Capítulo 10: Revelaciones

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Ahí estaba yo, inmóvil como una roca ante las declaraciones de Dexter y ahí estaba él, con sus dedos sobres mis labios para evitar que hablara.

Dexter comenzó a acercarse lentamente, hasta que su cuerpo y el mío hicieron contacto. Podía sentir el calor de su cuerpo, podía sentir su respiración agitada sobre mí.

Dexter saco sus dedos de sobre mis labios, se acercó suavemente y comenzó a besarme el cuello.

Yo levemente, incliné mi cabeza y cerré mis ojos, estaba disfrutando cada segundo de este momento.

Dexter comenzó a besar la parte baja de mí cuello, mientras que cada vez bajaba más y más. Sentí la necesidad de pararlo, pero mis ansías eran más fuertes que mi razón.

Al llegar al cuello de la camisa, éste, agarró la camisa y la rompió en un segundo.

—¡Basta! No puedo hacerlo. —Agarré ambas partes de mi camisa y me tapé el pecho.

—¿Qué te sucede?. ¿Por qué siempre que vamos más afondo, retrocedes? —Contestó mientras me miraba sujetando la camisa.

—Lo siento, esto está mal. No podemos. —Dije mientras me dirigía a la puerta rápidamente.

—Sabes, no vas a jugar conmigo. Este juego de quiero y no quiero, no va conmigo. Si sales por esa puerta Alejandro, juro que esto... se acaba. —Me miró fijamente a los ojos.

En ese instante, me detuve. Estando de espaldas a Dexter, miré la puerta mientras pensaba. Deseaba tanto a Dexter, pero, ¿Cómo estar con el si soy una chica en el fondo?, ¿Cómo rendirme a sus brazos con una identidad que no era mía?.

—Alejandro... —Dijo mientras rompía con el silencio de la habitación.

—Dexter, mi situación es complicada, no me quieres querer así. —Murmuré mientras aún seguía mirando la puerta.

—Mírame a los ojos y dime que quieres que esto se acabe. Mírame y dime a la cara que no me deseas —Gritó.

Cerré mis ojos y suspiré profundamente mientras mi mente se desmoronaba a pedazos.

Lentamente, comencé a voltearme hacia donde estaba Dexter, pero con la miraba hacia el suelo. No podía verlo a cara y decirle que no lo deseaba, no podía verlo a cara y mentirle.

—¡Qué me mires cabrón! Mírame y dime que te vas, mírame y dime que se acabo. Sino, quítate la ropa y acabemos esto en la cama.

Comencé a subir la mirada poco a poco, mientras contemplaba a Dexter. Podías ver claramente como las venas corrían por su cuerpo, podías ver como su pecho se había tornado rojo por la tensión de la situación, podías ver el movimiento de su estómago por la respiración agitada. Éste chico era increíble y podía admitir que me ponía loca.

—No soy quien crees que soy, no puedo estar contigo físicamente como quieres. No soy la persona indicada para ti.

—¿Con que ahora tu sabes quién es indicado para mi y quien no? ¿Pero quién cojones te crees que eres? —Comenzó a acercase a mí rápidamente.

Al llegar a mí, Dexter me tomó de la cintura, me levantó sobre sus hombros, caminó conmigo hasta el fondo de la habitación y me lanzó a la cama.

Al impactar contra la cama, mis brazos cedieron y mi camisa se abrió. Dexter comenzó a acercarse a mí, por lo que rápidamente tomé la sábana de la cama y me tapé el pecho con ella.

Dexter, se subió a la cama, me miró y de un jalón me quitó los pantalones. Inmediatamente, comencé a retroceder en la cama hasta toparme con una pared en mi espalda.

Colegio Wolfrahan ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora