Colegio Wolfrahan ©

By KenJelik

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[Primer Libro] El decidir hacerse pasar por su hermano e infiltrarse en el colegio exclusivo de chicos no fue... More

Introducción
Capítulo 1: El Accidente
Capítulo 2: Cambio de Identidad
Capitulo 3: La Bienvenida
Capítulo 4: El Entrenamiento
Capítulo 5: El Pacto
Capítulo 6: Natación
Capítulo 7: La Muerte Acecha
Capítulo 8: El Encuentro
Capítulo 10: Revelaciones
Capítulo 11: El Secuestro
Capítulo 12: La Cacería
Capítulo 13: Perdido
Capítulo 14: Una Noche Complicada
Capítulo 15: Rompiendo el Hielo
Capítulo 16: La Tentación
Capítulo 17: Delatado
Capítulo 18: Corazones Rotos
Capítulo 19: Bajo el Agua
Capítulo 20: La Desilusión
Capítulo 21: El Conflicto
Capítulo 22: El Lago
Capítulo 23: Un Corazón Roto
Capítulo 24: Confusión
Capítulo 25: El Pecado
Capítulo 26: El Gran Regalo
Capítulo 27: El Cumpleaños
Capítulo 28: Sueños Rotos
Capítulo 29: La Intriga
Capítulo 30: El Duelo
Capítulo 31: Muerte
Capítulo 32: Mi Identidad
Capítulo 33: El Chantaje
Capítulo 34: La Humillación
Capítulo 35: Un Simple Error
Capítulo 36: La Verdad
Capítulo 37: El Escape
Capítulo 38: La Estación
Capítulo 39: El Nacimiento
Capítulo 40: La Sorpresa
Capítulo 41: Sospechas
Capítulo 42: Los Victorian
Capítulo 43: El Pacto
Capítulo 44: Preparativos
Capítulo 45: Sospechosos
Capítulo 46: La Peor Cena
Capítulo 47: Dolor
Capítulo 48: La Carta
Segundo, Tercer y Cuarto libro YA DISPONIBLE
Quinto Libro Saga Wolfrahan YA DISPONIBLE

Capítulo 9: Las Duchas

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By KenJelik



El plan de Austin había cambiado completamente, ahora el plan era mucho más peligroso y arriesgado.

Éste, quería que me ganara la confianza de Dexter para así poder entrar a su habitación y robarle los talismanes cuando menos se diera cuenta.

¡Era una locura!

Al salir de la cafetería, nos dirigimos a la pista, hoy tocaba carrera con obstáculos.

—A ver, este es el plan. Como Dexter te salvó la vida, tú, como persona agradecida, vas a querer su amistad. Si el te pregunta que te traes conmigo y los demás, vas a ser honesto y le vas a contar que eres mi compañero de cuarto —Interrumpí.

—¿Te has vuelto loco? ¡Si lo sabe me matará!

—No, porque le estas siendo honesto. El no se va a esperar que el chico nuevo este tan involucrado que sepa lo de los talismanes. No va a pensar que nosotros te dimos esa información conociéndote de tan poco tiempo. Cosa que sí hicimos porqué nos caes bien. Pero, el punto es que, vas a ser sincero con él, y le dirás que somos tus amigos más cercanos, porqué somos los únicos que conoces. —Dijo Austin mientras caminábamos hacia la pista.

—Tiene algo de sentido, Dexter lo salvó de la piscina, eso debe significar que le cae bien. Porqué Alejandro, Dexter es un hijo de puta que no le importa nadie. No salvaría ni a una abuela de ser atropellada. —Dijo Justin mientras se quitaba la camisa y la colgaba de un árbol al lado de la pista.

—¡Exacto! Así que, aprovecharemos que le caes bien a Dexter y entraras a su círculo de confianza. —Austin comenzó a calentar para ir a la pista a correr.

—Bueno, lo intentaré, pero si fallo en el camino es su culpa. Si muero, le dicen a mi abuela que lo siento por haberle robado el diezmo de la iglesia por un año.

