TRES AÑOS DESPUÉS
Las cosas habían cambiado bastante para todos nosotros. Louis y Hel se mudaron a Manchester cuando el equipo de fútbol de dicha ciudad, que siempre le había gustado, lo fichó por varios millones. Mi hermano, monitor en un gimnasio, se fue cuando recibió una oferta demasiado buena de una cadena de gimnasios que lo destinó a Dublín.
Zayn y Bea decidieron quedarse en Londres, ya que el trabajo de Zayn como pintor famoso se lo permitía. Vivían en Bloomsbury, zona de residencia de gran parte de los artistas, aunque Zayn pasaba la mayor parte de las tardes pintando tranquilamente en HydePark, y además de eso tenían una bonita casa cerca de la playa en una ciudad cercana llamada Eastbourne.
Harry y yo vivíamos en Chelsea, en una bonita casa de tres plantas con un amplio jardín trasero. Niall, que rompió dos años y medio atrás con su novia, llevaba dos años con Andrea, una joven a la que conocí cuando empezó a trabajar conmigo en la oficina en la que yo trabajaba como secretaria de subdirección y de la que me hice inseparable enseguida, convirtiéndose rápidamente en mi mejor amiga. Ambos vivían en la casa de al lado de la nuestra, por lo que pasábamos el día prácticamente entero juntos siempre y cuando Niall no tenía partido. El rubio era futbolista, pero éste jugaba en el Chelsea. Era muy gracioso, por llamarlo de algún modo, cuando jugaba contra Louis porque ninguno de nosotros sabía quién apoyar y después se pasaban días sin hablarse.
Llevaba unas tres semanas que no podía comer nada porque todo lo vomitaba, incluso lo que más me gustaba. Pedí cita para el médico y llamé a Andrea para que me acompañase.
-Gem –ese era nuestro apodo. Desde que nos conocimos, prácticamente todo nuestro día a día era igual, coincidíamos cuando nos enfermábamos, cuando estábamos en nuestros días... éramos como gemelas separadas al nacer.
-Dime
-¿Estás ocupada?
-Pfff que va, estoy tirada en el sofá sin saber qué hacer.
-Genial. ¿Podrías acompañarme al médico? Harry está trabajando y no puede acompañarme.- Hacía poco que su tío le había hecho un hueco en su empresa y llevaba el departamento de marketing.
-Por supuesto, Gem. Dame dos minutos y estoy en tu casa.
Tal y como dijo, en dos minutos estaba en mi casa. Esperamos a que se acercase la hora de la citación y nos fuimos al hospital. Buscamos la consulta de mi médico, Bill. Él era mi médico desde que me hice el esguince hace unos años.
-Buenos días, María.
-Buenos días, Bill
-¿Qué te pasa?
-Llevo unas tres semanas que cada vez que como, mi estómago lo rechaza y vomito.
-¿Cuándo fue la última vez que tuviste el periodo?
-El mes pasado, me toca otra vez la semana que viene.
-Voy a llamar a ginecología para que te hagan una ecografía por si acaso. Tu problema es uno de los principales síntomas del embarazo.
Fui a la consulta de ginecología y tras ponerme la bata que me entregó la doctora me tumbé en la camilla. Me echó un gel un tanto frío en el vientre y con un aparato lo fue esparciendo.
-¿Ves eso de ahí?- dijo señalando un pequeño punto en la pantalla.
-Eehh si.
-Eso es tu pequeño.
-Pe…¿pequeño?
-Si, María, estás embarazada de tres semanas.- dijo limpiando mi vientre.
-¿Qué?- no podía ser.
-Enhorabuena. Eso si, tienes que tener cuidado en los dos primeros meses.-dijo antes de salir de la consulta.
Me quedé unos minutos mirando a la pantalla, mirando fijamente al punto que era mi bebé. Salí de la consulta
Salimos de la consulta y esta vez fue Andrea la que cogió las llaves del coche. Si yo hubiera tenido que conducir, hubiéramos tenido un accidente.
-¿Estás bien?- me preguntó de camino a casa.
-Si, si, no te preocupes.
Había pasado un mes desde que sabía que estaba embarazada. No se lo había dicho a nadie todavía, pero cuando llegué a casa busqué en internet los riesgos que había en los dos primeros meses de embarazo y lo que leí no me gustó demasiado.
Estaba en casa cuando mi móvil sonó. Miré la pantalla y era una llamada entrante de Harry.
