Arder | Versión en español

By _taini_

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Sean bienvenidos al limbo entre la vida y la muerte donde las almas de dos reyes pondrán en juego todo su pod... More

Antes de leer
Dedicatoria
Prólogo
1
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4
5
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Génesis
Soberbia
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Lujuria
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Gula
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Avaricia
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24 (Parte uno)
24 (Parte dos)
24 (Parte tres)
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Especial 5k
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30
31
32
33
34 (Parte uno)
34 (Parte dos)
34 (Parte tres)
Especial 30k
35
36
37
38
39
40
41
Ira
Crucifixión (42)
43
44 (Parte uno)
44 (Parte dos)
44 (Parte tres)
Santa Trinidad (45)
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Caín.

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.

Efesios 6:12

ºº

Sucio. Así me hace sentir ella. Sucio y extremadamente dependiente a su presencia, roce y voz. Cuando Grace me comentó sobre una cena para conocer a la familia de su futuro marido estuve tentado a negarme pero no podía hacerle eso, asique asistí a duras penas. Desde el encuentro que tuve con Edén en su departamento dejé de pasar horas con putas y drogarme en el club y me mantuve sobrio en mi departamento, rogando que toda sustancia tóxica saliera de mi cuerpo y no me dejara expuesto frente a mi padre.

Volví a la central con la esperanza de verla allí pero no fue así, había pedido un par de días para volver a su tierra natal. Pasé horas dentro de mi oficina poniéndome al día con el caso de las Águilas Negras y creando un par de estrategias para la futura misión, y sin darme cuenta el tiempo pasó volando y estaba retrasado para mi vuelo hacia la cena. No hay droga más peligrosa que el trabajo, dice mi padre.

Tomé lo necesario y me subí al avión privado que me llevaría a mi destino, desconociendo el verdadero paradero. Cuando reconocí la pista de aterrizaje y el aeropuerto donde habíamos descendido todas mis alarmas se encendieron.

Estaba en Colombia.

Edén estaba en Colombia.

Ambos estábamos en Colombia.

Las probabilidades de verla eran casi nulas pero no cero, por lo que concurrí al club en el que Grace estaba tomando unos tragos junto a su novio e ideé ciento de planes para localizarla, bastaba un llamado para hacerlo pero prefería tomar las riendas del asunto yo solo. Teníamos algo pendiente y ambos lo sabíamos.

Cuando llegué al club y escuché su embriagadora voz pronunciar mi nombre con desconcierto no puedo negar que me puse caliente, y su vestido celeste no ayudaba para nada. Le reclamé el hecho a Grace, porque ella sabía quién era la capitana Sánchez, pero me hizo prometerle que me comportaría.

Lo juré, pero no me contuve.

Verla bailar en la pista, pasando sus finas manos por sus acentuadas curvas al ritmo de la sensual música solo me llevó a beber mucho whisky barato y no poder quitarle los ojos de encima; Sin embargo, no era el único. Una manada de perros se quedaban embobados con el movimiento de su cadera y lo caliente de su figura, poniéndome la sangre a arder y el deseo al tope.

El encuentro inconcluso en el bañó fue como la chispa que necesitamos para encender la dinamita, aunque esta no llegó a explotar. Quería arrancarle esa estúpida tela para follarla sobre lavabo, sentirla por dentro y lamer su sudada piel.

Salió desesperada del lugar y no volteó a verme al hacerlo, asique tomé es como un reto. El futuro cuñado de Grace, hermano de Leo o como se llame el mejor amigo de Edén, me dijo que esta se encontraba pidiendo un taxi fuera para irse junto al borracho.

- Yo la llevo. – Lo corté en medio de su explicación, lucía desesperado y a mí me urgía fumar.

- No hace falta, el taxi no tardará en llegar.

- Que se joda. Yo la llevo, - Digo sin tener el mínimo interés en las excusas que intenta ponerme. Señalo con la cabeza a su hermano, quien está revolcado en un sillón dando pena. – y a ese también.

- No creo que a Edén le gus... - Y antes de que termine la frase yo estaba afuera fumando mientras apreciaba el trasero de su amiga.

Luego de eso tuvimos una infantil discusión con Edén, la cual quise finalizar diciendo algo que la desconcertara y confundiera; Un cumplido.

