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By skumfvck_raccoon

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By skumfvck_raccoon

- 𝐊𝐢𝐛𝐮𝐭𝐬𝐮𝐣𝐢 𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 -
ᴇʀᴀ ᴛᴀɪsʜᴏ̄.

•- Advertencia: Fluff, ligero smut, mención de suicidio sin profundizar.

•- Plot: La esposa de Kibutsuji arrastra un secreto desde años atrás que revive después de que su marido admite el deseo de formar una familia.

.
.

Caminaste junto a él por los callejones oscuros de Japón, te encantaba pasar ese tipo de momentos al lado de Muzan, quién aprendió a amarte cuándo te encontró tan asustada de ti misma y de lo que eras. Solías sostener su brazo fuertemente para no perderte.
Tus zapatillas hacían un ligero ruido contra el pavimento y detuvo su paso después de que observó a un grupo de niños correr frente a ustedes.
Notaste la ligera expresión de desagrado en sus ojos, a pesar de que sus facciones eran firmes ante las risas de ellos, acariciaste su hombro para relajarlo.
-¡Son una ternura!- Tus ojos brillaron y se reflejó una ligera tristeza en ellos, y Muzan se sintió extrañado de algúna forma. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué de pronto tu sonrisa se había desvanecido?
-¿Estás bien, ____, mi amor?-
-¡Si!- Sonreíste siguiendo el camino -Solo me parecieron lindos y me pareció graciosa tu mueca de inconformidad- Reíste, acariciando dulcemente una de sus mejillas.
-Sí quieres tener un hijo, solo tienes que pedirlo- Tus ojos se abrieron en sorpresa y tus mejillas se sonrojaron al escucharlo pronunciar esa oración -Estaría encantado de tener un primogénito contigo- Admitió.
-¿L-lo dices enserio?- Le viste asentir sin dudarlo con una sonrisa. Frotaste tu cabeza contra su pecho con cariño y tu corazón se estrujó contra tu pecho por no haberle podido admitir la verdad.

Al llegar a casa apartaste tu abrigo, colgandolo en el perchero de la habitación, no lograbas unir todo lo que habías tenido que dejar atrás. Eran como recuerdos fragmentados, recuerdos de alguién que no estaba ahí. Por años, te obligaste a olvidarlo.

~10 años antes~

Así fue como empezó.
Contigo evadiendo cada compromiso o cita dulce en la que Hakemi, tu prometido, te incluía.

Comenzó a sentirse extraño estár con él de alguna manera.
Habían tenido planeado esto desde el tercer mes en el que Hakemi y tu descubrieron que estabas esperando un bebé de él.
¿Cómo pudo pasar? Te habías encargado de cuidarte constantemente porque un hijo era una responsabilidad de la cual estabas totalmente consciente de que Hakemi sería meramente incapaz de sostener, no solo por sus enfermedades mentales, sí no también por el empobrecido sustento económico que ninguno de los dos tuvo la suerte de poder cambiar.
Pero notaste el entusiasmo en su rostro cuando llegaste a casa con la noticia después del chequeo de rutina con el médico, notaste la sonrisa mas deslumbrante en él cuando escuchó la oración; 'Estoy embarazada'.
Y fue después de eso que sabías que tus padres debían conocer el estado en el que te encontrabas y al hombre con el que te comprometiste y que ahora estaban esperando un hijo.

Un hijo.
Un hijo.
Un hijo no estaba en tus planes, tampoco en los de Hakemi, y mucho menos en los de tus padres.
¿Como iban a reaccionar? Habían desheredado a tu hermana mayor por la misma razón que la tuya, y jamás volvieron a dirigirle la palabra. Estabas casi convencida que intimidarían a Hakemi con miradas tensas y nada amables que terminarían por provocar uno de sus intensos ataques de ansiedad.
Que tu padre sería capaz de matar a tu prometido a golpes por 'haberte hecho algo como eso' y tu madre no se detendría de repetirte lo mucho que intentaron educarte e instruirte correctamente para construirte un buen futuro y no caer en artimañas de un hombre pobre y quedar embarazada de él. Sobre todo porque las primeras semanas en las que llegaste a Japón, esa era tu única meta, tu único propósito, 'Construir un buen futuro para ti misma' y tus padres te habían ayudado con eso.
Pero luego, en otro plano Hakemi apareció y entró a tu vida; y oh, como cambió todos tus planes e intereses.
Como lo habías amado con toda tu fuerza y ese amor jamás lo habías encontrado con alguién más.
El amor que desarrollaste por Hakemi fue tan diferente, tan tranquilo, fascinante y abrasador que se había filtrado con tanta facilidad en tu cabeza durante las semanas siguientes del día en que lo conociste.

Sabías lo mucho que significaría para él el hecho de que lo presentaras a tus padres, el hecho de que supieran que ahora formarían una familia, pero sí debías ser sincera contigo misma y solo contigo; no era la idea mas viable por ahora.

