno.

- Bien, aquí le debería costar vernos, aún que tampoco nos podemos esconder por mucho, ya que ese weon chismoso tiene la suerte de haber nacido con PUTAS alas - Habló con rapidez, mirando alrededor con claro nerviosismo

- ¿Pasó algo con México? - Preguntó confundido 

- ¿Con México? - Repitió en una risa nerviosa, casi molesta, el chileno - ¡No, weon, hay un problema contigo! ¿Qué hacíai' hablando con un humano? - En susurros molestos lo cuestionó

- Dijiste que no me ibas a pedir que parara - Indignado, el ninfo de agua se cruzó de brazos, frunciendo el ceño

- Sí, cuando lo estabai' MIRANDO, no cuando estai' teniendo CONVERSACIONES con él - Le reclamó con una furia nada normal para él, asustando un poco al contrario - ¡La última vez que uno de nosotros hizo algo así no terminó bien! -

- ¡Esta vez puede ser diferente! - Argentina llevó la contraria al instante

- ¡PERÚ ESTÁ MUERTO, ARGENTINA! -

- ... -

- ¡Está muerto y es culpa de ellos! ¡Y confío en tí, y tú confías en él, pero Perú también confiaba en ese otro humano y mira como terminó! No puedo, Argentina... Fue suficiente perderlo a él... Perderte a tí también no es algo que pueda soportar... - Terminó de gritar en dolor, para prestarle atención a su amigo

Se sorprendió al notar los ojos cristalizados del argentino, de donde pronto cayeron algunas lágrimas.

- Arge... - Trató de llamarlo para calmarlo, más fue el mismo nombrado el que lo interrumpió

- Perú no está muerto... - Susurró adolorido el argentino, con un tinte enojado en su voz

Antes de que el ninfo de flora pudiera volver a hablar, México se acercó a ellos volando con una sonrisa en la cara.

- Ey ¿Qué hacían aquí? Desperté y no los vi en... - Se interrumpió a sí mismo al notar las lágrimas del de piel celestina, cambiando su sonrisa a una expresión preocupada - ¿Arge? ¿Qué pasa? -

- Déjenme en paz. - Sollozó el argentino, desviando la mirada con enojo antes de bajar del árbol con toda la velocidad que le fue posible

Ignorando por completo los gritos de sus amigos a sus espaldas, Argentina tan solo corrió tanto como sus piernas le permitían...

Arrodillado frente al río, escuchando el rugir del agua bajo sus pies.
Su cara se mantenía seria... algo cansada... ignorando los sentimientos de tristeza que crecían en su pecho con cada latir.

Cada lágrima era tomada con la mayor delicadeza posible, para después ser dejada caer en el agua del río.

Ahí debían estar... junto al resto del agua, era lo que siempre hacía al llorar.

Pero, que siempre lo hiciera no significaba que fuera más fácil... cada lágrima que le hablaba era un recuerdo del dolor que las había causado, a veces creando más dolor.

Pero era lo que debía hacer, como ninfo de agua él sabía la importancia que era para las gotas el volver de donde habían venido.

Levantó la vista hacia el cielo, más que nunca deseando que callera la noche de una vez por todas.

No pensaba volver a su hogar... al menos no por ese día... no tenía ganas de ver a sus amigos, no.
Quería ver al canadiense... Y, quizá, por un momento... olvidarse del mundo.


Hellou
PERDÓN, AAAH-
El mes anterior me olvidé por completo de actualizar ah-

Discúlpenme, jdjas

No se que pasó, tan solo me olvidé

Pero bueno, ahora sí les traigo nuevo capítulo, y espero que les haya gustado nn

Por fin sabemos que pasó con el ninfo de viento
Así que, Perú...

...

Un minuto de silencio por el perucito

...

Bueno, djsja
Nos leemos otro día nn

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