Puedo entrar al antro y conseguir más de diez mujeres a las cual follarme y ponerlas a gritar, pero el hecho de que Edén me ignore y tenga actitudes tan cambiantes con mi persona me eriza la piel y me divierte, por lo cual no voy a dejar ninguna oportunidad en la que pueda hacerla sentir como yo me siento.

El camino hacia su departamento fue callado y tuve que agradecerle a Dios eso, ya que la capitana tiene el don de abrir la boca y no poder cerrarla por horas. Terca. Cargué a Lucio hasta su habitación y Edén se encargó de desvestirlo, por lo que era mi señal de salida. La situación había cambiado y no era el mejor momento para llevarla al límite, por lo que decidí apartarme.

Caminando por el corto pasillo de lo que fue su departamento una vez, me vi tentando a ingresar por la puerta que tenía una fina E tallada en la madera. La manija cedió y pude saborear el cambio de aire y aroma, respirando su suave fragancia. La luz de la luna era suficiente para mostrarme la enorme maleta abierta en el suelo y como esta contrastaba con el orden del lugar. Todo era extremadamente fino y delicado, pero la combinación de colores lo hacía ver más maduro y sensual.

Caminé con el suelo de madera crujiendo bajo mis pies y observando cada rincón del lugar. Todo allí gritaba su nombre y parecía tan íntimo como preciado. Estaba dispuesto a abandonar el cuarto cuando una foto en particular del mural que yacía en la pared captó mi atención.

Una mujer junto a una pequeña Edén hacían muecas a la cara, rodeadas de felicidad y tonos cálidos. Edén parecía ser una mini versión de la mujer, ya que el color de pelo, piel y ojos eran exactamente iguales. Sus rasgos se asemejaban muchísimo, solo que los de la capitana parecían estar más acentuados. La confusión invadió mi cuerpo cuando la idea de haber visto esa mujer antes empezó a rondar en mi cabeza.

El expediente de Edén tienen registrado que su madre falleció cuando esta era solamente una niña, por lo cual era ilógico haberla visto en persona recientemente; Algo en ella me resultaba extrañamente familiar.

Mis pensamientos vagaban por mi mente e intentaban hallar una explicación ante esto, tanto me distendí que no noté que Edén me había encontrado hurgando entre sus cosas. El tema de su madre no pudo ser aclarado ya que cuando se inclinó frente mío para alcanzar algo del estante no pude resistirme a sentir su cuerpo y la tela del vestido.

Mis manos ansiosas fueron a parar a su pronunciada cadera, disfrutando del mero roce que mis pulgares hicieran contra esta. A simple vista parecía un gesto que evitaría que ella cayera, pero en realidad quería disfrutar su cercanía lo más que pudiera antes de que ella pusiera un alto. Deseaba que no lo hiciera esta vez.

Edén se tensó y volteó para quedar frente mío, pero ninguno dijo nada. La inocencia en sus ojos y el ambiente cargado en tensión me llevaron a pensar que debíamos frenar esto antes de que se nos fuera de las manos, aunque me veía incapaz de hacerlo cuando sus dedos rozaban con lentitud mi barba.

- Creo que debería irme. – Mi voz rompió con el silencio. Su expresión se transformó y sus ojos se oscurecieron, creando una respuesta totalmente diferente a la que esperaba.

- Creo que deberías callarte y besarme. – Rebatió.

Asombrado e intrigado analicé una vez más que reflejaban sus oscuros ojos, intentando averiguar qué pasaba dentro de ella; Pero fue un intento fallido, ya que allí solo yacía una pequeña llama de deseo que me llamaba a quemarme en ella.

- Al carajo. – Dije antes de chocar mi boca contra la suya. La sensación de calidez y delicadeza que me recibió al hacerlo movió algo dentro de mí y me endureció la verga. Abrió su boca dándome paso a que nuestras lenguas se unieran e hiciéramos el beso aun más sucio.

Mis manos soltaron su cadera para amasar su trasero, disfrutando de la dureza y tamaño de este. En el momento que Edén junto sus piernas en mi espalda e impuso más fuerza entre ambos, haciendo que el bulto en mi pantalón chocara contra su húmeda entrada, me perdí.

Todo cualquier sentido racional que cree con los años abandono mi cuerpo y me convertí en un animal. Dejé de pensar con claridad y fui invadido por la incesante hambre de su cuerpo. Necesitaba oírla gemir con cada embestida mía o ver sus pechos rebotar cuando saltase sobre mí, necesitaba acabar con esta estúpida tensión sexual.