—¿Qué carajos? ¿Quién se roba el diezmo de la iglesia? ¿Para qué carajos querías ese dinero? —Dijo Justin mientras me miraba raro.

—¡Lo sé! Por eso quiero que si muero le digas a mi abuela, porque estoy arrepentido —Grité —Lo quería para comprarme un celular nuevo, el mío lo había ahogado en el lago y no quería decirle a mis padres —Dije con vergüenza.

—El Alejandro esconde más cosas de las que pensamos, es un hijo de puta —Rieron todos.

Luego de ese pequeño detalle que había soltado a la luz, comenzamos a correr en la pista.

La pista estaba llena de obstáculos, pero no como los que presentan en las olimpiadas, ¡no! Eran obstáculos ridículos.

El primero de los obstáculos era pasar gateando por debajo de alambres de púas. El suelo estaba cubierto en lodo bajo los alambres. Esto parecía el entrenamiento militar que tanto habían hablado.

Mis compañeros y yo nos dirigimos hacia la primera prueba, Justin fue el primer voluntario.

—Ustedes mariquitas, miren y aprendan como se hace.

Justin se lanzó al barro y comenzó a gatear a una buena velocidad bajo esos alambres. Lo hacía extremadamente bien, no creo que haya sido la primera vez que hacía esto.

Al terminar, enfangado por el lodo, éste comenzó a bailar y a brincar alardeando que había superado la prueba sin ningún problema.

Luego, siguieron Austin y Lian, quienes lo hicieron igual de bien que Justin. Por último, era mí turno. Estaba asustada, nunca había hecho algo de este estilo en mi vida.

Sin pensarlo mucho y sin darle muchas vueltas al asunto, comencé a gatear por el fango. La prueba era bastante larga, por lo menos algunos seis metros de largo tenía.

A mitad de la prueba, todo el lodo comenzó a salpicarme la cara y a caerme en los ojos. Traté de levantarme un poco con mis hombros para evitar que me callera más barro en los ojos, pero mi camisa se enredó en los alambres y no podía librarme.

Todos comenzaron a gritarme que me quitara la camisa, pero no podía hacer eso o verían una hermosa faja tapándome los senos.

—Quítate la camisa o te quedarás ahí todo el día. —Me gritó Lian desde el otro lado.

Nadie podía ayudarme, ya que los obstáculos estaban diseñados para eso mismo. A ambos lados de la prueba, habían paredes de madera que impedían que alguien te ayudase en caso de que lo necesitaras.

Uno de los lemas del colegio, según los chicos, era que tú solo debías aprender a afrontar tus problemas, por lo que recibir ayuda de tus compañeros, no era tolerado.

—No me voy a quitar la camisa —Grité a los chicos mientras intentaba librar la tela del alambre.

—Alejandro, que si no te la quitas no saldrás. —Me gritó Austin mientras se rascaba la cabeza.

—¿Cómo carajos tenía sexo con su novia si no quiere que nadie le vea ni un pelo? ¿Con ropa? —Todos comenzaron a reír y a burlarse de mí.

Bruscamente, comencé a tratar que la camisa se soltara del alambre, hasta que escuché como la tela se rompía. Al romperse la camisa, quedé libre para seguir adelante, por lo que continué gateando hasta llegar al final de la prueba.

Al levantarme, pude ver la gravedad del asunto, la camisa se había roto demasiado, tanto que había dejado entre los alambres una buena cantidad de esta.

Mi abdomen y mi espalda estaban completamente al descubierto. Con la poca tela que me quedaba, me tapé el área del pecho para que no se viera mi faja.

—Lo lograste campeón, a que no fue tan difícil. —Dijo Justin mientras me chocaba la mano.

—Pero mira el cuerpazo que tiene el cabrón, tiene más curvas que mi prima la modelo. —Dijo Austin mientras me miraba de arriba a abajo.