-Nena
-Hola, cariño.
-Quiero que esta noche te pongas guapa, aunque lo estés siempre. Quiero llevarte a un sitio.
-De acuerdo.
-A las 7 estoy en casa.
Tal y como dijo, a las 7 estaba en casa. Me llevó a cenar a un restaurante bastante lujoso que habían abierto hacía poco en Knightsbride .La cena no pudo ir mejor, estaba todo delicioso y había que reconocer que durante toda la cena tuve miedo de que mi estómago me jugase las malas pasadas de últimamente.
Me llevó a Hyde Park y allí, en nuestro banco de siempre, sacó de su bolsillo una cajita que supuse rápidamente qué sería y se arrodilló frente a mi.
-Pequeña, no te voy a pedir que sea inmediatamente, no me importa esperar el tiempo que haga falta si es a tu lado, he esperado mucho tiempo como sería este momento y si te soy sincero no me lo imaginé así, pero ya no hay vuelta atrás. Cuando miro adelante, pensando en el futuro, me resulta imposible no imaginarte junto a mi. Te veo como la madre de mis hijos y es que no quiero a otra mujer que sea su madre, te quiero a ti. Por eso, nena, ¿aceptarías casarte conmigo y hacerme el hombre más feliz del mundo?
-Harry- dije con la voz entrecortada y las lágrimas recorriendo mi cara a causa de sus palabras.
-No digo que nos casemos ya, pero quiero poder decir que lo haremos, quiero que seas mi prometida hasta el día en que pronuncies ese “sí, quiero” que tantas ganas tengo de escuchar.
-Por supuesto que me caso contigo, no me importa cuando sea, pero quiero hacerlo. Y respecto a eso de ser la madre de tus hijos…
-¿Qué pasa, nena? No me asustes.
-¿Cuándo quieres tenerlos?- dije midiendo todas y cada una de mis palabras.
-Sabes que desde siempre me han encantado los niños. Por mi, tendría uno ya, en unos meses.
-En ese caso…- dije llevando su enorme mano a mi aún (y por poco tiempo gracias a mis dos meses de embarazo) plano vientre- felicidades, papá.
-¿Papá?¿Desde cuándo lo sabes?
-Desde hace poco más de un mes. Estoy de dos meses.
-¿Por qué no me habías contado nada?- dijo con el semblante serio.
-Cuando volví de la consulta, busqué en internet para informarme de los riesgos que había en los dos primeros meses que me avisó la ginecóloga y no dije nada a nadie por miedo a perderlo.
-Nena, si me lo hubieras dicho no hubiera dejado que te pasara nada. Eso si, ahora me vas a tener detrás tooooodo el día.
Al día siguiente habíamos quedado de ir a comer a casa de Niall y Andrea. Preparamos algo para picar y llamamos al timbre. Cuando Andrea trajo el postre, no pudimos evitar contárselo. Al fin y al cabo, eran nuestros mejores amigos.
-Chicos, tenemos que contaros algo.
-¿Os vais a mudar y nos dejáis solos?
-No, no es eso.
En ese momento, Andrea llevó la mirada a mi mano y vio el anillo que Harry me había entregado la noche anterior.
-Oh dios. Os vais a casar.- dijo con un notable tono de felicidad.
-Y no solamente eso. Puede que no tardando haya un miembro más en la familia.
-¿Estás embarazada?
Asentí sonriendo mientras Harry ponía su brazo alrededor de mi cuerpo.
-Bueno, mirándolo por el lado bueno, va a tener un compañero de juegos.
-¿Tu también?
-De mes y medio.
-¿Hasta en esto teníamos que coincidir? Lo nuestro ya si que no es normal- dije riendo.
----------------
Soy plenamente consciente de que estos últimos capítulos están siendo aburridos, pero el bloqueo mental me hace que sean así, lo siento.
Tengo que deciros que este es el penúltimo capítulo, solamente quedan el 52 y el epílogo y Afraid of love se habrá acabado. Pero no os libraréis de mi tan fácilmente. Estoy esribiendo nuevos shots y además de eso tengo una nueva novela en mente. También estoy escribiendo una con una de mis mejores amigas, que la subiremos cuando esté acabada, trabajar bajo presión no es lo nuestro. Os comentaré sobre ello, así que no me ignoréis demasiado de ahora en adelante.
Nos vemos pronto.
Mari xx