Muerdo su labio inferior y desciendo por su descubierto cuello para llegar al inicio de sus senos, donde me concentro en morder, lamer y besar. Inhalo el olor que desprende su piel, a sudor, perfume y sexo, dejándome hipnotizar con él.

Edén vuelve a presionar su punto sensible contra mi verga, haciéndome volver por un par de segundo.

- Edén, ¿Estas seg... - La voz me sale rasposa aunque me corta.

- No me hagas arrepentirme de esto, Caín. – La respiración le dificulta el habla pero no necesito más que eso para volver a reclamar su boca con desesperación, caminando con ella encima y depositándola sobre el escritorio.

Sus piernas se abren y me dejan posicionarme más cerca suyo, me atrae más a ella cruzando nuevamente sus piernas tras suyo, y es tanta la cercanía que puedo sentir como la tela de su tanga está empapada en fluidos que he causado. La gloriosa sensación me hace soltar un gruñido que se asemeja al de un animal. Mi mano caza su pecho derecho y lo aprieta con una fuerza moderada, mientras juego con su erecto pezón. Tienen el tamaño perfecto para caber en mi mano.

- Dios mío. – Exclama.

Su mano baja con desespero sin despegarse de mi boca, apretando el pronunciado bulto que ha formado en este corto lapso de tiempo. La sensación me toma de improviso y causa oleadas de calor en mí. Puedo sentir como se tensa al tomar conciencia del grosor de este, por lo que mi ego se eleva a niveles inalcanzables ante su reacción.

Si mi verga normalmente tiene un tamaño descarado cuando se endurece, la forma en la que Edén me calienta ha hecho que este duplique su tamaño. Me siento una bestia insaciable e indomable, solo requiero de su cercanía y sexo. Ya mismo.

Con un jadeo le doy a entender que continúe lo que ha empezado, sintiéndome en el cielo cuando su ágil mano desprende mi cinturón y baja el pantalón para toparse con mi bóxer, el cual parece querer reventarse ante la presión que mi miembro le impone.

Su fría mano caza mi verga para generarme escalofríos placenteros en todo mi ser, aunque el tamaño de este le dificulta el movimiento de una paja. No importa, siento que si su mano sigue tocando y presionando la zona en cualquier momento voy a acabar.

- Mierda, Caín. – Abandono sus carnosos labios para reír ante su cometario. Aprovecho ese par de segundos para detallar como sus pupilas se han dilatado ante las sensaciones provocadas y como sus labios se mantienen entreabiertos para poder respirar mejor, aunque todo el cuarto se ha llenado de nuestros gemidos y latidos.

Avanzo para volver a devorar su rosada boca pero un grito, proveniente de la habitación continua, nos detiene. Su amigo parece desesperado de verla y Edén ha perdido toda la soltura, mirándome apenada y como si no pudiese creer lo que ha pasado.

Y así es como bajamos del cielo para estamparnos contra el duro suelo.

- Esto... Yo... Tengo que ir a verlo. – Intenta explicar, bajando su vista.

- Y yo debería irme. – Digo para quitarle un poco de culpa. ¿Desde cuándo soy misericordioso?

Meto mi verga, que aun está dura, en mi pantalón y cierro mi cinturón. Edén se acomoda el vestido, impidiendo que mi vista siga clavada en el tanga de encaje negro que lleva y se arregla el cabello, el cual he despeinado cuando la he sujetado para besarla.

Baja del escritorio y camina entre las cosas que he tirado en un arranque, aunque inconscientemente tomo su brazo cuando pasa junto a mí. Sus ojos se clavan en los míos y piden que hable.

- Sabes que esto no acaba aquí, al menos que tu lo pidas.

- Lo sé, y por eso vamos a cortarlo de raíz. Fue un desliz y ya.

Su comentario vuelve a desconcertarme. No puedo con ella. Su ir y venir me marea y no puedo comprenderla; Hace unos minutos gemía ante mi tacto y ahora parece repelerse con mi presencia. ¿Qué es lo que de verdad quiere?

Nunca he sido menos por una mujer y la vez que decidí intentarlo terminó mal. Si ella quiere eso, lo tendrá. Para sexo y placer puede buscarme, pero yo no pienso ir tras alguien que no termina de entender cuáles son sus necesidades y como funciona esto. Soy su jefe, no su gigoló, y será mejor que ambos empecemos a asumir esas verdades.