—Si no fuera hombre hasta yo le daba con ese cuerpo —Dijo Lian mientras todos se reían de mí.

—Ya terminaron o van a seguir burlándose. No porqué la mayoría de ustedes este fuerte, quiere decir que todos lo estamos. Yo soy flaco y orgulloso.

—Es que no es que eres flaco, es que tienes curvas cabrón, necesitas grasa, proteínas y músculos. Si te ve un necesitado de estos sin camisa; cuidado y que te viola. Es lo mejor que haces, quedarte con camisa siempre —Lian decía mientras se partía de la risa con los demás.

—¿Nos vamos a cambiar o qué? —Dije mientras me dirigía hacia las duchas.

Estábamos hechos un desastre. Todos estábamos enfangados de pies a cabeza y yo... con la camisa rota.

Al llegar a las duchas, comencé a mirar si había alguna manera en la que pudiera tomar una ducha sin tener que enseñarle al mundo mi identidad.

Al caminar por el lugar, vi lo que parecía ser una ducha con puerta, por lo que avancé hasta ella. Al abrirla vi que si era una ducha con puerta y cerrojo, pero era muy vieja y actualmente la estaban utilizando para guardar escobas, trapos y cosas para el aseo.

Entre y probé si la ducha estaba funcional y para mi sorpresa... agua comenzó a salir de la regadera.

Comencé a poner los trapos y las escobas fuera de la ducha, cuando mis companeros llegan en pelotas a las duchas abiertas al lado mío.

Esto de verlos en pelotas no se hacía costumbre, cada vez que los veía era como si fuera la primera vez. Mi corazón se aceleraba y comenzaba a sudar frío.

¿Pero quién no? Estos chicos con esos cuerpos envidiables, abdominales bien marcados y tonificados, hacían suspirar hasta la roca más cercana que hubiera.

—¿Miren quién encontró el casillero del conserje? —Se burló Justin mientras caminaba hacia mí.

Yo, le di unas de esas mirabas las cuales te dicen: "no me importa una mierda lo que dices", para luego cerrar la puerta de la ducha tras de mí.

Me aseguré de que la puerta tuviera cerrojo y me comencé a desvestir. Me quité la camisa ya inservible y la coloqué en el suelo junto con mis pantalones, calzoncillos, zapatos y medias.

La faja me la quedé para enjugarla, ya que era la única que tenía y no quería que se me estropeara bajo ninguna circunstancia.

Comencé a bañarme tranquilamente sabiendo que nadie podía joderme la vida.

Luego de unos minutos, escuché como los chicos se reían, pensé que aún seguían haciendo chistes malos sobre mí, por lo que los ignoré y continué duchándome.

Al terminar, cuando fui a tomar la ropa que había dejado en el suelo, para mi sorpresa, ya no estaba.

—¿Dónde esta mi ropa? Grité mientras me colocaba la faja sobre mis niñas rápidamente.

—A ver si ahora sales con tu paquete al aire ya que no tienes ropa. —Gritó Justin mientras se partía el culo de la risa.

—No jueguen asi, devuélvanme mi ropa cabrones —Grité furiosa.

—Lo siento amigo, alguien tiene que ayudarte a superar ese trauma que tienes. — Dijo Lian mientras escuchaba como se marchaban.

—No se atrevan a dejarme aquí desnudo —Grité, pero ya no estaban.

Los bien cabrones me habían dejado desnuda en las duchas.

Mi mente comenzó a correr a velocidades increíbles, buscando ideas y formas de salir de esta.

Tenía la faja, ese era un punto a mi favor, pero no podía salir solo con la faja, ya que se notaba que escondia algo bajo ella, además de que no tenía ropa interior; los pendejos se habían llevado hasta mis calzoncillos.

¡Estaba jodida!

Tras algunos minutos de pensar, se me ocurrió la idea de utilizar las cosas que tenía en mano.

Abri la puerta de la ducha y miré que no hubiera nadie que me pudiera ver. Asomándome por la puerta, alcance un mapo que había sacado y unos cuatros trapos viejos de limpieza.