En las semanas continúas, ya era visiblemente notable en tu vientre que estabas en cinta, recibías halagos encantadores que te ponían un poco mas nerviosa.
'Que lindo hace lucir ese kimono a tu embarazo, ____'
'Te ves realmente bien de esa forma'
'El embarazo te sienta bien'
'Tu prometido debe estár tan felíz'

Y si, Hakemi lo estaba.

Había noches en las que no podía dormir y tampoco te permitía a ti hacerlo debido a las interminables preguntas que solía hacerte.
'¿Crees que podré ser un buen padre, _____?' 'Espero sea idéntico a ti y no a mi, porque tu eres hermosa.'

Sí antes fue protector, ahora parecía tu guardaespaldas. Y al principio amaste eso, al principio todo se sentía tan bien. Hakemi se encargaba de tomar el tren por las mañanas junto a ti para ir a los chequeos con el médico, él siempre te esperaba en la pequeña sala médica, para regresar a casa. Preparaba el baño y cuando entrabas a la tina, se encargaba de enjuagar tu cabello, hacía el almuerzo para ti sin importar que tuviera que levantarse una hora mas temprano de lo usual.

Pero entonces todo eso cambió cuando la realidad te golpeó esa tarde.
Habías tenido antojos impredecibles durante el 4to mes, los rollos de canela y manzana se habían terminado del estante y habías convencido a Hakemi de ir por unos a la ciudad, podrían comprar algunas cosas que también comenzaban a ser necesarias.
Estando ahí no había una gran cantidad de personas debido a la hora.
Al momento de estár a punto de pagar, el dinero no les alcanzó. Y eran solamente cosas básicas de almacen.

Sabías que Hakemi estaba avergonzado, no con la mujer de la tienda o las personas detrás de ustedes esperando, sí no contigo. Estaba avergonzado por no ser suficiente, no ganar suficiente; por dios, sí pudiera, ya te habría comprado el anillo con el diamante mas brillante y enorme de todo Japón. Pero no podía, nisiquiera el sueldo de los dos les alcanzaba para comprar un par de cosas necesarias.

Y tu lo sabías. Porque al salir de ahí, caminaron en silencio de vuelta al apartamento, sí no hubieses conocido a Hakemi, sí tan solo hubieras escuchado a tus padres. 'Construye un buen futuro para ti'.
Fue en ese momento en el que algo se quebró dentro de ti, ver a dos padres y sus dos hijos yaciendo en el suelo y la oscuridad, mendigando por un par de centavos que las personas les pudieran ofrecer.

Por dios, no querías eso, no deseabas eso. Y era así como sentías que todo iba a terminar. Porque todo era demasiado costoso.
La formula para infantes.
La ropa de algodón interior para bebé.
La papilla, los biberones.
Y nisiquiera podías completar las cosas básicas para llenar el gabinete.

Las cosas comenzaron a escalar después de esa ocasión, debido a tu temor de no ser feliz, y de no criar a tu hijo en un lugar lleno de amor y esperanza.
Y aun que sonara cruel de tu parte, no deseabas que su vida terminara como la de Hakemi.

Luego llegó ese día, el día en el que tu prometido no soportó mas. Se rindió; y terminó colgándose en el sótano de la pequeña casa que compartían.
Te dejó.
Sola, con un bebé con el que no tenías idea de como sobrellevar.

A pesar de todo lo sucedido, trataste de ser una maravillosa madre cuando tu hijo nació; le llamaste por nombre "Kitsune".
Sus ojos purpura resaltaban como amatistas, sus cabellos azabaches como las alas de un cuervo, era un niño precioso; y lo que mas amabas con tu corazón.

Esa tarde habías decidido visitar a tu hermana mayor, Akane. La relación con ella se volvió aún mas estrecha después de escuchar sobre todo lo que te había sucedido. Tomaste la oportunidad de dar un paseo alrededor de las colinas cercanas al monte Haku mientras ella y su esposo preparaban la cena. Estabas entusiasmada por enseñarle sus primeros pasos al pequeño Kitsune, a esa edad, él iba y venía alrededor de ti, siempre con una sonrisa con apenas dos pequeños dientes de leche asomándose.

Fue, en ese entonces, la peor decisión que podías haber tomado. Cuando te percataste de la criatura que estaba acechándolos desde el bosque.
Cuando corrió hacía ustedes y alcanzaste a tomar a tu hijo entre tus brazos, protegiendolo de su ataque.
Cuando tu sangre comenzó a brotar incontrolablemente mientras te arrastrabas y a tiempo dejaste a tu pequeño Kitsune en el pórtico de la casa.
-¡Akane!- Toda tu fuerza y todo el aire en tus pulmones se fue en ese simple grito.

Cuando tu hermana salió al pórtico, encontró a Kitsune cubierto de sangre; pero tu ya no estabas ahí.