- Nos vemos en la central, capitana. – Es lo único que pronuncio antes de abandonar el asfixiante cuarto.

Bajé del ascensor y saliendo de este mi hombro chocó contra el de un encapuchado, que ni se inmutó ante la situación. Sin darle importancia a la situación abandoné el edificio, dejando que la brisa de la noche enfría mis pensamientos, más no mi cuerpo. Sigo caliente y no suelo acostumbrar a andar cachondo por una mujer. Subo a mi coche y cierro la puerta con más fuerza de la acostumbrada, pongo a rugir el motor y conduzco a toda velocidad por las desoladas calles de Colombia.

Los dos sabemos que por más odio que nos provoque el otro, nuestros cuerpos se entienden a la perfección y esta noche ha sido el claro ejemplo de eso. Los sentimientos no están invitados a esta jugada, pero tarde o temprano volveremos a encontrarnos.

ºº

Antes de que mi vuelo salga he decidió ir hacia donde para Grace para despedirme y disculparme por mi ausencia en la cena de presentación.

- No importa, Caín. Has venido y eso es lo que cuenta. – Intenta evitar que sienta que soy mal amigo, pero la verdad es que me he comportado como un hijo de puta desde que nos vimos aquel día en el café. La he ignorado y ella no se lo merece.

- Me porté como un idiota y nada fue tu culpa. – Eso es suficiente para que ate cabos y abra sus verdosos ojos de par en par.

- ¿Volviste a consumir? Dime que no, por favor.

Mi silencio es la respuesta. No le debo explicaciones pero tampoco pienso mentirle.

- Solo prométeme que estarás limpio para la boda. No quiero que la familia de Tiago piense que mi dama de honor hombre está drogado. – Intenta aportarle humor a la situación.

- Puedo intentarlo.

- Me haría muy feliz. – Dice a la vez que me abraza. – Ten cuidado en el viaje e intenta mantenerme al tanto sobre... el trabajo.

Pongo los ojos en blanco al darme cuenta de sus intenciones. Grace parece haberse encaprichado con Edén desde el día que le conté sobre el odio que nos teníamos y lo mal que nos llevábamos, y lo ocurrido anoche solo alienta a sus descabelladas teorías.

- ¿Qué? No puedes negar que la química que se traen entre ustedes es algo fuera de lo normal. – Se encoje de hombros. – Además, es una chica preciosa e inteligente.

- El estrés del matrimonio te hace ver cosas que no son.

- Y a ti tu soberbia te ciega y no te permite ver lo que te pierdes. – Responde y le pongo la mano en la cara para que se calle. - ¡Suéltame!

Lo hago mientras suelto una carcajada. No podría sobrevivir sin ella y lo sabe.

- Te escribiré cuando llegue, si me acuerdo. – Digo y ahora ella es quien pone los ojos en blanco. – Y avísame cuando haya otra cena.

- Lo haré. – Me sonríe y me volteo para salir del edificio donde se está hospedando.

Al llegar al aeropuerto me informan que la capitana Sánchez no viajaría con nosotros, ya que había reservado un asiento en un viaje comercial. ¿Evitando lo inevitable, capitana? Tarde o temprano nos volveremos a ver, sea con o sin ropa de por medio.

El regreso es tranquilo y al llegar me tomo el resto del día para iniciar la nueva semana con la mente calma y las ideas ordenadas.

ºº

- ¿Qué necesitas? – Es lo primero que digo cuando entro a la oficina de Fort. Abigail, mi asistente, interrumpió mi hora de rutina en el gimnasio para avisarme que el Almirante requería de mi presencia con urgencia.

- Buenos días para ti también, hijo de puta. – Responde con su clásico tono de voz sarcástico. Mi padre está sentado mientras revisa algunos papeles, junto a él un vaso de whisky y varias tazas de café. – Siéntate, que es importante.

- La última vez que dijiste eso terminé en una fiestita colombiana. – Murmuro mientras tomo asiento.

- No te pregunté. Ahora, si te callas y me dejas hablar, quiero decirte algo.

- ¿Qué? ¿Qué pasa?

Fort levanta la vista de la infinitud de hojas que tiene enfrente y me mira seriamente. Su expresión de cansancio no delata nada bueno, pero él siempre ha sido un hombre dedicado a su trabajo e imagen.

- Voy a retirarme, y quedarás a cargo. – Suelta sin más, como si fuese algo ligero. – Será por unos meses, pero mientras deberás reemplazarme.

- ¿Y quién quedaría en mi puesto? Esto no tiene gracia ni sentido.

- No te estoy contando un chiste ni pidiendo que lo entiendas, asumes el mando y te callas. – Me reprende. Suelto un bufido y cambio mi posición a una cómoda, ya que esto tiene para rato. – Necesito descansar y debo reunirme con otros dirigentes de órganos policiales, asique tomo la oportunidad y me salgo de la central por un tiempo.

- ¿Y ya? ¿Te retiras y me dejas todo a mí?

- No. Pondrás a prueba a los mejores capitanes de las tropas y designarás a uno como el SubAlmirante temporal, así tendrás la ayuda que necesitas. – La palabra capitanes me disgusta.

- ¿No puedo elegir al que me salga de los cojones y ya?

- No, harás lo que yo te diga. No seré el Almirante pero sigo siendo tu padre. – Suelta un largo suspiro. – Así son las normas, al Almirante lo suplanta el sucesor pero al SubAlmirante se lo elige por medio de pruebas.

No puedo ir contra la normal, aunque me encantaría hacerlo. Poner a prueba a todos los capitanes es volver a evaluar y cruzarme con Sánchez, una vez más. Recuerdos de las tres veces que la vi sobresalir de entre los mejores soldados del mundo mientras yo menospreciaba todo lo que hacía me atacan, dejándome claro que esta vez no me la pondrá fácil.

- ¿Algo que decir? Puedes rechazar el puesto pero saber lo mal que se vería en la prensa tal hecho. – Me trae a la tierra mi padre.

- No pensaba rechazarlo. ¿Cuándo anunciarás tu renuncia? – Pregunto.

- Solo me retiro temporalmente, y será antes del almuerzo. Habrá una conferencia de prensa y se enunciará que se abren las inscripciones para las pruebas de SubAlmirante.

- ¿Algo más? – Digo mientras abandono mi asiento para poder irme de allí.

- Con mi retiro, la dirección del caso Águilas Negras quedará en tus manos, y en las del próximo SubAlmirante. – Me congelo ante eso. Siendo el SubAlmirante tenía la posibilidad de asistir en la misión, pero no de participar. Me molesta trabajar con tropas que no son mías y simplemente me gusta que se acaten mis órdenes, estar al mando del caso junto a alguien más da pie a discusiones y discordancia, y eso me cae como patada a los huevos. – No te puedes negar, Caín.

- No lo haré. – Declaro y salgo de la oficina que pronto será mía.

ºº

- Hoy, lunes 22 de septiembre del 2021, nos reunimos en las instalaciones de la S.W.A.T para hacer público lo que será una nueva era de la central. – Fort dice en tono alto y claro frente a las filas de soldados, las cámaras y periodistas presentes. Todo el lugar está en silencio y solo se puede escuchar la secuencia de disparos fotográficos de la prensa. Estoy posicionado a su derecha y unos pasos más atrás, vistiendo mi uniforme y con una postura firme. Mis ojos se han desviado un par de veces para buscar entre la multitud esa mirada oscura que me atormenta de noche, pero los flashes no me lo permiten. – Desde hoy, y con todo el pesar, me despojo del cargo que me ha acompañado durante gran parte de mi vida para iniciar una nueva etapa como oficial al mando, recorriendo las distintas centrales situadas alrededor del mundo en búsqueda de ampliar nuestras oportunidades.

Dicho esto las luces de las cámaras se vuelven una enorme ola y parece que ningún periodista quiere perderse el gran anuncio.

- ¡Fort! ¡Fort! – Exclama una mujer de mediana edad con insistencia, alargando su brazo lo más que puede y siendo empujada por los oficiales de seguridad. - ¿Será su hijo quien tome el control de la central ante su ausencia? ¿O tiene otros planes para la misma?

Mi padre fija su atención en la reportera y se dispone a responderle. Dicho de ese modo, parece que mi nuevo puesto ha sido otorgado por conveniencia y no por ley, y Fort sabe las intenciones de la pregunta.

- De hecho, señorita...

- Jones. – Aclara la mujer.

- Señorita Jones, no es mi hijo quien asumirá todas las responsabilidades de la S.W.A.T; Será el SubAlmirante quien, además de tener ese cargo a su corta edad de 29 años, posee el título de capitán de la tropa élite de nuestra central, la cual no ha fallado en ninguna misión desde que este la comanda. – Carraspea antes de continuar, pero no es necesario ya que la reportera se ha tornado de un color rojizo ante la altiva respuesta de Fort. – Por lo cual, será Caín Hale quien tome el puesto de Almirante. Y, para darle el gusto, es mi hijo y con mucho orgullo.

