Capítulo 33. ¿Ahora que tengo que hacer?

223 14 2
                                    

Aurora:

En efecto, Caroline Forbes tenia razon cuando dijo que la felicidad no dura, solo han pasado un par de dias y ya estoy en vuelta en los problemas del mundo sobrenatural.

Flashback

- Mami, olvide mis muñecas - Leah hizo un puchero.

- Quiza deberias ir a buscarlas, ¿las dejaste en tu habitacion? - pregunte enfocando mi atencion en ella.

- No lo se, ire por ellas - asenti con la cabeza mientras la veia alejarse corriendo.

Estabamos en medio de un ''picnic'' cuando senti una fuerte presion en mi pecho, al inicio crei que solo se trataba de un tic, pero no, conforme pasaban los segundos - tan eternos desde mi perspectiva - me di cuenta que era algo mas grave que eso.

Me encontraba sentada sobre el pasto fresco a esas horas de la mañana y de la nada senti la pesadez de mis parpados y cai de bruces, sin saber que me sucedia.

Mis ojos empezaron a abrirse y cuado finalmente los abri, me encontraba en el mismo lugar pero una bruma estaba presente, entonces reaccione, me levante rapidamente pero sabia perfectamente lo que me deparaba en aquel lugar.

- Hace tiempo que no nos vemos Farisha - me saludo con esa propiedad tan caracteristica de el.

- Si me encuentro aqui no creo que sea para nada bueno ¿o me equivoco? - comence a relajarme.

- Eres una mujer bastante inteligente - ¿acaso me alagaba?

- ¿Ahora que tengo que hacer? - pregunte con desden - se suponia que me dejarias tranquila despues de todo, ¿acaso no me gane mi libertad? - me talle los ojos.

- De hecho me comentaron que los conoces - contesto con una sonrisa siniestra en su rostro - necesito que ayudes a Damon Salvatore y Lorenzo St John en su tarea -

- ¿Es ayuda para Sybil cierto? - el solo asintio - ¿Y si me rehuso a hacerlo? -

- Sabes que es mejor que me ayudes, no quieres hacerme enojar -afirmo.

Y vaya que lo sabia perfectamente.

Fin del flashback

- No puedes simplemente hacerlo Aurora, tienes que - dudo - irte, escapar a donde no te encuentre - corrio hasta el lado de la habitacion en la que me encontraba.

- Sabes que no hay manera de esconderse de el - lo mire fijamente.

- Entonces ire contigo - reafirmo - iremos -

- Por supuesto que no - fue como si me sacara de mi ensoñacion - tu te tienes que quedar con Leah, deberian no se, irse a algun otro lugar, el solo me mando a llamar a mi, entre mas rapido ejecute su pedido mas rapido volvere -

Pasaron unos segundos donde ambos nos encontrabamos callados, viejos habitos no se olvidaban.

- Prometeme que estaras a salvo - me tomo con ambas manos el rostro, produciendome un sentimiento de calidez.

- Te prometo que hare lo posible por estarlo - le di una sonrisa tratando de tranquilizarlo - Nuestra relacion se basa en promesas -

- ¿Acaso dijiste ''nuestra relacion'' - arqueo una ceja de manera seductora lo que provoco un sonrojo en mi.

- Tu sabes a que me refiero -

- ¿Te despediras de Leah? - por supuesto que no, ¡ver su rostro viendome ir me partira el corazon!

- No lo creo, quiza le deje una nota - sonrei.

- Ella aun no sabe leer - contesto riendo Alex .

- Pero tiene un padre que si - conteste con obviedad.

Sin verlo llegar enrollo sus brazos sobre mi, a lo que le devolvi el abrazo. Estar con Alex era como encontrarte en tu hogar, todo era calidez y sabia que me encontraba segura con el; jamas le habia dicho pero realmente lo apreciaba, lo conocia literalmente de hace años y era como mi mejor amigo.

Tuve que partir a la medianoche, solo me despedi de Leah cuando se fue a dormir, pero la abrace como si fuese la ultima vez.

- Unas horas despues -

- Si me permitieran ver sus hermosos rostros quiza esto seria mas facil y rapido - entre gritando a una vieja bodega en San Francisco.

Mire en todas mis direcciones pero parecia no haber nadie.

- Bien - suspire. Me disponia a irme cuando un movimiento me hizo mirar hacia atras, no vi nada.

- Mucho gusto en conocerte - un hombre con acento ingles estaba frente a mi, causandome un leve susto - Lorenzo St Jonh, madamoiselle - tomo mi mano y deposito un beso, me dio escalofrios.

- ¡Por favor! - la voz de Damon Salvatore se hizo presente - Enzo deja de ser tan educado, me produces migraña - entro a la bodega por mi lado derecho - Hola Aurora, tiempo sin verte, ¿como esta Kai? - auch.

- ¿Y como esta Elena? - le sonrei con sarcasmo.

- Eso si que fue un golpe duro amigo - intervino Enzo.

- Como sea - rodo los ojos Damon - ¿que haces aqui? -

- Vengo a ayudarles a limpiar el desastre que estan por hacer - alce las manos - soy  una aliada ¿esta bien? -

- Me da igual, continuemos con el trabajo - exclamo Damon y salio por la gran puerta gris.

- ¿Sabemos quien te mando? - pregunto Enzo.

- Sinceramente no - menti - pero estoy aqui para saldar una cuenta -

Y en ese mometo note como Enzo dio un largo suspiro. Descubri que el aun no apagaba su humanidad y claramente estaba ahi siendo forzado.

- ¿Que haces exactamente aqui? - me atrevi a preguntar.

- Aunque no lo creas amor, ayudo a un amigo - contesto sin mirarme.

- Ya veo, es obvio que no quieres estar aqui y por obviedad yo menos asi que te propongo que trabajemos juntos para dejar de hacer esto - propuse.

- ¿Que tienes en mente? -

- Ambos conocemos un libro entre los libreros que podria sernos de ayuda para dejar esa biblioteca - hable en clave - nos tomara meses encontrarlo, pero es una manera -

- Perfecto - me miro finalmente.

Ambos sonreimos con miradas complices.

- Por cierto soy Aurora - salimos de la bodega.

- Llamame Enzo, creo que tu y yo nos llevaremos bien -

So it goes// Kai ParkerOnde as histórias ganham vida. Descobre agora