Portland, Oregón
Enero/1991
Kai
Estaba encerrado en mi habitación, desde que llegue a casa ignore por completo los gritos a los que ya estaba acostumbrado por parte de mi padre, al llegar me acosté en mi cama.
Me sentía realmente frustrado, un dolor dentro de mí era notable y yo jamás me habia sentido culpable por algo que hiciera pero con Aurora era distinto, ella era la única capaz de hacerme sentir bien con una simple sonrisa pero podía mandarme directo al infierno con una mirada.
Me encontraba en parado en un lugar extrañamente solitario, se sentía como mi vida antes de ella y eso me aterraba; lo que le hice no tiene nombre, esta vez fui muy cruel y aunque algo dentro de mí me quería hacer sentir culpa otra llamada ''orgullo'' no lo permitía. Ni siquiera podría mirarla a los ojos.
Dejé de darle tantas vueltas al asunto y me dispuse a tratar de dormir lo cual fue en vano porque no podía dormir tranquilamente y cuando conseguía hacerlo era por mucho media hora y de sobra soñaba cosas referentes a Aurora.
A la mañana siguiente me levante por culpa de las risas y gritos de mis hermanos, resulta que logre dormirme como a eso de las tres de la mañana y solo pude dormir seis horas.
Como de costumbre me levante de mal humor, hoy tenía planeado salir a caminar al lago para reflexionar sobre todo lo que me estaba pasando.
Mientras lanzaba piedras al lago un ruido llamo mi atención y me sorprendí de verla.
- Hola Kai- era la mama de Aurora- ¿te interrumpo?
- Para nada Sra. Blake- trate de darle una sonrisa.
- Por favor llámame Dayanne- me sonrió- nos conocemos ya de años.
- Esta bien, Dayanne- se acercó a mi- ¿pasa algo?
- Ah, bueno, hmm- trataba de articular una frase- te traje algo, esperaba que estuvieras solo para poder dártelo.
Y tan pronto como termino de explicármelo saco del bolso de su chaqueta un sobre, parece ser una carta, la tome y me quede mirándola.
- Gracias- la mire nuevamente.
- Por nada- se quedó pensando- te dejo, tengo que terminar unos pendientes.
Solo asentí y observe como se alejaba, sin embargo, se volteo en mi dirección para darme una mirada un tanto triste.
Mire la carta y estaba muy bien sellada, comencé a abrirla y tan pronto como la acerque a mi rostro capte el perfume que Rory solía usar a diario, esto solo me hizo darme una idea de lo que estaba a punto de leer.
Hola tu:
Me encuentro escribiéndote porque el solo pensar verte a la cara me pone triste y ya no quiero estarlo más. Podrían pensar que esta es una forma cobarde de decirle algo a alguien pero yo no creo que sea del todo así porque a veces es la única manera de abrir tus sentimientos hacia los demás, nuestro último encuentro fue desastroso y el solo tener que pensar en volver a mirarte me da miedo.
Me imagino que en el momento en que estas leyendo esto estas solo, en tu cuarto o en ese precioso lago. Quiero que sepas que te quise demasiado y aun lo hago, pero me amo más a mi y jamás creí que nuestra relación terminaría así, no fue como me habría gustado pero cosas del destino. Me encuentro sola y muy dolida por lo que me hiciste y dijiste, esta vez no solo me lastimaste literalmente rompiste mi espíritu, pero no hay mucho que ambos podamos hacer en este momento.
Lamento haberte hablado así, no era la manera y mucho menos el momento. Ahora me encuentro rumbo a Los Ángeles, ya no veo el caso de seguir ahí, en un lugar donde no me siento como en casa y donde tú te sientes igual. Me habría gustado poder despedirme de manera personal pero sinceramente no quiero mirar tus ojos y que con un simple abrir y cerrar de ojos me hagas romperme aún más y querer besarte.
Deseo que cumplas tu tan añorado sueño porque lamento ser yo quien te diga esto pero ahora eso es lo único bueno que tienes en tu vida para luchar, así que promete que lo cumplirás.
Espero algún día volver a vernos.
Atte: Aurora F. Blake
Y sin que yo lo supiera la noche anterior fue la última vez que vi a Rory, fue la última vez que estuve cerca de ella y quizá la ultima vez que ella me amaría. Nuevamente Malachai Parker alejaba una vez mas a las personas de si mismo.