Suelto un bufido bajo ante tanto escándalo. La gente nunca deja pasar la oportunidad de ser hijos de putas. Lamentablemente, los Hale nos caracterizamos por ser extremadamente arrogantes y si eres una mierda, nosotros lo seremos por tres. Pongo mi mejor sonrisa y doy un paso hacia delante, posicionándome enfrente del atril y el micrófono.

- Hoy se me ha informado que debo asumir, temporalmente, el rol de Almirante dentro de la central. – Comienzo, mientras recorro con la mirada el espacio y las cámaras. – Es un orgullo para mí continuar el legado que mi padre, Fort Hale, ha formado a base de sudor y trabajo a través de los años. Además, se me ha concedido el honor de poder anunciar quién suplantará mi puesto ante este nuevo cambio.

Todo queda en silencio y los soldados se muestran atentos ante la declaración.

- Desde este momento se han abierto las inscripciones para el puesto, en la cual solo podrán participar a voluntad los capitanes de las tropas. Serán sometidos a pruebas físicas, teóricas y de estrategia para poder descubrir quién es digno de portar el título de SubAlmirante.

El lugar explota en aplausos, silbidos y gritos por parte del personal de la S.W.A.T, ya que no se acostumbra a tener oportunidades como estas. La prensa vuelve a atacar con fotografías y preguntas que no pienso responder. Pienso ignorar los llamados insistentes de la prensa para voltearme y volver a mi puesto, pero un golpe en el gemelo me hace quedarme quieto y disimular el dolor con una desastrosa sonrisa. Fort siendo un buen padre.

- ¡SubAlmirante Hale! – Es un hombre quien llama mi atención. – Su padre es quien ha pactado e iniciado la campaña contra la eliminación de la conocida banda criminal, las Águilas Negras, pero con su salida las decisiones quedan en sus manos. ¿Seguirá adelante con este caso o lo aplazará hasta contar nuevamente con la presencia del creador?

Por si no ha quedado claro, me ha preguntado si me dan o no los huevos para llevar adelante el caso.

- No sé si desconoce dónde está transcurriendo esta conferencia o quiénes son los que la llevan a cabo, pero déjeme decirle que somos el órgano policial americano con más méritos otorgados y misiones cumplidas, incluyendo la eliminación de las peores ratas, que se hacen llamar amenazas. – Mis nudillos se tornan blanquecinos por la fuerza que ejerzo al apretar los costados del atril. – De manera que pienso continuar con lo pactado. Somos tropas de honor y con cojones, asique evite tocármelos y hacer esa clase de preguntas.

Un par de suspiros ahogados son lo que consigo como respuesta y los murmullos clásicos. Me volteo pero me arrepiento de mi comportamiento, asique vuelvo a estar al frente y nuevamente me apodero del micrófono. Los ojos de todos se abren de par en par, esperando atentos a mi acotación.

- Muchas gracias. – Ahora sí, vuelvo a mi puesto.

No es necesario que mire a Fort para saber que esto tendrá consecuencias graves, pero alguien tenía que decirlo. Mi padre se adueña del atril e intenta aliviar el tenso ambiente que se ha creado.

- ... Y con todo mi orgullo y mejores intenciones, les deseo lo mejor a todo aquel que se postule. Espero que quien sea seleccionado pueda con el cargo y demuestre que está hecho para ser parte de nuestra querida central. – Es lo que llego a escuchar después de estar pensando en qué titulares saldrán ante mi declaración. Fort suspira dramáticamente y me veo tentado a poner los ojos en blanco, pero me contengo. – Viajaré por el mundo reuniéndome con los líderes policiales más importantes y aclamados, en búsqueda de futuros proyectos que llevaremos a cabo y alianzas que sirvan para nuestra historia. Esta no será mi última conferencia ni un adiós definitivo, se los prometo.

La gente vuelve a generar ruido y aplaudir las palabras dichas por Fort, quien se baja del escenario para ser fotografiado y dar un par de declaraciones a la prensa. Teniendo en cuenta el rol que he empezado a cumplir desde que la conferencia acabó, debo imitar a mi padre y poner buena cara ante la cámara.