~Fin flashback~

Muzan envolvió tu cuerpo entre sus brazos al mismo tiempo que sus labios comenzarón a besar tu cuello con lentitud.
-¿Entonces?- Su pregunta te tomó por sorpresa ante todos los pensamientos que cruzaban por tu mente en ese instante -¿Vamos a hacerlo?- Sonreíste permitiéndo que él deslizara tu elegante kimono bajo tus hombros, hasta que este tocó el suelo
-Eres tu el que quiere un primogénito, ¿no es así?- Te giraste y rodeaste su cuello con tus brazos, mordiendo tu labio inferior -Desde que viste a esos niños correr alrededor de ti, sin miedo algúno- Besaste su cuello despacio, y esos pequeños besos humedos se fueron extendiendo por su pecho -Pero tu orgullo no te permite admitirlo- Te miró atentamente deslizar tu lengua por su abdomen y colocó una de sus manos alrededor de tu cintura, deteniendote y guiándote hasta la amplia cama que compartían.
-Sería un honor tener una familia contigo, ____- Respondió sutilmente -Te entretenería criarlo- Rió sutilmente.
-¿Crees que no me entretengo lo suficiente contigo?- Acariciaste su cabello, manteniéndo tu ligera sonrisa dulce -Te amo, Kibutsuji- Besaste la punta de su nariz tiernamente y notaste el sonrojo en su rostro -Necesito una família contigo- Deslizaste el nudo de su perfecta yukata -No puedo evitar pensar en lo lindos que serían nuestros hijos; lo mucho que se parecerían a ti- Abrazó tu cuerpo contra el de él y lamió el borde de tus labios, para después besarte en tu totalidad, sus manos bajaron a su ropa interior y esta cayó bajo sus rodillas.
-Entonces yo debería admitirlo también- Sus dedos acariciaron tu entrada por sobre tu ropa interior -Lo mucho que deseo esto contigo- Ya te encontrabas tan húmeda para él.

La noche fue larga, amabas ese tipo de noches junto a Muzan; en las que tu cuerpo descansaba sobre el suyo al finalizar por lo exhausta que terminabas. Pero a pesar de las tantas noches que tenías así junto a él, esa resultó diferente.
Ahora tendrías la semilla de él, creciendo dentro de ti. Y de alguna forma, no te sentíste como la primera vez en la que estuviste en la misma situación, pero con Hakemi. Ahora tenías un hombre que te amaba en su totalidad, tan seguro de sí mismo y de lo que quería; pero aún así te aterraba pensar en el hecho de tener que contarle una verdad que le habías ocultado por 4 largos años.

Durante los próximos días, fue difícil mantener tu entusiasmo en alto; fue evidente para él porque solías ser un remolimo de emociones genuinas cuando volvía a casa, al principio creyó que se debía a que era tu primer embarazo, quizá aún no habías logrado acostumbrarte a la idea o te sentías nerviosa por ello. Quizá tenías tus dudas como supuso que a todas las mujeres primerizas suele sucederles. No le tomó demasiada importancia hasta que una noche en la que llegó a casa, estabas esperándo hablar con él mientras tu rostro estaba enrojecido, empapado en lágrimas.

Tus palabras lo tomaron por sorpresa, fue como un golpe de realidad lo que sintió al escucharte decir;
<<Tuve un hijo con otro hombre en el pasado.>>
Esa oración volvió borrosas todas las cosas a su alrededor.
-¿De qué estás hablando?- Preguntó con sus facciones llenas de enfado y confusión, se acercó a ti sin saber que hacer o decir.
-Antes d-de que me convirtiera en esto- Estabas asustada y él pudo notarlo en ti -Estaba junto a mi hijo Kitsune, enseñándole sus primeros pasos- Tus lágrimas no dejaban de deslizarse bajo tus mejillas -Luego fuimos atacados y tuve que...- Te detuviste, intentándo recordar -Tuve que protegerlo- Tus manos se centraron en tu pecho y Muzan colocó una de sus manos sobre tu cabeza, acariciando tu cabello.
-¿Dónde está él?- Preguntó -¿Dónde está tu hijo?-

Una noche, decidió acompañarte a visitarlos, estabas tan felíz y asustada por ver a tu hijo junto a quién ahora era tu prometido, Muzan enlazó su mano contra la tuya estando frente a la puerta y decidió dejar atrás por primera vez la actitud arrogante que siempre llevaba consigo mismo.

《ꕤ》Se percató que varias noches atrás desde hace 2 años, habías estado visitandolos.
《ꕤ》Era un niño precioso, eso podía admitirlo, era como una versión pequeña y masculina de ti.
《ꕤ》Al principio, tu hijo fue bastante tímido con el hombre a tu lado, pero una vez que se permitió desenvolverse; ambos se llevaron mejor. Muzan estuvo la noche entera ayudándole a armar una fortaleza con piezas de madera.
《ꕤ》Y con el tiempo; tu hermana Akane creyó que era momento que su sobrino volviera a su hogar.
《ꕤ》 Kibutsuji aceptó, el niño tendría un lugar en su hogar y cada uno de sus subordinados estaba condicionado a no acercarse al niño jamás.
《ꕤ》Un hijastro era lo último que sus lunas pensaron que Muzan podría aceptar; pero Kitsune era parte de ti, y todo lo que venía de parte de ti, Muzan aprendía a amarlo. Y amaría a ese niño tanto como a su propio hijo que estaba creciendo dentro tuyo.

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