𝐏𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐮𝐞

2.2K 217 38
                                    

  El sonido de un despertador muy ruidoso se escuchaba lejano desde esa oscura habitación, sin embargo fue suficiente para que el bulto sobre la cama matrimonial se empezara a remover debajo de las sabanas entre quejidos. Un minuto después se dejó de escuchar, luego fue capaz de escuchar pasos aproximándose a la puerta de la habitación, unos golpes a la puerta y esta abriéndose, la luz que se filtró iluminó al menos un poco ese cuarto.

— Levántate, en un rato estará lista la cena— se escuchó la voz de una mujer, sonaba un poco molesta.

Finalmente las sábanas se hicieron a un lado, revelando a la mujer castaña que yacía debajo de ellas. Ésta le dirigió una mirada somnolienta acompañada de una sonrisa de lado a la mujer pelirroja que la miraba con el ceño fruncido y brazos cruzados.

— Hmmm, ¿Qué preparaste para comer?— preguntó a la vez que se estiraba para desperezarse.

— Macarrones con queso.

— Uy, mi comida recalentada favorita— rió levemente.

— Que no se te olvide que soy yo la que los está alimentando, así que mueve el culo— respondió enojada la pelirroja retirándose de la habitación.

La otra mujer no respondió nada para no empeorar el humor de su hermana, soltó un suspiro, mirando al techo mientras pasaba una mano por su abdomen. Prendió la luz de la mesita de noche para iluminar un poco el lugar y no tropezar con nada. Salió de su habitación y se dirigió a paso lento a la cocina, donde la esperaba la pelirroja con la comida lista. Suspiró una vez más resignada al ver que la contraria se había servido un vaso con whisky e hielos mientras ella solo debía conformarse con un vaso de agua.

A veces le desagradaba estar en el estado que se encontraba, ya que no podía disfrutar de algunas cosas, como beber alcohol, fumar y salir de fiestas, entre otras cosas bastantes cuestionables. Y los malditos síntomas, odiaba sentirse enferma.

Ambas retiraron el plástico que cubría su cena, diciendo "buen provecho" empezaron a comer. La comida dejaba mucho que desear, pero era mejor que no tener nada en el estómago.

El silencio perduró durante la comida, la de cabellos oscuros miraba fijamente a la mujer sentada frente a ella, casi no había tocado su comida y su mirada estaba perdida en algún punto ciego de la cocina.

— Me gusta el queso— entonces dijo en voz alta.

La pelirroja se sobresaltó en su lugar y la miró con ambos ojos azules bien abiertos, como si le hubiera sorprendido que hablara tan de repente.

— ¿Qué?

Sin lugar a dudas estaba distraída.

— Que me gusta el queso— repitió con el tono calmado que la caracterizaba, luego la señaló con el dedo—. Y tú estás distraída, ¿En qué piensas?

Su hermana la miró, dudando si contarle o no, pero aquellos orbes azules iguales a los de ella la estaban presionando a confesar, siempre fue así. Luego de tanto pensar exhaló y la miró.

— Él me contactó, dejó una nota diciendo que estaba pasando de nuevo lo de aquella noche.

La otra mujer se quedó callada, procesando la información. Sabía perfectamente a lo que se refería, no le quedaba duda de ello, pero solamente quería confirmar sus sospechas de la persona a la que se refería.

— ¿Hablas de...?

El estridente ruido de otro despertador la interrumpió. Su hermana le dirigió una mirada de disculpa y se levantó para apagar el reloj y hacer lo que debía a esa hora. La mujer de cabellos castaños se quedó sola en la cocina, escuchando como su hermana comprobaba que las cerraduras estuvieran bien cerradas mientras Major Tom ladraba. Observó la bandeja donde había comido los macarrones con expresión melancólica hasta que un maullido la salvó de hundirse más en sus pensamientos.

𝐋𝐎𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐆𝐀𝐌𝐄 ⁞ 𝘕𝘪𝘤𝘬 𝘎𝘰𝘰𝘥𝘦Where stories live. Discover now