Me tomo un par de fotos y respondo algunas preguntas antes de cansarme e irme. Camino rumbo a mi oficina, pudiendo saborear el whisky pero algo me detiene. Bueno, alguien.

- Felicidades, nuevo Almirante. – La voz de Edén corta mi caminar y me hace voltear con rapidez. Allí me la encuentro parada, vistiendo su uniforme color burdeo y con su largo cabello negro recogido en una trenza. Trenza que me gustaría jalar mientras la embisto. No disimulo mi recorrido con la mirada, quiero que sepa que aun la deseo y que se ha perdido una buena oportunidad. Su uniforme se encuentra en óptimas condiciones y parece haber sido creado para ella, ya que se ajusta a la perfección a sus curvas. Su rostro está limpio, al contrario al de la otra noche. - ¿Ahora no habla con los subordinados? Que descortés de su parte, señor Hale.

La forma en la que se refiere a mi me pone al cien. Camino hasta su posición e inclino mi cabeza para poder estar a su altura, ya que se ve extremadamente pequeña ante mí. No pierde su postura firme ni sus ojos dejan de verse desafiantes.

- ¿Qué quiere, capitana?

- ¿Ahora? Muchas cosas. – Se pasa la lengua por los labios.

Por suerte la gente sigue concentrada en el evento y nadie parece interesarse en ingresar al área administrativa, porque puede ser difícil de explicar nuestra cercanía. Mis ojos viajan a esos labios que devoré con desespero la otra noche y debo juntar mis manos tras mi espalda para controlar mis impulsos.

- ¿Pasándose con el jefe? Que poco profesional, señorita Sánchez. – La imito.

- De hecho si hay una cosa que quiero, ahora mismo. – Su mirada baja a mi boca y siento que esta se me seca. Continúa el recorrido y escanea todo mi cuerpo, tal y como yo hice al verla.

- Sea clara. Pida y lo tendrá.

Edén vuelve su mirada a mí, pero en sus ojos solo hallo malicia. Sus botas hacen ruido cuando se pone en puntas de pie y queda a mi altura. Por un par de segundo creo que nuestras bocas van a chocar, pero sus manos tocan mi pecho y me empujas hacia atrás. Regresa a su postura original y sonríe con satisfacción. Muerdo mi lengua y siento que comienzo a perder los estribos. Que sea una hija de puta me pone aun más caliente.

- Quiero inscribirme. – Suelta y yo tardo en entender a qué se refiere.

- ¿Qué?

Pone los ojos en blanco y yo frunzo el ceño. Espero que no se refiera a lo que creo.

- ¿Se golpeó la cabeza o qué? Quiero postularme para las pruebas de SubAlmirante.

- No. – Sentencio con seguridad.

- ¿Por qué? Dijo que era para todos los capitanes y, hasta donde yo sé, yo soy una. – Se encoje de hombros, como si no supiese de lo que hablo.

- ¿Por qué? Porque no quedarás. Ya pasaste tres veces por eso.

- Y aquí estoy, siendo la capitana de una de tus tropas. – Avanza y su expresión ha pasado de gracia a una de enojo.

- ¿Crees poder aguantar otra derrota? – Sigo molestándola.

- ¿Te duele que una mujer tome tu puesto? – Rebate ella y volvemos a tener cercanía, pero esta vez un poco más hostil. Hemos perdido todo tipo de intercambio formal.

- Te quedaría grande y lo sabes.

Da otro paso para quedar más pegada a mí. Obtengo un deja vú de la primera vez que la rechacé en las pruebas para ser transferida.

- No lo sé, asique averigüémoslo. Me postulo para las pruebas y es mejor que te vayas acostumbrando a verme.

Corta la distancia entre ambos y deposita un escaso beso la boca, dejándome anonadado y mudo. Muerde su labio inferior y vuelve a recorrerme con la mirada de forma vulgar y extremadamente caliente. La situación es digna de una película y su actitud de una loca psicópata.

- ¿Qué buscas con esto? ¿Tocarme los huevos? ¿Ponerme caliente? – Pregunto desdén. Esto se acaba ahora.

- No sé a qué se refiere, señor Hale. – Finge inocencia, aunque no hay rastro de esta en su rostro.

- ¿No? Déjeme aclarárselo, capitana.

Y sin dejar que conteste, tomo de su brazo y la arrastro a la primera oficina que encuentro.

