Capítulo 43: El Pacto

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El Victorian, estaba ahí parado frente a mí con su mano extendida esperando a que yo se la tomase.

Tras un gran suspiro, me armé de valor, tomé la mano de ése hombre y me paré de aquel sillón.

—Gracias señora Hiert, es muy amable de su parte. —Sonrió. —¿Así que ya hicieron el pacto de sangre? —Se me quedó mirando.

Contuve el aliento por un segundo mientras le miraba fijamente a los ojos, éste sería el momento de la verdad. El segundo que marcaría mi destino, ya que si no lograba convencerle, mi muerte, sería inminente.

—Sí, ya lo hicimos. —Le miré a los ojos mientras que mi corazón palpitaba fuertemente.

—Me parece increíble que sean tan aplicados. No esperaría menos de la familia Mcfan. —Miró a Dexter sonriendo. —¡Son una familia impecable! —Sonrió mientras colocaba su otra mano en su espalda.

Comencé a ponerme nerviosa ante el hecho de que éste no me hubiera preguntado ni una sola pregunta acerca del pacto. ¿Acaso lo habría convencido tanto cómo para confiar solo en mí palabra?

—En estos días, hay que ser más que precavidos con las normas y las pautas que tenemos los hombres lobos como comunidad. Sabes, han habido bastantes infiltraciones de nuestras identidades, es por eso que requerimos el pacto entre una mujer y un hombre lobo. Con el pacto, ésta, jura silencio de por vida, al igual que jura lealtad a la manada. Y ya vez, el tener una mujer con un hombre lobo sin pacto, arriesga a todos por igual, por lo que se toman medidas muy intensas para asegurar el bienestar de todos. —Sonrió mientras aún me sostenía la mano.

Sonreí y asentí mientras le miraba fijamente.

—Así que, entenderás el porqué haré lo que voy a hacer, pero no temas, solo será un pinchazo. —Rápidamente, sacó una cuchilla de la parte posterior de su pantalón, tomó mi mano, y me hizo una herida en la palma de mi mano.

Dexter, saltó inmediatamente del sillón al ver mi mano sangrar. Los demás Victorian, se levantaron del sillón listos para atacar al primer movimiento que Dexter hiciera.

—¡Tranquilo! No le haré daño. Ustedes hicieron el pacto, no hay nada que temer. Solo... verificamos. —Haló mi mano hasta su rostro mientras acercaba a su nariz. —El olor de sangre humana, cuanto me deleita. —Sonrió.

Tenía un taco en la garganta mientras trataba de controlar las ganas de inmensas que tenía de llorar.

Éste, acercó mi mano a su boca mientras mi sangre comenzaba a rozar sus labios. Rápidamente, al la sangre hacer contacto, sus colmillos afilados se hicieron ver de entre sus labios; sus ojos amarillos me miraban mientras intimidaban cada célula de mi cuerpo.

El hombre, sacó sucia su lengua y comenzó a lamer mi mano sangrienta mientras cerraba los ojos y disfrutaba del sabor de mi sangre.

—A ver que tenemos aquí. —Lamió su labio inferior tomando la sangre que aún quedaba en ellos.

Éste, soltó mi mano, por lo que rápidamente, corrí hacía Dexter, quién me haló por un brazo y me colocó tras de él en forma defensiva.

—Tiene un sabor un tanto dulce. —Se lamió el labio superior. —Pero también... no sabe a sangre de lobo. Por lo que temo, que aún no haz mezclado tú sangre con la de el señor Mcfan en un pacto. —Su sonrisa se borró de su rostro mientras me miraba furioso.

Comencé a ver, cómo el cuerpo de Dexter se tonificaba, éste, se estaba convirtiendo.

—Señor Mcfan, me temo que la señora Hiert no ha seguido las reglas establecidas. Por lo que, me apena muchísimo lo que voy a decir, ya que en realidad, la chica me cayó bien; pero, la sentenciamos, a una muerte inmediata. —Todos los Victorian se transformaron en un segundo mientras todos me miraban fijamente.

Colegio Wolfrahan ©Onde histórias criam vida. Descubra agora