𝐋.𝐆 ⁞
『Siempre fuimos un juego perdido』
❝Donde Sarah Berman, la chica loca de Shadyside, se enamora de Nick Goode, el rey de Sunnyvale. Pero esa misma noche, un loco comienza una masacre en el Campamento Nightwing❞
O también
❝Donde Nick...
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En el último mes Sarah estuvo pasando bastante tiempo en la casa de Nick, era agradable para ambos compartir esos momentos cotidianos de sus vidas. El hombre también a veces se quedaba en el hogar de la castaña.
Habían empezado poco a poco, acostumbrándose a la compañía del otro. Primero fue dejar el cepillo de dientes, luego unas mudas de ropa en la casa del otro y así iban dejando su huella en la casa de su pareja.
Sarah estaba pensando seriamente en llevarse a su gato para la próxima, ya que muchas veces lo extrañaba.
Estaba meditando sobre eso mientras recorría la casa, curioseando de aquí para allá. Encontró una sala que había visto de reojo veces anteriores pero que jamás entró, al parecer era una sala recreativa ya que había un alto televisor ahí, unos sillones acomodados hacia este, un jukebox, un botellero repleto de vinos caros y una librería con una gran colección de discos de vinilo, libros y demás. Y por supuesto, no podían faltar los jodidos carneros disecados y alguna que otra estatuilla.
Sarah apretó los labios. No lo digas, no lo digas, se repetía en su mente.
— Maldito rico— murmuró.
Lo había dicho.
Aún le costaba acostumbrarse al hecho de que Nick venía de familia adinerada y por ende él lo era. Toda su casa era un recordatorio de eso. Soltó un suspiro.
Empezó a mirar por sus alrededores, revisó los discos que había, encontrando uno con el título Every Breath You Take de The Police. La mujer sonrió, era una canción que le gustaba bastante, así que lo sacó y lo puso con cuidado en el reproductor de vinilo que estaba ahí, pronto la música empezó a sonar.
Mientras se balanceaba y tarareaba la música, siguió mirando hasta que notó algo. Una puerta mediana que a simple vista se camuflaba con la pared.
La curiosidad suele ser mala, pero a Sarah le valía mierda. Se acercó a esa puerta, puso su mano sobre el picaporte y trató de abrirla, pero no pudo, estaba cerrada. La castaña se intrigó aún más, Nick era un hombre que vivía solo, era demasiado extraño que mantuviera algo con llave. Se cuestionó sobre que se ocultaba tras esa puerta, y si debía preocuparse.