Intenté hacerme unos calzoncillos improvisados con mapos pero fue imposible, eran muy pequeños y no me alcanzaba ni para taparme el trasero.

Comencé a desesperarme y a patear todo los baldes y las cosas de limpieza que quedaron dentro de la ducha, mientras gritaba del coraje.

Al patear uno de los baldes de limpieza, una cortina de baño se asomo, dándome la gloria.

La cortina estaba negra, llena de hongos y asquerosa, pero era lo único que podría sacarme de este lugar.

Con mucho asco, comencé a enrollar la cortina de baño alrededor de mi cuerpo hasta quedar lo suficiente tapada.

Abrí nuevamente la puerta del baño y miré que nadie estuviera cerca, para salir corriendo.

Salí de las duchas con mi hermosa cortina, todos me miraban confundidos para luego reírse de mí. Continué caminando hasta llegar a las escaleras, comencé a subirlas mientras todos los chicos que pasaban me miraban y se burlaban.

—Te juro que mataré a estos pendejos cuando los vea —Murmuraba mientras caminaba.

—Vaya papi, estas super sexy, a ver si me invitas un día a tu habitación. —Dijo un chico de pelo largo que bajaba por las escaleras con su grupo de amigos.

Yo continué mi camino y los ignoré completamente.

El chico de pelo largo me tomó del brazo e intentó quitarme la cortina.

—¿Pero que te pasa? No ves que he tenido un mal día, déjame en paz —Lo empujé.

—Tu mal día acaba de comenzar florecita —Comenzó a tirar de la cortina para quitármela mientras sus amigos solo miraban y se reían.

—Ayúdenme cabrones, hay que quitarle la cortina a este mamón para que se joda en pelotas hasta su habitación. —Sus amigos comenzaron a bajar las escaleras hacia mí para joderme.

—¡Que me dejen! —Comencé a gritar.

Cuando de repente, escucho una voz familiar.

—Que lo dejen en paz a dicho, ¿o necesitan que le arranque las orejas para ver si escuchan mejor? —Dijo Dexter quien bajaba por las escaleras con su grupo.

Inmediatamente, los chicos me soltaron y siguieron su camino escaleras abajo.

Yo, comencé a arreglarme la cortina de baño la cual los cabrones me la había jodido toda.

—¿Estas bien? —Preguntó Dexter mientras miraba como me arreglaba la cortina.

—No, no lo estoy. Estoy pasando por un mal momento, por si no lo has notado. —Dije enfadada terminando de arreglarme. —Gracias por ayudarme con esos chicos, te debo una.

—Tranquilo, me encargare de que tengan su merecido —Dexter miro a sus compañeros haciéndole algun tipo de señal. Su grupo rápidamente bajo las escaleras y desaparecieron.

—¿Que le vas a hacer a esos chicos?

—Eso no te incumbe —Dijo muy calmado mientras me observaba. —Ven yo te doy algo de ropa para que no te sigan jodiendo la vida.

Asentí con la cabeza mientras seguía a Dexter por el pasillo hasta su habitación. Al abrir la puerta, Dexter le hizo una señal con la cabeza a su compañero de cuarto para que saliera.

Su compañero de cuarto, sin decir una sola palabra, salio de la habitación de inmediato. Era increíble el control y el respeto que su equipo tenía por Dexter.

Al entrar por completo a la habitación, Dexter cerró la puerta tras el, quedándonos el y yo solos en el cuarto.

Mi respiración comenzo a acelerarse con el simple hecho de estar en una habitación sola con Dexter.

—Toma, puedes ponerte mi camisa —Se quito la camisa que llevaba puesta.

¿Es que acaso no tenía más camisas en el armario?

—Gracias —Dije con la voz cortada por los nervios.

Luego, Dexter abrió el armario y comenzó a sacar ropa.

—Toma, aquí tienes unos pantalones, algo de ropa interior y unas medias. Puedes ir a cambiarte, ahí esta el baño —Señaló.

