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Intercambiaron miradas. Cindy se acercó con cautela al agujero, para luego llevarse un susto, pero de esos que dan gusto.
— ¡Oye, soplona!— saludó alegremente Alice.
— ¿Por qué tardaste tanto?— preguntó mientras le daba una mano para subir—. ¡Ven!
Alice vio a las mellizas y luego al cuerpo de Tommy, comprendiendo lo que había pasado.
— Lo lograste— dijo mirando a la mayor Berman.
— Lo logramos— aseguró y abrazó a su amiga.
La de cabello corto la apartó con suavidad.
— Ten cuidado. Esto tiene millones de años.
— La compré hace un mes— Cindy la observó con confusión.
— No hablo de tu estúpida cartera— sonrió burlona la rubia—. "La sangre caerá". La piedra de Satán. Estaba ahí. Enterrada bajo el musgo, y la hallé. Encontré a la maldita.
— ¿Qué cosa?
Alice sonrió, con aires de misterio.
— Adivina.
Las mellizas, Cindy y Alice estaban sentadas en una de las mesas del comedor. Alice abrió la cartera de su amiga y sacó con cuidado el esqueleto de una mano. Sarah abrió enorme los ojos.
— ¿Qué? ¿Qué es eso?— quiso saber Ziggy.
— La mano perdida de Sarah Fier— reveló la rubia.
A la melliza castaña le entraron escalofríos, así que se colocó su chaqueta de jean.
— La enfermera Lane...— habló la mayor de las Berman, ganándose las miradas de los presentes—. Pasó su vida buscándola. Para detener la maldición que se llevó a su hija.
Sarah y Ziggy compartieron una mirada sorprendida, entendiendo lo que eso significaba.
— "Sin su mano, se quedó en este plano. La maldición perdurará hasta que la mano y el cuerpo se unan"— leyó la otra joven y les pasó el libro a las mellizas—. Esto nos llevó a los huesos de la mano. Si la leyenda es cierta, sigue enterrada.
Señaló en el mapa, llegando a la conclusión que era en el árbol donde Ziggy había sido colgada esa tarde.
— Podemos ponerle fin— la castaña mayor compartió una mirada con sus hermanas—. No más asesinatos, no más maldición, no más...— dirigió su vista al cuerpo de su exnovio—. Dolor.
— Podemos salvar a Shadyside ¡Esta noche!— sonrió emocionada Sarah.
Miró a su melliza, pero al ver que estaba sangrando por la nariz mientras miraba la mano, se preocupó.
— ¿Estás bien, Zig...?— tocó su mano.
Y también lo vio.
Una silueta oscura, un libro con escritura difícil de comprender, un cuerpo con cadenas, un dibujo de satán, una persona siendo colgada y... Una mujer gritando. Eso fue todo lo que llegó a ver y comprender, las imágenes pasaban con rapidez.
Volvió al presente cuando su hermana mayor la agarró fuerte del brazo. sintió un líquido caliente deslizarse en su nariz, se tocó, era sangre.
— Dios...
— Mi nariz...— murmuró a su lado la pelirroja—. Sangré sobre la mano y...
— La vimos— completó ella, limpiándose la sangre con la manga—. Se sintió como... Las visiones que tuve la semana pasada.
Sus hermanas entonces recordaron aquel día que Sarah había tenido una fiebre terrible y que por eso tuvo alucinaciones.
— ¿A quién vieron?— preguntó Cindy.
— A Sarah Fier— contestó seria Sarah.
— Estaba... Estaba enfadada— agregó su melliza.
Alice y Cindy se miraron, preocupadas.
— Debemos enterrar esto... Ahora mismo— determinó la primera.
— ¿No necesitas algo para protegerte?— preguntó Cindy a la castaña.
— Solo somos yo, mi navaja y mi impulso de idiotez— sonrió mostrando la navaja.
Su hermana se la devolvió algo preocupada. Le entregó un cuchillo a Ziggy, mientras ella portaba una pala. Estaban listas para partir.
— ¿Debo usar las manos?— preguntó Alice, incrédula. Ella no tenía nada para defenderse.
— No, tú te quedas— respondió decidida su amiga.
Después de que hubieran aclarado las cosas, no quería perderla por nada del mundo.
— Puedo dar saltitos— la rubia caminó un poco cojeando, le dio la espalda a la cocina para ver a Cindy, esta le miraba con seriedad—. Vi a mi padre ir a prisión a los seis. Vi a mi madre robar para que yo pudiera comer. Me corté por primera vez a los 12. Fue después... Ya sabes cuándo. Y ahora, esta noche... vi a tu novio todo perfectito convertirse en un monstruo y matar a la única persona que he amado. he esperado esto toda mi maldita vida. Y ahora llegó. Déjame ser testigo. Por Arnie... Por Tommy... Por Shadyside.
— Por Shadyside— repitió Cindy.
— Por Shadyside— dijo Ziggy.
— Por Shadyside— una sonrisa apareció en el rostro de Sarah, que se borró al ver quien estaba detrás de la rubia.
— ¡Alice!— gritó Cindy para advertirle.
Alice se dio vuelta, quedando cara a cara con Tommy. No tuvo tiempo para reaccionar o escapar, él ya le había dado un hachazo. Alice cayó al suelo mientras se desangraba con rapidez.
Cindy golpeó con la pala al asesino. Se acercó a él, le puso la pala en el cuello empujándolo a la pared.
— ¡Muérete, malnacido!— exclamó ella, hecha una furia.
El cuerpo de Tommy volvió a caer mientras su cabeza se desprendía del cuello. Ambas mellizas Berman gritaron por la impresión. ¿Por qué mierda había revivido?
