Capítulo 5. Un escape al sur

563 50 7
                                    

Portland, Oregón.

Octubre/1987

Aurora

Han pasado casi dos meses desde el inicio del ciclo escolar y mis días han mejorado ahí conforme ha pasado el tiempo. Hoy es 30 de octubre, un día más y es Halloween, no es mi festividad favorita pero disfruto mucho de ella.

Voy camino a la escuela ya que mi madre solo nos llevó las primeras semanas, en fin algunas veces e encuentro con Kai en el camino pero por lo visto hoy no será así.

- Rory- olvídenlo, es el.

- Kai, ¿qué pasa? - le sonreí.

- Creí que no te alcanzaría, caminas demasiado rápido- ¿me venía siguiendo?

- Senti que no llegaría a clases a tiempo, además de que venía perdida en mis pensamientos-

- ¿Y en que pensabas? -

- Es que que flojera tener que ir a la escuela hoy - reí - solo mira el clima- señalé el cielo - esta todo nublado, así no me dan ganas de ir a la escuela.

- ¿Y si no vamos a clase? - ¿que?

- ¿Disculpa? - ¿acaso quería escapar?

- Lo que oíste- contesto con obviedad - vamos a otro lugar, además no creo que noten que hoy no asistimos a clases.

Sonreí ante su proposición, era tentadora y sobra decir que quizá seria emocionante.

- Un escape al sur- suspire.

- ¿Que tal Salem? - arqueo una ceja.

Lo pensé por unos segundos y pronto comencé a reír, Kai me miraba extrañado hasta que tomé su mano.

- ¡Vámonos! - exclame.

Salimos corriendo del pasaje por el que íbamos caminando, nos internamos entre los árboles para que nadie nos viera, llegamos caminando hasta una parada de autobús y ahí tomamos uno que nos llevara hasta Salem.

Paso aproximadamente una hora desde que acabábamos de llegar a la ciudad de Salem. Podría decir abiertamente que era la primera vez que hacía esto, escapar y huir a otra ciudad y el sentimiento era realmente gratificante.

- Bueno- suspire- ¿y ahora que hacemos? -

- Caminemos- respondió.

Después de unos 15 minutos de caminar entre las calles de Salem decidimos entrar al Museo de Brujas de Salem, ¿irónico no? pero en fin en este habia diversos objetos, grimorios, leyendas e historias de brujas de hace al menos 300 años.

- ¿Que encantador no? - pregunte señalando una horca.

- Te imaginas que miedo debían sentir esas brujas al saber que morirían ahorcadas y torturadas-

- Tengo entendido que muchas de las mujeres que murieron en estos artefactos ni siquiera eran realmente brujas- suspire.

- Ni siquiera trataron de matarlas de manera rápida, prefirieron torturarlas antes que darles una muerte repentina.

- No sé qué sería peor, morir quemada, sentir como cada centímetro de tu piel se va consumiendo lentamente por el ardor del fuego o morir ahorcada y ver como tu vida pasa tan lento en al menos cinco minutos- me miro extrañado.

- ¡Vaya! - suspiro- y dicen que yo soy el raro.

Solo pude reír ante su comentario, ambos salimos del museo y nos dirigimos a un parque para sentarnos y descansar. Yo saque una botella de agua que traía en mi mochila y le ofreci, a lo que el acepto sin dudarlo.

Seguimos platicando de cosas triviales y entre ellas sobre brujas, la mayoría de las personas hoy en día creen que ya no existen o las tienen satanizadas, considero yo que depende mucho del lugar en el que te encuentres.

- Kai ¿me estas prestando atención? - pregunte molesta, llevaba hablando al menos cinco minutos pero el parecía perderse.

- Por supuesto que si- contesto con molestia.

- Te decía que...- no pude terminar de hablar porque me acababa de lanzar una bola de hojas de árboles- ¡Oye!

- ¿Que? - pregunto con cinismo- ¿alguien ya se enojó?

- Para nada- mire a mi alrededor asegurándome de que no hubiera nadie- Phesmatos motus- al pronunciar dicho hechizo con mi mano señale a Kai y una bola de hojas choco contra él.

- Eso es trampa- rio, ¿qué? Kai se rio, no solo fue una sonrisa, de verdad rio- el uso de la magia es trampa.

- Según quien- lo rete pero este rápidamente me volvió a mandar más hojas- ven para acá.

Me levante para alcanzarlo, ambos corríamos con la única preocupación de el huir de mí y yo de alcanzarlo y justo cuando estaba por atraparlo él se volteo bajando su velocidad y yo no pude frenar a tiempo y choque contra él, lo que causo que ambos cayéramos al suelo.

No quiero preguntar qué fue lo que paso después pero termine en su regazo ambos con las respiraciones entrecortadas y de un momento a otro nuestras miradas estaban enlazadas, en ese momento el tiempo parecía haberse detenido y era mágico... estaba a punto de levantarme pero con su mano derecha tomo mi cabeza y la empujo contra él y nuestros labios se tocaron, ¡nos estábamos besando! no lo podía creer.

El beso era tierno, al inicio fue lento pero esta tenía una intensidad que no podría describir con claridad. Sus labios y los míos rozaban una y otra vez, de verdad estos tenían una calidez especial, pero nada dura para siempre.

Parecía que ambos acabábamos de entender lo que estaba terminando de suceder y nos separamos, yo me senté y me quede mirando hacia el horizonte, gracias a dios nadie habia visto nada. Y el hizo lo mismo.

- Creo que quizá deberíamos de seguir caminando- sugerí para romper el incomodo silencio que habia.

- Vamos- fue lo único que respondió.

La mañana siguió avanzando y nosotros seguimos hablando de la ciudad hasta que decidimos irnos de regreso a Portland, según nosotros deberíamos de regresar a la hora en que saldríamos de la escuela.

El regreso fue algo incomodo y al llegar a Portland cada uno se devolvió a sus respectivas casas.

Mientras caminaba a mi casa me preguntaba ¿qué carajos acababa de pasar con Kai?, o sea nos besamos pero se suponía que éramos amigos ¿el estaría igual de confundido que yo?, ¿le seguiría agradando a Kai después de eso? ¿por qué me preocupaba lo que el pensara de mí? esa y cientos de preguntas más llegaron a mi mente pero una de ella resaltaba entre las demás, ¿el beso me habia gustado, Kai me gustaba? la respuesta era obvia pero no me atrevía ni siquiera a pensarla.

¡Vaya escape al sur! 

So it goes// Kai ParkerWhere stories live. Discover now