Tome la ropa y caminé hacia el baño. Abrí la puerta y entré al baño lentamente, al voltearme para cerrar la puerta, pude ver como Dexter me miraba.

Ahí estaba, parado sin camisa, con sus pectorales tan marcados y su cuerpo tan definido. Éste tenía un tatuaje en uno de sus pectorales, el cual no logré ver bien ya que necesitaba cerrar la puerta.

Al cerrar la puerta, me rincone sobre ella tratando de recuperar el aliento. Mi mente me decía que esta era la oportunidad perfecta para analizar la habitación de Dexter en busca de los talismanes, pero mi cuerpo solo quería lanzarse a los brazos de Dexter y que me hiciera suya.

Pero claro, lo de lanzarme a sus brazos no podía suceder, porque soy Alejandro Hiert, un chico de dieciocho años, el cual se supone que tenga paquete y no lo que tengo yo.

Ahí iba mi felicidad, a un pozo oscuro... todo por no tener paquete.

Tras un gran suspiro, me desenrolle la cortina de mi cuerpo y me coloqué la ropa que me había dado Dexter.

Caminé hacia el lavado y me mojé la cara, en realidad lo necesitaba. Me miré al espejo y pensé, "¿Emily que carajos estas haciendo? ¿En que lio te has metido?"

Al terminar, salí del baño y me encontré a Dexter sentado en una de las camas.

—Mira, ya te ves mejor —Dijo mientras se levantaba de la cama y caminaba hacia mí.

—Dexter, yo... —Me interrumpe.

—No, no digas nada. Yo estoy igual de confundido o más que tu. Sabes... esto me a jodido demasiado —Comenzó a caminar hacia la ventana al lado de las camas —Desde el día en el que te salve la puta vida y te di respiración boca a boca, no he podido parar de pensar en ti. No lo entiendo.

Yo solo me quedaba parada frente a la puerta del baño escuchándolo hablar.

—Sabes, yo no soy de esos hombres que les gustan otros hombres. No digo que sea algo malo, cada cual con sus gustos, pero joder... a mi siempre me han gustado las chicas, pero tú... —Volteó a verme. —Tú no se que coño tienes que me vuelves loco.

Dexter comenzó a caminar hacia mí.

—Tienes algo que no puedo dejar de pensarte, de desearte... —Se me acercó y comenzó a tocarme el rostro. —Pero es que coño, eres un chico y yo no puedo creer que me gustes así. Por eso, hay veces que me gustaría arrancarte la cabeza y deshacerme de ti de una vez y por todas, pero es que cuando estoy cerca, todo mi cuerpo quiere besarte y hacerte mío.

Dexter estaba destrozado por pensar que le gustaba un chico, Alejandro... Pero lo que no sabía era que, debajo de este disfraz había una chica la cual también deseaba con toda su alma que la hiciera suya.

—Dexter, escucha —Me interrumpe nuevamente.

—No quiero que digas una mierda, solo... quédate en silencio —Colocó su dedo suavemente sobre mi labio para hacerme callar.

Todo mi cuerpo se estremecía al tener a Dexter cerca de mí, todo mi cuerpo lo deseaba, y eso me hacía tener temor.

Temor de que comenzáramos a besarnos y me envolviera tanto que luego no supiera pararlo a tiempo antes de que me descubriera.

Temor a que todo se fuera a la mierda si este descubría mi verdadera identidad.

Temor a que todo... saliera mal.

****

Esto se puso candente.

¿Dexter y Emily solos en la habitación?

¿Le dirá Emily que es mujer?

¿Se dejará llevar por sus deseos?

*****
Recuerden dejar sus comentarios de lo que piensan que sucederá también recuerden dejar su estrellita si les gustó el capítulo.

**La historia actualmente se encuentra en edición, por lo que es probable que encuentren faltas ortográficas. Gracias por su comprensión.**

Besitos de Limón,
Ken

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