La castaña se acercó con rapidez a su amiga.
— ¡No! ¿Alice?— la respiración de la rubia se volvía más lenta—. ¿Alice? Alice, solo... No nos dejes. Alice— le pidió con la voz quebrada. Pero Alice pronto dejó de respirar—. No ¡Alice! ¡Alice!
Sarah sintió un nudo en la garganta al ver a su hermana sollozar al lado del cadáver de su amiga. A Ziggy, en cambio, le llamó la atención un canto proveniente de la rejilla.
— ¿Qué es eso?
Todas prestaron atención, parecía un canto.
Cautelosas, se acercaron al agujero. El ruido se escuchaba más cerca hasta que una chica emergió de ahí.
Era Ruby Lane...
— ¡Corran!— les gritó aterrorizada Cindy a sus hermanas.
Las tres chicas salieron de la cocina. Las mellizas tomaron las palas, apresuradas. El cuerpo decapitado de Tommy tomó fuertemente el tobillo de Sarah, provocando que dejara escapar otro grito.
— ¡Sarah!
Su hermana mayor le agarró del brazo para ayudarle a zafarse del agarre del asesino. Las hermanas Berman huyeron del comedor, en dirección al árbol donde se encontraban los restos de Sarah Fier.
— ¡Ahí está! ¡Vayan!
Corrieron lo más rápido posible hasta llegar al dichoso árbol.
— ¿Aquí?
— ¡Sí! ¡Caven! ¡Caven!
Ziggy y Sarah empezaron a cavar con las palas mientras Cindy usaba sus manos. La adrenalina y la desesperación recorrían sus cuerpos.
Sarah se detuvo al ver un niño con una máscara acercándose, mientras golpeaba el suelo con un bate.
— ¿Cindy?— llamó atemorizada la menor. Ziggy también lo vió.
— ¡Sigan cavando!— ordenó la mayor luego de ver al niño.
Las mellizas hicieron caso, cavando más rápido como podían. Cindy logró ver a Ruby Lane, también acercándose.
— ¡Más rápido!
Las palas tocaron algo duro.
— Me tope con algo— exclamó la pelirroja.
Se arrodillaron y cavaron con las manos, esperanzadas. Pero en lugar de encontrar los restos de la bruja, sacaron una piedra con algo escrito.
La bruja vivirá para siempre
Las hermanas Berman lo leyeron y la desesperación volvió.
— Cindy, ¿Qué significa?— tembló Ziggy.
— No sé.
— ¿Dónde está el cuerpo?— se exaltó la castaña.
— No sé— contestó, sintiéndose igual.
Vieron que Ruby Lane se estaba acercando cada vez más. La mayor de las Berman agarró a sus hermanas, dispuestas a huir. Pero se encontraron con Tommy corriendo hacia ellas. El niño con el bate también. Y apareció uno más: el Lechero.
Estaban rodeadas, no tenían escapatoria.
— ¿Qué quieres, Sarah Fier?— gritó al aire Cindy, tomó la mano huesuda y la mostró—. ¿Quieres esto? ¡Es tuyo! ¡Solo no mates a mis hermanas!
Sin embargo, los asesinos seguían acercándose a las Berman.
La castaña mayor tomó una pala.
— Tu sangre cayó en los huesos—dijo entonces Sarah, mirando a Ziggy—. Vienen por ti.
— Deben correr— Cindy miró a sus hermanas.
Tomó nuevamente a sus hermanas, Ziggy gritaba para que se detuviera. Sarah se zafó y corrió en dirección contraria, para enfrentarse a Ruby Lane con navaja en mano, sin hacer caso a los gritos de sus hermanas.
Haría lo que fuera por ustedes...
El tiempo pasó en cámara lenta. Cindy empujó a un lado a Ziggy para que corriera lejos de ahí. Sarah se lanzó a atacar a Ruby mientras su hermana mayor golpeaba a Tommy con la pala. La melliza castaña apuñaló a la mujer en el hombro.
En respuesta, Tommy golpeó a Cindy con su hacha haciendo que esta cayera de espaldas. Ruby Lane devolvió el ataque apuñalando a Sarah en un costado, ella también cayó al pasto.
— ¡No!— gritó de manera desgarrada Ziggy al ver a sus hermanas.
Pero ella no vio que por detrás se le acercaba el Lechero, quien la agarró y le enterró el cuchillo en la espalda. Ziggy soltó un quejido de dolor. El asesino la dio vuelta y volvió a apuñalarla, tirándola al suelo a unos centímetros de sus hermanas.
Sarah lloraba mientras era atacada por la mujer sobre ella. Cada apuñalada dolía como un infierno, la adrenalina había bajado de su cuerpo para sentir el dolor. Sangraba de a montones, pero el dolor físico no se comparaba con lo que sentía al ver a sus hermanas siendo asesinadas a sangre fría, no pudo hacer nada. El hacha de Tommy bajaba y subía sobre el cuerpo de Cindy, y Ziggy era apuñalada una y otra vez sin descanso.
Las tres empezaron a escupir sangre.
Las hermanas voltearon a verse.
— Nada...
— ... Nos separará...
— ... Nunca más...
Estiraron sus manos como pudieron, estuvieron a punto de tomarse las manos pero dieron su último respiro.
Los asesinos desaparecieron.
Esa noche, fue la última vez que las hermanas Berman miraron el cielo estrellado juntas.
Esa noche, Cindy, Sarah y Ziggy Berman murieron.
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•*¨*•.¸¸☆*･ﾟAUTHOR'S NOTE: Estoy llorando...