- ¡Suélteme! – Finjo no oír sus chillidos.

Cierro la puerta tras mío y tiro de la cuerda que cuelga de las cortinas, haciendo que estas bajen y dejen cubierta toda la sala.

- ¿Qué crees que haces? – Se revuelve Edén bajo mi agarre, pero es inútil porque duplico su fuerza. Hago un par de pasos más hasta quedar frente al escritorio y repito el acto que hice la otra noche, tirando todo lo que está sobre la madera y poniendo a Edén sobre él.

Tomo sus muslos y la deslizo hasta quedar cerca de mí, tanto que puedo sentir su aliento chocar contra mi boca. Edén suelta un jadeo pero no puedo identificar si se trata por la sorpresa o por la calentura.

- ¿Todavía no lo entiendes? – Susurro en su oído, mordiendo su lóbulo y obteniendo una vibración de su cuerpo como respuesta. Sonrío con orgullo. – Nuestros cuerpos se reclaman y estás negándote a lo innegable.

- No sé de que hablas. – Su voz se mezcla con el deseo.

- ¿No? ¿Vas a negar que esto no te pone? – Una de mis manos toma su pecho derecho, amasándolo y trazando círculos con el dedo sobre la zona del pezón. Jodidamente perfecto. - ¿O que deseas tanto montarme como yo follarte?

Edén echa la cabeza hacia atrás y suelta un suspiro extasiada ante las sensaciones. Mi pantalón comienza a apretarme en la parte baja y mi pulso está a mil, pero no puedo perder los estribos.

- ¿Sabes qué es lo peor?

- ¿Qué? – Pregunta y nuestras miradas se cruzan cuando abandono su cuello. Sus ojos negros se parecen a los de la otra noche, cual una fiera dispuesta a atacar a su presa sin sentimiento ni remordimiento. Una criatura entregada al placer.

- Que usted, capitana, me pone igual o peor. – Tomo una de sus manos, las cuales están apoyadas sobre el escritorio sosteniendo su cuerpo, y la deposito sobre mi erección. Ella no duda en apretar la zona que tiene a su dominio y hacerme soltar un gruñido.

Concéntrate.

Nuestras bocas se acercan a una velocidad tan lenta como martirizadora, pero el único detalle es que cuando van a unirse giro el rostro un poco y termino chocando contra su oreja.

- ¿Todavía no sabe de lo que hablo, capitana? – Siseo. – Que podría voltearla y follarla sobre ese escritorio ahora mismo, pero no lo haré.

- Esto no es gracioso, Caín. – Su mano ha abandonado mi miembro para presionar mi pecho, en un intento fallido de separarme de ella.

- No, no lo es. – Cedo y me separo de ella, mirándola de arriba a abajo. – Pero usted quiso cortar todo de raíz antes de que pudiéramos probar el fruto, asique no me venga con jueguito de niñata. Si quiere sexo, pídalo y estaré dispuesto a darle la mejor revolcada de su vida, pero evite estar jugando con fuego porque no parece ser de las que aguante una quemadura.

- No sabe nada de mí. – Baja del escritorio y camina hasta mi posición, quedando enfrentados.

- Sé que te mueres tanto como yo por coger pero tu fachada de niña buena te lo impide.

Edén abre la boca con indignación y pasa junto a mí, golpeando su hombro contra mí. La puerta hace ruido cuando ella la abre pero no escucho que se cierre, por lo que volteo para encontrarla mirándome con los ojos entrecerrados.

- O tal vez si quiero buen sexo, y por eso no te lo pido a ti.

Se da la vuelta para irse moviendo su enorme culo con cada paso, dejándome solo en la desconocida oficina. Su comentario debió ofenderme pero solo me ha causado gracia, porque esa loca sabe a la perfección que tarde o temprano va a terminar gritando mi nombre mientras pide más. Un follón y se termina todo.

ºº

No voy a negarlo, este es uno de mis capítulos favorito.  Caín es aghhh LO AMO

Ustedes me entienden

¿Qué piensan sobre ese cambio de actitud en Edén? Ya lo sabremos después...

Bueno, quiero recordarles que mañana se estrena Génesis, el origen de Arder. Asique estén atentos a mis redes y a acá. Serán un par de historias extras que contarán la historia de los Siete reyes del infierno, pueden ir imaginándose de que va todo jeje

Les agradezco todo tipo de interacción con la historia y sobretodo el apoyo que me dan <3

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